España - Valencia
II festival Iturbi : Un festín de teclado con orquesta
Francisco Leonarte

José Iturbi (1895-1980), aunque algo olvidado
hoy en día, fue un prestigioso pianista valenciano que logró gran popularidad
gracias a su participación en varias películas hollywodienses, lo que le atrajo
también las iras de buen número de puristas. Iturbi al parecer en tales casos
decía que los críticos musicales no debían juzgarle por sus intervenciones
fílmicas sino por su interpretación de las Sonatas de Scarlatti...
El caso es que, en homenaje a José Festival José Iturbi, para los años en que
no se convoca el premio.
El presente concierto formaba parte de la
segunda edición, pues, de este Festival, y su gran atractivo era el programa
(quien esto escribe ha de confesar que para el el programa es siempre el mayor
atractivo de los espectáculos, y un concierto de un gran intérprete con un
programa que no es interesante nunca me parecerá interesante...), un programa
con obras infrecuentes, salvo tal vez la Totentanz.
Engrasando la máquina
Empezó la cosa con el Concierto para
cuatro claves y orquesta de J.S. Bach, transcripción del Concierto
para cuatro violines, violoncello y orquesta de Vivaldi. Aquí los
claves fueron sustituidos por cuatro pianos.
Tuve la sensación de falta de ensayos, con
pequeños desajustes por momentos entre los cuatro pianistas, con un primer
movimiento falto de brío. Sólo a partir del segundo movimiento empezamos a
escuchar alguna frase destacable, mejorando notablemente el tercer movimiento.
Como si la máquina engrasase poco a poco.
La orquesta, en formación muy reducida,
desfavorecida por su situación al fondo del escenario en una sala de acústica
muy seca, y no usual en la música barroca, se mantuvo en un discreto segundo (o
tercer o cuarto) plano. Digamos que acompañó con discreción, cosa que ya es
bastante.
Divertirse entre amigos
Venía después un Mozart -también relativamente
infrecuente- su Concierto para tres pianos 'Lodron'
en homenaje a las hermanas para quien fue compuesto. Aquí se notaba a la
orquesta, más nutrida que en la obra anterior, mucho más a gusto. De hecho la
introducción al segundo movimiento fue uno de los puntos fuertes de la tarde.
Hermosa. Hernández-Silva jugó con ligeros ritardandi y diminuendi para darle
sentido, movimiento interno, como una porcelana delicada.
Los tres pianistas,
Destacó además el precioso fraseo pianístico
de la melodía del segundo movimiento, ejemplo de lo que servidor considera el
estilo 'mozartiano', con sencillez, sin forzar en la
sentimentalidad ni en la lentitud, con naturalidad, haciendo escuchar todas y
cada una de las notas y dándole sentido a cada una de ellas.
Un disfrute.
Mucho más que un experimento
Le siguió un notable experimento, el
concierto que Carl Philip Emmanuel Bach (hijo del susodicho, por
supuesto) escribió para comparar el fortepiano con el clave, creando
contrastes, unísonos y zonas de complementaridad de los sonidos de uno y otro.
Un experimento que no iría a más si no fuera porque el hijito era un
excelente compositor, creador de preciosas melodías, tal vez más hermosas e
inmediatas que las del propio Mozart, aunque con menor imaginación en su
desarrollo. Y uno, escuchando esta hermosura, pensaba muy fuerte "Dennos
ustedes más C. P. Emmanuel Bach, y más músicos más que notables de la segunda
mitad del XVIII, que parece que no haya habido más que Mozart y un poco
Haydn". Ojalá mi pensamiento haya sido capaz de llegar, telepáticamente,
a las mentes de programadores y artistas ...
Fueron destacables en la interpretación la
dulzura de las flautas, el virtuosismo de los solistas (
Virtuosismo del de verdad
Después del intermedio, la obra más conocida
del programa, la Totentanz de Liszt, virtuosismo en estado puro.
Es cierto que la orquesta -aquí ya plenamente
en su ‘zona de confort’- sonaba ‘menos impresionante’ que en
otras salas con acústica más brillante, pero también es cierto que nunca cubría
-ni en los forti más forti- al solista, y que todo se escuchaba con nitidez.
Prefiero mil veces esto a las salas con acústica ‘tremenda’ de
insoportable reverberación como la Philarmonie de París...
El caso es que orquesta, y sobre todo pianista
(Xavi Torres), fueron ovacionados con justicia, después del festival de
truenos, arpegios, mil y un efectos al teclado, y variaciones de todos los
colores en torno al Dies Irae, que es siempre impresionante
(cuando está bien tocado, como fue el caso) en la Totentanz.
Tal vez, por pedir, hubiese pedido mayor
hilazón entre las variaciones, porque tuve a veces la sensación de que el
silencio antes de atacar una variación hacía perder el sentido de conjunto de
la obra. Pero es pecata minuta.
Fin de fiesta
Y terminaba la panzá de teclados con otra obra
demasiado poco frecuente en las programaciones, el Concierto para la mano
izquierda de Prokofiev.
Ya conocen ustedes el origen de esta
partitura. El pianista Paul
Obra de notable dificultad, es sin embargo
menos llamativa -aunque no menos hermosa- que otras obras del mismo compositor,
y su finale, rápido y poco apoteósico, no incita al aplauso.
De nuevo asistimos a una demostración de virtuosismo con sentido, esta vez a cargo de Carlos , favorecido de nuevo por la acústica de la sala y por el sentido del acompañamiento de . Fue muy hermoso el segundo movimiento, en que la orquesta se ocupa de la melodía, con una notable intervención del clarinete solista.
Ante el entusiasmo del público, salieron
todos, director y solistas del concierto, a saludar y saludar.
Y como aquello no cesaba, nos regalaron con un
divertido momento de triángulo, orquesta (un acorde) y piano a ¿ ?
¿cuatro? ¿ocho? ¿cuántas manos había allí ? No supe contarlas.
Y salimos todos, después de este festín de
obras poco frecuentes, un poco menos tontos y, sobre todo, con una sonrisa de
oreja a oreja.
NB – Cantaba el mismo día y a la misma hora en
otra sala de la misma ciudad (Les Arts), Cecilia Bartoli, y los melómanos
tuvimos que escoger entre papá y mamá. En una ciudad que tiene oferta
cultural pero sin excesos, ¿sería posible que programadores se entiendan para
que no haya dos conciertos -y los dos interesantes- el mismo día y a la
misma hora ?
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