España - Cataluña

De nuevo Nabucco

Jorge Binaghi
martes, 16 de agosto de 2022
Luisotti y Pirozzi © 2022 by Miquel González / Shooting Luisotti y Pirozzi © 2022 by Miquel González / Shooting
Peralada, sábado, 30 de julio de 2022. Auditori Parc del Castell. Nabucco (Teatro alla Scala, Milán, 9 de marzo de 1842), libreto de T. Solera y música de G. Verdi. Intérpretes: George Pétean (Nabucco), Anna Pirozzi (Abigaille), Alexander Vinogradov (Zaccaria), Mario Rojas (Ismaele), Silvia Tro Santafé (Fenena), Simon Lim (Grande Sacerdote), Fabián Lara (Abdallo) y Maribel Ortega (Anna). Orquesta y coro (director: Andrés Máspero) del Teatro Real de Madrid. Dirección de orquesta: Nicola Luisotti. Versión de concierto. Festival de Peralada 2022
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A once años exactos, día por día, volvió a subir el primer éxito de un juvenil y pujante Verdi a este Auditori, en una noche sofocante como pocas.

Entonces había sido un reparto reunido ad hoc -con sus pegas- y con la orquesta y coro del Liceu con un óptimo director como Santi. Ahora de nuevo hemos tenido una producción procedente del Real de Madrid, con todos sus elementos artísticos, y sin la parte escénica (lo que no sólo al decir de muchos fue una bendición, sino que demostró que el teatro está en la música de Verdi).

Se puede entender por los efectos de la pandemia (y además se trajo también Hadrian de Rufus Wainwright, que al menos a mí me ha parecido interesante), pero esperemos que no sea cierto eso de que no hay dos sin tres y el próximo año se produzca lo mismo. Sobre todo si se repiten títulos, como es el caso (aunque no creo que muchos lo recuerden y de esos pocos a alguien le importe mucho), porque un festival es un festival (creo, aunque si uno mira Bayreuth, Múnich o Salzburgo le entran razonables dudas salvo en un par de títulos).

Pieza enlazada

La crítica del espectáculo ‘completo’ ha aparecido ya aquí, pero la escribo (tras consultar con la directora) porque ha habido cambios en el reparto vocal.

A mí no me ha parecido para nada un gran trabajo de Luisotti, director que creo sobrevalorado en algunos lugares (no en la Scala ciertamente). Mucha efervescencia superficial, mucho sonido, poco drama … Dentro de la superficialidad lo mejor fueron los momentos precisamente más líricos que no permitían una lectura atropellada. Y, claro, destacó en ‘Va pensiero’, una gran labor del coro como en el resto de la ópera, que esta vez no se bisó (como el año pasado sí se exigieron dos bises -como en Madrid- de momentos que eran mucho menos felices que este).

También la orquesta fue impecable (lo que le imprime una batuta no es responsabilidad de ella, en general).

La mejor entre los cantantes, de lejos, fue Pirozzi, una Abigaille de lujo, impertérrita en los agudos, con graves buenos y excelente centro, capaz de realizar las notas filadas que la partitura -tremenda- le pide ya desde su entrada hasta la escena de su muerte. También tuvo acentos adecuados al personaje y, detalle quizás intrascendente, demostró conocer la partitura (no sólo su parte) de modo notable siguiendo otros momentos y articulando sin cantar el texto (en el ‘Va pensiero’ fue evidentísimo, así como la admiración que en la artista producía la música). Muy buena compañera, aplaudió a todos sus colegas durante la función. Ella fue objeto de auténticas ovaciones tras su gran escena (recitativo, aria, y cabaletta) y al final de la representación.

En segundo lugar hay que citar a Vinogradov, un muy buen cantante, musical y de buena técnica, con extensión suficiente aunque el volumen sea mediano, y que impresionó en particular por la gallardía de su registro agudo en una parte como Zaccaria, que también se las trae.

Por suerte Pétean no tuvo que luchar con la expresividad y el fraseo, que suelen ser (por ejemplo en Macbeth) su talón de Aquiles. Aquí, salvo en la escena de la locura del protagonista, con la voz generosa y oscura le bastó e incluso (si se olvidan expresiones y miradas dignas de cine mudo) logró transmitir una cierta emoción en momentos como la plegaria del último acto y la primera sección del gran dúo con Abigaille en el tercero.

La Fenena de Tro Santafé empezó con un vibrato metálico afligente y terminó mejor con su aria (no entiendo por qué se siguió cortando el recitativo anterior cuando ya no había producción que lo impidiese/requiriese. Antes que cortar notas de Verdi algunos podrían cortarse otras cosas).

Rojas fue un Ismaele decidido, pero de voz pequeña y liviana para el papel. Estuvieron bien Lara y Lim, y Ortega volvió a repetir tras once años en el poco agradecido papel de Anna y noté con placer que mantiene la firmeza de sus agudos en los concertantes.

Mucho público y mucho éxito (no hubo desbandada en la pausa como el día anterior, injustamente, se produjo en Hadrian). 

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