Reportajes

Ucrania

IX. La OTAN tras la Cumbre de Madrid

Juan Carlos Tellechea
miércoles, 10 de agosto de 2022
Cumbre de la OTAN 2022 © 2022 by Bundeswehr Cumbre de la OTAN 2022 © 2022 by Bundeswehr
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Si vis pacem, para bellum (Si quieres la paz, prepara la guerra). La histórica cumbre de la OTAN celebrada en Madrid en junio de 2022 puso en marcha una amplia reorientación de la Alianza. Así lo demuestran tres decisiones centrales: la adopción del nuevo Concepto Estratégico, la anunciada admisión de Finlandia y Suecia, y el reposicionamiento militar. La guerra de agresión rusa contra Ucrania actuó en parte como desencadenante (ampliación al norte) y en parte como catalizador, acelerando desarrollos que se venían gestando desde hace tiempo (reposicionamiento militar).

El punto de partida de estas decisiones es la constatación de que Rusia representa actualmente la mayor amenaza, afirma un nuevo estudio de la Fundación Ciencia y Política (SWP), el gabinete estratégico que asesora al gobierno y al parlamento de Alemania. 

En consecuencia, la OTAN está dando ahora una clara prioridad a la defensa colectiva en el área euroatlántica, mientras que la gestión de crisis internacionales, antes dominante (por ejemplo en Afganistán), está perdiendo importancia, 

señalan en dicho análisis la politóloga Dra. Claudia Major, quien dirige el Grupo de Investigación sobre Política de Seguridad de la citada fundación, y el capitán de fragata Göran Swistek, investigador visitante del referido grupo.

Este enfoque dará forma a la próxima década. Alemania ha formulado una reclamación de liderazgo por ello. Para ponerla en práctica, la Bundeswehr (Fuerza armadas federales de defensa) debe mejorar su equipamiento, su preparación operativa y su financiación.

Antes de la cumbre, existía una gran preocupación por que las diferencias internas impidieran las decisiones y enviaran una señal de disensión interna. Se temía que Turquía bloqueara la adhesión de Finlandia y Suecia en contra de los deseos de todos los demás aliados. Hasta la víspera, también hubo discusiones sobre pasajes concretos del Concepto Estratégico, como la forma crítica en que se nombraba a Rusia y China; sobre el aumento del presupuesto comunitario, que fue rechazado por algunos gobiernos; y, por último, sobre aspectos del reposicionamiento militar. Resulta aún más sorprendente que los Estados de la OTAN hayan sido capaces de resolver los mayores puntos de discordia en la primera mañana de reunión.

Dr. Claudia Major. © 2022 by SWP.Dr. Claudia Major. © 2022 by SWP.

El programa de la Cumbre

Cinco temas dominaron la agenda: la adopción de un nuevo Concepto Estratégico; la adhesión de Finlandia y Suecia; la reorganización de las capacidades de disuasión y defensa; el aumento del presupuesto comunitario; y la continuación del apoyo a Ucrania. A la sombra de estos grandes temas, los aliados trabajaron en otras muchas cuestiones derivadas del nuevo Concepto Estratégico, como el tratamiento de las consecuencias del cambio climático, la cooperación entre la UE y la OTAN, el tratamiento de las armas químicas, biológicas y nucleares, así como de las amenazas híbridas, y, por último, pero no por ello menos importante, las iniciativas sobre innovación en la industria de la defensa.

También cabe destacar que, además de Ucrania como invitados adicionales, participaron por primera vez en determinados puntos del orden del día cuatro Estados del Indo-Pacífico, los llamados AP4 (Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda). Los debates con ellos se centraron, por ejemplo, en cómo hacer frente a las amenazas híbridas, así como en las posibilidades de cooperación ante los crecientes desafíos que plantea China. Esto demuestra la creciente importancia de esta región para la OTAN y sus esfuerzos por ampliar la cooperación regional.

El nuevo concepto estratégico

En 2021, los Estados de la OTAN encargaron al Secretario General la elaboración de un nuevo Concepto Estratégico, ya que el documento anterior, de 2010, estaba en gran medida obsoleto. El nuevo concepto analiza la situación de la seguridad, identifica las amenazas y define las directrices para la orientación de la Alianza en los próximos 10 años. Muestra la continuidad al mantener las tres tareas principales de la OTAN a pesar de las largas controversias: defensa colectiva; prevención y gestión de crisis; seguridad cooperativa. Sin embargo, ahora se ponderan de forma diferente: la defensa colectiva tiene prioridad. Las diferencias con respecto a 2010 son principalmente el tratamiento más crítico de Rusia, la primera mención a China y la inclusión de nuevos temas (como el cambio climático) y nuevas amenazas (como las tecnologías disruptivas).

Mientras que en 2010 se seguía hablando de Rusia como socio estratégico, ahora se la identifica como la mayor y más inmediata amenaza para la paz y la estabilidad en la zona euroatlántica. Ya no se puede descartar un ataque a un miembro de la OTAN. La voluntad de Moscú de hacer la guerra para ampliar sus esferas de interés e influencia, así como su acumulación militar, han dado lugar a posibles líneas de conflicto entre la OTAN y Rusia: desde el Ártico hasta la región del Mar Báltico, el Mar Negro y los Balcanes hasta el Mediterráneo oriental y el Sahel. Estos conflictos podrían intensificarse. Pero la OTAN sigue dispuesta a mantener abiertos los canales de comunicación para mitigar los riesgos, evitar escaladas y crear más transparencia. La Alianza no busca la confrontación con Rusia y no es una amenaza.

China, en cambio, se define como un desafío. La visión mucho más crítica de China exigida inicialmente por algunos aliados, como Estados Unidos, se atenuó finalmente a petición de otros, especialmente Francia y Alemania. Por otro lado, se recogió la preocupación de EEUU por la creciente cooperación de Rusia con China. El desafío que plantea China no es tanto una amenaza militar directa, sino que surge del intento del país de remodelar y dominar el orden internacional según sus propias ideas. Esto incluye, por ejemplo, operaciones híbridas y cibernéticas maliciosas, retórica de confrontación y desinformación. Por lo tanto, el concepto confirma que las amenazas híbridas y las del ciberespacio pueden activar la cláusula de asistencia mutua (artículo 5). Por eso es aún más importante que la OTAN establezca una cooperación regional preventiva con socios afines, como la AP4. Por lo tanto, la seguridad cooperativa no sólo significa que la OTAN sigue abierta a nuevos miembros, como Finlandia y Suecia, sino que también intensifica la cooperación con socios de todo el mundo.

Adhesión de Finlandia y Suecia

En Madrid, los aliados aceptaron las solicitudes de adhesión de Finlandia y Suecia. Gracias a intensos esfuerzos diplomáticos, Suecia, Finlandia y Turquía alcanzaron un acuerdo en vísperas de la cumbre que despeja el camino de la adhesión. Entre otras cosas, se acuerdan mecanismos de consulta y se reconocen las percepciones de amenaza mutua, pero también confirma los valores democráticos. Ahora todos los aliados tienen que ratificar las solicitudes de adhesión, y Finlandia y Suecia tienen que demostrar que cumplen los criterios de adhesión. Sin más bloqueos, podrían ser admitidos en 6 o 12 meses.

Política y estratégicamente, su adhesión es una ganancia: políticamente, la OTAN demuestra que se atiene al principio de la libre elección de la alianza a pesar de las amenazas rusas (que han vuelto a intensificarse en los últimos día). Desde el punto de vista geoestratégico, el norte de Europa se convertirá ahora en una zona coherente bajo la protección de la OTAN, con la excepción de Kaliningrado y San Petersburgo. Esto simplifica la planificación de la defensa, especialmente para los Estados bálticos, y aumenta la credibilidad de la disuasión en el norte. Finlandia, al igual que Suecia, contribuirá sustancialmente a la OTAN, porque cuenta con unas fuerzas armadas modernamente equipadas, potentes y bien entrenadas, con industrias de defensa innovadoras, con un excepcional conocimiento operativo regional de Rusia, con unas capacidades únicas de lucha bélica en regiones climáticamente desafiantes como el Ártico, y con unos conceptos nacionales de defensa total. Como Socios de Oportunidades Reforzadas (EOP), hace tiempo que colaboran estrechamente con la OTAN, lo que facilitará su integración.

Sin embargo, su adhesión también amplía el territorio de la OTAN, como demuestran los más de 1.300 kilómetros de frontera finlandesa solo con Rusia, que la OTAN tendrá que incluir en su planificación de defensa en el futuro. No es de extrañar que Rusia critique las dos adhesiones, ya que supondrían la supremacía de la OTAN en el noreste de Europa y limitarían su capacidad de actuación allí, especialmente la de sus flotas del Mar del Norte y del Báltico. Aunque Finlandia y Suecia no se han pronunciado hasta ahora a favor de tener tropas de la OTAN en sus territorios.

Reforzar la capacidad de disuasión y defensa

Gráfico 1. Nuevo modelo estratégico de fuerzas de la OTAN. © 2022 by Bundeswehr.Gráfico 1. Nuevo modelo estratégico de fuerzas de la OTAN. © 2022 by Bundeswehr.

El Concepto Estratégico deriva del análisis de la amenaza la necesidad de reforzar y reposicionar las capacidades de disuasión y defensa de la OTAN. Para responder a la amenaza rusa, la Alianza quiere ampliar su presencia en las zonas especialmente expuestas, reforzar la defensa aérea y antimisiles, sobre todo en sus flancos nororiental y suroriental, e intensificar la ciberdefensa y las actividades de ejercicio. Para que todos los Estados actúen de forma coherente, hay que revisar o elaborar y sincronizar los planes de defensa nacionales y de la OTAN. Tres ideas guían esta reorganización:

En primer lugar, se ha adoptado un Nuevo Modelo de Fuerza (NFM), que sustituye a los anteriores formatos de la OTAN, a saber, la Fuerza de Respuesta de la OTAN (NRF) y la VJTF de punta. La ambición del NFM es organizar a unos 800.000 soldados. Asigna las fuerzas y capacidades aliadas a las diferentes regiones de conflicto potencial dentro de la zona euroatlántica, como la región del Mar Báltico, y las organiza en tres niveles con una preparación creciente. Los niveles 1 y 2 forman el núcleo con 100.000 y 200.000 efectivos, respectivamente, y tienen una alta disponibilidad de respuesta de 10 y 30 días. Se espera que las tropas de nivel 3, otros 500.000 soldados, estén gradualmente listas para el despliegue en un máximo de 180 días.

Dentro de los tres niveles de NFM, se prevén otras diferenciaciones: Dentro del Nivel 1, la NRF y la VJTF existentes se fusionarán en una nueva fuerza de reacción rápida, la Fuerza de Reacción Aliada (ARF), compuesta por 40.000 soldados. Estos estarán permanentemente subordinados al comandante supremo de la OTAN, el SACEUR, es decir, incluso antes de que estalle una crisis, para permitir una respuesta rápida. Se trata de una innovación notable: hasta ahora, algunos Estados, como Francia y Alemania, lo rechazaban.

Sin embargo, los tres niveles incluyen fuerzas que cada Aliado reserva para la defensa de su propio territorio o bajo mando nacional como contribución adicional voluntaria. Así, los Estados conservan la soberanía sobre la mayoría de sus tropas. El NFM tampoco significa que la OTAN vaya a disponer ahora de 800.000 efectivos, sino que se trata simplemente de una nueva asignación. Muchas tropas siguen bajo el mando nacional, y la preparación real de algunas es cuestionable.

En segundo lugar, un enfoque regional más fuerte es nuevo. Las fuerzas y capacidades aliadas se asignan en parte a las regiones potencialmente conflictivas (focus areas) de la zona euroatlántica, como los Estados bálticos. Junto con el despliegue anticipado previsto de municiones y material, se pretende aumentar la disponibilidad operativa. En términos prácticos, esto significa, por ejemplo, que la munición y el material de la Bundeswehr se almacenarán donde se desplegarían los contingentes alemanes en caso de emergencia. Además, se reforzarán las estructuras de mando para las tareas regionales; los tres Mandos de la Fuerza Conjunta existentes (Brunssum, Nápoles y Norfolk) recibirán sus propias áreas de responsabilidad. Lo mismo ocurre con los elementos de mando dentro de una región: por ejemplo, se ampliará el papel del Cuerpo Multinacional Noreste (MNC NE) en Szczecin para que pueda coordinar las fuerzas del Ejército de la OTAN en la región del Mar Báltico a nivel regional y transversal.

Las críticas provienen principalmente de los aliados del sur de Europa que no quieren asignar sus fuerzas a una región específica. Temen que esta definición reduzca la flexibilidad de SACEUR y vaya en detrimento de la atención al flanco sur con sus problemas específicos, como la inestabilidad y el terrorismo.

En tercer lugar, la OTAN está adaptando su modelo de disuasión y cambiando el enfoque de la disuasión a la defensa. La planificación anterior en Europa Oriental y Central se concibió como disuasión por refuerzo: La disuasión se basó en una pequeña presencia multinacional rotativa de tropas en los países bálticos y Polonia (unos 1.000 soldados en cada uno), la llamada Presencia Avanzada Reforzada (PFRE), que debía reforzarse en caso de crisis. Los estados antes mencionados, en particular, dudaban de que este enfoque de "trampas" funcionara y pedían el despliegue permanente de unidades más grandes y mejor equipadas, así como de tropas de refuerzo creíbles.

Gráfico 2. Flanco este de la OTAN. © 2022 by Bundeswehr.Gráfico 2. Flanco este de la OTAN. © 2022 by Bundeswehr.

Los nuevos planes siguen ahora el enfoque de disuasión por negación, según el cual se deja claro al enemigo que un ataque fracasaría mediante una mayor presencia de tropas y el despliegue anticipado de equipo pesado y municiones. El nuevo enfoque se hace visible en la decisión de convertir los actuales eFP en unidades multidominio a nivel de brigada y de emplazar las correspondientes capacidades y equipos pesados, como la artillería, sobre el terreno. "Capacidad multidominio" significa que las unidades podrán actuar en los distintos campos de operación, los dominios (tierra, aire, mar, espacio, ciberespacio). Además, se consolidarán las unidades de la OTAN que se establecieron adicionalmente en Eslovaquia, Bulgaria y Rumanía en respuesta a la guerra rusa contra Ucrania.

Varios Estados ya se han comprometido a aumentar sus contribuciones, entre ellos Alemania, que lidera el contingente de eFP en Lituania. Hay que distinguir entre los compromisos asumidos en el marco de la OTAN, como ha hecho Alemania, y los compromisos bilaterales. Esto último se aplica a Estados Unidos, que quiere ampliar su presencia en Europa, entre otras cosas mediante un nuevo cuartel general en Polonia y el estacionamiento de dos escuadrones de aviones de combate F-35 en el Reino Unido.

En definitiva, no se trata solamente de un aumento cuantitativo de las fuerzas de la OTAN, sino también de mejorar o reestructurar la preparación operativa y el equipamiento. El NFM se convertirá así en la referencia para todas las fuerzas de la OTAN y el proceso de planificación de la OTAN NDPP. Se aplicará a mediados de 2023. Sin embargo, la OTAN no tiene fuerzas armadas propias y solo opera unas pocas capacidades, como el avión de reconocimiento AWACS: todas las contribuciones provienen de los Estados. Esto significa que para poner en práctica estas innovaciones integrales, todos los aliados tendrán que hacer mayores contribuciones de superior calidad (tropas, equipos), lo que requerirá esfuerzos considerables y a veces llevará mucho tiempo.

Además, la OTAN debe adaptar constantemente la nueva concepción de la defensa y la disuasión que ha iniciado a las cambiantes condiciones marco. Dado que los conflictos pueden librarse en la dimensión convencional y nuclear, pero también en la cibernética y el espacio y en ámbitos no militares como el espacio de la información, los conceptos de la OTAN deben desarrollarse y replantearse continuamente.

El papel clave de Alemania

El gobierno alemán ya había dado forma a las decisiones antes de la cumbre. Entre otras cosas, había que encontrar un compromiso entre los deseos de los Estados bálticos y de Polonia en particular, que exigían fuerzas adicionales, como una brigada de 3.000 a 5.000 soldados cada una, y lo que los Estados que aportan tropas están dispuestos y son capaces de proporcionar. El despliegue permanente de unidades de este tamaño no solo es costoso, sino que en la actualidad es difícilmente viable de hecho: Las naciones líderes de la PFe en el Báltico, es decir, Alemania (en Lituania), Gran Bretaña (Estonia) y Canadá (Letonia), no disponen de tales brigadas militares desplegables y totalmente equipadas a corto plazo.

Por lo tanto, Alemania propuso que solo una parte de las nuevas brigadas se estacionara localmente, principalmente elementos de personal y depósitos de munición y combustible. La mayoría permanecerán en sus países de origen, pero serán obligatoriamente citados por la OTAN y puestos en espera. En el caso de Alemania y Lituania, por ejemplo, esto significa que los elementos de la brigada se encuentran en Lituania, la mayoría está en espera en Alemania, asignada permanentemente a Lituania y los ejercicios se realizan allí. Gran Bretaña y Canadá quieren seguir este modelo. De este modo, la actual estructura de la eFP se construirá hasta el nivel de brigada con elementos multidominio para 2025. Alemania también participa en el nuevo grupo de combate en Eslovaquia, entre otras cosas con la defensa aérea.

Además, Alemania se ofreció en Madrid a proporcionar un cuartel general marítimo regional permanente para la región del Mar Báltico (cf. SWP-Aktuell 100/2020). Este cuartel general permanente y con personal multinacional coordinaría las fuerzas de la OTAN a nivel regional y en todos los ámbitos, desde la paz hasta la guerra. Sin embargo, Polonia ha hecho una oferta similar, reclamando también un papel de liderazgo regional. La OTAN aún no ha tomado una decisión al respecto para evitar conflictos germano-polacos. Londres está ocupando este hueco y reclamando un papel de liderazgo en su flanco norte y en el Mar Báltico. Los tres países se enfrentan al mismo reto de justificar materialmente estas afirmaciones. Lo que se puede prever aquí no es solo el conflicto de las reivindicaciones de liderazgo, sino también una obstrucción práctica mutua cuando hay que repartir las fuerzas.

En el ámbito marítimo, Alemania quiere subrayar su papel de liderazgo en la región del Mar Báltico aportando unos 20 buques de guerra para los niveles 1 y 2. En cuanto al ámbito terrestre, está previsto que haya una división principalmente en Lituania, pero también en todos los Estados bálticos y a lo largo de la frontera oriental de la OTAN. Sin embargo, el cumplimiento de estos compromisos es cuestionable: durante años Alemania (durante los gobiernos del canciller Gerhard Schröder (amigo del presidente neoestalinista ruso Vladimir Putin) y de la canciller Angela Merkel) ha prometido a la OTAN una división, pero no ha cumplido su promesa.

En el sector aéreo, la OTAN ha reaccionado a la guerra en Ucrania ampliando la vigilancia y las patrullas aéreas. Además, hay que mejorar la defensa aérea. Esto requiere más aviones en regiones especialmente expuestas, así como la ampliación de la defensa aérea en tierra. Todavía no se ha especificado la contribución alemana al respecto.

Por tanto, es importante que Alemania, en primer lugar, cumpla sus compromisos con la OTAN dentro de los plazos acordados, algo que no siempre ha ocurrido en el pasado. En segundo lugar, Berlín debe desarrollar sus propios planes de defensa y coordinarlos con los de la OTAN para poder desplegar sus propias fuerzas y capacidades de forma planificada y flexible.

Nuevos tanques alemanes. © 2022 by Bundeswehr/Mario Bähr.Nuevos tanques alemanes. © 2022 by Bundeswehr/Mario Bähr.

Las resoluciones de Madrid plantean grandes exigencias a Alemania en particular. Su importancia para la defensa de Europa se debe, en parte, a su fuerza económica: si Berlín gasta el 2% de su fuerza económica en defensa, como se ha anunciado, en 2022 tendrá, con diferencia, el mayor presupuesto de defensa de Europa, con unos 55.600 millones de euros y la parte de los activos especiales de este año, estimada en unos 25.000 millones de euros (Gran Bretaña unos 53.800 millones de euros, Francia unos 49.600 millones de euros). Si Alemania invierte sabiamente, puede convertirse en la columna vertebral convencional de la OTAN. Debido a su ubicación, también es el centro logístico por el que pasarían las posibles operaciones en el este de la zona de la alianza. Desde el punto de vista político, Berlín ha sido criticado por su política hacia Rusia; muchos aliados la consideran demasiado acrítica durante demasiado tiempo. Por lo tanto, el apuntalamiento práctico del compromiso de Alemania con la OTAN es una cuestión de credibilidad.

En términos prácticos, la reorganización de la OTAN requiere que Alemania despliegue más tropas con un mayor nivel de preparación, que refuerce las capacidades de defensa nacionales y de la alianza (como la artillería de largo alcance y la defensa aérea) y que realice ajustes estructurales. En su estado actual, la Bundeswehr solo puede lograr esto con el mayor esfuerzo y debe reducir otros compromisos para hacerlo, como las contribuciones que hace en el contexto de la gestión internacional de crisis, por ejemplo en las operaciones UNIFIL e IRINI. Para poder desempeñar el papel de liderazgo al que aspira, la Bundeswehr debe garantizar tres cosas de forma permanente:

Equipamiento: para cumplir con los tiempos de espera del NFM y garantizar la flexibilidad necesaria en la ejecución del planeamiento de defensa de la OTAN, la fuerza debe estar totalmente equipada en términos de personal y material. Sin embargo, la Bundeswehr lleva años sin poder reclutar personal suficiente y adecuado. En términos materiales, la Bundeswehr lleva demasiado tiempo orientada a las misiones de gestión de crisis y ha establecido un engorroso proceso de adquisición de armas. A esto se suma el inadecuado suministro y almacenamiento de municiones. El proceso de adquisición debe reformarse estructural y jurídicamente para poder adquirir el material necesario y comercializable en un plazo breve, sin tener que pasar por largos procedimientos de licitación y adquisición y especificaciones de productos.

Preparación: Se necesitan reformas estructurales para aumentar la preparación. Por ejemplo, hay que aplanar la jerarquía de la toma de decisiones y dar más autonomía a los niveles inferiores. Esto puede crear más flexibilidad y una capacidad básica de arranque en frío. Por "capacidad de arranque en frío" se entiende disponer de unas fuerzas armadas totalmente equipadas y ampliamente entrenadas que puedan ser convocadas con poca antelación y desplegadas geográficamente de forma independiente en caso de enfrentamiento militar. La preparación operativa de la Bundeswehr puede mejorarse mediante la designación previa de fuerzas y capacidades para la defensa nacional y de la alianza y su formación para este fin.

Un concepto integral de reserva también sería útil para asegurar la capacidad operativa de la Bundeswehr. Esto cubriría, por ejemplo, la necesidad de capacidades de seguridad y salvaguardia que surgirían dentro de la República Federal en caso de que un conflicto se intensifique y haya que llamar a las fuerzas del nivel 3 de la NFM. Para las contribuciones alemanas a las ARF, que están permanentemente bajo el mando de la OTAN, debería considerarse una especie de autorización previa por parte del Bundestag. Esto daría tanto a la OTAN como a los líderes militares alemanes más seguridad de actuación. Este tipo de autorización previa permitiría a SACEUR reaccionar rápidamente incluso en las crisis bajo unas directrices claras, pero le obligaría a dar una autorización posterior. Sería un compromiso pragmático que combina el control político y la rapidez militar.

Financiación y apoyo político: El fondo especial de 100.000 millones de euros, combinado con el compromiso de aumentar el presupuesto de defensa hasta el 2% del producto interior bruto (PIB), permite subsanar las antiguas carencias de capacidades. Entre ellos se encuentran, por ejemplo, el equipamiento personal de los soldados, los sistemas de comunicación, el avión de combate F-35, que va a asegurar el papel de Alemania en el reparto nuclear. Sin embargo, la mayoría de los proyectos de adquisición son proyectos a largo plazo, de varios años de duración. Por ello, hay que asegurar la financiación a largo término. Los aliados coinciden en gran medida en que su exigencia de 2014 de gastar el 2% del PIB en defensa solo describe un mínimo ("el 2% es el suelo, no el techo").

Además, el dinero por sí solo no puede resolver los problemas conocidos desde hace tiempo de la Bundeswehr. Igualmente importantes son el funcionamiento de los sistemas de adquisición y contratación, un ajuste de la estructura de las fuerzas y unos objetivos políticos claros. Esta última puede ser proporcionada por la Estrategia de Seguridad Nacional, que se está desarrollando actualmente bajo los auspicios del Ministerio Federal de Asuntos Exteriores.

Perspectivas: Más Europa

En Madrid, los aliados lograron demostrar la unidad política a pesar de las grandes diferencias. Esto también es necesario: solo cuando los Estados de la OTAN puedan transmitir de forma convincente, tanto interna como externamente, que se defienden mutuamente, la promesa de ayuda militar será creíble. El fuerte apoyo político de Estados Unidos y el refuerzo de su presencia militar en Europa fueron especialmente alentadores. Sin embargo, esto no debe ocultar el hecho de que, en primer lugar, el Indo-Pacífico sigue siendo una prioridad en la política de defensa de los Estados Unidos, como lo demuestra la recientemente adoptada Estrategia de Defensa Nacional. En segundo lugar, la polarización política interna en Estados Unidos aumenta la probabilidad de que las próximas elecciones presidenciales de 2024 sean ganadas por un candidato que muestre poco interés en la cooperación transatlántica comparable al anterior presidente Donald Trump.

Por tanto, a largo plazo, los europeos deben prepararse para una defensa con aportaciones estadounidenses cada vez menores. Esto significa que deben mejorar y aumentar sus contribuciones a la OTAN para que en el futuro aporten al menos el 50% de la planificación de la OTAN. Una defensa militar de Europa sin contribuciones convencionales y nucleares de Estados Unidos y su liderazgo político es poco realista en los próximos 10 a 15 años. Sin embargo, los europeos pueden aumentar gradualmente sus contribuciones. Por tanto, las decisiones de Madrid son sobre todo deberes para los europeos, y especialmente para aquellos que, como Alemania, dan forma a la Alianza por su peso económico y político.

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