Austria

Salzburgo 2022

Aida, celeste pero no celestial

Agustín Blanco Bazán
jueves, 25 de agosto de 2022
Neshat, Aida © 2022 by SF / Ruth Walz Neshat, Aida © 2022 by SF / Ruth Walz
Salzburgo, viernes, 19 de agosto de 2022. Grosses Festspielhaus. Aida, ópera en cuatro actos con libretto de Antonio Ghislanzoni y música de Giuseppe Verdi. Regie: Shirin Neshat. Escenografía: Christian Schmidt. Vestuarios: Tatyana van Walsum. Iluminación: Felice Ross. Coreografía: Dustin Klein. Dramaturgia: Yvonne Gebabuer. Elenco: Roberto Tagliavini (el Rey), Ève-Maud Hubeaux (Amneris), Elena Stikhina (Aida), Piotr Beczala (Radamès), Erwin Schrott (Ramfis), Luca Salsi (Amonasro), Riccardo Della Sciucca (Mensajero), Flore van Meerscche (Sacerdotisa). Coro de la Asociación de Conciertos de la Ópera de Viena y Orquesta Filarmónica de Viena bajo la dirección de Alain Altinoglu.
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En una entrevista para el programa de mano, Shirin Neshat contó una historia personal que decidió asociar con la protagonista de la ópera faraónica de Giuseppe Verdi. Como Aida, esta talentosa diseñadora iraní vive en el exilio y este destino la inspiró a una regie donde sacerdotes vestidos a lo cristiano ortodoxo y soldados machos oprimen a mujeres que muchos vídeos se muestran como musulmanas de túnica y cabeza cubierta. 

Los vídeos son atractivos, y constantemente insinúan historias paralelas … Pero ocurre que Neshat no es una directora de escena de ópera, y esta reposición que reelabora la producción estrenada con Netrebko y Mutti en 2017 le ha salido mucho peor que la original. 

Los cantantes siguen moviéndose como en un desfile de modas con la ayuda de movimientos archi-convencionales. También se sacrifica cualquier narrativa a algunos alardes de machismo, como Radamés degollando un cabrito durante la marcha triunfal y los soldados egipcios liquidando a Amonastro y todos los prisioneros etíopes al final del segundo acto. En el tercer acto los soldados le traen a la esclava un cadáver totalmente cubierto con una sábana blanca y … ¡sí, adivinaron!, es nada menos que Amonastro que se levanta con su cuello degollado para cantar el dúo con su hija y de paso arruinar los planes de Radames.

'Aida' de Verdi. Alain Altinoglu, dirección musical. Shirin Neshat, producción escénica. Festival de Salzburgo 2022. © 2022 by SF / Ruth Walz.'Aida' de Verdi. Alain Altinoglu, dirección musical. Shirin Neshat, producción escénica. Festival de Salzburgo 2022. © 2022 by SF / Ruth Walz.

Musicalmente, el mayor problema fue la interpretación sólo correcta pero falta de intensidad de Alain Altinoglou. Sus tutti fueron efectivos, pero no salieron como culminación de esas admirables progresiones con que el Verdi maduro construye, poco a poco, y entre un número musical y otro, el dramatismo de cada situación escénica. Ya el terceto inicial Radamés-Amneris-Aida sonó bien ejecutado y cantado pero sin celos ni premoniciones.

Tal vez este defecto conspiró contra el logro de una adecuada intensidad de fraseo de los cantantes, todos ellos buenos pero nunca descollantes. De cualquier manera, Elena Stikhina exhibió su habitual timbre de plata y Ève-Maud Huberaux llamada a último momento a remplazar a Anita Rachvelishvili, lució un registro medio cálido y bien impostado.

'Aida' de Verdi. Alain Altinoglu, dirección musical. Shirin Neshat, producción escénica. Festival de Salzburgo 2022. © 2022 by SF / Ruth Walz.'Aida' de Verdi. Alain Altinoglu, dirección musical. Shirin Neshat, producción escénica. Festival de Salzburgo 2022. © 2022 by SF / Ruth Walz.

También cantaron con buen estilo Pietr Bezczala que, como Jonas Kaufmann, coronó su Celeste Aida con un agudo final semifalseteado, y Luca Salsi, un Amonastro de expresivo mordente. Completaron el reparto el efectivo Ramfis de Erwin Schrott y un asertivo Rey a cargo de Roberto Tagliavini.

Excelentes los coros de la Ópera de Viena, acompañados por una magnífica fanfarria de trompetas en escena. Y por supuesto, siempre segura y bien diversificada cromáticamente una Orquesta Filarmónica de Viena que podría haber sido guiada a las alturas que le conocemos. Compare el lector esta Aida con la que dirigió Thielemann en Dresden al frente de la Staatskapelle de la ciudad y se verá la diferencia. 

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