Discos
Casa da Música, registros de la excelencia
Paco Yáñez

Ya en puertas de la Navidad,
parece que las fronteras del mundo entero volviesen a cerrarse ante las nuevas
embestidas del coronavirus y de su ya numerosa prole de variantes, por lo que,
para evitar engorros, controles y demás molestias, una buena forma de seguir en
contacto con algunos de nuestros auditorios de referencia es a través ya no
sólo de las redes sociales (en algunos casos, muy activas), sino de sus
respectivos sellos discográficos (aquellos que los tuvieren). Tal es el caso de
la portuguesa Casa da Música, a cuyas ediciones fonográficas volvemos hoy
nuestra mirada por medio de su más reciente lanzamiento, dedicado a Péter
(Székelyudvarhely, 1944), compositor y director húngaro presente en este
compacto por medio de tres grabaciones en vivo de los que han sido algunos de
sus estupendos conciertos en Oporto al frente de las formaciones residentes en
.
De hecho, de algunos de aquellos conciertos ya les hemos dado cuenta, en su día, en estas mismas páginas, por lo que en esta reseña rememoraremos la impresión que entonces nos habían causado tales interpretaciones, poniéndolas en comparación con lo ahora escuchado en disco compacto: una comparativa en la que la audición de este nuevo registro fonográfico ofrece una gran presencia y un sonido muy bien timbrado y directo, por lo que, en cierto sentido, nos ofrece una audición más inmersiva (al menos, para quienes no estábamos en su momento en las primeras filas de la Sala Suggia).
Abre el compacto un registro efectuado en vivo, en dicha sala, el 24 de marzo de 2019. Se trata de Steine (1985/90), partitura que aquí escuchamos en su revisión del año 2017, por lo que estamos ante una edición de la obra distinta que la grabada, en 1994, por el propio Eötvös al frente del Klangforum Wien para el sello Kairos. Steine es un homenaje a Pierre Boulez con motivo del sexagésimo aniversario del compositor y director francés, una obra que, además, el Remix Ensemble conoce bien, pues con el propio Eötvös la había afrontado previamente, 6 de mayo de 2014, en la que fue primera residencia artística del húngaro en Casa da Música.
Como señalamos en nuestra reseña tras la segunda lectura de Steine por parte del Remix, muy sólidos suenan en este registro los juegos de pares instrumentales y la espacialización del sonido a través del ensemble, con una interpretación muy fluida y musical, además de con cierta sensualidad en el sonido del Remix muy sugerente. Asimismo, los diálogos entre las trompetas con sordina tienen una estupenda presencia; como Carla Bos, aportando una muy pertinente rugosidad con los pedales del arpa. También muy convincente nos había sonado el interludio central con piedras percutidas, en cuanto a sentido y precisión rítmica, dejando Eötvös destellos de sus inmensas dotes como director, por la precisión con la que domina y moldea el sonido del ensemble.
La segunda parte de Steine nos presenta dos de las principales influencias en Péter Eötvös como compositor: la de Karlheinz Stockhausen, a través del subsiguiente tutti y de su motilidad en los metales, con unas triangulaciones y una multifocalidad que nos remiten a una obra tan bien conocida por Eötvös como Gruppen (1955-57); y la del propio Boulez, pues la parte final de Steine se desarrolla a partir del acorde germinal de Pli selon pli (1957-62, rev. 1989). Así pues, una amplia sección conclusiva más armónicamente construida y espacializada, en la que, pese a su rigor estructural, no dejan de asomarse ataques teatralizados, como los que expone Mário Teixeira en los címbalos, con su proyección de las resonancias de un modo escultórico, trazando en el aire el recorrido del eco: progresiva desmaterialización que, a través de la percusión de piedras, ha ido conquistando el silencio.
La segunda partitura del compacto es el melodrama para narradora y cinco instrumentistas Secret Kiss (2018), partitura de la que en este registro escuchamos el que fue su estreno en Portugal. En parte, ello responde a que esta pieza fue un encargo conjunto de la propia Casa da Música, en colaboración con Göteborgs Symfoniker, ensemble Gageego!, Ensemble Musikfabrik, Fundación BBVA, Müpa Budapest, Okamura Tokio y Birmingham Contemporary Music Group. Secret Kiss es una obra más densa que Steine; así como más sugerente y sensual, pues se construye a partir de la novela Seda (1996), de Alessandro Baricco, tomando de la misma un fragmento en el que un comerciante francés, de visita al Japón decimonónico, tiene un único y secreto encuentro amoroso a través de un sorbo a una taza de té compartido con una japonesa en el mismo canto de dicha porcelana: punto de encuentro a través del ritual del té que sirve a Eötvös para crear una dramaturgia vocal-instrumental en la que se con-funden el teatro europeo y el teatro Nō, con una nueva mirada a Oriente que se suma a tan bellos precedentes en el catálogo del húngaro como As I Crossed a Bridge of Dreams (1998-99), ópera de Péter Eötvös basada en el diario de Sarashina, dama japonesa nacida en el año 1008 cuyo Sarashina Nikki constituye uno de los primeros clásicos de la literatura nipona.
En Secret Kiss, esa proverbial contención que, inflamada en su extatismo, parece emanar de lo japonés, se filtra a través del texto de Baricco por medio del recitado: narración que Eötvös posibilita en su partitura tanto en inglés como en japonés. En esta versión discográfica escuchamos (creo que afortunadamente, pues le confiere un ambiente más acorde a lo narrado) la segunda opción, por medio del buen hacer de la actriz y cantante nipona Secret Kiss , artista con una amplia experiencia tanto en música contemporánea como en teatro Nō, y que estrenó en Gotemburgo el 27 de enero de 2019 (la que aquí escuchamos era, tan sólo, la tercera representación en todo el mundo de la obra, tras su paso por Tokio).
Antes de que Ryoko Aoki comience su narración del texto, ecos en lo instrumental nos condujeron, asimismo, a Japón, como ese tambor que Mário Teixeira percute a dos manos, cual antiguo ceremonial nipón: ritualidad que parece convocar, asimismo, la templada y serena voz de Aoki, sumándose a sonoridades orientales como la del tam-tam o la de los címbalos. Otros gestos en el ensemble nos remiten, también, al ritual; incluso (y aunque en el disco no los podamos ver), sin llegar a producir sonidos, como la elevación con ambas manos de los arcos de Ángel Gimeno y Oliver Parr, antes de atacar con ellos sus respectivos violín y violonchelo en los extremos del ensemble. Además del gesto ritual, las sonoridades niponas hacen acto de presencia en los instrumentos occidentales de sus mismas familias, ya sea en el tambor, ya en una flauta cuyo flatterzunge parece remedar la ancestral rugosidad del shakuhachi en manos de Stephanie Wagner, con su ataque sensual y suspendido que prolonga el vibráfono, remitiéndonos al paisaje de lo soñado, a las sugerencias evocadas por Seda.
En dichos compases, tan suspendidos y refinados, Péter Eötvös se muestra como un delicado miniaturista, enfatizando las tensiones eróticas a través de los vínculos entre pares instrumentales opuestos en su tesitura, como el clarinete bajo (verdadero apoyo armónico de la partitura) y la flauta, o el violín y el violonchelo, perfilando con un fino pincel acústico lo masculino y lo femenino. Es, éste, un paisajismo que no rehúye lo más explícitamente programático, como los ingenuos pasajes de flauta y cuerda al referirse a la niñez; o los tintineos de la percusión metálica, al citarse en el texto el oro, con sus cromatismos áureos y algún desliz un tanto kitsch, como la inclusión de un arpegio de cortinas: detalle que no esperábamos de Péter Eötvös, por más que en los últimos años haya dejado entrar en sus obras sonoridades semejantes.
Por contraposición a este tipo de ataques más simples y demodés, el final de la partitura es, en lo vocal, lo más logrado de la misma, al evocar ese extrañamiento del morir anhelando lo que no se ha tenido, que desde el texto de Baricco impone a Ryoko Aoki pasar de la narración a un canto apenas sugerido de un registro más cavernoso y una suerte de multifónico en murmullo que complejiza lo que vocalmente no es una pieza exigente en lo técnico, aunque sí en cuanto a actitud dramática y estilo. Como no podía ser menos en una partitura de inspiración oriental, el arco que en Secret Kiss se tiende es circular, por lo que, tras este recorrido a través del deseo y de tan furtivo beso sin contacto labial, regresamos a un continuo de violín y violonchelo expuesto apenas cual textura, sobre la que tam-tam y bombo devuelven el sonido del ensemble a su germen, en cuya membrana se desvanece en el silencio, perdido en el difuso tiempo de las leyendas. Como en su día señalé, no creo que Secret Kiss se sitúe entre las partituras más logradas y definitorias de lo que es la creación artística de Péter Eötvös, pero como sutil ejercicio de lectura musical y de diálogo intercultural, es una obra que se disfruta por su íntimo y callado lirismo. Un lirismo, en disco compacto, más presente y en primer plano, de nuevo, que lo escuchado en vivo más en la distancia, por lo que no dejamos, ahora, de descubrir nuevos matices tanto en la voz de Ryoko Aoki como en el quinteto que aquí conformaba el Remix Ensemble.
La partitura que cierra el compacto es el segundo concierto para violín de Péter Eötvös, DoReMi (2011-12, rev. 2013), obra cuyo estreno en Los Ángeles tuvo como primer director a un español, Pablo Heras-Casado, y que en este compacto de Casa da Música tiene como solista a otra española, a la violinista madrileña , que en la Sala Suggia y con la Orquestra Sinfónica do Porto, dio cuenta del estreno en Portugal de DoReMi, nuevamente con el propio Eötvös en la dirección. Estamos ante una obra mucho más lúdica y ligera: propia del Eötvös más reciente, así como de una exuberancia tímbrica realmente fascinante, articulada desde las tres notas que dan nombre al concierto y que escuchamos ya desde su mismo inicio, cual alfaguara desde la que se desborda todo un festín sonoro tanto en el violín solista como en la orquesta.
Esa serie de tres notas es permutada por Péter Eötvös una y otra vez a lo largo del concierto; en algunos compases, dando lugar a la secuencia mi-do-re, cuya sonoridad evoca el nombre de la que fue violinista que encargó y estrenó, junto con Heras-Casado, la partitura: Midori Goto. Ahora bien, un motivo tan esencial: el brote mismo de la escala musical, acaba conformando un frenesí en los tres movimientos que, a su vez, nos vuelven a remitir a una estructura clásica que se refuerza a lo largo de DoReMi con otros elementos directamente emanados de la tradición, como la presencia de las cadencias, en las cuales Leticia Moreno brilla de forma particular, aunque en todo este concierto su presencia es enormemente luminosa y destacada, ya sea enfrentándose de un modo dramatúrgico a la orquesta, ya recorriéndola en sus muchos vericuetos, recordando en algunos momentos el intenso colorido del Ligeti tardío, por lo cual también resuena en la lejanía su Concierto para violín (1990, rev. 1992); además de, cómo no, Seven (2006), el primer concierto para violín de Péter Eötvös, de varias de cuyas grabaciones discográficas les hemos dando cuenta, tanto en Naïve como en BMC Records.
Si Leticia Moreno está estupenda en este registro, no menos lo está una Orquestra Sinfónica do Porto realmente impresionante, con una transparencia y un equilibrio dignos de destacar, que casan muy bien con este Eötvös más clásico y cristalino, en el que destacan unos colores y unos timbres de gran modernidad. Frente a la lectura del propio Eötvös al frente de la Orchestre Philharmonique de Radio France, con Midori como solista (Alpha Classics, 2014), hay, en ésta de la OSPCM, mayor desparpajo y espontaneidad, como corresponde a una lectura en vivo (y diría que a la muy buena conexión que se suele ver entre las formaciones residentes en Casa da Música con el director húngaro: algo que podremos volver a disfrutar el próximo 12 de marzo, fecha en la que Péter Eötvös se volverá a poner al frente de la OSPCM para dirigir un estupendo programa operístico con su propia música y la de otra de sus especialidades, Béla Bartók).
Mientras ese concierto no llega, podremos seguir disfrutando de este notabilísimo compacto, todo él con unas interpretaciones a un muy alto nivel, así como unas tomas de sonido, como es habitual en los registros de Casa da Música, de gran calidad, que en el caso de DoReMi nos ofrecen una verdadera gozada de presencia acústica. El libreto (bilingüe, en portugués e inglés) incluye notas a cargo del propio Péter Eötvös, de Daniel Moreira y de Gergely Fazekas, además de los textos de Secret Kiss, de las biografías de compositor e intérpretes, así como de fotografías de los conciertos de los que estas tomas provienen; redondeando, todo ello, una ejemplar edición en la que sólo echamos en falta el que Casa da Música no haya incluido el que fue, el 6 de mayo de 2014, estreno mundial del divertimento postmozartiano para címbalo y ensemble da capo (2013-14), obra de Péter Eötvös encargada por la propia Casa da Música, pues ello hubiese dado cuenta (aunque se trate de una pieza menor) de otra importante dimensión del auditorio portuense: su potenciación, mediante una muy seria política de encargos y estrenos absolutos, de nuevo repertorio.
Este disco ha sido enviado para su recensión por Casa da Música
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