España - Cataluña

Música grande en Tarragona, a pesar de todo

Josep Mª. Rota
jueves, 11 de agosto de 2022
La JOIC y Marcel Ortega © 2022 by JOIC La JOIC y Marcel Ortega © 2022 by JOIC
Tarragona, domingo, 31 de julio de 2022. Teatre Metropol. Jove Orquestra Inter-Comarcal - JOIC, Marcel Ortega (director). Joaquim Zamacois, La sega. Piotr Ilich Chaicovski, Romeo i Dxulietta. Bedrich Smetana, Vltava. Franz Liszt, Les préludes. Asistencia: 75% del aforo.
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El tradicional concierto de final de stage de la JOIC (Jove Orquestra Inter-Comarcal) no tuvo lugar en el Teatre Tarragona, como de costumbre, sino en el Teatre Metropol, al otro lado de la Rambla. El motivo, las obras del ascensor del Tarragona. La pequeña joya modernista de Jujol no es el espacio adecuado para un concierto sinfónico. Hubo que quitar hasta los bastidores para dar cabida a los músicos, con la caja escénica pelada a la vista del espectador. De tarimas para las secciones de viento y percusión, ni rastro. Para más inri, el aparato de climatización no funcionó, así que: cortinas y ventanas abiertas y abanico que te crío. En la media parte, los técnicos levantaron el tapón de fondo y abrieron la puerta de carga y descarga que da a la calle para que corriera el aire. No sé qué fue más bochornoso. Claro que el aparato climatizador de la Antigua Audiencia tampoco funciona y la última conferencia (Norma) de los Amics de l’òpera se dio entre vergüenza, sudor y lágrimas y el concierto del Día internacional de la música se dio en el vestíbulo porque los intérpretes se negaron a cantar en la sala. Por cierto, las obras del ascensor del Tarragona parece que siguen sin ejecutarse.

A pesar de todo, el concierto fue, una vez más, un éxito artístico, gracias al entusiasmo de los jóvenes intérpretes y a la magia de la batuta de Marcel Ortega. Cualquiera que haya pasado por el conservatorio habrá tenido que lidiar con el LAZ (Lambert, Alfonso, Zamacois) o con el “Tratado de armonía” del último. Pues resulta que el eminente pedagogo Zamacois era también un compositor notable, autor de zarzuelas y poemas sinfónicos como el que tuvimos la suerte de escuchar gracias a proyectos como el de la JOIC. Su cuadro sinfónico La sega resultó ser una obra agradable y evocadora del tiempo de la siega, con un lento movimiento central que recordaba una siesta canicular; para abrir y cerrar el cuadro, dos secciones muy animadas de melodías inspiradas en la tradición catalana.

Cerró la primera parte el dramático Romeo y Julieta de Chaikovski, arquetipo de la historia de amor funesto, cuyos orígenes se remontan los babilonios Píramo y Tisbe de Las metamorfosis de Ovidio. Un auténtico tour de forcé para la orquesta.

En un programa dedicado a poemas sinfónicos románticos no podía faltar Vltava, de Bedřich Smetana, la pieza más conocida de su ciclo Má vlast y una de las clásicas del repertorio popular. El río discurrió con misterio, gracia, encanto bohemio y fuerza bajo la batuta de Marcel Ortega.

Y menos aún podía faltar el que pasa por ser el inventor del término “poema sinfónico”, Franz Liszt. Les préludes, inspirado o no en Lamartine (eso lo dejo aquí para musicólogos más duchos que yo), fue la perfecta coronación de tan ambicioso concierto. Amor lírico, Tormenta explosiva y Calma bucólica se desarrollaron con carácter propio y diferenciado. Los y las jóvenes de la sección de cuerda aguantaron como jabatos el enorme ritardando del maestro para dar entrada a la triunfal Batalla y victoria, que sonó brillante en la sección de metal. El bis (¿acaso podría ser otro?) desde la transición a Batalla y Victoria todavía sonó más triunfal.

A pesar de la inacción de las administraciones, a pesar del lamentable estado de conservación de los espacios, a pesar de la ausencia de un auditorio, la música grande sonó en Tarragona gracias a la tenacidad de Marcel Ortega y la JOIC y al amor por la música de tantos jóvenes (y sus abnegadas familias). ¿Qué es nuestra vida sino una serie de preludios a una canción desconocida, de la cual la primera nota solemne es la que hace sonar la muerte? [Alphonse de Lamartine, citado por Liszt en Les préludes]

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