Italia
Redescubriendo a ‘Cecilia’ de Refice
Gustavo Gabriel Otero

Si hay algo que caracteriza al bello, moderno y cómodo Teatro Lírico de Cagliari es la costumbre de presentar en sus temporadas alguna obra rara, poco representada o casi olvidada de finales del ochocientos o principios del novecientos. Así han pasado por su escenario obras tales como Die Feen de Wagner, Die ägyptische Helena de Richard Strauss, Euryanthe de Weber, Oprichnik de Chaicovsqui, Cherubin de Massenet, Turandot de Busoni, La bella dormente del bosco y La campana sommersa de Respighi, Hans Heiling de Heinrich Marschner, Lo schiavo de Antonio Carlos Gomes, Palla de’Mozzi de Gino Marinuzzi o Le Villi de Puccini. El redescubrimiento incluye, a algunas oportunidades, una grabación en DVD que en algunos casos es el primer registro comercial de la obra.
Para inaugurar la Temporada 2022 se recurrió a la ‘acción sacra en 3 episodios y 4 cuatros’ Cecilia del sacerdote y músico Licinio
La obra fue terminada por el autor en 1922 -o sea que estamos ante el centenario de su composición- aunque diversas trabas de orden administrativo eclesial demoraron su estreno hasta el 15 de febrero de 1934 en la Ópera de Roma. Antes del fallecimiento de Licinio Refice -en medio de los ensayos de una puesta precisamente de Cecilia con Renata
La carrera internacional de Cecilia se debió al protagónico de Claudia
En 1976 Renata
Ya en el siglo XXI la podemos encontrar en dos producciones: en 2008 en el Teatro Avenida de Buenos Aires en versión escénica con el protagónico de Adelaida Negri y en versión de concierto en 2013 en Montecarlo con el protagónico de Denia Mazzola Gavazzeni.
A este corto listado se le agregan, desde febrero de 2022, las sopranos Martina Serafín y Marta Mari.
La vuelta a la vida de Cecilia es difícil de profetizar. La única representación en Buenos Aires de 2008 fue más encomiable por el esfuerzo realizado que por la calidad de la versión y la opción en concierto de Montecarlo en 2013 no parece haber despertado grandes simpatías a pesar de la grabación comercial de un sello prestigioso como Bongiavanni. Quizás la alta calidad de la vuelta a la escena del teatro de la Cerdeña -que seguramente se prolongará en una versión comercial en DVD- pueda ayudar a redescubrir una obra si se quiere menor, pero que tiene indudable interés musical a pesar de la debilidad del libreto, dramaturgicamente inerte y sin continuidad en lo que son sólo tres frescos evocativos de la vida de santa Cecilia. Libreto de Emidio Mucci repleto de frases pomposas y de alguna retórica catequística, que denota en casi todo momento su vetustez y su estilo dannunziano de segundo orden. Con todo, la intención de los autores fue hagiográfica y la presencia de la ópera dentro de los actos culturales conexos a los Congresos Eucarísticos Internacionales de 1934 en Buenos Aires y de 1952 en Barcelona atestiguan su impronta religiosa; y quizás la obra debe buscar otros horizontes por fuera de los teatros líricos.
La versión
El Teatro Lírico de Cagliari ofreció, como ya adelantamos, una versión de alta calidad.
El maestro Guiseppe
Puntal de una obra que es más un oratorio religioso que una ópera fue el Coro del Lírico de Cagliari que dirige Giovanni Andreoli. Las intervenciones corales se encuentran en toda la partitura y el Coro -mascarillas mediantes- las resuelve con propiedad y excelencia.
La versión visual resultó de gran belleza plástica en una obra estática y difícil de actualizar o hacer teatralmente creíble. Leo
El planteo escenográfico de
El vestuario de Margherita Baldoni evoca la iconografía de las grandes películas de mitad del siglo pasado sobre Roma con una factura de primer nivel. Con los romanos en blanco y rojo, los patricios con corazas de cuero, el obispo con túnica y tocados con sabor oriental, los esclavos en tonos de gris claro y los cristianos de blanco.
Las luces de Alessandro Verazzi dieron realce y calidad a la visión escénica con la utilización de diversos colores que fueron desde el amarillo cálido a un blanco imponente o el anochecer en el primer acto o los rayos del sol al amanecer. La conjunción de la iluminación con las proyecciones de vídeo de Luca Attilii consiguieron las escenas de más alto impacto que fueron las tres apariciones del Ángel, suspendido como en el cielo, entre nubes y resplandores de luz.
También hubo proyecciones para resaltar algunas escenas y así se sucedieron trigo sacudido por el viento, agua en movimiento, brasas ardientes, nieve y pétalos de rosas; para finalizar con diversas obras de arte que representan a Santa Cecilia algunas de ellas conservadas en la Catedral de Cagliari dedicada precisamente a la santa.
La soprano
A su lado no desentonó el Valeriano de
Un verdadero lujo el veterano
Elena Schirru fue una Ángel de voz cristalina y excelente proyección con el plus de interpretar uno de los momentos más exquisitos de la obra ‘El Anuncio’ que precede al primer episodio.
Alessandro Spina como el Obispo Urbano aportó voz potente y bien timbrada, otorgando la solemnidad que requiere el personaje; mientras que dio realce a la vieja ciega la mezzo Giuseppina Piunti.
Bien servidos los roles menores confiados a Christian Collia (un liberto y un neófito) y Patrizio La Placa (un esclavo).
En suma: Una versión que permite redescubrir acabadamente la Cecilia de Refice, sin saber si volverá a la vida o a una nueva etapa de silencio.
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