España - Cantabria
Festival de SantanderGoerne: un clásico
Maruxa Baliñas

¿Cuándo se convirtió en un clásico Matthias Goerne? Yo aún tengo muy presente cuándo Schubert -y Winterreise- era Fischer-Dieskau, y ahora es Goerne. ¿Es el mejor intérprete de este ciclo? Es posible que no, se me ocurren otros cantantes con los que he disfrutado tanto o más en este ciclo, pero es inevitable asociarlos. Y cuando intérprete y obra se unen así, es muy difícil hacer una crítica de un concierto concreto. Se puede escribir sobre otros intérpretes en comparación con Goerne cantando Winterreise, pero difícilmente sobre el propio Goerne.
¿Que aporta repetir una vez más que Matthias Goerne (Weimar, 1967) tiene una voz bonita y sobre todo bien 'entrenada' que se asienta sobre todo en las notas más graves. Se siente además muy identificado con Schubert, del que canta también otros ciclos como La Bella Molinera o el póstumo Schwanengesang, además de lieder sueltos, y su versión es muy coherente. Quizá -pero no estoy muy segura- en esta ocasión fue más agresivo o quejoso en algunos de los lieder, sin duda su visión va variando a lo largo del tiempo como todos vamos variando nuestra aproximación a la vida, pero sigue concibiendo la obra como un viaje, no como una agrupación de piezas sueltas. Y eso que parece tan obvio, no siempre es lo que se escucha, sobre todo en cantantes jóvenes que aún son 'novatos' en Schubert.
Si se quiere buscar algún aspecto negativo, en Goerne, al igual que en Fischer-Dieskau, se podría decir que "lo mejor es enemigo de lo bueno". Ambos barítonos han hecho una carrera en la que cada nuevo recital bordea la perfección ... pero sin llegar nunca a ella porque ambos rara vez llegan a arriesgar y se encuentran más cómodos consolidando sus logros, ¡admirables sin duda! Sin embargo la repetición los convierte en ejecuciones y rara vez les permite ser interpretaciones inolvidables, porque siempre falta un punto de emoción y sobre todo de sorpresa.
Desde este punto de vista, es positivo que Goerne trabaje con distintos pianistas porque eso le obliga a cambiar sus perspectivas, aunque siga siendo básicamente él. Alexander Schmalcz (Weimar, 1969) no es aparentemente tan creativo como Leif Ove Andsnes, por citar otro de sus acompañantes habituales, pero a la larga consigue más de Goerne, acaso porque ambos son nacidos en Weimar con sólo dos años de diferencia, cantaron en coros infantiles de Dresde al mismo tiempo (curiosamente era Schmalcz quien pertenecía al Dresden Kreuzchor) y -aunque no me consta- pudieron coincidir en el conservatorio o en escenarios. Schmalcz tiene claro que es acompañante y no solista, y destaca poco, sin embargo -como ocurre con los buenos acompañantes- es capaz de crear una panoplia de paisajes sonoros que nos hacen situarnos en los diferentes lugares y acontecimientos del Winterreise con la misma eficacia que las palabras cantadas por Goerne.
Sólo queda añadir que el público no fue tan numeroso como se merecía este concierto, lo cual parece estar siendo un problema en el Festival Internacional de Santander 2022 y en general en las salas de conciertos, donde una vez pasada la novedad de salir del confinamiento y volver a la música en directo, está empezando a notarse una pérdida de público no escandalosa, pero sí preocupante (datos alemanes hablan de un 25% de pérdida de público fidelizado).
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