Recensiones bibliográficas
La Catedral de Estrasburgo2 De la iglesia de madera a la catedral
Juan Carlos Tellechea

Casi ocho siglos después de su primera mención en un documento oficial, la Fondation de l'Œuvre Notre-Dame , continúa con su misión de preservar y mantener la milenaria Catedral de Estrasburgo. El histórico monumento estuvo a punto de desaparecer durante la Revolución Francesa. En 1789, la catedral pasaría a ser propiedad del Estado mediante los decretos de la Asamblea Nacional fundada por los representantes del Tercer Estado.
El edificio sería declarado "templo de la razón" y finalmente saqueado en 1793. Sus campanas serían fundidas para fabricar cañones, 235 de sus estatuas destruidas, incluyendo las ecuestres de los reyes Clodoveo y Rodolfo de Habsburgo. Un año más tarde, los revolucionarios sopesarían la idea de demoler la torre antes de ponerle finalmente un gorro jacobino de chapa metálica para protegerla.
El decreto de Napoleón
En 1795, todas las propiedades de la obra de Nuestra Señora de Estrasburgo fueron confiscadas y puestas bajo administración estatal. Durante diez años, la obra sólo pudo realizar modestos trabajos de mantenimiento en la catedral, para gran pesar de las autoridades de la ciudad. Éstas recurrieron al primer cónsul Napoleón Bonaparte para recuperar la administración de los bienes de la fundación, que poseían desde finales del siglo XIII.
El 25 de noviembre de 1803, el futuro emperador decidiría en favor de los magistrados de Estrasburgo. Su decreto consular estipulaba: "Los bienes y los ingresos de la denominada "Fondation de l’Œuvre Notre-Dame“ o "Fábrica de la Catedral de Estrasburgo" seguirán fluyendo expresamente hacia el mantenimiento y la conservación de este edificio.
El arquitecto Potier
Erbauer einer Kathedrale (Constructores de una catedral) se titula un voluminoso libro escrito por la historiadora del arte Sabine Bengel, especializada en la Catedral de Estrasburgo y responsable del archivo de documentación de la Fondation de l'OEuvre Notre-Dame, publicado por la editorial NA Nünnerich-Asmus, de Oppenheim am Rhein.*
Coautores de la obra son Marie-José Nohlen, historiadora e historiadora del arte, especialista en historia medieval de la Catedral de Estrasburgo; Stéphane Potier, arquitecto, especialista en reconstrucción gráfica (arquitectura y arqueología), quien creó el modelo en 3D de la catedral en nombre y en cooperación con la referida fundación; Clément Kelhetter, cantero, escultor y durante muchos años jefe de la oficina de restauración de las obras de construcción de la catedral de Estrasburgo – poseedor del título de “Meilleur Ouvrier de France”; así como el periodista Philippe Wendling. Todos, excepto el último de los mencionado, trabajan para la Fondation de l'Oeuvre Notre-Dame, que se dedica exclusivamente a la conservación de la catedral y que inició el proyecto de este libro.
Un milenio de historia
Se trata, como decimos, de un volumen denso, no solo hápticamente, sino también desde el punto de vista físico y de contenido. Mil años de historia de la arquitectura han sido condensados en sus páginas. Incluso la historia de su edición es impresionante. Los trabajos preliminares se remontan a 1998, cuando el arquitecto Stéphane Potier comenzó a reproducir digitalmente los más de 100.000 componentes de la catedral de Estrasburgo y a crear así modelos tridimensionales de las distintas fases de construcción, empezando por el año 1015, cuando fuera colocada la piedra fundamenta del edificio predecesor románico-otoniano.
¿Dónde están los planos?
Según afirman muchos historiadores de la construcción y del arte, en la Edad Media se realizaron dibujos arquitectónicos para la planificación de iglesias románicas y góticas. En realidad, sin embargo, se encontraron relativamente pocos planos de construcción hasta mediados del siglo XIV. ¿A dónde fueron a parar la mayoría de los dibujos? ¿Se han destruido o perdido varios miles de planos de edificios importantes en toda Europa con el tiempo? ¿O tal vez ni siquiera existían?, se pregunta retóricamente la Dra. Sonja Ulrike Klug, autora de Zauberer des Zirkels (Magos del compás) de la misma editorial.* Precisamente en la ciudad de Oppenheim am Rhein se encuentra también uno de los más importantes edificios góticos del Alto Rin, la iglesia de Santa Catalina, famosa por sus preciosas vidrieras, cuya construcción comenzó entre 1225 y 1226.
Edad Media y su forma de construir
Klug investiga numerosas pistas y arroja luz sobre aspectos hasta ahora descuidados en diferentes estudios: comprueba la disponibilidad de pergamino y papel en la Edad Media, analiza la actividad de construcción sobre imágenes históricas, hace comparaciones con la arquitectura árabe, sigue la alfabetización en Europa y describe la evolución de las habilidades en materia de dibujo de los maestros constructores hasta el Renacimiento. Y llega a hallazgos sorprendentes: los arquitectos medievales planificaron y construyeron de manera muy diferente de lo que a menudo suponemos con nuestros conocimientos actuales.
Las culturas pre-literarias pensaban de otra forma
Antes de los siglos XIII y XIV, Europa era lo que los lingüistas llaman una "cultura oral", es decir, una cultura que apenas conocía la escritura y en la que era habitual la comunicación por medios predominantemente orales a través de la comunicación cara a cara. Más precisamente, Europa no fue tanto una cultura "oral" como una "cultura preliteraria", ya que la escritura nunca desapareció del todo en la antigüedad, sino que permaneció en forma de "islas", los monasterios y el clero, y como habilidad artesanal de los escribas profesionales (generalmente de origen clerical) que podían ser contratados cuando se necesitaban. El literalismo sería un catalizador del desarrollo cultural en el Viejo Continente.
Dibujos sobre pergamino
El procedimiento para aplicar un dibujo al pergamino era el siguiente: con la ayuda de clavijas de perforación ciegas se rayaban en el pergamino las líneas. A continuación, con un tiralíneas se trazaba sobre las ranuras tinta de hollín o de hiel. Según Peter Pause, especialista en dibujo arquitectónico gótico, no se han conservado esos instrumentos, pero los lápices encontrados por Markus Marquart y descritos por él como "bolígrafos" para tabletas de cera, a menudo muy desgastados, podrían ser las clavijas no encontradas hasta hoy.
Nada de dibujos estandarizados
Los errores, como las líneas mal dibujadas, se corregían raspando el pergamino con un cuchillo. El mismo procedimiento se utilizaba también para los textos en pergamino, por ejemplo al escribir libros o documentos (en los monasterios). La ornamentación o la decoración escultórica se dibujaba muy a menudo a mano alzada con plumas de caña o de ganso.
Los expertos que han estudiado intensamente varios dibujos de construcción destacan repetidamente su diferente calidad artesanal: algunos presentan llamativos errores, otros se muestran torpes en algunas áreas y otros son marcadamente profesionales para sus correspondientes épocas. Se puede desprender de esto, según Peter Völkle, que en una época que aún no conocía el dibujo estandarizado, el talento personal y la habilidad del dibujante desempeñaba un papel importante.
De la iglesia de madera a la catedral
El equipo en torno a Sabine Bengel y Stéphane Potier ha conseguido hacer una impresionante recopilación de casi todos los aspectos relacionados con la iglesia. Aunque la historia de la construcción, con sus apartados técnicos, es el centro de atención del libro, siempre está inmersa en el contexto histórico y el entorno social. Así, se discuten detalles económicos, financieros y práctico-organizativos, como los procesos en las respectivas grandes obras, y por supuesto los antecedentes religiosos y políticos. Pensemos tan solo en las disputas entre católicos y protestantes, que repercutieron en el tejido edilicio y en la decoración interior de la catedral o en el conflicto entre Francia y Alemania por Alsacia, económicamente importante, con su centro en Estrasburgo.
Orígenes
Por supuesto, la ciudad, cuyos orígenes se remontan al campamento militar romano de Argentoratum (término de origen celta) y al año 15 a.C., ya tenía un lugar de culto antes de 1015. Según una crónica del bajo medievo, se dice que se erigió una iglesia de madera bajo el rey merovingio Clodoveo hacia el año 510; los ladrillos estampados con el nombre de un obispo del alto medievo, Arbogasto, que no se puede fechar con mayor precisión, proporcionan pruebas de una construcción amurallada posterior. Desde allí comenzaría la cristianización de los germanos que habían llegado desde el este a esa región. Inmediatamente antes de que se colocara la primera piedra de la basílica románico-otoniana, existía un edificio carolingio cuya posición bajo los cimientos de la actual iglesia ya no se puede determinar con exactitud.
Incendiada y reconstruida
El hecho de que el milésimo aniversario de la catedral se haya celebrado, no obstante, en 2015, es legítimo en la medida en que la catedral gótica, tal como se presenta todavía hoy en esencia, fue construida casi por completo sobre aquellos cimientos románico-otonianos.
Según esta estructura, la iglesia románica era una nave central con dos naves a cada uno de sus lados con un gran crucero y una monumental fachada occidental que con una longitud de más de 100 metros era uno de los mayores edificios sacrales de la época. El hecho de que pudiera realizarse se debe al instinto político del entonces obispo Werner, de la Casa de los Habsburgo, a quien el emperador Otón III nombró para el obispado de Estrasburgo en 1001.
Aunque el compromiso político de Werner hizo que Estrasburgo fuera conquistada y saqueada en 1002 y la catedral incendiada por las tropas del duque Herrmann de Suabia, Enrique II, coronado entonces como rey, regaló al obispo dos monasterios en agradecimiento a su lealtad. Los ingresos de estos monasterios hicieron posible la magnífica reconstrucción de la catedral.
Sobre terreno firme
Con la colocación de la primera piedra, a partir de la cual se pisa terreno históricamente seguro, comienza en el libro la historia del edificio reproducida meticulosamente. Afortunadamente, esta sección está dividida en muchos capítulos cortos y ordenados cronológicamente, porque aquí, sobre todo, los detalles de la construcción se presentan de una manera tan compacta que la imaginación visual del lector se vería forzada al máximo si no fuera por las excelentes ilustraciones y reconstrucciones en 3D junto con la planta y el alzado isométrico.
Inmersión en la Edad Media
Aquellos que se sienten abrumados por la abundancia de datos pueden saltarse la primera parte después de la introducción y seguir leyendo en la segunda. También ahí, y en las secciones siguientes, la información es densa: por ejemplo, sobre el entorno histórico y los artesanos implicados, que incluían a maestros de obras, canteros, escultores, carpinteros y herreros, fundidores de campanas y artistas creadores de vidrieras. Pero, como lector, uno se sumerge aquí en el mundo de la Edad Media y, en consecuencia, se siente más capaz de soportar las descripciones supuestamente más frágiles de los edificios.
Transporte de las piedras
Incluso aquellos que no lean en su totalidad los detalles, a veces asombrosos, de la apariencia que tenía antes la catedral, conocerán aspectos interesantes: por ejemplo, que el gran rosetón de la fachada oeste es uno de los componentes más sencillos de la iglesia en términos de construcción. O que las bóvedas intermedias de la torre no pudieran cerrarse, tras su finalización, ya que, de lo contrario, el transporte de la piedra hacia arriba con la torre de la iglesia como "pozo de elevación" no habría funcionado.
Sin terminar, pero...
La torre es una de las construcciones más interesantes de la catedral. Hasta la segunda mitad del siglo XIX, la torre norte terminada era la estructura más alta del mundo con 142 metros, hasta que fue superada por las torres de la Catedral de Colonia (gótico tardío) y de la Iglesia Mayor de Ulm, terminadas en 1880 y 1890 respectivamente. Sin embargo, su torre homóloga prevista en el lado sur nunca se construyó. La síntesis final del libro plantea, por tanto, la cuestión de si la catedral de Estrasburgo, pese a ello, debe considerarse terminada. Un examen tan detallado de un monumento arquitectónico seguramente no se volverá a ver en un futuro próximo, aunque sería deseable para muchos otros, verbigracia la Catedral de Notre Dame de París (gótico clásico) o la Catedral de Saint Denis (gótico original).
Notas
Sabine Bengel, Marie-José Nohlen, Stéphane Potier & Clément Kelhetter, «Erbauer einer Kathedrale: 1000 Jahre Straßburger Münster», Oppenheim am Rhein: NA Nünnerich-Asmus, 2019, 288 Seiten, 404 Abbildungen. ISBN 978-3-96176-085-5
Sonja Ulrike Klug, «Zauberer des Zirkels: Die Frage nach den Bauplänen des Mittelalters», Oppenheim am Rhein: NA Nünnerich-Asmus, 2020, 160 Seiten, 33 Abbildungen. ISBN 978-3-96176-121-0
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