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¿Es la Música una terapia? ¿Se puede ocasionar mediante la música algún efecto terapéutico positivo que altere el desarrollo de una dolencia?En 1974 el Director General de la OMS manifestó que había que utilizar todos los recursos posibles, inclusive curanderos y las comadronas tradicionales, frente a los problemas sanitarios del hombre y la comunidad. Su propuesta llevaba a integrar a estas personas como auxiliar del personal médico y hacía referencia solamente a los países subdesarrollados donde las limitaciones asistenciales de la medicina oficial situaban en primer plano la validez y trascendencia de la otra medicina la que se dio en llamar medicina marginal y pluralizándolas medicinas paralelas. Aunque en el texto se hacía referencia solamente a Países en vías de desarrollo se obviaba que en Países desarrollados existían otros sistemas terapéuticos diferentes de la medicina oficial de gran vitalidad en todas las partes del mundo.De esta forman proliferan en nuestra cultura diversos tipos de medicina que se mueven en el entorno de la medicina oficial –acupuntura, quiropraxia, homeopatía y que de alguna manera ofrecen complementar las medicina cientifica. Al éxito de estas medicinas no es ajena la compleja tecnificación que se detecta en la medicina oficial alejando muchas veces el trato humano de la relación terapéutica médico-paciente y también la masificación de los servicios de salud de la sociedad occidental. Frente a la incredulidad de la medicina científica respecto al valor terapéutico de estas medicinas marginales, se alza la confianza de los que siguen sus métodos, inducida en muchos casos por anuncios y propagandas de gran valor persuasivo, como por ejemplo el reciente curso de paramedicina que que lleva por titulo Introducción a la formación y Practica Profesional de la Musicoterapia organizado bajo el auspicio del Vicerrectorado de Extensión Universitaria de la Universidad de Valladolid.1. Los Estudios UniversitariosHasta hace poco tiempo en la comunidad autónoma en que resido los paisanos acudían, de vez en cuando, a ser consultados por los médicos de Santiago de Compostela, el motivo principal que argumentaban para esto era que allí se encontraba “a fonte limpa” (“la fuente limpia”, explico para los que no comprendan el gallego). Es decir el lugar donde se hallaban los buenos profesionales sanitarios, formados a la sazón en los principios científicos de la medicina moderna, o sea los que obtenían resultados eficaces frente al montón de curanderos que pululaban por nuestra comunidad. Afortunadamente en nuestra Universidad sigue rigiendo el método científico y son escasos, y muy evaluados, los intentos de introducir métodos y técnicas no validadas.Hoy en día la competencia entre las Universidades es suma. Consultando los catálogos de cursos que ofrecen los encontramos de lo más variado pero, por lo regular, suelen atenerse a los principios básicos que deben regir la enseñanza universitaria: una enseñanza reglada y equiparable en todas las facultades de la geografía española, y una mayor atención al método científico -hay que tener pruebas demostrables, y verificables, de que lo que se enseña producirá los mismos resultados en Valladolid que en Málaga. Y es evidente que para todos los que conozcan el mundo académico, todos los estudios realizados bajo la tutela de una Universidad o Departamento de esta están auspiciados por una titulación.De la organización del Curso en la Universidad de Valladolid llama en primer lugar la atención el hecho de que no ofrezca ningún diploma de asistencia ¿es que ningún departamento de atrevió a avalar la seriedad de lo que se puede decir en sus sesiones?. Por el contrario se organiza por el Vicerrectorado de Formación Continuada y Extensión Universitaria, ¿cuál es el papel de este organismo en el control de la calidad de los cursos? Hasta hace poco tiempo en la Universidad de Santiago este organismo se encargaba de realizar actividades culturales -cine, teatro, música- como complemento de la enseñanza oficial –gracias a ellos me comenzar a aficionar a la música clásica- así que me preguntó ¿qué podemos esperar de esta función?.Preocupado un poco por la definición, y por lo que aquí se podría decir de Musicoterapia me acerqué a la web de la Universidad Abierta Interamericana. Y, atención, ¡por si existiesen pocas definiciones de lo que es salud!La Música, una forma de salud que propone el Arte. La Musicoterapia es una práctica de carácter científico que vincula al Arte con la Salud, y extiende su campo de Saber sobre el territorio de la expresión: sonido-música-cuerpo-movimiento. Allí se produce una manifestación, cercana al Arte y necesaria en todos nosotros, que da cuenta de la situación de quien la produce y propone formas de vínculo con los otros y con el mundo.Dejo la nueva definición de salud, para el anecdotario, una más y de alucine, más adelante volveremos sobre el tema. Quiero en este momento detenerme en los de “práctica de carácter científico”. El plan de estudios, que se recoge en la misma página, no dedica una sola asignatura a los principios elementales del método científico. En plan de anécdota –y no se enfaden los amigos portugueses- hace obligatoria la enseñanza del portugués en equiparación al inglés. Ofrece asignaturas – Caracterología- cuya denominación recuerda la época más negra de la Psiquiatría Lombrosiana en que se trató de clasificar a los enfermos mentales, reales y posibles, en virtud de determinados caracteres físicos del cráneo del sujeto. Así que alguien debería explicar por que la consideran una ciencia, ya que esta requiere demostraciones verificables y no supuestos decimonónicos en los que solamente crean los adeptos.La función de la Musicoterapia no es otra que colaborar en el camino de construcción de estas formas expresivas, mediante el lenguaje del Arte, la música, el sonido y el cuerpo como materias sensibles, contribuyendo tanto a la recuperación de habilidades disfuncionales como a la constitución de una textura de relaciones con el mundo que definen un Sujeto y su forma de estar en élEn teoría parece valer para todo, nos encontramos ante el método ideal para reinsertar al individuo enfermo en la sociedad, exento de efectos secundarios. En ningún momento nos aclara si se puede llegar a una recuperación total de esas habilidades disfuncionales. Y, verdaderamente hay que demostrar, una relación causa-efecto entre la aplicación de esta técnica y su resultado. Del mismo párrafo, se puede sacar la siguiente conclusión: la música es importante en el aspecto relacional de la sociedad en que vives. La rotundidad de la frase es evidente y todos la apoyaríamos, pero a mí el hi-hop y el heavy-rock no me gustan, ello me lleva a que mis relaciones en el mundo que me rodea sean más circunscritas. Pero no estoy dispuesto es a pasar por unas sesiones terapéuticas de heavy-rock para aumentar mis relaciones publicas.La misma Universidad Abierta Americana dispone de un hospital médico, supongo que anexo a la Facultad de Medicina, cual fue mi sorpresa al comprobar que en el organigrama de este centro sanitario no aparece tampoco un “servicio terapéutico” de este tipo. Creo que la falta de verificación de sus hipótesis hasta impide su desarrollo en la misma sociedad en que se crea.En esta época de alta competitividad entre las Universidades es evidente que casi todo es válido. La Universidad de Valladolid ya organizó el pasado 2001 un Symposium Nacional bajo el titulo Creatividad, cerebro y Música: Iniciación a la creatividad desde la investigación sobre el cerebro y la Música. Me consta por el programa que debió haber sesiones interesantes, pero dentro de él –juzgo por los titulos- ya se introdujeron las primeras sesiones de esta “medicina no validada”. Así que mi intranquilidad surge por la siguiente duda: dentro de esta competencia desaforada en la Universidad, no está tratando la de Valladolid en ser la primera en introducir estos estudios en España? ¿Cometerá la metedura de pata de dar validez académica a esta paramedicina?.Para otro año les propongo realizar un curso sobre curanderismo, podrían llevar a algún conferenciante escéptico, y si quieren traer alguien del otro lado del Atlántico les podría sugerir a Oscar González Quevedo, Director del Centro Latino-Americano de Parasicología de Sao Paulo, que a pesar de dirigir este centro, es autor de Curandeirismo ¿um mal ou un bem?, traducido al castellano en 1977, en el que demuestra todas las técnicas de engaño de estos y como la gente sencilla es explotada por las personalidades unas veces pintorescas y otras veces grotescas de los curanderos y su trust de apoyo. Y desde luego parecería también más interesante el curso de Medicina Ayurveda que ofrece la misma Universidad para cualquier estudiante de las ramas de Historia y Filosofía ya que por lo menos, podría acercarnos a la compresión de otras culturas.Desde luego si se quiere tratar el tema de las paramedicinas, y la Universidad debe ser la primera en hacerlo, debe ser desde otro perspectiva y no tratando de darles un rango científico que por el momento por la falta de pruebas no tienen.2. Enfermedad, salud, terapéuticaEl Diccionario de la lengua española de a Real Academia Española define así la terapéutica: “Parte de la medicina que enseña los preceptos y remedios para el tratamiento de las enfermedades, definiendo el concepto de precepto como las instrucciones o reglas que se dan o establecen para el conocimiento o manejo de un arte o facultad.” (22ª edición, 2001)Definiciones del tipo de salud es la ausencia de enfermedad han sido criticadas en diferentes ocasiones por ser una utopía inalcanzable en la práctica sobre todo porque pasa por alto el malestar físico y mental (vivir en un sitio que no nos gusta) que no es incompatible con un estado de salud. Desde los siglos XVI y XVII la medicina europea mantuvo un supuesto básico somaticista reduciendo la enfermedad a trastornos limitados al cuerpo. A partir de 1930 se desarrolla el movimiento psicosomático con el propósito de investigar y tratar principalmente las causas psíquicas de ciertas enfermedades (ulcera gástrica, asma, etc.) que en la medida que creyó descubrir algo novedoso se mostró históricamente ingenuo: casi todos los grandes médicos desde Hipócrates a Charcot habían sido psicosomáticos. Pero en cuanto dio expresión a hechos antiguamente conocidos o inexplicados revistiéndolos de una nueva y complicada terminología, representó una nueva contribución valiosa y estimulante (Ackerknecht, E. H., 121). Los movimientos holistas del siglo XX conciben la enfermedad como un proceso que afecta directa o indirectamente a todo el cuerpo, pero que se manifiesta mediante fenómenos de carácter local.La explicación causal es requisito ineludible de todo conocimiento científico. La etiología es la parte de la medicina que se dedica a investigar la causa de la enfermedad, tiene que emplear en su trabajo una serie de ciencias que han llevado un desarrollo autónomo: la patología psicosomática, la medicina social, la toxicología, la genética médica, y la microbiología. Dentro de este campo quizás el más conocido históricamente sea la identificación de los microorganismos como causa de enfermedad y la teoría del contagio.La terapéutica es el conjunto de conocimientos científicos y de técnicas acerca del tratamiento de las enfermedades. Existen dos concepciones opuestas del tratamiento que responden a supuestos básicos de carácter diferente. El primero, procedente de la medicina clásica griega, se atribuye a la “fuerza curativa de la naturaleza” de la que el médico debe ser un mero servidor limitándose a favorecer la fuerza curativa de la naturaleza mediante procedimientos procedentes de la naturaleza en general. Este supuesto ha pervivido hasta la actualidad en tendencias naturistas o ecologistas y en instituciones como la Iglesia Católica que continúan valorando la idea clásica de naturaleza como motivo para valorar negativamente lo “artificial” (López Piñero, J.M.; López Terrada, Ma L., p. 103).El segundo supuesto terapéutico es propio de la medicina moderna y no admite otro criterio que la explicación científica del modo de acción de los efectos curativos de cualquier sustancia, energía, y procedimientos, tanto naturales como artificiales, sin aceptar preferencias a priori entre unos y otros.3. Practicas médicas no validadasDesde el punto de vista metodológico a este amplio grupo de “medicinas alternativas” convendría agruparlas, o por que no denominarlas, practicas médicas no validadas para recordar que no han demostrado científicamente la eficacia causal objetiva de sus tratamientos (Sánchez González, M. A., 1998, p.97). Estas prácticas han aumentado en los países en desarrollo, siendo los motivos principales por los que se acude a ellas problemas crónicos: artritis, dolores de espalda, problemas gastrointestinales, trastornos del apetito, etc. Dentro de estas se encuentra la Musicoterapia concebida como el uso terapéutico de los efectos “psicofisiológicos” que parece tener la música.En 1855 se representa en la Royal Society of London la memoria de Manuel Rodríguez Sitches, más conocido como Manuel García, titulada Observación on the human Voice a partir de ese momento comienza el estudio fisiológico de la voz humana. Hoy en día todo el mundo conoce que la emisión vocal, una forma de música, produce una serie de cambios en el organismo sobre todo a nivel del aparato respiratorio. Desde esta fecha los estudios han derivado más hacia un la compresión de los fenómenos fisiológicos derivados o implicados en la audición y percepción, prueba de ello son las obras de Wallin (1991), Aiello (1994), Storr (2002). Actualmente los estudios médicos se dirigen a evaluar la acción de la música en otros parámetros fisiológicos (tensión arterial, frecuencia cardiaca) en los cuales parece que pudiera influir, pero en ningún momento nadie se atreve, pesar de los hechos descritos, a recomendar su uso como terapia a la espera de futuras investigaciones y, solamente limitando su campo de tratamiento a pacientes con patología psíquica o de origen psicosomático.4. La música como terapia en la Historia de la HumanidadSin lugar a dudas la música fue utilizada alguna vez como forma de terapia. En las sociedades primitivas la creencia en espíritus malignos intrusos y la intromisión de fuerzas de esta naturaleza como causa de conductas anormales y enfermedades era común. En este contexto podemos comprender el uso terapéutico de la música vocal e instrumental, el tratamiento de la enfermedad era muy simple: se trataba de suprimir o amortiguar la causa, usando varios medios, entre ellos el poder mágico de la música. Desde la antigüedad hasta los primitivos actuales los curanderos han utilizado siempre encantamientos y hechizos cantados.Durante la Edad Media y Moderno el uso de la música y el baile como medida terapéutica está también documentado. Gerald de Barri en su Itinerary Throughout Wales nos describe como los peregrinos acudían a Santa Almedha (Brecknosckshire) para curarse de sus enfermedades. Obviamente las creencias, los deseos y los ritos se aliaban para satisfacer exigencias morales y aspiraciones frustradas. Para satisfacer estas necesidades se utilizaba el canto y la danza hasta alcanzar un estado de trance ritual o posesión, solo así era posible reducir las tensiones emocionales y conseguir un cierto alivio. Otros fenómenos relacionados con la música, como las locuras de danzantes medievales, parecen únicos si se las considera psicopatías de grupo características de la Edad Media.No podemos obviar en este recorrido histórico por los usos terapéuticos de la música el mal de la taranta, cuya historia es bien conocida gracias a Sigerist (1946), este mal se caracterizaba por los siguientes síntomas: los ataques se producían en lo mas caluroso del verano, Julio y Agosto, el individuo sentía un dolor agudo que atribuía a la mordedura de una tarántula, después se ponía en pié y corría hacia la calle donde saltaba y bailaba frenéticamente, la mayor parte de los danzantes eran jóvenes y los sufrían más la mujeres que los hombres. El baile se consideraba el remedio supremo y la danza continuaba durante días hasta que se agotaban. Este mito cultural dio origen a una literatura médica especializada en el tema en la que se recogían abundantes partituras de las obras musicales interpretadas durante estos tratamientos.Pero a pesar de los argumentos históricos que se utilicen la tradición musical no justifica la utilización de esta terapéutica (Rosen, G., p. 50).5. Tratamiento y curación. Evaluación de un tratamientoSi entendemos la enfermedad como un producto indeseable de la reacción del hombre con factores endógenos y exógenos debemos tomar medidas correctivas que lo eviten. Pueden considerarse varios tipos de intervenciones: modificar el factor o causa de la enfermedad, modificar la exposición, modificar la respuesta del organismo, evitar la respuesta como en la higiene personal, suprimir el órgano afectado. En cualquiera de ellas podemos proponer una intervención activa y esperar una secuencia positiva o un efecto beneficioso. Este concepto de causa-efecto se aplica a cualquier tipo de intervención en medicina.La evaluación representa los diversos procedimientos para determinar, tan objetivamente comos sea posible, la pertinencia efecto e impacto de las actividades terapéuticas en relación con sus objetivos preestablecidos. Por lo tanto cualquier tipo de terapia en medicina implica un estudio de la relación de causa-efecto y se convierte en un proceso secuencial.Un estudio de fase uno evalúa las respuestas biológicas básicas de los individuos sanos ante una terapia.Un estudio de fase dos evalúa las respuestas biológicas básicas de los individuos que padecen la enfermedad diana, ante una terapia.Un estudio de fase tres evalúa la eficacia del tratamiento. Es un estudio etiológico experimental de una terapia (causa) y su efecto curativo (consecuencia).Un estudio de fase cuatro, evalúa la eficacia de la terapia en la práctica sanitaria diaria es decir con enfermos no seleccionados en los que la terapia puede producir múltiples efectos positivos o negativos. La relación causa efecto debe explicarse con los principios aplicables a la causalidad cuya exposición haría en exceso largo este articulo, pero que el interesado puede encontrar en cualquier libro de metodología de la medicina.Limitando los efectos de los tratamientos surge el análisis del efecto placebo. Literalmente, la palabra significa “te complaceré” y se ha definido como “una sustancia inerte que debido a su efecto psicológico se administra para satisfacer al paciente”. Sin embargo esta definición no es del todo exacta pues existen sustancias no inertes capaces de ejercer tal efecto y, asimismo el efecto placebo puede ocurrir sin que se administre ninguna sustancia. La fe del terapeuta en su método y del paciente en el terapeuta ejercen un efecto de refuerzo mutuo, cuyo resultado es la aparición de un poderoso remedio que mejora casi siempre al enfermo y que, incluso, lo cura. Las tasas de respuesta a estos procedimientos dependen del medio en que se aplica y en algunos casos se ven incrementadas mediante comunicación no verbal por parte del terapeuta o por otros medios. El efecto placebo contribuye al éxito de toda terapia aliviando los síntomas de las enfermedades y con frecuencia es la única causa de curación cuando se trata de dolencias y no propiamente de enfermedades (Skrabanek, P.; McCormicck; P., p.18).6. La Música como terapia: aspectos actualesEs evidente que actualmente se investiga en torno a la utilización la música para el tratamiento de determinadas dolencias o en casos particulares. La consulta de la base de datos médica más importante a nivel mundial, MEDLINE, muestra el gran numero de trabajos en torno a la música y su utilización como terapéutica. La mayoría de las veces se analiza su aplicación a determinados síntomas en el contexto de un cuadro clínico –demencias- o al uso de esta forma especial de terapéutica dentro de cuadros de sintomatología dolorosa sin una patología orgánica que la justifique. La mayoría objetivan una discreta mejoría en algún aspecto del cuadro clínico, pero las revisiones de la Colaboración Cochrane sugieren que a falta de estudios y de la explicación de mecanismos que justifiquen la relación causa efecto de estas observaciones no se justifica el uso de este tipo de terapia en ninguna patología. Harían falta estudios más amplios, con un buen diseño experimental, más numero de pacientes, y quizás controlados por un observador escéptico, que verdaderamente pudieran llevar a una evaluación seria y responsable de su verdadera utilidad.Si atendemos a los estudios reseñados en esta base de datos, podríamos decir que la musicoterapia se encuentra en un estudio de fase uno, es decir lo más estudiado son, y sobre eso nadie pone dudas, los efectos fisiológicos derivados de la percepción musical en el organismo humano de personas sanas. La conclusión sobre el resto de sus utilidades sigue siendo la falta de evidencias científicas que justifiquen su supuesto efecto beneficioso.7. ¿Hacia donde camina la musicoterapia?Hace poco tiempo hablando con un miembro del claustro de la una universidad española sobre los supuestos beneficios de la acupuntura me comentaba que lo peor de esta moda es que se hubiera importado este tipo de terapia, ineficaz desde su punto de vista, pero no los hábitos saludables de la sociedad china en que se desarrolló. ¿Cuál será el camino que seguirá la musicoterapia?. En un principio creo que será el último grito exótico de las medicinas no validadas en la sociedad española. ¿Cuáles van ser los requisitos para ejercer esta profesión?, en el campo de las medicinas no validadas cualquiera puede hacerse: quiropráctico, herborista, etc., sin ningún principio científico o plan de estudios validado que justifique tal práctica. Y es evidente que estos obvian todos los principios de metodología científica aplicados al estudio de la saludLas características generales del curso que da pié a este articulo nos hablan casi de una vuelta a los conceptos medievales de enfermedad “el cuerpo humano más halla del plano fisiológico, es identidad, representación psíquica, función relacional discurso: El cuerpo es expresión (“cuerda que suena y se mueve, instrumento de música. La musicoterapia pone el cuerpo en escena, le otorga protagonismo, prioriza en relación al cuerpo una mirada y una escucha…”. De nuevo, al igual que nos describía Gerald de Barri, las creencias, los deseos y los ritos se ponen en juego para satisfacer exigencias morales y aspiraciones frustradas.Aunque el programa dedica un apartado a la semiología musical alguien debía de tratar de explicarnos lo que debemos entender si su uso en este entorno implica algo más que su uso convencional en el entorno musicológico: el estudio y análisis de las grafías musicales. Aunque podrían surgir otras explicaciones más surrealistas: decidir la patología que tiene el 'paciente' a partir de la música que escuche y llegar a una clasificación de la música en beneficiosa o perjudicial. Schwarz (2002, p. 156) recoge que existen tipos de rock que pueden producir ciertos problemas físicos, por ejemplo 'deficiencias cardiovasculares', y que la escucha de este tipo de música puede producir retrasos en el crecimiento. Así que la pegunta básica seguirá siendo ¿como explora el 'musicoterapéuta' al enfermo?, ¿en que va a basar su diagnóstico? Porque, sin la objetividad de un diagnostico exacto es imposible llegar a una terapéutica eficiente.De nuevo en los textos publicados a la mano del público general surgen indicaciones terapéuticas de lo más surrealista. Recurro de nuevo al libro de Schwarz, por ser uno de los últimos que llegaron a nuestras librerías, a la música se le atribuyen: combatir los miedos, la depresión, “música para el corazón” para estimular la creatividad, para combatir el dolor, para combatir la adicción y la dependencia. Incluso se permite recomendar música que “aumenta el yó erótico” y hará mas agradable las horas en pareja (ej: 4º Concierto para piano de Beethoven, 2º Concierto para piano de Chopin, El Mar de Debussy, Francesca da Rimini de Chaicovsqui), en fin mientras que no se me diga lo contrario, o cualquier terapeuta me tome por enfermo, seguiré prefiriendo para ciertos momentos la música del primer Antonio Carlos Jobin que popularizó el sello Verve.Uno de los apartados del curso se dirige a la idea de ética en Musicoterapia (!uff¡, qué fuerte suena el término). Por lo expuesto no tenemos pruebas de que lo que argumentan nos sea más que una nueva superchería sin base científica alguna y solamente sustentada por las creencias personales de un grupo social determinado. Por otra parte empezaré a creer en que al menos tienen unos principios éticos cuando lea alguna crítica de este grupo profesional sobre las bazofias literarias como la de Schwarz que solamente hacen desprestigiar la validez de este tipo de terapéutica si es que alguna vez la tuvo.BibliografíaAckerknecht, E. H.: Breve Historia de la psiquiatría, Valencia: Seminari d'estudis sobre la ciencia, 1993Aiello, Rita (Ed): Musical perceptions, Oxford: Oxford University Press, 1994Jenicek, Milos: Epidemiología. La Lógica de la medicina moderna, Barcelona: Masson. 1996León Sanz, Pilar (1991): "Literatura Médica española sobre musicoterapia en el siglo XVIII" en Nassarre, VII, 2 (1991) pp. 73-155León Sanz, Pilar (1993): "Teoría de la acción terapéutica de la música en la medicina del siglo XVIII" en Nassarre, IX, 1 (1993) pp. 79-117León Sanz, Pilar (1997): "Musicoterapia y observación clínica en la España del siglo XVIII: el Tarantismo" en Nassarre (1997) XIII (1997) pp. 69-122López Piñero, J.M.; López Terrada, Ma L (2000): Introducción a la Medicina, Barcelona: Editorial Crítica, 2000Rosen, G.: Locura y Sociedad. Sociología Histórica de la enfermedad mental, Madrid: Alianza Editorial, 1974Sánchez González, M. A.: Historia, teoría y método de la medicina: introducción al pensamiento médico, Barcelona: Masson, 1998Scharwz, A., Scheppe, R. (2002): Cúrate con la música. Principios y aplicaciones de la musicoterapia, Barcelona: Robin Book, 2002Sigerist, H.: Civilización y enfermedad, México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1974Skrabanek, P., McCormick, J.: Sofismas y Desatinos en Medicina, Barcelona: Doyma, 1992Store, A.: La música y la mente: El fenómeno auditivo y el porqué de las pasiones, Barcelona: Paidos, 2002Wallin, Nils L.: Biomusicology: Neurophysiological, Neuropsichological and Evolutionary Prespectives on the Origins and Puroposes of Music, Stuyveant, NY.: Pendragon Press, 1991
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