España - Cantabria
Finales del Concurso de Piano de Santander (II): dos Terceros y un Primero
Maruxa Baliñas
El programa de esta noche, tratándose de las finales de un concurso, se presta al chiste fácil. Si ayer se tocó dos veces el Concierto nº 1 de Brahms, y el Tercero de Prokofiev, en esta sesión fue a la inversa: Xiaolu Zang (China, 22 años) se presentó con el Concierto para piano nº 1 de Chaicovski, Domonkos Csabay (Hungría, 32 años) con el Concierto nº 3 de Bartók, y Jaeden Izik-Dzurko (Canadá, 22 años) con el Concierto nº 3 de Rachmaninov. O sea, dos terceros y un primero.
La opción de Zang por el famosísimo Concierto de Chaicovski era bastante lógica. Al público le encanta la obra, en el Conservatorio de Pekín -donde se formó, aunque ahora está en la Universidad de Música de Hanover- la tocan muchos alumnos (creo que casi todos la estudian) y tiene las condiciones técnicas para lucirse con él, por lo que podía haberle valido uno de los premios ... y quizá lo obtenga. Personalmente no quedé muy contenta de su interpretación, que me pareció demasiado convencional, falta de personalidad, e irregular.
Es un concierto muy conocido y me extrañó el bajo nivel de la Orquesta de la RTVE, sobre todo en el comienzo, aunque también ayer empezaron mal y terminaron mucho mejor. En todo caso a Pablo González, el director, no se le vio especial interés por la calidad de la interpretación, lo que quizá se puede atribuir a que Zang no supo trasmitir a la orquesta y al director sus deseos durante el breve tiempo que tiene cada concursante para trabajar con la orquesta. Hay que tener en cuenta que Zang es uno de los concursantes 'jóvenes' y la música requiere una experiencia y una madurez personal que excede seguramente lo que Zang ha logrado hasta este momento. En esas circunstancias, el pianista tiene que 'fingir', inspirarse en otros pianistas anteriores, o seguir las instrucciones de su profesor, que en este momento es el prestigioso Arie Vardi (Tel Aviv 1937), muy eficiente en formar ganadores de concurso puesto que él mismo es jurado habitual en los más prestigiosos.
¿A qué viene este excurso tan largo? Pues a que Zang no dominó el Concierto de Chaicovski, tuvo momentos muy buenos, pero en otros se vio superado por la magnitud de la obra, a menudo se aceleró o cuando menos fue incapaz de mantener la tensión el tiempo suficiente, etc. El segundo movimiento tuvo momentos muy bellos -fue el que más me gustó- y en general Zang es un pianista valiente y musical, pero siempre lastrado por esas caídas de tensión en un concierto donde la narración emocional está muy trabajada y es efectiva. Parte de estos problemas pueden deberse a la pésima acústica de la Sala Argenta del Palacio de Festivales, con sus columnatas laterales abiertas por donde escapa el sonido y entran los ruidos, que esta noche fueron bastante variados, pues a los móviles se unió un niño pequeño o bebé que parloteaba sonoramente (aunque lo sacaban de la sala a gran velocidad) y varios ruidos de etiología desconocida que venían de la columnata.
Domonkos Csabay fue en mi opinión el mejor pianista de estas finales y aunque este año no he quedado encandilada por ninguno de los candidatos, Csabay es un firme candidato a ganar el primer premio. Debo decir que el 'aplausómetro' no está de acuerdo conmigo y que entre los 'expertos' de mi entorno hubo comentarios muy duros sobre él, que en buena medida lo eran sobre el propio Bartók, cuyo concierto es maravilloso pero no muy apreciado, sobre todo en comparación con el Tercero de Prokofiev y el Tercero de Rachmaninov, que también se escucharon estos dos días y resultan arrebatadores.
La versión de Csabay del Concierto nº 3 de Bartók fue la de un pianista maduro y con las ideas claras, algo que ha faltado en casi todos los participantes en esta final. La orquesta de RTVE lo acompañó muy bien y mostró carácter, algo de lo que había adolecido en las cuatro obras anteriores, lo que quiere decir que Csabay fue efectivo también en este apartado 'relacional'. En sí el Tercer concierto de Bartók fue compuesto cuando este ya estaba gravemente enfermo en Nueva York y de hecho murió sin completar los compases finales (lo hizo su alumno Tibor Serly, 1901-1978), por lo que además se hicieron algunos arreglos menores antes de estrenarlo y editarlo. Es sin embargo una obra maravillosa donde Bartók reúne su amor por la música tradicional, su concepto del piano como un instrumento de percusión, un lirismo que escapa por todos los resquicios y unos solos para el piano que permitieron a Csabay lucirse en el aspecto más virtuosístico (y siendo un poco malvada, tiene además la ventaja de que muy pocos pianistas chinos tocan Conciertos de Bartók en los concursos, lo que siempre permite diferenciarse).
Hablaba de la madurez de Csabay al interpretar este Concierto de Bartók, pero en la rueda de prensa de ayer fue el único pianista que se atrevió a reconocer francamente que cuando estaba estudiando este no era 'su concierto', sino el de uno de sus compañeros y amigo personal, quien a menudo le propuso que lo preparara él también, aunque sólo lo trabajó recientemente y Santander será el primer sitio en que lo tocará en público (o eso es lo que entendí). Como ya indiqué, un concurso exige una preparación muy específica, distinta a lo que suele ser la carrera profesional de un intérprete y a menudo -como pasa con el deporte de alta competición- tiene poco de 'sano'. Por eso elegir un concierto con orquesta u otro puede marcar una diferencia clara y sin duda elegir el Concierto nº 3 de Bartók fue una buena opción.
Csabay, formado en la Academia Liszt de Budapest y en el Conservatorio de Birmingham, tiene ya una carrera destacada como compositor y como pianista acompañante (ha ganado incluso algunos premios), y esta vuelta a los concursos puede ser un intento de reencauzar su carrera como solista. No hay que perder de vista que aunque el Primer Premio del Concurso de Santander está relativamente bien dotado económicamente (30.000€ a los que se pueden sumar otros premios), destaca sobre todo por la gran cantidad de conciertos que proporciona al ganador -y en menor medida al resto de los premiados- que le permiten presentarse en salas de países muy diversos en los años siguientes e iniciar una carrera profesional potente en recitales a solo o con orquesta.
Si hemos de juzgar por la reacción del público, el ganador del Primer Premio y si se tercia del "Gran Premio de Santander" (que sólo se obtiene si el jurado otorga el primer premio por unanimidad), es el canadiense Jaeden Izik-Dzurk. Cuando finalizó su interpretación del Concierto para piano nº 3 de Rachmaninov los aplausos fueron cerrados e intensos, se oyeron numerosos bravos y una parte del público se puso en pie, y además estos aplausos se prolongaron largo rato aunque Izik-Dzurk no salió a saludar por segunda vez (ignoro si los concursantes pueden hacerlo, aunque el público lo pida) y fueron Pablo González y la orquesta quienes agradecieron el entusiasmo.
El Concierto nº 3 de Rachmaninov ciertamente levanta estos entusiasmos, pero es que además Izik-Dzurk lo tocó espléndidamente. No está de más recordar que si Csabay era 'novato' con su concierto orquestal, Izik-Dzurk, hijo de un profesor de piano y formado en la Julliard School, lo tenía especialmente bien 'rodado' porque es precisamente con el Concierto nº 3 de Rachmaninov con el que ganó el primer premio en el Concurso Maria Canals de Barcelona en abril de este año 2022, acompañado en esa ocasión por la JONC (Jove Orquestra Nacional de Catalunya), dirigida por Manel Valdivieso.
¿Por qué prefiero entonces a Csabay? Pues porque nuevamente Izik-Dzurk hizo una versión convencional, correctísima en el aspecto técnico, con un sonido precioso y una independencia de las manos impecable, que sus melodías cantaron y arrullaron al tiempo que sonaban clarísimas, y otros muchos logros técnicos y expresivos que podría añadir. Pero en ningún momento dominó la obra como lo había hecho Csabay, quien fue el único que -siempre en mi opinión- impuso su versión al público e incluso a la orquesta. Tuve además la sensación en varias ocasiones de que Izik-Dzurk exageraba el romanticismo del Tercero de Rachmaninov hasta convertirlo en 'peliculero' o 'música de café', un defecto que asoma fácilmente en Rachmaninov cuando no se interpreta con el rigor y la seriedad con que lo hacía el propio autor.
Ya casi es una tradición que antes de conocer los ganadores del Concurso Internacional de Piano de Santander 'Paloma O'Shea' -que se harán públicos mañana 6 de agosto hacia las 18.30- presente públicamente mi 'apuesta'. Nuestro editor -que me tiene que 'hacer la pelota' obligatoriamente- dice que siempre acierto, pero este año me siento bastante confusa. Si el jurado siguiera mi capricho, otorgaría el primer premio a Domonkos Csabay, el segundo a Izik-Dzurk y el tercero a Nitahara o al joven Xiaolu Zang, incluso a Tadokoro. Pero como no siguen mi capricho y además saben mucho más que yo, pues puede ocurrir cualquier cosa ... En cualquier caso, me atrevo a apostar que no se dará el Gran Premio de Santander, incluso aunque se celebre la XX edición y sobre todo el 50 aniversario de la primera edición del Concurso de Piano 'Paloma O'Shea' -aun como competición nacional- en 1972, porque no veo un candidato tan destacado que pueda obtener la unanimidad del jurado.
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