Discos

Periferia central

Paco Yáñez
lunes, 20 de septiembre de 2021
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Jaime Reis: Sangue Inverso - Inverso Sangue; Lysozyme Synthesis; Fluxus, Vortex - Schubkraft. Ana Telles, piano. Aleph Gitarrenquartett. Ensemble Fractales. Ludger Brümmer, Jaime Reis y Wulf Weinmann, productores. Luís Marques, Sebastian Schottke y Mariana Vieira, ingenieros de sonido. Un CD DDD de 51:02 minutos de duración grabado en el ZKM de Karlsruhe (Alemania), en el Centro Cultural Raiano de Idanha-a-Nova y en el Teatro Cine de Gouveia (Portugal), los días 22 de julio de 2014 y 7, 11 y 13 de octubre de 2019. NEOS 12022
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Una semana más, continuamos en nuestra sección de novedades discográficas prestando una especial atención a la música de nuestro tiempo, y, así, si hace siete días nos visitaba un compositor nacido en los años setenta, Raphaël Cendo, esta semana recibimos a un creador nacido en los años ochenta, Jaime Reis (Lisboa, 1983), compositor portugués cuya música ya fue objeto de nuestra atención, el pasado 1 de febrero; entonces, con el que fue su primer monográfico para el sello Kairos (0015080KAI)

En aquella reseña destacamos la fuerte impronta que en Jaime Reis se percibe de dos de sus maestros más importantes (y que más lo han marcado, no sólo a nivel artístico, sino humano), Emmanuel Nunes y Karlheinz Stockhausen. De hecho, fue la de Stockhausen una influencia que nos parecía especialmente señalada en aquel compacto de Kairos, un disco en el que se incluía una partitura que nos servirá como puente hacia este nuevo monográfico de Jaime Reis: una edición que vuelve a aparecer en otro de los sellos europeos más importantes de música contemporánea, el muniqués NEOS. Se trata de Fluxus, Vortex - Schubkraft (2018-19), partitura que, como señalamos en nuestra reseña del pasado mes de febrero, presenta dos versiones: la primera, para cuarteto acústico de guitarras; la segunda, para cuarteto de guitarras y electrónica espacializada, opción que escuchamos en aquel compacto de Kairos en una versión estereofónica preparada por Reis en los estudios del ZKM de Karlsruhe. En esta ocasión, en NEOS escuchamos la versión puramente acústica; de nuevo, con los miembros del estupendo Aleph Gitarrenquartett como intérpretes, en una grabación que se volvió a efectuar en el exquisito Zentrum für Kunst und Medien Karlsruhe. 

Fluxus, Vortex - Schubkraft es una partitura en la que la influencia de los dos grandes maestros antes mencionados se sublima en un lenguaje más personal y actual, en el que las técnicas extendidas y asomos de sonoridades en el entorno de la música concreta instrumental se dejan escuchar en un cuarteto que me ha impresionado aún más en su forma puramente acústica, por cómo se puede uno adentrar, ahora, en la refinada calidad de Jaime Reis, en cuanto a idea y escritura, y del Aleph Gitarrenquartett, a la hora de dar forma final a una pieza que reinventa la sonoridad de las cuatro guitarras, ya individualmente, ya como un metainstrumento que bebe, como tan habitual es en el compositor lisboeta, de la electrónica, pues ésta parece infiltrar sus universos a través de los instrumentos acústicos. Estamos ante un cuarteto que, como el conjunto del ciclo Fluxus, se inspira en los fenómenos físicos asociados a la mecánica de fluidos, y así es, precisamente, cómo debemos entender las continuas transformaciones de los materiales en esta partitura, pasando por muy diversos estados físico-acústicos que hacen de los instrumentos una realidad sonora, por momentos, difícilmente asociable a una guitarra: «trans-formación» —como Reis la denomina en sus notas— que desdibuja los límites entre lo acústico y lo electrónico, y que, por medio de ataques tradicionales en la guitarra, como el rasgado, y otros más actuales y percusivos, como los pizzicati, los golpeos a la caja del instrumento, o los impresionantes compases con las cuerdas destensadas, va creando todo un paisaje musical realmente atractivo y potente, en una versión, como ya hemos adelantado, que parece, a todas luces, primorosa. 

Si bien hemos comenzado, para tender ese puente hacia el disco de Kairos, con Fluxus, Vortex - Schubkraft, cierto es que la primera obra que escuchamos en este compacto del sello NEOS es Sangue Inverso - Inverso Sangue (2015-19), un ciclo de compleja estructuración entre sus partes constituyentes (diversamente combinables), del que aquí escuchamos nueve secciones, con momentos de una calidad compositiva deslumbrante, como Inverso Sangue: Cinábrio (III), trío de violín, viola y violonchelo que nada tendría que envidiar a la mejor escritura para cuerdas de Emmanuel Nunes: palabras mayores. Estamos ante un ciclo escrito para un ensemble de siete músicos, si bien las plantillas de cada una de las partes cambia; en el caso de las piezas recogidas en este disco, desde un piano solo, Sangue Inverso: Magnetite (I), hasta el sexteto, en Sangue Inverso (III) - Inverso Sangue (III)

Con un planteamiento harto complejo en cuanto a la combinación de las partes del ciclo y la inserción de unas en otras, Jaime Reis pretende que reflexionemos en Sangue Inverso - Inverso Sangue sobre los elementos de individualidad y colectividad con los que tratamos no sólo en la música, sino a nivel social, y cómo estos se hacen reconocibles en nuevos contextos, por lo que los trazos de memoria entre unas piezas y otras serán una parte sustancial del ciclo. El tiempo, por tanto, se convierte en un elemento central en Sangue Inverso - Inverso Sangue, como lo era en muchas de las piezas más importantes de Nunes y Stockhausen. Secciones como Inverso Sangue: Cinábrio (III) nos muestran, sin ambages, esa extrema complejidad en medida, ritmo y capas métricas superpuestas: elementos que en el conjunto del ciclo se complejizan por medio de —según especifica Reis en sus notas— modulaciones de tempo y pasajes sin tempo, contracciones y expansiones rítmicas, y una interdependencia de los parámetros de la duración, la altura, el timbre, la textura y el propio tempo que vuelve a beber de las momentaneidades de Stockhausen, si bien Sangue Inverso - Inverso Sangue es un ciclo, como Fluxus, Vortex - Schubkraft, en el que la voz de Jaime Reis se hace fuerte y bien presente, alquitarando poderosas influencias, que van desde la importancia de la música electrónica a la hora de pensar la sonoridad de estas piezas hasta una apertura a las músicas del mundo que, como tan habitual era en Stockhausen, hace que en diversos momentos se asomen a Sangue Inverso - Inverso Sangue sonoridades exóticas sublimadas en un lenguaje plenamente europeo y actual (Jaime Reis es un reconocido amante, por tomar un ejemplo de ese multiculturalismo, del arte, la cultura y la música de Asia). 

Y es que Reis, desde la periferia continental que supone, geográficamente, Portugal, demuestra que, como tantos otros compositores lusos (Emmanuel Nunes, Jorge Peixinho, António Chagas Rosa...), su mirada y su oído han estado, durante un buen número de años, atentos a los debates estilísticos más potentes de Europa, de forma que la integración de lenguaje armónico y técnicas ruidistas está totalmente normalizada en Sangue Inverso - Inverso Sangue, dando lugar a una síntesis tan bella como significativa, cuando uno u otro procedimiento de organización musical se hace más preeminente. Así, y como en Fluxus, Vortex - Schubkraft, hay ya desde el primer ataque al piano en Sangue Inverso: Magnetite (I) un sonido instrumental muy percusivo y rotundo, que hace del piano un generador de células y materiales que después se irán filtrando y diversificando: parte de ese juego que Reis nos propone de renovación y destrucción, y con el que nos sitúa en una lógica completamente afín a los propios procesos de la naturaleza. 

Por tanto, una música cuya estructuración y combinación de partes constituyentes tiene mucho de orgánico, situación a la que el propio Reis se refiere en sus notas, al hablar tanto de células como de patrones, así como de sus correspondencias con el campo de la semántica, a través de las combinatorias de esas células en constructos altamente simbólicos, que dan lugar a nuevas significaciones en función de dónde y cómo (re)aparece cada célula y material. Esas relaciones entre diferentes ámbitos de la realidad, de lo natural a lo lingüístico, son evocadas, asimismo, por los títulos de cada pieza, que, además de revelar la estructura de cada parte en su relación con la macroestructura global del ciclo, ponen sobre el atril elementos simbólicos de un modo sinestésico; especialmente, los tres primeros movimientos de Sangue Inverso - Inverso Sangue, con su profusa interacción de sensaciones, valores, vibraciones, ideas e ideales en sus fonogramas —afirma Reis—, ejemplificada en los materiales que dan título a esos movimientos, como la magnetita, la amatista, o la obsidiana. 

Ciclo, así pues, de una alta complejidad, así como de una excelencia musical con momentos muy destacables, como el ya citado trío Inverso Sangue: Cinábrio (III), su interpretación corre en este compacto a cargo del Ensemble Fractales de Bruselas, una formación que deja aquí muestras de enorme talento y trabajo sobre unas partituras que, sin duda, habrán preparado a conciencia, pues los resultados se antojan al más alto nivel, tanto en cada línea instrumental como en las partes a tutti, de una arrebatadora unidad en la discrepancia que no deja de salir despedida en múltiples direcciones en las piezas para más instrumentistas. 

La última partitura de la que en esta reseña les damos cuenta sería, cronológicamente, la primera, antecediendo en más de una década a Sangue Inverso - Inverso Sangue. Se trata de Lysozyme Synthesis (2003), una pieza para piano de apenas siete minutos de duración que vuelve a comenzar con un afirmativo gesto marcadamente percusivo en el piano. Como en la mayor parte de la obra de Jaime Reis, la importancia de lo estructural es enorme (otra clara influencia de sus maestros Nunes y Stockhausen, así como de su tan sesudo estudio de las corrientes seriales y postseriales). Según nos cuenta Reis en sus notas, Lysozyme Synthesis es la segunda pieza de un ciclo cuya estructura está inspirada en el proceso de síntesis de las proteínas. De este modo, en la construcción de la pieza en su conjunto, la complementariedad es una constante, presente de diferentes formas, a través de parámetros como el ritmo, las dinámicas, el timbre y las alturas. Por tanto, una música que hereda las lecciones bien aprendidas de ese férreo estructuralismo, y que da como resultado una partitura de un alto virtuosismo; al tiempo, muy densa y ágil, cual algunos de los Klavierstücke (1952-2003) de Karlheinz Stockhausen, de los cuales Jaime Reis es tan buen conocedor. 

Si Lysozyme Synthesis nace desde un golpeo sordo al cordal del piano, muy reverberante por medio del pedal, también morirá entre las resonancias del arpa, buscando el silencio. Entretanto, Jaime Reis nos cuenta que su desarrollo se rige por principios compositivos muy rigurosos y deliberados: discretos —dice—, en su comienzo; más fácilmente discernibles, en su evolución intermedia. Ello estaría entreverado de tal modo, que la partitura debería fluir, de forma sensible; incluso, en algunos momentos con breves asomos de música popular y cierta sensualidad, aunque mande lo más sesudo y unos saltos interválicos y contrastes que, tal y como señalamos en nuestra reseña del disco de Jaime Reis en Kairos, acercan la música del lisboeta a otro heredero estético de Emmanuel Nunes, como el gallego Enrique X. Macías. Con Macías comparte Jaime Reis, asimismo, intérprete, pues si Ana Telles grabó en 2011, para Miso Records (MCD 026.11), la obra pianística más importante de Macías, Cadencias e Interludios / Percurso I (1989-92), aquí la pianista portuguesa nos vuelve a dar la lección de buen hacer que ya nos había regalado en Macías, ofreciéndonos una lectura de Lysozyme Synthesis primorosa técnicamente y de una elegancia y un conocimiento en cuanto a estilo que resultan incontestables. 

También incontestables son las grabaciones de las tres obras, todas ellas estupendas, con una mención especial para el impresionante registro de Fluxus, Vortex - Schubkraft en el ZKM de Karlsruhe, con los habituales estándares de excelencia del estudio alemán. La edición del disco es, por otra parte, la habitual de NEOS, de muy bella presentación, incluyendo textos de Miguel Mesquita da Cunha y del propio Jaime Reis, así como biografía del compositor lisboeta y de los intérpretes aquí implicados, junto con sus fotografías y unos muy significativos ejemplos de partituras; unas partituras que nos muestran cómo Jaime Reis hace pervivir, ya en la generación de los nacidos en los años ochenta del pasado siglo, esos debates estéticos tan centrales que Portugal ha vivido desde una periferia que, en este sentido, tan sólo lo es, como hemos apuntado en esta reseña, geográfica (algo que rubricarían las programaciones de algunas de las orquestas y auditorios lusos más destacados hoy en día, y de las que tanto podríamos aprender al otro lado de la frontera de esta —saramaguianamente— «balsa de piedra»). 

Este disco ha sido enviado para su recensión por NEOS

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