Italia

Decepcionante Aida

Jorge Binaghi
lunes, 25 de julio de 2022
Zeffirelli, Aida © 2022 by Foto Ennevi Zeffirelli, Aida © 2022 by Foto Ennevi
Verona, viernes, 8 de julio de 2022. Arena de Verona. Aida, El Cairo, Opera, 24 de diciembre de 1871. Libreto de A. Ghislanzoni y música de G. Verdi. Dirección escénica y escenografía: Franco Zeffirelli. Vestuario: Anna Anni. Coreografía: Vladimir Vasiliev . Intérpretes: Anna Netrebko (Aida), Yusif Eyvazov (Radamès), Clémentine Margaine (Amneris), Ambrogio Maesti (Amonasro), Günther Groissböck (Ramfis), Romano Dal Zovo (Il Re), Francesca Maionchi (Sacerdotessa) y Ricardo Rados (Messaggero). Primeros bailarines: Ana Sophia Scheller, Alessandro Staiano y Eleana Andreoudi. Orquesta, cuerpo de baile, técnicos y coro de la Fundación Arena (maestro de coro: Ulisse Trabacchin). Director: Marco Armiliato
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Al parecer, por algunas críticas italianas que he leído, esta función sólo me ha decepcionado a mí. De modo que quien quiera leer una hagiografía de Netrebko, que a mí me suele gustar y mucho, puede detenerse aquí mismo.

Por supuesto que un anfiteatro como el de Verona tiene sus leyes, gusten o no, y en plano puramente personal no sé qué título o qué artistas tendría que haber en el futuro para que me interesara realmente volver.

Por supuesto, se trata de espectáculos mastodónticos y espectaculares, y nada tengo contra ellos, y menos en este tipo de sede. Pero Zeffirelli (que hizo una visión más ‘reducida’ que vi en la Scala allá por 2006, cuando se produjo la ‘espantá’ de Alagna, y por cierto no me gustó nada) ya no está y me pregunto, aparte de lo fastuoso y algunas buenas luces, qué ha quedado y sobre todo quién se toma en serio -desde la comparsa al solista- esto.

‘Aida’ de G. Verdi. Dirección musical: Marco Armiliato. Dirección escénica: Franco Zeffirelli. Arena de Verona 2022. © 2022 by Foto Ennevi.‘Aida’ de G. Verdi. Dirección musical: Marco Armiliato. Dirección escénica: Franco Zeffirelli. Arena de Verona 2022. © 2022 by Foto Ennevi.

De hecho, la única que pareció preocuparse por trazar un personaje fue precisamente Netrebko. Mucho más delgada que la última vez que la vi, no hace mucho, en el Macbeth de la Scala, y teñida de oscuro como debe ser, la voz se proyectaba de modo inestable, provocando problemas de afinación (empezó a cantar de veras en ‘Ritorna vincitor’). Lo mejor estuvo en la segunda parte, a partir del aria ‘O cieli azzurri’ (no el recitativo precedente) y sus grandes dúos con Amonasro y Radamés y el delicado dúo final de la ópera. Pero si alguien vio en vivo o en directo su prestación en la última gran reposición del Met la diferencia es notable y toda a favor de aquella oportunidad.

La que se mostró más homogénea en el canto fue Margaine, una Amneris mejor que en el Liceu, buena en lo vocal y correcta en lo escénico aunque apenas conmovió en su gran escena del cuarto acto. De paso, no le sería difícil pronunciar la ‘r’ a la italiana.

Eyvazov canta como siempre con voz fea, una técnica estimable y buen estilo, que no lo pone a salvo de forzar el agudo, sobre todo al final de algunas frases.

Pero para forzar el agudo, Maestri, que repitió, ligeramente peor, su prestación de hace años (precisamente la última vez que estuve en Verona), y no se tomó el trabajo de actuar.

Pieza enlazada

Estuvieron bien la sacerdotisa de Maionchi y sobre todo el mensajero de Rados, pero los dos bajos ilustran bien los dos problemas de la actual dirección de la Arena (veremos por cuánto tiempo, dado el cambio reciente de línea política en las elecciones municipales). No hace falta recurrir a un nombre internacional famoso como el de Groissböck para Ramfis, sobre todo si el cantante, por lo general excelente en el repertorio alemán, demuestra no tener la menor idea de lo que es la línea de canto italiana y produce sonidos guturales cuando no gritos en una parte que dista de ser fácil. Pero menos hay que recurrir al local de turno para obtener un resultado tan deficiente como el de Dal Zovo en el Rey.

El ballet, del que no se esperan pruebas mayúsculas en este contexto (eso queda para cuando llega Roberto Bolle con su espectáculo), tuvo una participación discreta, bastante anodina (y sin Carla Fracci, para quien Zeffirelli creara la parte de la ‘conductora de los espíritus’ ésta carece de todo sentido).

‘Aida’ de G. Verdi. Dirección musical: Marco Armiliato. Dirección escénica: Franco Zeffirelli. Arena de Verona 2022. © 2022 by Foto Ennevi.‘Aida’ de G. Verdi. Dirección musical: Marco Armiliato. Dirección escénica: Franco Zeffirelli. Arena de Verona 2022. © 2022 by Foto Ennevi.

El coro, especialmente la sección masculina, no estuvo en su mejor día, y en la escena del triunfo se oyeron verdaderos bramidos desafinados.

La orquesta, que otras veces he oído mejor (pero ahí entra el problema de la acústica de la Arena) sonó desmayada salvo en los momentos de gran despliegue sonoro (léase marcha triunfal y toda la segunda escena del segundo acto más momentos del primero) y la batuta de Armiliato se limitó a lograr que la representación llegara a buen puerto sin sobresaltos.

Me asombró ver tantos claros y no sólo en la carísima platea, así como la furibunda vigilancia sobre fotos y videos que supera a los de teatros de gran nombre y en particular al desplazamiento de personas que, sin molestar, buscaban algo de mejor visibilidad en los asientos claramente desocupados en la segunda parte.

Como se habrá notado, de esta como de otras óperas conocidas y/o amadas, ya no hablo porque o he dicho algo hace mucho (y no he cambiado de idea) o me arriesgo a descubrir la pólvora, y no pienso que la función de esta reseña sea la de ‘educar al soberano’, que o ya lo está, e igual o mejor que yo, y no le hace falta, o no le interesa y tal vez sólo quiere saber si alguien falló, etc. Hubo aplausos durante la función y también al final, pero no los que todos esperábamos…

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