Ópera y Teatro musical
Bicentenario de Der Freischütz7. La música (III): Análisis musical: segundo y tercer acto
Josep Mª. Rota

Zweiter Akt
N.6 Duett: Schelm! halt fest! (Ännchen, Agathe)
El acto primero está dominado por las figuras masculinas de Kilian, Max, Kaspar y Kuno; se desarrolla en la naturaleza nutricia para campesinos y cazadores, pero también siniestra si se la contraría. El primer cuadro del acto segundo está dominado por las mujeres, Agathe y Ännchen, y se desarrolla en el palacete forestal donde habitan.
El dúo que abre el acto está en la brillante y alegre tonalidad de la mayor, dominante del re de los campesinos y cazadores, como corresponde a la casa de Guardabosques jefe. En contraste con el tutti orquestal que cierra el acto primero, el segundo se abre con solo la sección de cuerda reducida a la mínima expresión: unas apoyaturas cortas sobre unas notas largas de los violonchelos que contestan los violines primeros en escalas ascendentes de semicorcheas.
Es Ännchen quien lidera el dueto, un allegretto grazioso en 6/8. Su melodía se caracteriza por las corcheas, semicorcheas y los saltos de intervalos melódicos, como se corresponde con su carácter alegre y desenfadado. Por el contrario, la línea de canto de la melancólica Agathe se basa en notas largas y ligadas. El acompañamiento orquestal de Ännchen es de notas picadas, mientras que para Agathe son ligadas.
A pesar de que la voz de Ännchen es más ligera que la de Agathe, cuando las voces corren paralelas, Agathe va por encima de Ännchen (sol#-mi sobre la palabra gewiss y si central-si grave en la semicadencia a la dominante). En el punto culminante del dueto, Agathe ha de cantar un la agudo mantenido sobre el arpegio descendente de Ännchen fa#-re-la-fa#-re. Cuando Agathe canta sola, en la parte central, la tonalidad modula a la dominante mi mayor y a la dominante de la dominante si mayor, para caer al relativo menor, un lejano sol# menor. La intervención de Ännchen y la cuerda scherzando restablecen la tonalidad de la.
N.7 Ariette: Kommt ein schlanker Bursch gegangen (Ännchen)
En el dúo precedente, ante las preocupaciones de Agathe, Ännchen le responde que “siempre con ánimo alegre, bailar por la vida, ese es el mayor premio.” No ha de extrañar, pues, que su arieta sea una polonesa en el bailable 3/4. En la tonalidad del bien de do mayor (¿hay acaso en la obra alguien más inocente que Ännchen?), el oboe introduce en allegretto el característico ritmo de la polonesa. Después de los preceptivos ocho compases, entra Ännchen con la acotación mit lebthafter Pantomime (con animada pantomima).
La estructura de la pieza es muy simple, como también lo es el personaje, en tres partes: do mayor, la menor, do mayor. La melodía está marcada por saltarinas semicorcheas. Las partes solistas del acompañamiento vienen adjudicadas al primer oboe y al primer violonchelo. La nota más aguda que debe cantar la soprano es un si natural, apoyatura breve de un la blanca.
N.8 Scene und Arie: Wie nahte mir der Schlummer (Agathe)
La gran aria de Agathe se sitúa en la mitad de la ópera y es, sin duda, el momento más bello de ella. La tonalidad es la de mi mayor, extraña a la partitura hasta el momento. Sin embargo, la relación tonal es lógica, pues este mi es la dominante de la, con el que se abrió el acto en el dueto Schelm! halt fest!, a su vez dominante del re mayor que designa el mundo de los cazadores. Y Agathe es nada menos que la hija del Guardabosque.
Igual que como pasaba con el aria de Max, tiene diversas secciones. La primera es un recitativo acompañado (Wie nahte mir der Schlummer - ¿Cómo me llegará el sueño?). Si en la arieta de Ännchen era el alegre y saltarín oboe quien presentaba a la muchacha, aquí son los melancólicos clarinetes y los fagotes los que dan la entrada a la soprano. Kind estuvo inspirado en sus versos: “¿Cómo me llegará el sueño sin haberlo visto antes?” ¿Puede haber un anhelo más romántico? El retrato de Agathe se completa pronto: “¡Sí, el amor y las preocupaciones a menudo van de la mano!”
Aquí se produce uno de los momentos mágicos de la obra, tanto en lo musical como en lo visual, cuando Agathe abre la ventana y contempla el cielo estrellado. Por medio de un 6/4 cadencial, el recitativo se cierra con unas pausadas semicorcheas que caen desde un fa# con calderón a un si grave.
El aria propiamente dicha empieza en las palabras Leise, leise, fromme Weise! (Despacio, despacio, piadosa canción) con la indicación adagio. Después de esta primera estrofa viene otro recitativo (O wie hell die goldnen Sterne - ¡Cuán claras las doradas estrellas!). Con la segunda estrofa (Zu dir wende ich die Hände - A ti levanto las manos) se repite la misma melodía anterior. Un staccato en la cuerda introduce la nueva sección, en un más animado andante (Alles pflegt schon längst der Ruhe - Todo se consagra hace tiempo al reposo) en la tonalidad del bien, do mayor.
El silencio de la noche, en el que solo se oía susurrar al ruiseñor y al grillo, parece que se rompe: unas trompas en staccato anuncian al cazador Max. El corazón de Agathe da un vuelco con la esperada llegada de su prometido. Un agitato sobre las palabras Es ist’s! (¡Es él!) llevan a la orquesta stringendo e crescendo a un punto de máxima expectación (O süße Hoffnung, neu belebter Mut! - ¡Oh, dulce esperanza, mi ánimo renace!).
Un vivace con fuoco, de nuevo en mi mayor, abre la última sección del aria (Alle meine Pulse schlagen - Mi pulso se acelera). Aquí aparece la bella y famosa melodía escuchada en la obertura, que se identifica con Agathe y su amor por Max. La música crece a medida que crece la emoción de Agathe, que cierra su intervención con un si natural mantenido en la cadencia al mi.
N.9 Terzett: Wie? Was? Entsetzen! (Agathe, Ännchen, Max)
El terceto arranca violentamente con una escala ascendente a partir de mi; no del mi natural que cerraba el aria de la pura Agathe, sino del mi bemol, relativo mayor del do menor del mal. El anuncio de Max de ir a la Garganta del Lobo a medianoche lleva al estremecimiento de la piadosa Agathe y de la orquesta. Solo la inocente Ännchen, con su característico ritmo punteado alla polacca, parece ajena a la gravedad de la situación.
Ante la aparente seguridad de Max en el bosque, Agathe responde con una bella melodía (todo lo que canta Agathe es bello) Mir ist so bang, o bleibe! O eile nicht so schnell! (Tengo miedo, quédate, no te vayas tan aprisa). El modo menor se insinúa y el acorde de séptima disminuida, marchamo de Samiel, planea entre los jóvenes. Se produce la despedida (Leb wohl! – ¡Adiós!).
Un delicado andantino (Doch hast du auch vergeben den Vorwurf, den Verdacht? - ¿Has perdonado el reproche, la sospecha?), en la subdominante la bemol, da paso al final del terceto, un allegro vivace, de nuevo en mi bemol. En este final, Agathe debe alcanzar, por dos veces, un si bemol, mientras que Max debe dar un sol bemol y luego un sol natural. Más difícil es el la bemol anterior, que debe atacar él solo, con el simple acompañamiento pianísimo de trompas y fagotes, con un salto de séptima, en la primera sílaba de Lebe wohl (adiós). La línea de canto de Ännchen se mantiene por debajo de la de Agathe.
N.10 Finale: Milch des Mondes fiel aufs Kraut! (Chor, Kaspar, Samiel, Max)
La escena más original de la partitura se inicia en la tonalidad de fa sostenido menor. Trémolo pianísimo de la cuerda. El Coro de espíritus invisibles planea sobre la escena con su aterradora onomatopeya Uhui! en fortísimo. Las campanas dan las doce. Kaspar invoca a Samiel. La indicación pasa de sostenuto a agitato en un brusco trémolo de la cuerda. Aparece Samiel en la inefable tonalidad maligna de do menor. Las figuras rítmicas de la cuerda expresan el ansia de Kaspar y la indiferencia de Samiel (el diablo no tiene sentimientos). El pacto se cierra con las palabras de Samiel Es sei. Bei den Pforten der Hölle! Morgen er oder du! (Sea. ¡Por las puertas del infierno! ¡Mañana o él o tú!) acompañadas por las trompas en octavas, sobre las notas descendentes do-sol-do (Samiel también es un cazador). Un trueno sobre el fortísimo de la orquesta acompaña la partida de Samiel. Sigue un allegro con un expectante soliloquio de Kaspar (Trefflich bedient! - ¡Excelente servicio!).
Las trompas anuncian fortísimo la llegada de otro cazador, Max. Se escucha lo que ya anticipó la obertura, el dilema de Max. En un recitado, el cazador duda, pero finalmente baja al barranco acompañado de rápidas semicorcheas descendentes. Un poco ritenuto presenta la aparición de la Madre de Max, mientras que un agitato assai en semicorcheas presenta la visión de Agathe.
Durante toda esta escena, las intervenciones de Kaspar son habladas. Después de un diálogo entre los cazadores (Hier bin ich! Was hab' ich zu tun? - Aquí estoy. ¿Qué tengo que hacer?), empieza el melodrama, andante, para la fundición de las balas.
La orquesta reproduce musicalmente las acotaciones visuales que señala la partitura: la masa del crisol empieza a hervir y a borbotar, lanzando un resplandor verde lechoso. Una nube oculta la luna, de manera que todo el lugar se encuentra solamente iluminado por el fuego del hogar, los ojos de la lechuza y la madera podrida del árbol. Kaspar vierte la masa de fundición, sacando las balas del molde una a una. Violines y violas dibujan una melodía en semicorcheas de segundas ascendentes y descendentes que representan el oscilar de las llamas.
Primera bala. Los pájaros del bosque descienden, se posan en torno al círculo, saltan y aletean. Tresillos de notas fijas y saltos ascendentes y descendentes de quintas y terceras en las flautas, oboes y clarinetes, que representan el aleteo de las aves, sobre las segundas oscilantes de violines y violas.
Segunda bala. Un jabalí negro atraviesa la maleza y huye salvajemente. Trémolo de la cuerda y fusas de los fagotes y los contrabajos; el trombón bajo dibuja una segunda menor descendente (sol bemol-fa, en el registro grave), que representa al jabalí hurgando en la maleza.
Tercera bala. Se levanta una tormenta, dobla y rompe las copas de los árboles, lanza chispas de fuego, etc. Escalas ascendentes y descendentes, en grupos de cuatro semicorcheas en la cuerda, simulan el viento que precede a la tormenta, que estalla luego en la cuerda, reforzada por las flautas en octavas y registro agudo; corcheas punteadas y fusas ascendentes y descendentes muestran la tempestad.
Cuarta bala. Restallar de látigos y galope de caballos; cuatro ruedas de fuego cruzan la escena, sin que se pueda divisar el carro. Corcheas en la primera parte de cada tiempo en las maderas y primeros, mientras que segundos, violas y bajos dibujan tresillos en saltos de quintas y terceras; luego, fusas en las flautas y ritmo punteado en maderas y violines; es el cabalgar invisible.
Quinta bala. Ladridos de perros y relinchos llenan el aire; figuras de niebla de cazadores a pie y a caballo, ciervos y perros pasan por las alturas. Entran las trompas con la indicación sempre tutto fortissimo possibile; se les añaden fagotes y trombones; coro a dos voces masculinas; los tenores repiten obsesivamente la nota la bemol, mientras los bajos alternan con saltos de octava y de quinta. Son los monteros y su jauría infernal.
Sexta bala. El cielo se oscurece de repente, las tormentas se encuentran y descargan con terribles rayos y truenos; fuegos fatuos aparecen en los montes. Compás partido; presto; acorde fortísimo de do menor; blancas ligadas y corcheas descendentes y ascendentes; la melodía, que se escuchó en la obertura, crece en intensidad por el empuje de las anacrusas; modulación a fa sostenido menor; tutti fortísimo.
Séptima bala y aparición de Samiel. Toca la una. Nuevo tutti fortísimo. Pianísimo en los timbales y el registro grave de la cuerda. Cae el telón.
Dritter Akt
N.11 Entre-Acte
El entreacto nos devuelve al mundo de los cazadores en la naturaleza benigna, en un molto vivace. A las semicorcheas punteadas de la cuerda responden con notas largas las flautas y oboes para introducir a las cuatro trompas, que presentan el tema que cantarán después los cazadores (Nº15). Después de los preceptivos ocho primeros compases, la melodía se repite, esta vez con el apoyo de oboes, clarinetes y fagotes. Después de una transición modulante, las trompas entonan scherzando el tarareo de los solistas del coro al final de cada estrofa. Este jovial preludio al acto tercero se cierra con una brillante coda.
N.12 Cavatine: Und ob die Wolke sie verhülle (Agathe)
La cavatina que viene a continuación es un aparte. La alegría del mundo de los cazadores que ha sonado antes y sonará después, se detiene para la plegaria de Agathe: (Und ob die Wolke sie verhülle, die Sonne bleibt am Himmelszelt - Aunque las nubes lo oculten, el sol permanece en el firmamento). En la etérea tonalidad de la bemol mayor, inédita hasta entonces en la partitura, Agathe eleva su rezo al Padre celestial, que todo lo rige y que mira con amor a todas las criaturas, también a ella. El adagio lo introducen dolce los fagotes y las trompas, mientras un solo de violonchelo anticipa la melodía de Agathe y la acompaña a lo largo de ella. La cavatina, en forma de lied tripartito, tiene una segunda sección, que introduce el clarinete, en la dominante mi bemol, y luego retoma la melodía principal en la reexposición. Sube por dos veces al la bemol agudo, pero se cierra, después de la cadencia, en un la bemol central.
N.13 Romanze und Arie: Einst träumte meiner sel'gen Base (Ännchen)
La romanza de Ännchen representa un intento de animar a Agathe y de quitarle importancia a sus atormentadores sueños sobre la paloma blanca y el ave de rapiña negra. Aquí Weber escribe una parodia de música misteriosa y de terror: trémolo de cuerdas, solo de viola y el acorde de séptima disminuida. La melodía de Ännchen es entrecortada, pues se trata del relato de un hecho espantoso, en la lúgubre tonalidad de sol menor. Un recitativo acompañado por la viola da paso al aria.
Dado que su cómica historia de terror no ha animado a Agathe, Ännchen canta una divertida y desenfadada aria, esta vez en el relativo mayor de mi bemol. Siempre con el acompañamiento de viola obligata, pero en un registro más agudo y más amable. La parte central del aria modula a la dominante si bemol para concluir en la tónica mi bemol. La melodía de Ännchen, en un bailable 6/8, sube repetidas veces al si bemol agudo.
N.14 Volkslied: Horch! da Kommen schön!/Wir winden dir (Ännchen, Agathe, Brautjungfern)
El Volkslied nupcial está en do mayor, como se dijo al principio. Con el descubrimiento de la corona fúnebre, un inquietante la bemol en las violas y un la bemol, seguido de un si bemol, en el fagot, amenazan de caer al do menor del mal; en lucha con el do sostenido, sensible de la dominante del re que identifica a la naturaleza de los cazadores. El sol sostenido del fagot, enarmónico de la bemol, lleva a la conclusión en la.
Como se comenta en otras partes de este estudio, la melodía se volvió enseguida favorita del público. Su belleza y su encanto radican en su simpleza como canción popular, típicamente alemana. El solo abarca una simple octava, de mi a mi; el tutti sube al sol.
N.15 Jägerchor: Was gleicht wohl auf Erden dem Jägervergnügen (Chor)
Si el Volkslied nupcial alcanzó fama de inmediato, el Jägerchor no le anduvo a la zaga. Aquél, de voces femeninas; éste, masculinas. Pieza favorita de orfeones y coros amateurs, es uno de los símbolos de Weber, de su Freischütz y de la ópera romántica alemana. En el imaginario popular, se lo identifica como la antonomasia de la música coral popular germana.
Como queda dicho repetidamente, la pieza está en la tonalidad de re mayor, la tonalidad de los cazadores y de la naturaleza benigna y nutricia. Llevan la voz cantante las cuatro trompas, reforzadas por los fagotes y el trombón bajo; se les añaden luego las trompetas y los timbales. La vigorosa melodía del coro masculino a cuatro voces viene marcada por la fuerza de la anacrusa.
El coro consta dos estrofas con el siguiente patrón: introducción orquestal, sección central tripartita a cargo del coro y coda orquestal. En la segunda estrofa se obvia la introducción. Las frases musicales son de ocho compases (4+4) en la introducción y en las partes A y B de la sección central; la parte C responde a la estructura 4+4+4x2 más dos compases de soldadura al inicio. En esta parte central, la sección B modula a la dominante la en los ocho primeros compases, para volver a la tónica re en los ocho finales. La sección C, el famoso tarareo, está previsto para cuarteto o doble cuarteto solista masculino, mientras el resto del coro canta al unísono. Los tenores primeros deben subir hasta el la, mientras que la nota más grave de los bajos es el sol, aunque la nota grave que más se repite es la dominante la.
La segunda estrofa contiene una bella metáfora de inspiración clásica: Diana ist kundig, die Nacht zu erhellen, / wie labend am Tage ihr Dunkel uns kühlt (Diana es experta en iluminar la noche / y refrescar el día con su fresca sombra.) Diana es la diosa romana de los bosques y de la caza; así como su hermano gemelo Apolo se identifica con el sol, ella, con la luna. Por lo tanto, la luna ilumina la noche y, cazadora ella también, facilita de esta manera la caza.
N.16 Finale: Schaut, o schaut (Chor, Agathe, Ännchen, Max, Kuno, Kaspar, Ottokar, Eremit)
El finale es el número más largo de la partitura y consta de diversas partes. Se abre con el grito de Agathe sobre el disparo de Max: Schieß nicht, Max! Ich bin die Taube! (¡No dispares, Max! ¡Yo soy la paloma!). Estalla un violento allegro en un acorde de do menor en los vientos y una escala ascendente de do menor, la tonalidad del mal. Max ha disparado y Agathe ha caído al suelo: conmoción general (Schaut, o schaut! Er traf die eigne Braut! - ¡Mirad, oh mirad! ¡Alcanzó a su propia novia!). El fortísimo del coro se convierte en un pianísimo ante la gravedad de la situación.
Del silencio general surge un arpegio ascendente del violonchelo que continúa la flauta primera. Un breve recitativo de tres compases con las palabras de Agathe Wo bin ich? War's Traum nur, daß ich sank? (¿Dónde estoy? ¿Fue solo un sueño que yo caía?). Regocijo general, un poco più maestoso, en do mayor. El bien ha triunfado sobre el mal.
Max y Kuno se unen al coro en un canto de acción de gracias (Den Heil'gen Preis und Dank! - ¡Gracias y alabanzas sean dadas al Santísimo!). Sin pausa, los bajos señalan a la verdadera víctima de la bala endemoniada, Kaspar, en su do menor característico, sustentado en una sexta napolitana que modula cromáticamente en el fa. Sigue el despertar de Agathe, introducido por los oboes, y las loas al Santísimo (Ich atme noch - Aún respiro).
Kaspar rompe otra vez el modo mayor (Du, Samiel, schon hier? - Samiel, ¿ya estás aquí?); aparece Samiel en la orquesta, identificado por la sexta disminuida, que acompaña su última maldición; la cadencia resuelve en la dominante sol.
Ante la demanda de Ottokar, più maestoso, Max confiesa su falta en el relativo la menor (Nur du kannst dieses Rätsel lösen - Solo tú puedes resolver este enigma). La condena del príncipe, pronunciada en imperiosas semicorcheas, no cede a las peticiones de los presentes (Er war sonst stets getreu der Pflicht! - ¡Antes fue fiel a su deber!), que se elevan en la dominante sol y su dominante re, pues Max es un cazador.
Una solemne fanfarria de trombones y trompas anuncia la aparición del Ermitaño en la tonalidad de mi bemol mayor, relativo del do menor que representa el mal, pues el Ermitaño es su antítesis (Wer legt auf ihn so strengen Bann? - ¿Quién lanza sobre él tan severo castigo?) El adagio maestoso se convierte en un andante quasi allegretto en 6/8 para conmutar la pena al cazador Max, en la tonalidad de si menor, relativo de re mayor (Doch sonst stets rein und bieder war - pero que siempre fue puro y virtuoso) con el acompañamiento de la flauta primera. Max y la concurrencia agradecen el perdón del príncipe Ottokar (Die Zukunft soll mein Herz bewähren - El futuro protegerá mi corazón,) en la misma tonalidad de si, pero en modo mayor.
A instancias del Ermitaño, todos entonan la alabanza al Padre Eterno (Ja, laßt uns zum Himmel die Blicke erheben - Sí, elevemos hacia el cielo nuestra mirada) en un largo maestoso homofónico en la radiante tonalidad de do mayor. Los violines, en allegro vivace, presentan la bella melodía que cantó Agathe en su aria del acto segundo; la retoman los solistas y luego el coro general; así como concluyó la obertura concluye la ópera.
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