Alemania

Mozarts Grandezza

Juan Carlos Tellechea
martes, 31 de mayo de 2022
Mozarts Grandezza © Angela van den Hoogen Mozarts Grandezza © Angela van den Hoogen
Neuss am Rhein, domingo, 22 de mayo de 2022. Neuss am Rhein. Gran sala auditorio de la Stadthalle de Neuss am Rhein. Solista Elena Bashkirova (piano). Orquesta Deutsche Kammerakademie Neuss am Rhein. Director Christoph Koncz. Programa "Mozarts Grandezza". Wolfgang Amadé Mozart, Concierto para piano y orquesta en do mayor KV 415. Ludwig van Beethoven, Sinfonía nro. 8 en fa mayor op. 93. 80% del aforo.
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La fabulosa pianista Elena Bashkirova se presentó como solista invitada de la Deutsche Kammerakademie Neuss am Rhein, dirigida por Christoph Koncz y hubiéramos deseado que siguiera tocando y tocando por horas y más horas. 

Raramente lo hace como solista, pero junto con esta maravillosa orquesta de cámara su interpretación del Concierto en do mayor KV 415 suena exquisito, refinado, íntimo; la música se expande como por arte de magia y seduce por su tranquilo deleite.

Bien lo sabe Bashkirova, la música de Mozart plantea retos especiales a los intérpretes. Lo ideal es presentar esta música como algo que surge de forma totalmente natural, por sí misma. Todo el esfuerzo mental y técnico de fondo debe ser eliminado del primer plano de la percepción. De lo contrario, el efecto natural típicamente "flotante" mozartiano, ese mágico equilibrio interior, no sale a la luz

Elena Bashkirova. © 2022 by Nikolaj Lund.Elena Bashkirova. © 2022 by Nikolaj Lund.

Fue genial cómo la pianista entregó sus tres movimientos: con gran afirmación y energía (a veces algo arrolladora); en el Allegro; abriendo otro magnífico universo con profundo mensaje en el Andante (así como un toque muy suave de la orquesta); y una sucesión desenfadada en el Rondeau. Allegro – Adagio – Allegro – Adagio – Allegro final. Las cuerdas equilibraban maravillosamente la riquísima sonoridad del piano.

Mozart encanta siempre a la platea. Es admirable en el genial compositor salzburgués su capacidad para combinar la facilidad de escucha y la complejidad de la estructura musical; abigarramiento que a menudo apenas se percibe debido a la inmediatez de su estilo. La animación que exuda la obra es disfrutada intensamente por los músicos de la Deutsche Kammerakademie Neuss.

Los conciertos son precisamente el término medio entre lo demasiado difícil y lo demasiado fácil, decía Mozart sobre sus tres primeros conciertos vieneses para piano KV 413 a 415, que compuso en 1782 y 1783. Es música tanto para "entendidos" como para  "no conocedores", expresaba en una carta a su padre en 1782. La triada se adaptó meticulosamente a sus capacidades pianísticas y fueron variables en su utilización. Si fuera necesario se pueden omitir las pocas partes para vientos; el piano puede estar acompañado por una orquesta de cuerda o solo por un cuarteto de cuerda.

Durante un tiempo, Mozart retrasó la impresión para poder interpretar las obras por su cuenta. No fue hasta 1785 cuando estos tres primeros conciertos vieneses para piano aparecieron como su op 4 en la editorial Artaria y ganaron amplio conocimiento público.

La versión del Concierto en do mayor que se interpreta hoy en día tiene un estatus especial dentro de la colección porque la partitura original aún incluye timbales y trompetas. Su uso se vio en relación con la primera representación vienesa, el 23 de marzo de 1783. El emperador José II asistió a esta "academia" organizada por el compositor, y parece que Mozart le rindió homenaje con estos instrumentos heráldicos. Otra explicación (compatible con la anterior) es la de que en aquella época, el primer concierto para piano KV 175 de Mozart, así como la Sinfonía Haffner, completaban el programa, con una orquestación similar.

Lo notable del Concierto KV 415 es la riqueza de la fantasía con la que Mozart ennoblece las formas dadas; obra llena de idiosincrasias y sutilezas, señalaría el biógrafo de Mozart Alfred Einstein. El movimiento de apertura, con sus cambios imitativos en las cuerdas, ya es sorprendente. El llamativo tema de la marcha se introduce así de forma muy eficaz. Tras la introducción orquestal un nuevo tema se escucha en el piano.

Se entrelaza ingeniosamente con el tema principal expuesto anteriormente y conduce un poco más tarde a un encantador tema secundario cuyas graciosas notas repetidas subyugan inmediatamente a los oyentes. En monótonos bucles repetitivos, se hunde desde el piano hasta las cuerdas y termina el concierto -de forma totalmente inusual- con una primera nota tranquila. Los clamorosos aplausos, agradecidos deferentemente una y otra vez por Elena Bashkirova, dieron paso a un intervalo, antes de continuar con la segunda parte de este recital.

Ludwig van Beethoven escribió su Octava Sinfonía en 1811 y 1812. Una obra llena de alegría de vivir y de luz, así como de ingenio y originalidad, con muchos momentos de tranquilidad y sosiego (es inevitable evocar a Joseph Haydn).

La Deutsche Kammerakademie Neuss se sumergió en esta sinfonía con gran brío y notable alegría. Koncz eligió tempos rápidos en todo momento. Los acentos eran suficientemente secos y rudos. Aunque esta sinfonía es música absoluta, Koncz no dejó ninguna duda de que estaba recapitulando una alegre historia de la vida del genial compositor alemán. Sí, a veces hasta se podría suponer que Ludwig van Beethoven estaba sentado ante una mesa frente al público.

El director agudizó intensamente el ingenio interpretativo, por ejemplo, alargó las pausas expuestas en el cuarto movimiento, lo que aumentó la tensión inmensamente. Aquí, también, con el espíritu de Beethoven presente, la orquesta, estuvo plenamente en su elemento y ofreció una música chispeante y animada. Fue sobre todo un bello trabajo de conjunto de la Deutsche Kammerakademie Neuss am Rhein, bajo la diestra batuta de Christoph Koncz, con una perfección lúdica, que al final suscitó una justificada ovación y sonoras exclamaciones de aprobación del público. ¡Memorable!

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