Discos
Grabaciones de Furtwängler (edición Warner, 55 CD, 1926-1954). 1. Introducción y grabaciones hasta 1943
Carlos Ginebreda

Durante el otoño de 1952 Wilhelm
Furtwängler estaba reponiéndose de una neumonía que iba a marcar los últimos
años de su vida. Una de las secuelas de esta enfermedad sería la sordera. Fue
una de las épocas más terribles para el director alemán. Cuenta Hans-Hubert Shönzeler,
en su biografía titulada Furtwängler
que el director berlinés fue a consultar a un psiquiatra que le entregó un
cuestionario. Ante la pregunta de si era tímido, el director contestó que
efectivamente era muy tímido, y añadió “excepto cuando estoy frente a una orquesta”,
cuando desaparecía la imagen del director abstraído y aparecía el músico con
ferocidad felina.
Asimismo, Furtwängler creía que la
adecuada interpretación de una obra se daba cuando existiera una Gemeinschaft, es decir una “comunidad de
oyentes” imprescindible para un buen concierto como algo vivo y en permanente
transformación. Pero cabe ahora preguntarse si se comportaba igual si dirigía
en vivo o en estudio de grabación, o si se obtenía un resultado diferente. A
esto parece dar respuesta la edición que aquí se comenta.
La cuestión fundamental es si Furtwängler
podría soportar las constantes interrupciones en el proceso de grabación y si
podría ofrecer una buena interpretación sin la “comunidad de oyentes”. A ello
pretende dar respuesta esta caja de 55 CDs que se edita bajo el título de Las
grabaciones completas en disco de Wilhelm Furtwängler, que da para mucho. La
grandeza de Furtwängler y de sus múltiples registros fonográficos es un tema
importante y en algunos casos esencial para el mundo de la música clásica.
Según las notas del libreto que se
acompaña en la edición que ahora se reseña, la producción corre a cargo de
Stéphane Topakian y la restauración y remasterización las ha efectuado
Christophe Hénault, en Art & Son, instaladas en Annecy. Se indica que se
han utilizado todas las fuentes y materiales posibles para mejorar el sonido.
La calificación de grabaciones como “completas”
la justifica Warner en un sentido muy concreto. Se trata de reunir en una sola
edición todos aquellos registros realizados en estudio y sobre los que
Furtwängler dio o pudo dar su aprobación para que fuesen publicados. Hay
algunas excepciones como la Novena
Sinfonía de Beethoven de Bayreuth de 1951 y la Pasión según San Mateo de Bach de 1954, que se hicieron en directo
y no en condiciones de estudio. Si se sigue este criterio, la petición urgente
que debe hacerse a Warner es la reedición del Anillo wagneriano de EMI con la RAI de Roma en emisiones realizadas
en 1953, que se registró en condiciones de estudio. Lo más completo que existe
sobre Furtwängler es la caja de 107 CDs del sello Membran, que la canciller
Angela Merkel regaló al Papa Francisco.
El primer comentario debería ser Nihil novum sub sole, “Nada nuevo bajo el Sol”, tal y como dice la Biblia en el Eclesiastés. Prácticamente todo el contenido de esta edición había sido previamente editado por EMI, DG, DECCA, Telefunken o Polydor. En algunos casos como EMI, ya se había remasterizado mediante el Abbey Road System (ARS), y el caso de DG las grabaciones eran ya muy buenas en origen. Muchas de ellas han tenido cuidadas restauraciones por Tahra, Orfeo o Audite. El criterio que se utiliza en esta publicación es que casi todas las grabaciones en estudio son mucho mejores que las tomas realizadas en vivo.
Esto es la ley del péndulo, ya que durante años se ha ido vendiendo el producto de que en vivo Furtwängler daba lo mejor de sí, y que en estudio no estuvo nunca satisfecho de lo que grabara. Quisiera transmitir a los lectores desde estas páginas que la solución no puede ser radical, y que lo razonable es situarse en un punto medio más moderado, como tendremos ocasión de comentar seguidamente.
Con
esta nueva edición se han perdido los comentarios en las carpetillas
individuales en sucesivas reediciones, escritos por John B. Steane, Richard
Osborne o André Tubeuf, entre muchos otros. Además debe dejarse debida
constancia de que casi todo el material que viene en esta caja pertenece a la
titánica y ejemplar historia de HMV (His Master’s Voice), y se debe mucho a los
productores e ingenieros de sonido de este sello británico que tuvo tanto
prestigio y que divulgó la música por todo el mundo.
Pero en el lado positivo hay algunos aspectos que deben resaltarse. Cuando en los años ochenta y noventa se transfirieron a CD grabaciones antiguas, no siempre se hizo con suficiente calidad. La voracidad del mercado fue tremenda, pero en algunos casos deficiente. En general la mejora de sonido es aquí ligeramente superior a anteriores publicaciones, pero en algunos casos a los que nos referiremos los resultados son muy buenos, y hay que agradecer desde aquí la entusiasta labor de Stéphane Topakian y Christophe Hénault. Se nota que se han utilizado fuentes originales.
El CD 54 contiene novedades pero también están los CDs 6,7 y 8 con
fragmentos del Anillo del Covent
Garden de 1937 poco conocidos, y hay un buen trabajo en los CDs 41, 42 y 43, en
los con la Pasión según San Mateo, de
cuya producción se ha encargado el mismo Stéphane Topakian. Finalmente,
escuchar todo este material ha sido una buena oportunidad para revisitar la
incomparable figura de Furtwängler.
Para terminar esta introducción, y aunque se trate de comentar las interpretaciones de Furtwängler, debemos indicar que hay muy pocos registros de la época Nazi. Un período muy controvertido para el director berlinés. A fecha de hoy ha quedado muy claro que nunca fue un Nazi y que sufrió graves consecuencias por ello. Pero por otro lado siguió trabajando para el más abyecto régimen político que haya podido existir. Uno de los últimos libros editado sobre esta materia es el realizado por Audrey Rocingli Le cas Furtwängler: un chef d’orchestre sous le IIIe Reich, una obra bien informada y muy recomendable.
Para la elaboración de esta reseña
procederemos a diferenciar las grabaciones en función de diversos períodos y
añadiremos algunos aspectos históricos y de la vida de Wilhelm Furtwängler.
CD 1 a CD 8. Desde 1926 hasta el Anillo de Wagner de 1937 en el Covent Garden
Este grupo de CDs tienen un sonido
realmente deficiente, y salvo expertos en temas de sonido o aquellos
nostálgicos de las viejas grabaciones que escucharon nuestros antepasados, sólo
dan un pálido testimonio de lo que se pudo registrar. En aquella época se
grababa de forma fragmentaria, a base de pequeños segmentos de pocos minutos de
duración. Por tanto ruego a los lectores que me excusen de la profundización
sobre algo que no puede escucharse.
Si se empieza por orden, en el CD 1 con
la Obertura de El Cazador Furtivo
grabada el 16 de octubre de 1926, efectivamente uno tiene la impresión de
entrar en un bosque misterioso cuando suena la cuerda grave, pero es tal ruido
de fondo que parece que suenen las motosierras de los leñadores talando
árboles.
Sir Thomas Beecham invitó a Furtwängler a
las celebraciones por la coronación del Rey Jorge VI, con la Novena de Beethoven y El Anillo del Nibelungo de Wagner. El
Baronet Beecham tenía gran aprecio al director berlinés. Le llamaba “my boy”.
Para Furtwängler salir de Alemania en 1937 fue un gran alivio y un respiro de
aire fresco. En Londres siempre se sintió bien, y además pudo visitar a su
antigua secretaria Bertha Geissmar, que para entonces era a su vez la de
Beecham.
No ha mejorado mucho el sonido de la Novena Sinfonía de Beethoven del 1 de
mayo de 1937 que contiene el CD 5, con la Orquesta Filarmónica de Berlín
registrada en el Queen’s Hall de Londres, con buenos solistas con motivo de la
Coronación del Rey Jorge VI. La dirección artística para HMV corrió a cargo de
Fred Gaisberg, con la ayuda de dos ingenieros de sonido que controlaban cuatro
máquinas para reproducir las incisiones en discos de cera. Para esta edición se
han utilizado las matrices metálicas correspondientes. Mas esta Novena, además de su deficiente sonido,
no es una gran versión y quizás sea superior la registrada por Felix
Weingartner en 1935 con la Filarmonica de Viena (Pristine Classical). En fin,
en absoluto comparable con otras interpretaciones de la Sinfonía coral que
brindó el maestro berlinés posteriormente.
Más interesantes pero con mal sonido son
los fragmentos del Anillo wagneriano,
de La Walkyria en el CD 6 y de El Ocaso de los Dioses en los CD 7 y CD
8, que dirigió Furtwängler en el Covent Garden coincidente con la celebración
de la Coronación de Jorge VI. Los solistas son extraordinarios cantantes de la
llamada edad de oro del canto wagneriano, tal y como consta en el índice
detallado más arriba, y son testimonios muy útiles para los apasionados
wagnerianos. Pero una vez más la Orquesta Filarmónica de Londres que actuaba en
el foso es inaudible por más mejora que se haya intentado en la reedición de
Warner. Otro punto a añadir aquí es la insistencia del joven Walter Legge en
grabar estas sesiones para HMV.
CD 9 a CD 12. Las grabaciones entre 1937 y 1943
En primer lugar en el CD 9 encontramos
una potente y bien restaurada Quinta
de Beethoven de 1937 con el vigor y la musculatura mantenidas por Furtwängler
durante toda la obra.
La Patética de Chaikovski del CD 10 no
ha mejorado en la calidad sonora. Se trata de una interpretación sombría y
errática. Los registros fueron efectuados los días 25 y 27 de octubre de 1938.
Las fechas son importantes, ya que unos días antes, el 21 de octubre de 1938,
se publicó en el Berliner Zeitung el célebre artículo Das Wunder Karajan (El Milagro
Karajan) tras una interpretación de Tristán
e Isolda en la Ópera de Berlín. Furtwängler se sintió aludido y ofendido.
Furtwängler, celoso del joven Karajan, se sintió manipulado y ahí explotó su
irritación permanente contra Karajan. El 10 noviembre de 1938 tendría lugar la Krystalnacht o Noche de los cristales
rotos, uno de los episodios más trágicos de la historia.
El Adagio de la Séptima de Bruckner de 1942 del CD 11 es de gran belleza y su
sonido de origen era ya bueno. Lo triste de esta grabación es que sonó por la
Radio del Reich los días 1 y 2 de mayo de 1945 con motivo del suicido de Hitler
y sus secuaces. Pero Furtwängler siempre estuvo satisfecho de esta grabación.
En 1943 -cuando había sufrido una lesión esquiando en el Arlberg austríaco- se
enteró de que retransmitiría el registro por radio. Se fue a una taberna
cercana y allí la escuchó emocionado.
En el mismo CD 11 está la Cavatina para
versión de cuerda del Cuarteto nº 13,
Op. 131 de Beethoven. Es una de las cimas discográficas de Furtwängler. Una
auténtica maravilla que el director interpreta con una hondura y sensibilidad
increíbles. Desde su adolescencia y juventud Furtwängler se sabía de memoria
todos los Cuartetos de Beethoven y los llevaba consigo en edición de bolsillo. Otto
Strasser -violinista de la Filarmónica de Viena- ha explicado que Furtwängler y
algunos músicos de la Filarmónica tocaban a menudo música de cámara y que se
sabía la parte del violín transcrita al piano en obras como el Quinteto Op. 34 y el Cuarteto Op. 67 de Brahms, así como el Cuarteto nº 13 de Beethoven. Uno no deja de sorprenderse de cómo un
Beethoven ya viejo y sordo llegó a componer estos inigualables cuartetos.
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