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Teatro Real

Sabine Devielhe, la Lakmé del momento presente

Teresa Cascudo
viernes, 25 de marzo de 2022
Lakmé © 2022 by Teatro Real Lakmé © 2022 by Teatro Real
Madrid, jueves, 3 de marzo de 2022. Teatro Real. Lakmé, ópera en tres actos de Léo Delibes sobre un libreto de Edmond Gondinet y Philippe Gille basado en la novela 'Rarahu ou le mariage' (1880) de Pierre Loti. Estreno: Teatro de la Opéra-Comique de París, 14 de abril de 1883. Versión de concierto. Sabine Devieilhe (Lakmé), Xabier Anduaga (Gérald), Stéphane Degout (Nilakantha), David Menéndez (Frédèric), Héloïse Mas (Mallika), Gerardo López (Hadji y Comerciante chino), Inés Ballesteros (Miss Ellen), Cristina Toledo (Miss Rose), etc. Coro (Andrés Maspero, director) y Orquesta Titulares del Teatro Real. Leo Hussain, dirección musical.
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La parte vocal de Lakmé parece hecha a la medida de la voz de Sabine Devielhe. La soprano francesa exhibe una línea de canto alada, una proyección impecable, una sensibilidad extrema en su atención a los detalles y una coloratura exquisita, fácil y elegante. En un momento en el que el inglés se impone en el paisaje sonoro que nos rodea, disfrutar de su fraseado y de la sonoridad del francés gracias a su refinada interpretación de la bella y delicada Lakmé fue un verdadero placer. 

Devielhe tiene además una aproximación, por así decirlo, camerística a la interpretación musical: no se detecta en ella ni un ápice de divismo. Fue igualmente un placer admirar la sutileza con la que establece una complicidad con el resto del reparto y con el director e, incluso, la orquesta. 

Héloïse Mas y Sabine Devieilhe. © 2022 by Javier del Real.Héloïse Mas y Sabine Devieilhe. © 2022 by Javier del Real.

Hubo cantantes en el pasado que se identificaron con el personaje que, de hecho, fue escrito por Delibes a medida para la soprano que estrenó la ópera: Marie van Zandt. Esa identificación entre cantante y personaje le acompañó hasta la tumba: en su lápida del cementerio Père Lachaise, en París, se lee “Marie van Zandt 1858-1919. Cantatrice. Créa Lakmé”. La barcelonesa María Barrientos (1884-1946) fue otra de las grandes Lakmé del pasado. Con un poco de suerte, habrá cantantes que, en el futuro, se enfrentarán con éxito a ese papel. Pues bien, Sabine Devielhe es, sin duda, la Lakmé del momento presente.

Xavier Anduaga y Sabine Devieilhe. © 2022 by Javier del Real.Xavier Anduaga y Sabine Devieilhe. © 2022 by Javier del Real.

Xabier Anduaga, por su parte, dejó claros los motivos por los que su participación en este reparto despertaba gran expectación. Si el éxito de un cantante lírico solo dependiera de sus cualidades artísticas -teatrales, musicales y vocales- no corre ningún riesgo quien le augure una brillante carrera internacional en el repertorio italiano. Sin embargo, en este momento, se enfrenta a evidentes dificultades para adentrarse, con solvencia, en el francés. Impacienta un poco, en un repertorio como este presentado en versión de concierto, que se ignore por completo la riqueza vocálica y consonántica -ay, esas nasales…- que encierra el idioma del país vecino. Hacerlo bien requiere mucho trabajo. No obstante, su interpretación estuvo en plena correspondencia con el papel de Gérald. El personaje es un joven impetuoso y un tanto imprudente, por no decir insensato, que representa cierta fascinación ignorante propia del imperialismo occidental decimonónico con respecto a los pueblos “subalternos” que llegó a conquistar militar y económicamente.

Como se sabe, la ópera de Delibes se basa en una obra literaria de Pierre Loti, autor que también inspiró el libreto de la célebre Madama Butterfly de Puccini, así como otras óperas menos conocidas. La fuente de Delibes, Rarahu ou le Mariage de Loti, de 1880, tuvo bastante difusión en su época. Se trata de una obra formalmente novedosa que puede -e incluso debe- ser confrontada a enfoques propios de los estudios de género o de los estudios poscoloniales. No obstante, también plantea cuestiones existenciales y estéticas que pueden -y deben- ser leídas desde otros puntos de vista. A fin de cuentas, la obra de Loti nos habla de la nostalgia, la melancolía, el escapismo, de la curiosidad por otras culturas y de la admiración por otros paisajes.

Es decir, al aludir a su fuente literaria, lo que me interesa subrayar es que Lakmé no es un mero cuadro exotista, entendiendo como tal un objeto cultural inauténtico o insensible hacia “otras” culturas. Tal como estableció Edward Said en Orientalism: Western Conceptions of the Orient, publicado hace casi cinco décadas, la introducción de elementos “orientalistas” en la trama de obras dramáticas tenía como único y exclusivo destinatario al público europeo. Por supuesto, y este es el caso de Lakmé, esto no estuvo reñido con la investigación sobre esas culturas ajenas a la europea: Delibes, tal como Loti, prestó atención a fuentes de información que le pudiesen servir de apoyo. Incluso la puesta en escena original también tuvo en cuenta ese tipo de preocupación.

Sabine Devieilhe, Stéphane Degout y David Menéndez.Sabine Devieilhe, Stéphane Degout y David Menéndez.

La falta de autenticidad o el paternalismo, cuando no el racismo, que puede llegar a detectarse en esas obras, siendo parte de ellas, constituye solo eso, una parte. Por ejemplo, la impresionante actuación en el Teatro Real de Stéphane Degout como Nilakantha, no solo se basa en su propio talento, sino en lo que Delibes le ofrece musicalmente en la partitura. A la bien timbrada voz de barítono de Degout se le suma un talento dramático que llena el escenario y hasta casi hace innecesario cualquier aparato escénico, por supuesto. Pero, como apunto, la grandeza del personaje también reside en la dramaturgia musical de la obra. La voz de este personaje, padre de Lakmé, defiende a su pueblo frente a la invasión británica. Degout entendió bien que, en la partitura de Delibes, Nilakantha es una voz digna e investida de autoridad, que en ningún momento se presta al escarnio o al desprecio.

La partitura de Delibes también es algo más que un inventario de estilemas orientalistas. Como bien mostró Derek B. Scott, ese inventario es relativamente limitado e incluso se le puede aplicar un análisis que, con respecto a otros elementos musicales, no dudaríamos en calificar de anacrónico. Como bien explica este musicólogo británico en un artículo publicado en The Musical Quarterly a finales de los años 90 del siglo pasado, esos estilemas simplemente representan o connotan al “otro”, no intentan imitar su cultura. Por el camino, acabaron afectando a los fundamentos del discurso musical occidental, enriqueciéndolos o contrariándolos y abriendo nuevas vías. 

Leo Hussain y la Orquesta Titular del Teatro Real. © 2022 by Javier del Real.Leo Hussain y la Orquesta Titular del Teatro Real. © 2022 by Javier del Real.

Puesto que Lakmé se escuchó en el Teatro Real en versión de concierto, esta circunstancia brindó la oportunidad de que la partitura de Delibes brillase por sí misma (y gracias, por supuesto, a la convincente dirección de Leo Hussain y a la profesionalidad de la Orquesta Sinfónica de Madrid). Quedó patente concepción sinfónica de la obra, su luminosa orquestación, la fluidez de sus melodías, su variedad rítmica, el uso de los modos y la habilidad para las resoluciones armónicas. Delibes es tan continuador del camino abierto por Meyerbeer y Bizet como antecedente de lo que posteriormente harían con la orquesta moderna Debussy y Ravel.

Por lo demás, para concluir y volviendo al espectáculo ofrecido por el Teatro Real, el resto del reparto estuvo a la altura: Héloïse Mas, Enkelejda Shkosa, Gerardo López y, en especial, las estupendas Inés Ballesteros y Cristina Toledo. También David Menéndez defendió con manifiesta autoridad su papel. Muy bien también el Coro Intermezzo, cuyo maestro titular es Andrés Máspero.

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