Alemania

Cruzando fronteras, Bach y Shostakovich en Neuss

Juan Carlos Tellechea
miércoles, 16 de febrero de 2022
Dorothee Mields © by Harald Hoffmann Dorothee Mields © by Harald Hoffmann
Neuss, lunes, 7 de febrero de 2022. Gran sala auditorio de la Zeughaus (armería) de Neuss. Dorothee Mields (soprano). G.A.P. Ensemble: Emilio Percan (violín), Oriol Aymat Fusté (violonchelo) y Luca Quintavalle (clavecín y piano). Johann Sebastian Bach, Sonata en sol mayor BWV 1021 para violín y bajo contínuo; Recitativo nro. 1: “Ich bin in mir vergnügt“, de la Cantata BWV 204; Aria número 3: “Ich bin vergnügt in meinem Leiden“, de la Cantata BWV 58; Capriccio BWV 992 para clavecín solo; Aria nro. 3: “Jesu, Brunnquell aller Gnaden“, de la Cantata BWV 162; Recitativo nro. 3: “Du süßer Jesus-Name du“; Aria nro. 4: “Jesus soll mein erstes Wort in dem neuen Jahre heißen“, de la Cantata BWV 171; Coral nro. 10: “Jesus bleibet meine Freude“, de la Cantata BWV 147. Dmitri Shostakovich, Trío para piano nro. 1 en do menor op. 8 (“Poème“); Siete Romances sobre poemas de Alexandr Blok, para soprano, violín, violonchelo y piano op. 127. 60% del aforo, reducido por las estrictas medidas de prevención e higiene contra la pandemia de coronavirus. Organizado por Zeughaus Konzerte Neuss y Stadt Neuss am Rhein
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Una vívida y emotiva experiencia musical tuvo lugar este lunes durante el singular concierto de la maravillosa soprano Dorothee Mields con el destacado G.A.P. Ensemble en la gran sala auditorio de la Zeughaus de la ciudad de Neuss a orillas del Rin. Cruzando fronteras, desde el Barroco hasta la Modernidad, el peculiar programa incluyó obras de Johann Sebastian Bach y Dmitri Shostakovich exquisitamente seleccionadas.

Mields, una de las más renombradas intérpretes de música de los siglos XVII y XVIII, junto con los músicos del conjunto, Emilio Percan (violín), Oriol Aymat Fusté (violonchelo) y Luca Quintavalle (clave y piano), cerraron la amplia brecha entre estos dos siglos tan distantes. Así fue como las cantatas de Bach sonaron en la misma velada con los romances de Dmitri Shostakovich en un acto de absoluta naturalidad.

Si hay un elemento que distingue al G.A.P Ensemble es la fiel ejecución de las obras que interpreta con los instrumentos idóneos. El grupo ha elegido para sí una particularidad muy propia con el objetivo de distinguirse de otros conjuntos especializados en música "antigua" o "nueva". Esto es, la del rápido cambio entre las épocas estilísticas y los estilos de interpretación correspondientes. Así, el nombre del conjunto es también un juego de palabras que alude a esa singularidad.

Exploraciones

Tras las letras G.A.P. no solo se esconden las iniciales del violinista y compositor barroco Giovanni Antonio Piani, sino también la palabra inglesa "gap". La exploración del conjunto con instrumentos históricos y modernos permite experiencias auditivas únicas.

Con la impresionante voz de Mields el grupo yuxtapone obras radiantes como Jesus soll mein erstes Wort in dem neuen Jahre heißen de la Cantata de Bach (BWV 171) y el Capriccio para clave solo BWV 992 con los melancólicos Romances de Shostakovich; la Sonata para clave, violín y bajo continuo BWV 1021 con el Trío para piano nº 1 en do menor op 8 “Poeme, del compositor ruso.

¿Que la brecha puede ser por demás peligrosa? ¡En absoluto! En esta velada se ha cerrado definitivamente el boquete que media entre dos grandes épocas, construyendo cautivantes puentes musicales que embelesan literalmente a la platea.

El recital comienza de forma deslumbrante con la Sonata en sol mayor para violín y bajo continuo, BWV 1021, que ha podido llegar hasta nuestros días a través de una partitura copiada por Anna Magdalena Bach en 1732 (con anotaciones autógrafas del compositor) y encontrada en 1928.

Quizás con fines didácticos

Su particularidad: el estilo del bajo continuo aparece de forma idéntica en otras dos obras de música de cámara, una Sonata a dúo para violín y clave (BWV 1022) y la Sonata en trío (BWV 1038) para flauta, violín y bajo continuo. Sobre una base armónica común se construyen piezas muy diferentes y se supone que Bach pudo haber utilizado como ejemplo y con fines didácticos esta sonata, que sigue el modelo italiano (la melodía sobre un bajo determinado).

Dorothee Mields brilla con el Recitativo nº 1: "Ich bin in mir vergnügt" de la Cantata BWV 204. El garbo y el diálogo lírico con el violín y el clave complementaron su prístina voz. La composición es una de las llamadas cantatas profanas, compuestas para fines distintos al de la alabanza a Dios, como una boda o una fiesta.

Me entretengo conmigo mismo

Compuesta en 1726 o 1727, en Leipzig, esta obra utiliza una sola soprano. De origen desconocido, parece que estaba destinada a la interpretación doméstica, en círculos familiares o de amigos. Es una invitación a la satisfacción y al autoconformismo; y a valorar como débil y sin sentido la ambición en pos de la fama y las riquezas por quienes siempre están descontentos con lo que tienen.

Ich bin in mir vergnügt, ein andrer mache Grillen,
Er wird doch nicht damit den Sack noch Magen füllen!
Bin ich nicht reich und groß, nur klein von Herrlichkeit,
Macht doch Zufriedensein in mir erwünschte Zeit.
Ich rühme nichts von mir: ein Narr rührt seine Schellen;
Ich bleibe still vor mich: verzagte Hunde bellen.
Ich warte meines Tuns und lass auf Rosen gehn,
Die müßig und darbei in großem Glücke stehn.
Was meine Wollust ist, ist, meine Lust zu zwingen,
Ich fürchte keine Not, frag nichts nach eitlen Dingen.
Der gehet nach dem Fall in Eden wieder ein
Und kann in allem Glück auch irdisch selig sein.
(Traducción libre)
Soy feliz en mí mismo, otro hace grillos,
¡No llenará mi saco ni mi estómago con ellos!
¿No soy rico y grande, solo que pequeño de gloria,
Sin embargo, la satisfacción en mí hace que el tiempo sea deseable.
No presumo de mí mismo: un tonto agita sus campanas;
Me quedo quieto ante mí: los perros desanimados ladran.
Espero mis acciones, y dejo ir a las rosas,
Que se mantienen ociosos y allí en la gran felicidad.
Lo que es mi lujuria, es forzar mi deseo,
No temo ninguna carencia, ni pido nada vano.
Vuelve a entrar después de la caída en el Edén
Y puede ser dichoso en toda la felicidad terrenal.

Obras sacras

La elección del repertorio de Bach es de primera calidad. Los oídos se ven recompensados sobremanera con el Aria nro. 3: "Ich bin vergnügt in meinem Leiden" de la Cantata BWV 58, obra sacra que se resiste a la recurrencia de lo similar. Compuesta originalmente en 1727 para el domingo siguiente al día de Año Nuevo fue reelaborada en 1730. En el centro está el aria basada en un texto del teólogo y alumno de Bach Christoph Birkmann. Se describen aquí las hostilidades del mundo contra los fieles, y la consagración de la soprano aquí encarna al “alma fiel“ y pura que desafía todos los vientos en contra.

En 1704, un hermano de Bach que vivía en Eisenach, Johann Jacob, se alistó como oboísta en el ejército del rey de Suecia, Carlos XII. Antes de partir, fue a Arnstadt para despedirse de Bach. Desde la localidad turingia de Ohrdruf vino también su hermano mayor, Johann Christoph. Los tres sabían que aquel encuentro sería una despedida de por vida y que no volverían a encontrarse.

La despedida a un hermano

Y así fue. A los 19 años, Bach, quien a la sazón era organista en la nueva iglesia de Arnstadt, trasladó a la música su dolor por la despedida de su hermano y escribió su delicioso Capriccio sopra la lontananza del suo fratello dilettissimo (BWV 992), en seis movimientos. Es ésta una de sus primeras obras maestras, una pieza en la que el arte del compositor, aunque todavía no se había enriquecido con la experiencia arquitectónica de Antonio Vivaldi, había conseguido dar lugar a miniaturas musicales literalmente imaginativas.

Se entendía como capriccio en aquellos tiempos una obra musical y sorprendente, de forma a menudo libre. Se discute aún si estuvo inspirada en su hermano biológico o en su entrañable amigo (como un hermano) Georg Erdmann, estudiante de derecho en Jena que se enroló en el ejército ruso y más tarde se convirtió en diplomático del Imperio, sucesivamente bajo Pedro el Grande, Catalina la Grande y Pedro II, y que llegó a ser ministro plenipotenciario en Danzig (hoy Gdansk).

El clavista (y pianista) Luca Quintavalle se siente muy a gusto con Bach. Quintavalle no pertenece al círculo de virtuosos que se dejan celebrar en los estadios con aplausos atronadores. Es un trabajador preciso, un exégeta musical que se adentra en la literatura pianística y camerística, un filósofo que se ocupa del sonido y la estructura. Quintavalle educe el lado juguetón y canoro del Thomaskantor entre tonos melancólicamente íntimos y exuberantemente danzantes.

Frescura, elegancia y ligereza

La habilidad del clavista une estos diferentes niveles de Bach, nada superficiales, con frescura y ligereza. Se le oye muy calmo y sensible en el halagador Arioso, Adagio (Ist eine Schmeichelung der Freunde, um denselben von seiner Reise abzuhalten; Argumentos de sus amigos por los que no debe realizar este viaje); y con ágil elegancia en el Andante en forma de fuga (Ist eine Vorstellung unterschiedlicher Casuum, die ihm in der Fremde könnten vorfallen; Tipos de accidentes que pueden ocurrir en tierras extranjeras).

Después es más lento y expresivo en el largo Adagiossimo en forma de chacona (Ist ein allgemeines Lamento der Freunde; Lamento general de sus amigos); enérgico en el breve y grave Andante con moto (Allhier kommen die Freunde, weil sie doch sehen, dass es anders nicht sein kann, und nehmen Abschied; Sus amigos se dan cuenta de que no pueden detenerlo y acuden a despedirse de él); acogedor y dulce como el sonido de un arpa en el Adagio poco (Aria die Postiglione, con saltos de octava); así como muy melodioso y alegre en la Fuga all'imitazione della cornetta di postiglione del final.

En la segunda parte del concierto volvemos a admirar el buen hacer de Luca Quintavalle en el Trío para piano nº 1 en do menor op 8 (“Poème“) de Dmitri Shostakovich. Pero antes Dorothee Mields nos deslumbra con gran entrega en el Aria nº 3: Jesu, Brunquell aller Gnaden, de la Cantata BWV 162 (escrita para el vigésimo domingo después de la Trinidad y estrenada el 25 de octubre de 1716, este aria para soprano se canta en una configuración concertante. Sin embargo, según los investigadores de la obra de Bach, parece estar incompleta, ya que originalmente se dice que fue complementada por otra parte instrumental solista).

Dios, como tu nombre es tu gloria

Le sigue la más tardía de las cantatas de Bach que se interpreta en la actualidad en extractos, la compuesta para el día de Año Nuevo de 1728 o 1729, "Gott, wie dein Name, so ist auch dein Ruhm" BWV 171. La obra está basada en un texto del poeta Christian Friedrich Henrici (seudónimo Picander) y trata de la fiesta de la Presentación del Señor con la circuncisión y el nombramiento del niño Jesús.

La cantata está en realidad espléndidamente anotada, con cuatro solistas vocales, coro e incluso un conjunto instrumental que incluye timbales y trompetas en las partes del marco. Mas en esta oportunidad escuchamos dos fragmentos algo más sobrios en su orquestación. El Recitativo nº 3: "Du süßer Jesus-Name du" está en realidad pensado para contralto en el original e introduce el aria para soprano nº 4: "Jesus soll mein erstes Wort in dem neuen Jahre heißen", enriquecida por un violín solista.

El famoso coral "Jesus bleibet meine Freude" está tomado de la cantata sacra "Herz und Mund und Tat und Leben" BWV 147. La obra se basa en una cantata escrita en 1716 en Weimar para el Cuarto domingo de Adviento, que se amplió considerablemente en 1723 en Leipzig para la fiesta de la Visitación de la Virgen María. El coral "Jesus bleibet meine Freude", que solo se añadió en la versión posterior, fue compuesto por el poeta y pastor luterano Martin Jahn sobre una melodía del compositor hamburgués Johann Schop. Bach, por supuesto, le puso música a la melodía con interludios instrumentales libres de una manera particularmente artística.

Impecable

Dorothee Mields y el G.A.P. Ensemble aportan a estas cantatas,orientadas hacia la luz y la esperanza, toda su fuerza interior, con un estilo impecable y dinámico. Sin embargo, hay que acotar aquí que la soprano no se limita a la música antigua, si bien es en este repertorio donde disfruta de sus mayores éxitos.

Tras el intervalo, la parte final de esta presentación tan especial está íntegramente consagrada a Shostakovich. Aquí se encuentran dos mundos sonoros aparentemente distantes. El compositor ruso fue un gran estudioso de Bach y en este recital se experimenta de manera impresionante la inmediata alternancia entre el toque del Barroco y el del vanguardismo de la era moderna.

Por lo pronto, el Trío para piano nº 1 en do menor op 8 impresiona a la platea. El violonchelo de Oriol Aymat Fusté elabora claramente el motivo del lamento imperecedero; en combinación con el violín y el piano. El trío pasa a lo lírico y finalmente a lo marcial con abruptos cambios de humor. Tenía 17 años Shostakovich cuando escribió esta obra. Con 19 la presentaría en Leningrado como su tesis de diploma.

Siete Romances

La voz de Mields suena preciosa, celestial y el tiempo parece detenerse en los (tardíos) Siete Romances op 127 sobre versos del poeta simbolista más importante de comienzos del siglo XX, Alexandr Blok, cuya biografía y pensamiento debieron fascinarle a Shostakovich. Blok murió en 1921 decepcionado por la Revolución Rusa.

Estrenada el 25 de octubre de 1967 en el auditorio del Conservatorio de Moscú con motivo del 50º aniversario de aquel histórico hecho, la inclusión de la pieza es todo un acierto en el armado de esta programación en Neuss. De apariencia misteriosa, los Siete Romances, dedicados originalmente a la soprano Galina Vishnevskaya, convencen con una nota muy personal y autorreferencial.

La obra, interpretada en aquella conmemoración por Vishnevskaya junto con su marido, el violonchelista Mstislav Rostropovich, así como el pianista Mieczyslaw Weinberg y el violinista David Oistraj, combina el género del trío de piano con un ciclo de canciones; una síntesis de puntuación y género que Joseph Haydn y Ludwig van Beethoven ya utilizaran anteriormente en grupos de canciones populares.

Instrumentación

El sueño del amor y el miedo traumático, la constatación de la propia insignificancia y la espera de la muerte solo encuentran apoyo en la música que corona simbólicamente el ciclo (La canción de Ofelia, Moderato; Gamayun, el pájaro profeta, Adagio; Estábamos juntos, Allegretto; La ciudad duerme, Largo; Tormenta, Allegro; Signo misterioso, Largo; Música, Largo).

Esta conclusión se ve reforzada por el hecho de que la instrumentación completa del trío de piano se guarda para la última canción. Antes, los instrumentos dialogan alternativamente con la cantante, primero en solitario y luego a dúo, por lo que la instrumentación de algunas de las canciones es consecuencia de su contenido (violín en la tercera canción). Ovaciones, efusivas aclamaciones cerraron la velada que solo pudieron ser aplacadas con una preciosa y optimista balada de Haydn escrita en Londres y dedicada a una jovencita inglesa con problemas depresivos, como relata muy afablemente a los espectadores la estupenda soprano Dorothee Mields.

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