Italia

Una nueva visión de Rigoletto

Jorge Binaghi
miércoles, 6 de julio de 2022
Martone, Rigoletto © 2022 by Brescia/Amisano Martone, Rigoletto © 2022 by Brescia/Amisano
Milán, lunes, 27 de junio de 2022. Teatro alla Scala. Rigoletto (Venezia. Teatro de la Fenice, 11 de marzo de 1851), libreto de F.M. Piave sobre el drama de V. Hugo Le roi s’amuse y música de G. Verdi. Puesta en escena: Mario Martone. Escenografía: Margherita Palli. Vestuario: Ursula Patzak. Iluminación: Pasquale Mari. Coreografía: Daniela Schiavone. Intérpretes: Amartuvshin Enkhbat (Rigoletto), Piero Pretti (Duca di Mantova), Nadine Sierra (Gilda), Gianluca Buratto (Sparafucile), Marina Viotti (Maddalena), Fabrizio Beggi (Monterone), Anna Malavasi (Giovanna) y otros. Coro (maestro de coro: Alberto Malazzi) y orquesta del Teatro. Dirección de orquesta: Michele Gamba
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Con cierta gracia alguien ha hablado de esta nueva producción de la obra maestra de Verdi como ‘il Martonetto’. Se supone que así se alude a la ‘transgresión’ que el magnífico director de cine y teatro (y a ratos, cada vez más, de ópera) habría cometido ‘contra’ Verdi. Ahora bien, justamente en estos mismos días he visto el último trabajo cinematográfico de Martone, Nostalgia, que desmiente cualquier idea sobre la crisis del cine italiano. No diré que este Rigoletto esté a esa altura (bastante inalcanzable) ni a la de su fantástica puesta en escena en este mismo teatro de la Jovanchina de Mussorgski. Pero tiene sus momentos (por ejemplo, el mejor ‘Caro nome’ dramáticamente hablando que yo haya visto cuando una joven del barrio bajo en el que vive el bufón con su hija parece rememorar una situación parecida a la de Gilda e intenta hablarle aunque no se decide porque … ¿para qué?). 

G. Verdi: Rigoletto. Dirección de orquesta: Michele Gamba. Puesta en escena: Mario Martone. Milán, Teatro alla Scala, junio de 2022. © 2022 by Brescia/Amisano - Teatro alla Scala.G. Verdi: Rigoletto. Dirección de orquesta: Michele Gamba. Puesta en escena: Mario Martone. Milán, Teatro alla Scala, junio de 2022. © 2022 by Brescia/Amisano - Teatro alla Scala.

Ciertamente haber querido trasponer la idea de Parásitos, el film coreano multipremiado, no parece una idea muy feliz, con el bufón como principal comunicación entre un mundo de ricos muy vulgares y otro de marginales totalmente perdidos. Y de hecho en el segundo cuadro hay mucho movimiento que distrae del encuentro de Rigoletto con Gilda, sobre todo, sin lograr subsanar el problema dramático mayor del libreto, ese rapto al que colabora el propio bufón. Los cuadros impares funcionan mucho mejor aunque la última aparición de Monterone resulta a mi entender demasiado anticipada sin que colabore a la tensión máxima de esa escena. En el último acto volvemos a tener un problema cuando en los pocos momentos que van tras la última ‘maldición’ del protagonista y el final de la ópera se ve cómo los marginales atacan y matan al ‘duque’ y sus ‘cortesanos’. No sólo la música no da tiempo y la gente se siente descolocada (tampoco hay que pretender que todos hayan visto el film), y eso fue lo que desencadenó las protestas furiosas el primer día (no en esta función). 

Sobre todo, y Martone debería pensarlo, Verdi era un pesimista (o, digo yo, realista) y sabía, como Hugo, que no había (¿no hay?) victoria posible para los perdedores natos que se ilusionan con su grandeza al causar -o creer causar- la muerte de un tiranuelo (aquí un estúpido cocaínomano). El tal ‘poderoso’ se va cantando con (o sin) Maddalena y aquí ha pasado de todo, pero no ha pasado nada. Seguramente a mí también me gustaría que alguien (y si fuera Rigoletto mejor, aunque fuera pagando a un esbirro) pusiera las cosas en su sitio, pero esa sería otra ópera de otro autor.

G. Verdi: Rigoletto. Dirección de orquesta: Michele Gamba. Puesta en escena: Mario Martone. Milán, Teatro alla Scala, junio de 2022. © 2022 by Brescia/Amisano - Teatro alla Scala.G. Verdi: Rigoletto. Dirección de orquesta: Michele Gamba. Puesta en escena: Mario Martone. Milán, Teatro alla Scala, junio de 2022. © 2022 by Brescia/Amisano - Teatro alla Scala.

La parte musical fue de buena a muy buena. Gamba es muy joven y lo demostró en algunos tiempos precipitadísimos (finales del primer y segundo cuadro del acto primero) y no dejando siempre posibilidad de respiración y fraseo en momentos como la stretta o cabaletta que remata ‘E’ il sol dell’anima’ (‘Addio, addio, speranza ed anima’). Pero indudablemente se trata de otro director que el que hubo que sufrir dos días antes en La Gioconda, y la diferencia en la orquesta fue visible. También el coro estuvo en su nivel de excelencia habitual.

Los tres principales estuvieron muy bien. No esperaba yo que a estas alturas de su carrera Pretti, aunque el timbre no ha sido nunca fascinante, pudiera tan bien con el Duque, incluso en las partes más ‘belcantistas’. Fue una pena que el joven maestro se demostrara tan irreductible como Muti y excluyera prácticamente todas las puntature de la tradición cuando tenía cantantes que podían hacerlo bien. No conviene ser más papista que el papa, y algunas ‘malas tradiciones’ nacieron en vida de Verdi.

Cuando hace algunos años me sorprendí -no sé por qué- de que el Viñas ignorara tras una final notable, precisamente con el aria de Rigoletto, a un joven mongol que entonces se presentaba sólo como ‘Amartuvshin’, me pregunté por su futuro. Pronto empezó a oírse en teatros de importancia en Italia, pero sólo ahora ha llegado a la Scala, cuando la voz sigue lozana y además está aprendiendo a frasear y a dar valor a las frases (imagino que Martone no ha sido extraño a esto). Notable alto, altísimo.

G. Verdi: Rigoletto. Dirección de orquesta: Michele Gamba. Puesta en escena: Mario Martone. Milán, Teatro alla Scala, junio de 2022. © 2022 by Brescia/Amisano - Teatro alla Scala.G. Verdi: Rigoletto. Dirección de orquesta: Michele Gamba. Puesta en escena: Mario Martone. Milán, Teatro alla Scala, junio de 2022. © 2022 by Brescia/Amisano - Teatro alla Scala.

He escrito ya, después de escucharla en París, que Gilda es el papel en el que más y mejor me ha convencido Sierra, y aquí lo ha vuelto a probar. Puede que algún extremo agudo suene metálico, pero su labor ha sido sobresaliente. Los tres fueron premiados como merecían. Pero en un reparto extenso hubo otras cosas que notar. En primer lugar el sonoro y siniestro Sparafucile de Buratto, que sabe pasar de la comicidad de un Haendel a la perversidad de este bajo verdiano. Luego su hermana que la rossiniana Viotti logra imponer como una mujer moderna, sensual, decidida, y sobre todo bien cantada aunque el volumen, inevitablemente por lo demás, se pierda un tanto en el cuarteto. De nuevo Beggi fue un buen Monterone, siempre más bien baritonal, y hay que destacar en un papel menor como el Conde de Ceprano al joven Andrea Pellegrini, óptimo actor. Tal vez sólo Malavasi, una Giovanna entubada, no respondió totalmente a lo que se esperaba de ella. 

El teatro de nuevo rebosante y con turistas (en principio, al menos los que tenía cerca, algo más enterados que los de la función anterior) aplaudió a todos con calor.

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