Alemania
Invasiones periféricas en el corazón de la Berliner Philharmoniker
Juan Carlos Tellechea

El tradicional y bello concierto de Año Viejo de la célebre Orquesta Filarmónica de Berlín (Berliner Philharmoniker) tuvo una primicia muy especial: por primera vez desde que lo hiciera el maestro Narciso Yepes en 1983 tocó otro guitarrista español, Pablo , en este recital, cuyo enfoque central estuvo puesto en la música española del siglo XX.
La presentación, transmitida en vivo en la tarde del 31 de diciembre por el canal cultural europeo ARTE, fue grabada y es posible verla ahora en ARTE CONCERT hasta el 30 de enero próximo o por la Digital Concert Hall de este colectivo musical. Debido a que superaba el tiempo disponible en la programación de ARTE la última pieza prevista no pudo ser emitida, pero quedó incluida en la grabación que puede ser vista por internet: Dmitri , Suite del filme Gadfly opus 97a: número 3 Fiesta popular.
Para el virtuoso riojano Sáinz-Villegas (Logroño, 1977) la vinculación afectiva con la Berliner Philharmoniker es bastante singular. Cuando tenía 18 años de edad y estudiaba en Alemania presenció por primera vez en Berlín una de sus presentaciones y se sintió entrar en otra dimensión artística, según sus propias confesiones. Ahora, la orquesta lo ha invitado para tocar dos piezas muy populares en todo el mundo, el Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo, y el Romance de España, sobre un tema de Fernando Sor, y la emoción no es poca.
Para los Filarmónicos de Berlín éste fue el cierre de un año de lo más desgarrador, desde el punto de vista de la actividad musical, por la pandemia. La sala estaba completamente vacía de público. Normalmente el auditorio grande de la Filarmónica de Berlín, con capacidad para más de 2.250 de espectadores, está abarrotado en estas fechas y con entradas agotadas desde meses antes.
Hoy por hoy nadie se atreve a formular un pronóstico más o menos seguro sobre cuándo podrán ser reabiertas las puertas de las salas de concierto y de los teatros en Alemania. El crecimiento exponencial de los casos registrado en los últimos meses (sin contar las inminentes mutaciones que sobrevendrán próximamente) ha obligado a las autoridades a prolongar el confinamiento más allá del 10 de enero, y es probable que llegue hasta la Semana Santa, de persistir el descontrolado aumento de las infecciones.
Para el clarinetista de los Filarmónicos Walter Seyfarth, quien acaba de jubilarse, al menos pudo cumplirse a medias su deseo de tocar la ópera Fidelio, bajo la batuta de Kirill , en el Festival de Pascua de Baden-Baden en 2020, frustrado también por el COVID-19; en su lugar tuvo que contentarse con tocar la Obertura Leonora número 3 en este concierto de Fin de Año; un placer no menos delicioso en el homenaje al 250 aniversario de Ludwig van Beethoven que sonó con una precisión y consagración absolutas
Petrenko ya había anunciado días antes que este programa sería más reflexivo de lo habitual y que quería mostrar a través de él una mayor sensibilidad aún con la orquesta. Consiguió al ciento por ciento su objetivo sin más ambages. La emoción se vió en cada nota interpretada por los músicos (dicho sea de paso: todos analizados preventivamente por el coronavirus antes de que comenzaran los ensayos finales).
El director principal de la orquesta extendió con gran refinamiento y exquisitez este arco dramático. La tensión era infinita, más allá de lo que la televisión y una computadora (conectada a internet) pueden captar. Bastaba escuchar, observar detenidamente los primeros planos de los movimientos y gestos de los instrumentistas y, por momentos, cerrar los ojos para sentir esa atmósfera de concentración y consagración que iban alcanzando.
En la introducción de El amor brujo, de Manuel de , la orquesta se sumerge en rápidos y consecutivos baños emocionales, entre calientes y fríos, de gran virtuosismo que estremecen literalmente al espectador. Luego vino el protagonismo del solista Sáinz-Villegas, un músico brillante que se regodeaba (tal vez demasiado) sobre el escenario como para pasar verdaderamente por un intérprete sensible. En el Concierto de Aranjuez dejó también su particular impronta en los pasajes de mayor libertad de la obra. Qué contraste después con Petrenko, quien ennoblecía con gran sutileza el kitsch del Romance de España, de Fernando Sor arreglado por Chris Hazell.
Por último, la Filarmónica pudo volver a brillar ampliamente con el exuberante homenaje de Heitor
Como el tiempo se acababa, la experimentada presentadora de ARTE, Annette Gerlach, tuvo que cerrar casi abruptamente la transmisión y quedó fuera (pero dentro de la grabación que ahora se puede ver en internet) la furiosa Danza popular, número 3, de la Suite del filme El tábano, de Dmitri Shostakóvich; una monumental clausura de este precioso concierto para despedir el traumático 2020.
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