Artes visuales y exposiciones

La colección impresionista del Museo Barberini

Juan Carlos Tellechea
viernes, 26 de noviembre de 2021
Impressionismus © 2020 by Prestel Verlag Impressionismus © 2020 by Prestel Verlag
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En ningún otro lugar, fuera de París, hay tantas obras de arte de Claude Monet como las que han sido reunidas en el Museo Barberini, de Potsdam. La colección del coleccionista Hasso Plattner, fundador del museo, posee 34 cuadros de Monet entre decenas de lienzos de impresionistas y postimpresionistas franceses que se exhiben de forma permanente en esta institución desde el 5 de septiembre del año pasado.

La muestra reúne además obras de Pierre-Auguste Renoir y Paul Signac. Única igualmente en Alemania es la colección de cuadros que alberga el Barberini de Gustave Caillebotte, Alfred Sisley y Maurice de Vlaminck. Además de sus exposiciones temporales en cooperación internacional (verbigracia con el Museo de Arte de Denver, en Colorado/Estados Unidos), el Museo Barberini ofrece ahora una colección única en Potsdam que se está convirtiendo en uno de los centros más importantes del mundo de la pintura paisajística impresionista.

«Monet. Orte». © 2021 by Prestel Verlag.«Monet. Orte». © 2021 by Prestel Verlag.

Los catálogos de la colección Monet. Orte * [Monet. Lugares] Impressionismus. Die Sammlung Hasso Plattner * [Impresionismo. La colección Hasso Plattner] con amplios ensayos de los historiadores del arte Ortrud Westheider, directora del Museo Barberini, Michael Philipp, conservador jefe de esta entidad, Daniel Zamani, conservador adjunto, Linda Hacka, asistenta de investigación sobre la procedencia de los cuadros, así como Angelica Daneo, conservadora jefa del Denver Art Museum, y Christoph Heinrich, director de esta institución, fueron publicados por la editorial Prestel/Random House, de Múnich.

La fuente de luz en el arte

El cuadro de Claude Monet Impresión, amanecer, de 1872, que dio nombre al impresionismo y del que se cumplen ahora 150 años, muestra el disco rojo del sol de la mañana como punto focal de la composición. El cuadro es el punto de partida de una exposición dedicada a las representaciones del sol desde la Antigüedad hasta el presente que preparan conjuntamente el Barberini y el Museo Marmottan Monet, de París, con un simposio de historiadores del arte que ha tenido lugar el 10 de noviembre en Potsdam. 

Claude Monet, «El puerto de Le Havre de noche», 1873. © 2021 by Hasso Plattner Collection.Claude Monet, «El puerto de Le Havre de noche», 1873. © 2021 by Hasso Plattner Collection.

En el encuentro, que pudo ser seguido en directo vía internet (el enlace está publicado en la página web del Museo Barberini) participaron además especialistas de las universidades de Stuttgart, Marburgo, Eichstätt-Ingolstadt y Texas (Estados Unidos).

La vasta exhibición puede ser visitada por el público desde el 15 de septiembre de 2022 al 29 de enero de 2023 en el Marmottan y del 25 de febrero al 11 de junio 2023 en el Museo Barberini. Como signo o personificación de los poderes divinos, como elemento impulsor de la acción en los relatos mitológicos como la caída de Ícaro, como portador del estado de ánimo en las pinturas de paisajes y como base de la intensificación del color en la pintura modernista clásica, el sol desempeña un papel central en el arte europeo.

La unión

Camille Pissarro, «Escarcha. Joven campesina haciendo fuego», 1888. © 2021 by Hasso Plattner Collection.Camille Pissarro, «Escarcha. Joven campesina haciendo fuego», 1888. © 2021 by Hasso Plattner Collection.

Monet, Camille Pissarro, Renoir y Sisley se unieron como grupo en la década de 1860 y revolucionaron el arte con paisajes llenos de luz que se liberaron de los temas pictóricos de su época. En 1874 se les conocería como los “impresionistas“, que preferían pintar al aire libre y plasmarían en el lienzo de la forma más directa posible impresiones sensoriales fugaces.

Paul Signac, «El puerto al atardecer, Opus 236 (Saint-Tropez)» 1892
Oil on canvas, 65 x 81 cm. © 2021 by Hasso Plattner Collection.Paul Signac, «El puerto al atardecer, Opus 236 (Saint-Tropez)» 1892 Oil on canvas, 65 x 81 cm. © 2021 by Hasso Plattner Collection.

Artistas como Berthe Morisot, Paul Cézanne y Caillebotte se unirían a ese nuevo movimiento artístico. Más de una década después, artistas como Signac y Henri-Edmond Cross desarrollarían aún más la pintura de estos tres pioneros. También en sus cuadros neoimpresionistas, el giro hacia el paisaje siguió ligado a la liberación del color; un aspecto que, a principios del siglo XX influiría en las composiciones de gran intensidad cromática de los fauvistas, como de Vlaminck y André Derain. Impresionistas, neoimpresionistas y fauvistas seguirían el ideal de experimentar la naturaleza con la luz y el color.

Pierre-Auguste Renoir, «Peral», 1877. © 2021 by Hasso Plattner Collection.Pierre-Auguste Renoir, «Peral», 1877. © 2021 by Hasso Plattner Collection.

Los jóvenes pintores progresistas que se conocerían como impresionistas en 1874 comenzarían a formarse a principios de la década de 1860. En 1861, Renoir entra en el estudio del pintor suizo de temas históricos Charles Gleyre. Allí entraría en contacto con el estudiante de arte británico nacido en París Alfred Sisley y con Frédéric Bazille, que se había trasladado a París desde Montpellier ese mismo año.

Orígenes

A diferencia de Renoir, que pintaba porcelana en una manufactura parisina a los 13 años para ayudar a mantener a su familia, Sisley y Bazille procedían de hogares acomodados. La familia de Sisley poseía una empresa de artículos de seda que mantenía relaciones comerciales con Sudamérica. Se le preparaba en Londres para que se hiciera cargo del negocio, pero finalmente se le apoyó económicamente para que estudiara arte en París.

Los padres de Bazille financiaron los estudios de medicina de su hijo también en la capital francesa. Éste podía permitirse su propio estudio y seguiría acogiendo a amigos artistas. Con Renoir fue a Chailly, un lugar más grande al norte del pueblo de Barbizon, en el bosque de Fontainebleau.

Los pintores querían triunfar con sus cuadros en el Salón; en 1862 Renoir fue aceptado en la École des Beaux-Arts, lo que hizo nacer esta esperanza.

Claude Monet, a quien su familia había rescatado de otros seis años de servicio militar en Argelia, también asistiría a cursos en el Atelier Gleyre a partir de 1862. Era uno de los pocos ateliers libres, donde los artistas no pagaban una cuota de aprendizaje, sino que solo tenían que contribuir al alquiler y a los honorarios de los modelos. Allí Monet entabló amistad con Bazille, quien también lo acompañó en un viaje a su tierra natal y visitó con él la Ferme Saint-Siméon (Normandía) durante su estancia allí.

Nueva pintura

Alfred Sisley, «Efectos de la nieve en Louveciennes», 1874. © 2021 by Hasso Plattner Collection.Alfred Sisley, «Efectos de la nieve en Louveciennes», 1874. © 2021 by Hasso Plattner Collection.

No se sabe cuándo los cuatro amigos artistas comenzaron a verse como un grupo de la nouvelle peinture. Sin embargo, se cree que debe de haber sido a partir de la Nochevieja de 1862, como muy tarde, Renoir, Sisley, Bazille y Monet se reunían a diario. En la Semana Santa de 1863, se alojaron en el Hôtel Cheval Blanc de Chailly para una campaña de pintura conjunta.

En el Impresionismo, la luz y el color acentúan el carácter momentáneo de la impresión. El presente, con sus desarrollos sociales y sus progresos técnicos, determinó la actitud de los "pintores de la vida moderna", como los llamó Charles Baudelaire en su ensayo sobre los artistas contemporáneos en 1863. según afirmaba Monet en una conversación con Guy de Maupassant en 1886,

Es cierto, solo vivo a través de mis ojos. De la mañana a la noche, deambulo por el bosque y el campo, por las rocas y los arroyos, buscando matices puros y pasados por alto, todo lo que no aprendíamos en la escuela, donde estábamos a merced de nuestra educación clásica que nos ponía anteojeras y nos impedía experimentar y explorar. 

Claude Monet, «Villa de Bordighera», 1884. © 2021 by Hasso Plattner Collection.Claude Monet, «Villa de Bordighera», 1884. © 2021 by Hasso Plattner Collection.

Sus cuadros no tenían instrucciones. El diseño de su percepción subjetiva tenía un efecto en la experiencia visual del espectador. La luminosidad de los colores y una pincelada resplandeciente hacían de la pintura todo un acontecimiento. Ya sea que los pintores representen los bulevares parisinos, la escena de un café o el Sena en Argenteuil, se preocupaban por el aquí y el ahora y el rechazo a la gran narrativa del arte de los siglos pasados.

Ruptura con los valores vigentes

Los contemporáneos también veían en sus pinturas de figuras y paisajes una ruptura con los valores vigentes hasta entonces. Édouard Manet y Edgar Degas se inspiraron en los modelos de los antiguos maestros para sus interiores parisinos, al igual que Monet, Morisot, Sisley, Pissarro y Renoir se consideraron a sí mismos en la tradición del arte del paisaje de Pieter Paul Rubens, William Turner y Camille Corot. A la novedad de la nueva pintura no se le puede reprochar el olvido de la historia. Lo que sí fue inquietante fue el giro que se le dio a la vida.

Durante siglos, los artistas representaron la naturaleza en personificaciones alegóricas de los cuatro elementos: fuego, agua, aire y tierra. En el transcurso del desarrollo de las ciencias naturales modernas a lo largo del siglo XIX se despegaron de esta forma de explicar el mundo. La observación precisa de los fenómenos ganaron en importancia.

La pintura al aire libre reaccionaba a las manifestaciones cambiantes de la luz y las situaciones meteorológicas. Al igual que la fotografía, la pintura competía por captar fenómenos naturales fugaces con tiempos de reacción rápidos en el medio del boceto al óleo. La pincelada era para autentificar lo que se veía.

Los paisajes impresionistas se consideran espontáneos y poco planificados. Pero aunque la firma artística es a menudo abocetada, sigue siendo reconocible y no se suaviza, los artistas se preocupan por una reproducción precisa de la topografía y las condiciones climáticas incluso en sus obras más abstractas. Añaden a estas realidades el factor tiempo, expresado en diferentes estados de luz o de marea. El impresionismo no es, pues, una pintura arbitraria del estado de ánimo. Más bien, los artistas han llevado lo pictórico al extremo para encontrar un equivalente a la naturaleza. Visto desde hoy, la asociación del impresionismo y el paisaje parece bastante natural.

Hasso Plattner y el Museo Barberini

Desde el año 2000, el fundador del Museo Barberini, Hasso Plattner, ha centrado su colección en el Impresionismo. Tal y como afirma el multimillonario coleccionista y cofundador de la empresa de productos informáticos SAP,

Los cuadros nos involucran directamente como espectadores. Sentimos el viento en nuestra piel y la temperatura del agua cuando vemos los veleros de Monet en el Sena. Ningún otro arte puede hacerlo. Los impresionistas son genios de la comunicación.

Algo más cuatro años después de su apertura, el Museo Barberini expone ahora más de 100 obras de la colección privada de Plattner, así como de la Fundación que lleva su nombre, que han sido cedidas en préstamo permanente a la institución. Los 34 óleos de Monet constituyen el mayor conjunto de obras de este pintor en Europa, fuera de Francia.

Gustave Caillebotte, «El puente de Argenteuil y el Sena» 1883. © 2021 by Hasso Plattner Collection.Gustave Caillebotte, «El puente de Argenteuil y el Sena» 1883. © 2021 by Hasso Plattner Collection.

Entre los cuadros más conocidos de la colección figuran El puente de Argenteuil y el Sena, de Caillebotte (c. 1883); El puerto al atardecer, Opus 236 (Saint-Tropez), de Signac (1892); las pinturas de Monet Almiares (1890), Palazzo Contarini (1908) y Los nenúfares (1914-1917). La presentación de la colección en el Museo Barberini abarca desde la década de 1860 hasta principios del siglo XX y reúne obras de tres generaciones de artistas que a menudo trabajaron juntos.viajaban a los mismos lugares para sus pintar y se inspiraron mutuamente.

El desarrollo

Basado en ocho temas centrales, el espectáculo ofrece la oportunidad de conocer el desarrollo de la pintura paisajística francesa en los estilos del impresionismo, neoimpresionismo y fauvismo. Según afirma la historiadora del arte Ortrud Westheider, directora del Museo Barberini, al subrayar la importancia de la colección,

No hay ninguna colección comparable que presente la pintura paisajística de los impresionistas franceses de forma tan extensa, completa y concluyente. Los visitantes no solo pueden seguir a través de nuestras obras la historia de estas fascinantes iconografías, sino también el desarrollo de la pintura paisajística por los neoimpresionistas y los fauvistas 

Ya con la exposición inaugural de esta entidad Impresionismo. El Arte del Paisaje, celebrada en 2017, Westheider contrarrestaba el prejuicio de que el Impresionismo es un arte de humor espontáneo,

Esta pintura invita a un debate fundado. Hasso Plattner ha confiado ahora este tesoro de forma permanente al Museo Barberini y podemos dar un nuevo impulso a la investigación del impresionismo con exposiciones, simposios y conferencias, y con la creación de redes en todo el mundo. Estos son cuadros que tienen sus homólogos en colecciones tan importantes como el Museo de Orsay, de París, el Instituto de Arte, de Chicago, y la Galería Nacional de Arte, de Washington DC; instituciones con las que el Museo Barberini puede conectarse en el futuro, además de museos tradicionales el Wallraf-Richartz, de Colonia, la Neue Pinakothek, de Múnich, la Alte Nationalgalerie, de Berlín, o la Staatsgalerie de Stuttgart [que el año pasado dedicara al impresionismo francés una muestra titulada Con todos los sentidos].

Con el cambio de perspectiva en los cuadros de nenúfares hacia la vista superior, Monet creó paisajes sin centro y sin horizonte, en los que el cielo aparece solo como un reflejo. El primer plano y el recorte radical intensifican la falta de espacio y, por tanto, la experiencia de disolución de los límites, que es también el objetivo de sus panorámicas.

La sustancia que William Turner ya había dado al espacio vacío entre los objetos conduce en la obra de Monet a una forma de ver ligada al cuerpo. Como una orquesta que afina sus instrumentos para lograr una armonía, Monet logró utilizar la pintura para estimular los sentidos con experiencias de la naturaleza. El estado de ánimo en este sentido no es una mirada idílica hacia atrás, sino una inmersión del espectador que apunta hacia la pintura no representativa del expresionismo abstracto del siglo XX.

Notas

1. Angelica Daneo, Christoph Heinrich, Ortrud Westheider & Michael Philipp (Hrsg.), »Monet. Orte«, München: Prestel/Random House, 2021, 280 Seiten, 24,0 x 30,0 cm, 266 farbige Abbildungen. ISBN: 978-3-7913-7924-1

2. Ortrud Westheider, «Impressionismus. Die Sammlung Hasso Plattner», München: Prestel/Random House, 2020, 320 Seiten, 24,0 x 30,0 cm, 120 farbige Abbildungen. ISBN 978-3-7913-7810-7

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