Francia

Ópera de París

Lakmé, un nuevo acierto de la Opera-Comique

Francisco Leonarte
miércoles, 5 de octubre de 2022
Pelly, Lakmé © 2022 by Stefan Brion Pelly, Lakmé © 2022 by Stefan Brion
París, miércoles, 28 de septiembre de 2022. Théâtre National de l'Opéra-Comique. Lakmé, ópera-comique en tres actos creada en 1883. Libreto de Edmond Gondinet y Philippe Gille. Música de Léo Delibes. Dirección escénica y trajes de Laurent Pelly. Adaptación de diálogos de Agathe Mélinand. Decorados de Camille Dugas. Luces de Joël Adam. Con Sabine Devieilhe (Lakmé), Frédéric Antoun (Gérald), Stéphane Degout (Nilakantha), Ambroisine Bré (Malika), Philippe Estèphe (Frédéric), Elisabeth Boudreault (Ellen), Marielou Jacquard (Rose), Mireille Delunsch (Mistress Bentson), François Rougier (Hadji), Franóis-Olivier Jean (un domben), Guillaume Guitérrez (un marchand chinois), René Ramos Premier (le kouravar). Coro y orquesta Pygmalion. Dirección musical de Raphaël Pichon.
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Hay casas de ópera que aciertan más que otras. Y la Opéra-Comique suele dar en la diana.

¿Cuál puede ser el secreto de tanto acierto ? Vamos a ver si aclaramos el misterio...

En primer lugar, la sala. Sabe todo aquél que la ha pisado que la sala de la Opéra-Comique es una de las más bonitas de París, por no decir del mundo entero. Con sus dorados, sus mosaicos, sus estucos, sus colores, sus frescos, sus terciopelos, este teatro, un punto cursi para la época, es hoy una pequeña maravilla y ya solo entrar en él produce sensación de gozo.

Me dirán ustedes : Bien, pero eso no basta.

Vale, sigamos

La acústica del teatro es también una de las mejores de la capital. Relativamente pequeño (unas 1500 butacas) comparado a Garnier o sobre todo a Bastille, ha sido concebido para que se escuche a los cantantes incluso cuando no impostan, concebido para el repertorio de opéra-comique en que el cantar y el hablar se alternan. Privilegia pues la voz. Y una pequeña orquesta basta (de hecho una grande ni siquiera cabría en el foso ...) .

No sólo eso, es que muchas de las obras programadas se estrenaron en esta misma sala (Carmen, Pelléas et Mélisande, Fortunio ...) o en la sala anterior que se quemó pero que tenía prácticamente las mismas proporciones, puesto que el nuevo edificio (de 1899) se levantó sobre el solar del anterior...

Me dirán ustedes : Bien, pero eso no basta.

Vale, sigamos 

Mantienen además una 'cantera' para los pequeños papeles, y ya se sabe que de la canteras salen carreras. Y fidelidades. Y pequeños papeles a bajo coste.

Tienen un sistema de contrratación ágil que les permite contratar a 'grandes estrellas' antes de que sus precios se disparen. Por poner ejemplos, Sonia Yoncheva o Michael Spyres hicieron sus 'debuts parisinos' en esta sala, si mal no recuerdo. Y una joven Sabine Devieilhe 'triunfó' -parisinamente hablando- y lanzó su carrera hace ocho años cuando cantó aquí mismo una Lakmé ...

¿Empiezo a convencerles ? 

Siguen, en materia de puesta en escena, una política similar, priviliegiando a menudo los 'nuevos valores'. Pero sin animarles a 'hacer escándalo para que se hable en la prensa'. Modernizando el repertorio sin pervertirlo.

El público de Opéra-Comique puede venir porque en prensa se habla de triunfo de tal o cual cantante o de tal o cual producción. Pero sobre todo el público acude a Opéra-Comique porque tiene un 85% de probabilidades de no salir decepcionados por la producción. No puede decirse lo mismo del público que salió escaldado de producciones tan mediocres de la Opera Nacional de París como La Bohème en la luna o Los Hugonotes a media asta y con tenor de saldo...

Ya nos estamos poniendo de acuerdo, no ? 

Y en materia de repertorio, Opéra-Comique bucea en el repertorio considerado oficialmente como "opéra-comique", añadiendo la opereta, el singspiel (Fidelio, El cazador furtivo ...) incluso tímidamente el musical o la zarzuela barroca (la maravillosa Coronis, de Durón), la lírica del siglo XVII y ciertos títulos que hoy se consideran simplemente como "ópera" pero que fueron estrenados como opéra-comique (Manon, Carmen, Pelléas ...), con alguna coquetería que se sale de lo habitual (Los esponsales en el convento, de Prokofiev, por ejemplo) y alternando los títulos muy conocidos con los grandes clásicos de la Opéra-Comique (firmados por Auber, Adam, Boïeldieu ...) y alguna rareza como las ya citadas de Durón o Prokofiev.

Pero como hay un público fiel y curioso, aunque no conozcan la obra los espectadores acuden.

¿Es o no es meritorio, llegar a crear tal fidelidad?

Aplicando la fórmula a Lakmé...

Para Lakmé, sin embargo, esta vez no se llamó a un director de escena joven sino a un valor seguro (incluso segurísmo), el gran Laurent Pelly, tal vez entre los más queridos del público por su capacidad de renovar sin estropear y de divertir sin pervertir. Con Lakmé se puede caer en dos trampas: o bien lanzarse hacia un costumbrismo de cartón-piedra que nos dejará un inevitable sabor a naftalina, o bien evitar todo exotismo, lo que vaciaría de contenido buena parte de la música de Delibes y casi todo el libreto de Gondinet-Gille. Pelly, zorro viejo, no cae en una ni en otra. Exotismo, sí, pero no un exotismo de pacotilla, sino un exotismo estilizado en que poco importa si se trata de India, China, Japón o Bali. Por una parte los decorados en papel de seda y los farolillos (poco medios y mucha inteligencia), a dosis sabiamente calculadas y de gran movilidad, por otra parte los trajes que se sirven de todos los elementos comunes y mezclan códigos de las distintas civilizaciones de Extremo Oriente, nos sitúan en un lugar impreciso, más soñado que realmente existente -como soñada era la India de los creadores de la obra...

Delibes: Lakmé. Dirección de orquesta: Raphaël Pichon. Puesta en escena: Laurent Pelly. París, Théâtre National de l'Opéra-Comique, septiembre de 2022. © 2022 by Stefan Brion.Delibes: Lakmé. Dirección de orquesta: Raphaël Pichon. Puesta en escena: Laurent Pelly. París, Théâtre National de l'Opéra-Comique, septiembre de 2022. © 2022 by Stefan Brion.

Pelly, maestro en materia de movimientos escénicos -con dos registros diferenciados, el registro cómico y el registro sentimental- da en el clavo una vez más, acompañando la música y la acción, subrayándolas discretamente y dándoles sentido.

Son también excelentes los movimientos corales. Como es excelente la iluminación, discreta y eficaz, dando a cada escena el color que necesita. 

Acorde con la concepción de Pelly, hay que saludar la buena adaptación de diálogos por Melinand, de suerte que las referencias inglesas se hacen abstractas (también en los uniformes) para quedar como simples referencias al mundo colonialista occidental por oposición a Oriente (como decíamos, de Japón a la India pasando por Thailandia). 

El público asistente al estreno le dedicó al equipo escénico una ovación casi tan grande como la que recibió Sabine Devieilhe. Es decir lo muchísimo que gustó esta puesta en escena ... 

De la corrección a la brillantez musical 

La orquesta Pygmalion no es brillante, ni posee un color hermoso. Falta incluso algo de empaste en los violines. No obstante, en su haber ha de contarse un buen acompañamiento a cantantes y unos pupitres solistas más que aceptables -cierto que un día antes estabamos con la orquesta de la Opera de París, y si comparamos verificaremos de nuevo que las comparaciones son odiosas ... 

Pichon, a la dirección del conjunto por él creado, cumple. No me parece la interpretación del siglo, pero cumple. No avasalla, no urge, respira con los cantantes (máxime cuando la protagonista es su mujer en la vida real...), y eso ya es mucho. 

El coro Pyrmalion es sin embargo excelente. Así, excelente. Con este coro de pocos componentes se cumple de nuevo la regla de 'menos es más'. Inteligibilidad, bonito color, tanto en forte como en piano, implicación escénica ... Bravo. 

Delibes: Lakmé. Dirección de orquesta: Raphaël Pichon. Puesta en escena: Laurent Pelly. París, Théâtre National de l'Opéra-Comique, septiembre de 2022. © 2022 by Stefan Brion.Delibes: Lakmé. Dirección de orquesta: Raphaël Pichon. Puesta en escena: Laurent Pelly. París, Théâtre National de l'Opéra-Comique, septiembre de 2022. © 2022 by Stefan Brion.

La protagonista, Sabine Devieilhe, da una preciosa interpretación. No posee (nunca lo ha poseído, en 2014 tampoco) el agudo final del aria de las campanillas y hace trampa con un sonido pequeño y destimbrado que para muchos da el pego. Pero aparte de eso, en todo lo que no es "ese agudo", Devieilhe está fantástica: sentimiento, sonidos cristalinos, cuerpo suficiente, emoción, inteligencia escénica. Veíamos a la niña transformada en mujer, a la adolescente súbitamente enamorada. Y maneja los silencios como nadie. Esos silencios que preceden su famosa aria de las campanillas, el malestar que esos silencios evocan, son oro puro. En el tercer acto alcanzó cumbres de intensidad emocional (la frase es un poco alambicada, pero responde fielmente al sentimiento de todo el público presente). Una gran interpretación. 

Frédéric Antoun como Gérald no está por desgracia a la altura del resto. Siempre me lo pienso dos veces antes de criticar a un cantante, porque sé lo expuestos que están y lo duro que es. Pero no puedo hacer otra cosa. Hace ocho años, cuando Antoun cantó este mismo papel en este mismo lugar, pensé que este chico tenía problemas de emisión. Confié en que podría subsanarlos para poder hacer una buena carrera. Pero no, los problemas siguen estando ahí, tal vez problemas de respiración. No aguanta las frases, como si el aire saliese impidiendo el vacío de los resonadores, matando los armónicos. El caso es que no hay 'facilidad', sufre y nos hace sufrir. Y al llegar al tercer acto, está agotado (aunque tampoco es un papel tan exigente ...) Lástima, porque tiene una bonita presencia escénica, cara de galán, buenos agudos. Ninguna de sus (preciosas) dos arias fue aplaudida.

Nilakantha está encarnado por el gran Stéphane Degout. A quien esto escribe Degout le vuelve loco, le maravilla lo bien que canta 'el condenao'. Emisión fresca y rotunda, fraseo impecable, inteligibilidad pasmosa, matices, sentido del personaje. Yo en mi próxima vida quiero ser Stephane Degout. Algún crítico, tontamente, puede haber señalado que como Nilakantha carecía de matices: eso es no haber entendido nada de la concepción de esta Lakmé por Pelly. Porque al igual que hay una crítica subyacente al mundo colonialista y su mezcla de altanería y frivolidad, encarnada por Ellen, Rose y Mistress Bentson, también la hay a la implacable respuesta indigena tradicionalista por medio de la religión (ayatollahs y compañía). Degout encarna justamente esta vertiente a la vez espiritual y obtusa. Y al final de la obra, viendo a su hija muerta y convertida en mártir, su personaje sonríe. Es lógico, pues, que Degout se muestre 'pétreo' -salvo justamente cuando sus sentimientos paternales afloran, en su famosa aria del segundo acto aplaudida por el público. 

Delibes: Lakmé. Dirección de orquesta: Raphaël Pichon. Puesta en escena: Laurent Pelly. París, Théâtre National de l'Opéra-Comique, septiembre de 2022. © 2022 by Stefan Brion.Delibes: Lakmé. Dirección de orquesta: Raphaël Pichon. Puesta en escena: Laurent Pelly. París, Théâtre National de l'Opéra-Comique, septiembre de 2022. © 2022 by Stefan Brion.

Buenos Fréderic, Ellen, Rose. Malika (y su famoso dúo de las flores), los tres perfectos en su registro de ópéra-comique, simpáticos, encantadores, voces frescas ... Mención especial merece el Hadji de François Rougier, que en una escenita, dando casi la espalda al público, se lleva el gato al agua con su monólogo bien fraseado, bien torneado, y repleto de emoción contenida. Contar con Mireille Delunsch, gran cantante, como mistress Bentson, es todo un lujo, y compone un personajito sabroso. Por último, las tres pequeñas intervenciones en el cuadro del mercado fueron perfectamente asumidas por tres coristas del coro Pygmalion.  

Repertorio 

La sala estaba a reventar. Desde hace meses no queda una sola localidad para esta tanda de representaciones. Con sólo eso queda dicho cómo esperábamos todos una Lakmé.

Signo tal vez de que el repertorio francés vuelve a interesar, especialmente cuando se crea un público fiel, como lo hace Opéra-Comique, a base de constancia en la utilización de los buenos ingredientes.

Pero es que también esta Lakmé, maravilla de encanto, tesoro alibababesco de melodías bonitas, templo de ternura y de emoción, nunca ha dejado de estar en el corazoncito de los franceses y de los melómanos de todo el mundo, a pesar de haber sido tanto tiempo ninguneada por todos los intelectuales boulezianos y demás.

De hecho, dentro de apenas dos meses, el Teatro de los Campos-Elíseos tiene prevista otra Lakmé, en versión de concierto, con la misma Devieilhe y (eso sí) otro tenor, el estupendo Cyrille Dubois. ¿Qué se apuestan a que a pesar de la incongruencia de la programación vuelve a haber llenazo? 

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