DVD - Reseñas
El concierto de año nuevo de 2021 con Riccardo Muti y la Filarmónica de Viena
Carlos Ginebreda
Este año 2021 quizás hayamos visto el concierto más extraño y grave desde que tenemos conocimiento. Sin duda quedará para la posteridad de la audiencia que lo haya presenciado. En circunstancias normales uno podía ver el Concierto de Año Nuevo después de una noche de fiesta y resaca al día siguiente. Tal vez con somnolencia, con un ojo cerrado y otro abierto. Dormitando y despertando. La abuela insistiendo en poder ver al Santo Padre en la bendición Urbi et orbe desde el Vaticano. Daban seguidamente los campeonatos de saltos de esquí de Garmisch-Partenkirschen. Comida con o sin familia y sobremesa también dormitando. Tal vez finalizaba la tarde con un documental del National Geographic de osos Grizzly pescando salmón y preparando su cueva para el letargo invernal, y uno cerraba definitivamente los ojos. El día 2 de enero, qué bien estuvo el concierto, ¿verdad?
Este año no. Bien despiertos y atentos, nos han dado bien fuerte en toda la cara. No parece que sea verdad. La sala vacía y una orquesta elegante se prestan a iniciar una música festiva y aparentemente alegre.
Y es que este concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena bajo la dirección de Riccardo Muti se ha celebrado en circunstancias muy excepcionales, toda vez que las necesarias medidas sanitarias de distanciamiento han impedido que tuviera lugar con público en la Sala Dorada de la Sociedad de Amigos de la Música (Gesellschaft der Musikfreunde). Los músicos de la orquesta y el director se han sometido a las pruebas de Covid 19. Se retransmite por televisión como todos los años y esta vez a más de noventa países y con una audiencia casi incalculable. Siete mil personas de varios países han estado conectadas por vía telemática para aplaudir.
Pero contemplar la sala sin nadie produce de entrada desazón y desconsuelo, mas luego cuando se llena de música uno se habitúa a la excepcionalidad y como habremos de ver el mensaje se inocula directo en vena.
Cuando se publiquen estas líneas ya estarán a la venta el CD, el DVD y el Blu Ray publicados por el sello discográfico Sony. La calidad del sonido es soberbia en todos los soportes y la filmación a cargo de Henning Kasten es técnicamente irreprochable. Observamos cómo se ha optado por prescindir de la cámara frontal utilizada usualmente por el realizador Humphrey Burton para filmar al director, si bien al no haber público a los dos lados de la orquesta, las cámaras laterales han suplido suficientemente para ver a los músicos y al maestro italiano en plena faena siempre siguiendo su bien encuadernada partitura. Dominan los planos medios y se ha prescindido de los planos más aéreos. Unas flores por aquí, unas cariátides y columnas jónicas por allá son inevitables cada año. Todas estas cosas gustarán a unos más que a otros, pero el resultado y la calidad han sido muy buenos.
Daniel Froshauer, en su calidad de Presidente del Consejo de la Orquesta Filarmónica de Viena, ha dirigido al inicio de la segunda parte del concierto unas palabras en nombre de la orquesta. Ha deseado esperanza y optimismo a todos, pero ha recordado que durante años el este concierto se ha celebrado en circunstancias de gran adversidad. A partir de 1939 lo dirigió Clemens Krauss en plena Segunda Guerra Mundial, y en Austria como parte del Tercer Reich con todo lo que ello implica, desde el antisemitismo hasta los bombardeos. Muchos miles de heridos, muertos y desaparecidos. Los que vivieron los conciertos después de 1945 han recordado en diversos documentos una Sala Dorada con frío helador y toda la ropa posible puesta en una Viena llena de edificios destruidos y escombros. En 1947 Austria padeció una hambruna causada principalmente por la pérdida el setenta por ciento de la cosecha de patatas. La hambruna causó muerte y caos añadidos a la miseria de la posguerra. El día 15 de mayo de 1947 se produjeron desórdenes en Viena en los lugares de distribución del racionamiento. Las grabaciones discográficas de esos años con la Filarmónica dan testimonio del estado de ánimo del momento.* En 1944 fue bombardeado de lleno el edificio de la Ópera en la Ringstrasse.* Los músicos de la Filarmónica dejaban de tocar en la Ópera y veían reducidos sus emolumentos de forma drástica. El mensaje es pues claro: no es la primera vez ni la última que se produce un acto musical en momentos sumamente tristes. Pero volvamos al concierto propiamente dicho.
Los concertinos Rainer Honeck y la búlgara Albena Danailova han estado espléndidos durante todo el concierto, así como toda la orquesta. A Riccardo Muti siempre le ha gustado estrenar obras en los seis conciertos de año nuevo que ha dirigido: este año se han estrenado siete piezas.
La Marcha Fatinitza de Suppé inició el concierto de forma vibrante. Muy bien escogida, ya que había que calentar motores y sobreponerse. A continuación el vals Ondas Sonoras dedicado a los Ingenieros fue ejemplar. Cabe decir que Johann Strauss compuso valses para muchas profesiones, como periodistas, publicistas o diplomáticos. Durante la época de carnaval, en el mes de febrero, se convocan en Viena multitud de bailes de corporaciones y empresas. Al menos así lo ha vivido un servidor. La gente se engalana y vuelven a esas piezas tradicionales, para más tarde aplicarse a fondo en la música de moda del momento.
La polca Ohne Sorgen (Sin Preocupaciones) ha resultado llamativa, ya que ahora sí hay mucha preocupación y desasosiego justificados. La obra es de Josef Strauss, el más meláncolico de la familia pero el que compuso las obras más elegantes. Esta obra fue compuesta en 1869 en Pavlosk cerca de San Peterburgo. Josef había estado enfermo y quería mostrar su optimismo con esta extraordinaria composición. Muti estuvo una vez más a la altura dirigiendo con nervio y entusiasmo. Como siempre la obra terminó con las risas de los filarmónicos, que ya tuvo previstas el propio Josef Strauss. Josef Strauss falleció ese mismo año.
El vals Lámparas de los Mineros de Carl Zeller se ha mostrado una vez más que no solo la familia Strauss componía buenos vales. Esta obra de Zeller buena de verdad. Y ya hemos empezado a ver al Muti en el mejor estilo cantabile y su extraordinario legato.
La obertura de Franz von Suppé Poeta y Aldeano es una obra exquisita. No sólo por el lucimiento de la orquesta que tocó maravillosamente, sino por la variedad de temas que luego se desarrollarán en la correspondiente opereta. El solista de violonchelo de la Filarmónica de Viena Tamàs Varga fue bellísimo. A falta de aplausos se llevó el aprecio de sus compañeros y del director. Muti estuvo brillante.
Uno de los momentos álgidos del concierto ha sido el vals de Karl Komzàk Bad’ner Mad’ln, (Muchachas de Baden). Karl Komzàk II fue un compositor de marchas militares, pero se sacó de la manga este precioso vals, que por encima de todo representa la parte más alegre y jovial de la música vienesa. Qué bien escogido para el concierto. La obra comienza con un toque de tambor como si se alejase una banda militar. Luego sigue un vals que va produciendo vaivenes de un lado a otro. Los músicos de la orquesta se lo pasaron bien. Este vals era la pieza festiva favorita de Hans Knappertsbusch, de la que existe una descomunal grabación en Decca con la propia Filarmónica de Viena.* El sentido del humor es esencial en estos tiempos lúgubres. Durante la interpretación del citado vals se dieron imágenes de la villa de Baden cercana a Viena. Sólo debería añadirse que allí vivió Beethoven, y compuso nada menos que su Novena Sinfonía.
Con La Polca Marguerita se ha querido homenajear al Arquitecto Adolf Loos. El ballet a cargo del español José Carlos Martínez ha sido ambientado en los años veinte con muy buen gusto. En Voces de Primavera estuvieron todos magníficos, especialmente la arpista Charlotte Balzereit.
En el Vals del Emperador Muti dirigió huyendo de toda solemnidad. Este vals es una auténtica pieza de concierto. Hay grabaciones desde Furtwängler y hasta de Giulini. La introducción es importantísima, como siempre dijeron Robert Stolz y Herbert von Karajan. Muti dio una versión mesurada y sumamente poética. Había más ternura y menos majestuosidad. Pero cuando se acercaba el final sí se empleó con toda la energía con un cierre apoteósico. El efecto fue tremendo, y si hubiera habido público hubiera recibido un aplauso atronador. En algún momento se ha visto a Muti solfear a la orquesta en la repetición del tema central (Do-Re-Do-Si-La-Sol…). Muti hizo levantar al violonchelista Tamàs Varga y al primer trompa Ronald Janezic, para darles cumplido homenaje.
Tanto en la Polca Afortunado en el Amor y en el Baile, como en la Polca Furioso, la música se ha mostrado arrolladora de alegría y enfado algo teatral pero apropiado para el momento. Ambas piezas son geniales y se vio a la orquesta disfrutar. Muti en su mejor estilo enérgico y pasional.
Antes de iniciar el último y famoso vals de cierre del concierto, Riccardo Muti se ha dirigido al público pidiendo a los dirigentes la defensa de la música y la cultura para hacer mejor a la sociedad. Ha expresado que este ha sido un Annus Horribilis. Y ha deseado esperanza y optimismo. Pero lo más importante: ha explicado que este vals alegre y a la vez triste, con sus suaves olas nos representa en la vida y en la muerte. Feliz Año Nuevo, nos han deseado los músicos y el director.
El Danubio Azul tenía su propio centenario ya que en 1921 el exquisito y carismático director Arthur Nikisch interpretó por vez primera este vals con la Filarmónica de Viena en la inauguración del monumento del parque de la ciudad de Viena dedicado a Johann Strauss. Cien años han pasado y sigue siendo el vals por antonomasia.
Este año 2021 el vals se ha retransmitido entero, sin intercalar el ballet. Esto es importante porque el director no tiene que preocuparse de la coordinación con los bailarines, lo que alarga los ensayos y requiere precisión en la toma en directo. Y aquí Muti nos ofreció una versión extraordinaria del vals más famoso del mundo. Muti expresó luces y sombras pero nunca se olvidó de la portentosa belleza de la obra, y en los compases finales se desbordó el entusiasmo pero también de melancolía. Es una de las mejores versiones escuchadas en los últimos años.
Notas
1. En grabaciones realizadas en la fría Sala del Musikverein en el año 1947 por Karajan y la Filarmónica de Viena como son las Metamorphosen de Richard Strauss y Un Réquien Alemán de Brahms (esta versión le encantaba a Toscanini), ambas para la EMI, expresan este ambiente triste y desolador de la posguerra.
2. El edificio de la Ópera de Viena fue bombardeado en 1944 y quedó destruido. Paradójicamente la última obra representada fue el Ocaso de los Dioses dirigido por Knappertsbusch.
3. Cuando la Filarmónica de Berlín hizo una gira por España y Portugal en el año 1943, dirigida por Hans Knappertsbusch, en su programa incluyó este hilarante vals. En el Teatro del Liceo de Barcelona se interpretó el día 18 de mayo de 1943. Mi padre seguro que estuvo allí porque me habló de los valses que solía dirigir Knappertsbusch. En aquella gira también interpretaron el Scherzo de la Tercera Sinfonía de Bruckner, un auténtico estreno en España.
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