Alemania

Olivier Latry en Mönchengladbach

Juan Carlos Tellechea
jueves, 24 de noviembre de 2022
Olivier Latry © 2022 by Solea Olivier Latry © 2022 by Solea
Mönchengladbach, viernes, 18 de noviembre de 2022. Iglesia parroquial de St. Laurentius (San Lorenzo), en Mönchengladbach. Marcel Dupré, Cortège et Litanie op 19 nº 2. Louis Vierne, de la 6a Sinfonía op 59, Aria – Scherzo – Final. Jehan Alain, Deuxième Fantaisie. Olivier Latry, Salve Regina, pour voix et orgue, Improvisation. Bises: Johann Sebastian Bach, Toccata dórica (Toccata y fuga en re menor BWV 538); Franz Liszt, Fantasía lírico meditativa sobre el Ave María, de Jacques Arcadelt. Jean-Baptiste Lully, Marche de Thésée (del primer acto de la tragedia lírica ''Teseo''), transcripción de Jean-Nicolas Geoffroy. Olivier Latry (organista titular de la catedral de Notre-Dame de París). Organizador: Förderverein-Kirchenmusik St. Laurentius, en su ciclo por el 25º aniversario de su órgano Richard Rensch. 100% del aforo
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El celebrado organista Olivier Latry, titular desde 1985 de la catedral de Notre-Dame y profesor del Conservatorio Nacional Superior de Música y Danza de París, ofreció un maravilloso concierto este viernes en la iglesia parroquial de San Lorenzo, en Mönchengladbach, largamente ovacionado por el público. 

El programa, concebido en la mayor tradición de la escuela organística francesa, cautivó a los asistentes congregados para conmemorar el 25º aniversario de la construcción del órgano Richard Rensch que posee esta basílica neorrománica (1891) de tres naves.

Orgel-Feuerwerk (Fuegos artificiales al órgano) se tituló la velada de más de dos horas de duración con piezas de Marcel Dupré, Louis Vierne, Jehan Alain, y el propio Olivier Latry, así como Johann Sebastian Bach, Franz Liszt (sobre el Ave María de Jacques Arcadelt), y Jean-Baptiste Lully en los bises. 

Olivier Latry, un maestro de la transformación sutil y gradual del sonido y la atmósfera, encendió el órgano Rensch como pocos músicos pueden hacerlo. No hay ni un solo segundo de abulia en esta espectacular pirotecnia musical. Al inicio del concierto mostró de forma impresionante cómo la tradición puede convertirse en el punto de partida de algo que suena como nuevo para los oídos. 

En Cortège et Litanie op 19 nº 2, de Dupré, comienza con un sonido apagado, haciendo dudar por algunos instantes de la potencia del instrumento, antes de que los paneles se abrieran para exaltar un sonido pleno de gran volumen. Dos estudiantes avanzados de música asistieron a Latry en la operación de tirar oportunamente de los botones o palancas de los registros y en dar vuelta a las páginas de las partituras. 

Líder de la escuela francesa de órgano a mediados del siglo XX, Marcel Dupré fue el guardián de una tradición heredada de sus maestros, Charles-Marie Widor y Louis Vierne. La pieza, uno de los ejemplos más significativos, evoca un cortejo orquestal seguido de una letanía que desarrolla el estilo sinfónico del órgano de la época: un enorme crescendo que termina con un carillón. Fue una buena manera de ilustrar las múltiples posibilidades de este instrumento en la música de fin de siglo. 

Hay tanta e interesante historia en las obras que ejecuta Olivier Latry esta tarde. La 6ª Sinfonía op 59, de Louis Vierne, de la que interpretó aquí el Aria, el Scherzo y el Final (de pulso alegre), fue la última gran obra concebida para el órgano de Notre-Dame, del cual también fue titular desde 1900 hasta su muerte (sobre el teclado manual) en 1937. Además de los Quatre poèmes grecs op 60 (para voz y arpa o piano), la Ballade du désespére op 61 (para tenor y orquesta o piano), solo la sombría Stèle pour un enfant défunt op 58, nº 3 y la Misa 'basse pour les défunts' op 62 fueron escritas en el período siguiente. 

En el manuscrito, Vierne, quien nació con una grave deficiencia visual que más tarde lo llevaría a la ceguera, dató la sinfonía -la última obra para órgano que grabó él mismo- en Roquebrune, el 15 de julio -15 de septiembre de 1930. Durante aquel verano, que pasó en la casa de campo de la familia amiga Richepin en Carnolès, cerca de Menton, en el Mediterráneo, Vierne dio también un concierto de órgano en la catedral de Mónaco. La sinfonía aparecería impresa en los primeros días de septiembre del año siguiente. 

Para evocar el período moderno Latry interpretó la Deuxième Fantaisie de Jehan Alain, muy inspirada en las melodías y ritmos del norte de África, que el compositor apreciaba especialmente. Tras una introducción serena y magníficamente interpretada por una horizontalidad total del discurso, una melodía de almuédano se eleva antes de que un clima de frenesí se instale y arrase con todo a su paso. Luego, una vuelta a la calma en un final mágico del que solo Alain tenía el secreto. 

En Salve Regina (2007), escrita para que sea incluido también un coro gregoriano, y en su impresionante Improvisación, el gran maestro Olivier Latry, uno de los más destacados organistas de nuestro tiempo, entregó a gran escala su inmenso arte en un momento único e indescriptible que arrobó a los presentes. Latry, quien considera su vocación musical como una apasionante misión cuasi religiosa, tomó como punto de partida un pasaje de un texto litúrgico para desarrollar esas espontáneas creaciones que llegaron profundamente al espíritu de los oyentes. 

Los organistas Louis Vierne, Léonce de Saint-Martin (1886-1954) y Pierre Cochereau (1924-84) marcaron época como relevantes compositores, improvisadores e intérpretes de la música francesa para órgano del siglo XX. 

Comenzando con acordes suaves, Latry confeccionó una narrativa musical independiente que se adentró en varias esferas tonales y lúdicas (musicalmente dejó en un momento dado que pájaros exóticos y no exóticos trinaran y volaran a su aire por el templo), con un grandioso clímax final, antes de evanescerse en sonidos muy tenues y sosegados que se iban de este mundo. 

En las manos de Latry el órgano no se limita a poner música a un texto religioso. Además del acceso poderoso y claro, es especialmente fascinante el sonido y el toque virtuoso de este instrumento a través de transiciones fluidas y exquisitos contrastes, en la magistral rigurosidad interpretativa de la tradición organística francesa.

La diafanidad, la precisión de su digitación, la alternancia en los manuales, el frenético pasaje del toque sobre el pedalero son visualmente fascinantes en la pantalla de vídeo situada ante el altar de la iglesia. Las mezclas de colores con registros más bajos fueron sutiles y refinadas. La delicadeza se incrustó cálidamente en la atmósfera del templo. A partir de ella se desarrolló una inquietante y cada vez más densa concatenación de acordes que, al final, se deshizo en los más finos sonidos. 

Una vez más el instrumento construido por Richard Rensch pudo experimentarse de una manera completamente nueva. El actual propietario de la firma, Philipp Dominik Nebling, así como su familia, se encontraban en la basílica, presenciando el concierto. 

Con motivo de cumplir Latry en febrero pasado 60 años de edad -muy bien llevados, cabe agregar por otra parte- el sello discográfico Deutsche Grammophon ha reunido una caja especial para ilustrar el excepcional papel que ha desempeñado este gran intérprete como embajador de la música francesa para órgano. El grueso de esta compilación es la histórica grabación completa de Olivier Messiaen del año 2000. Junto a ella hay dos álbumes realizados en 2003: ''In Spiritum'', una selección de obras de César Franck, y Midnight at Notre-Dame, que es una colección notablemente variada de transcripciones desde Bach hasta Serguei Prokofiev. 

En los bises, Latry respondió primero a las ovaciones del numeroso público con la Toccata dórica de Bach, con su motivo motórico de semicorcheas. Pero las aclamaciones no se acallaban, así que decidió tocar la encantadora fantasía lírico meditativa de Listz sobre el Ave María de Jacques Arcadelt. Como los vítores eran todavía mayores, el maestro Latry cerró finalmente el concierto con la ''Marcha'' del primer acto de la tragedia lírica ''Thésée'' (Teseo) de Lully, otra obra esencialmente francesa, aplacando a medias el furor de los asistentes. 

Al gran órgano de la catedral de Notre-Dame de París, que está siendo restaurado en estos momentos, Olivier Latry debería regresar en abril de 2024. Durante el incendio del 15 de abril de 2019, el órgano principal, que contaba con 115 registros en 6 movimientos manuales y pedal, además de 13 transmisiones y un tobogán de grupo, se ensució con hollín y polvo, además de verse afectado por el agua en algunas partes. 

Por lo demás, afortunadamente, no sufrió daños. Su interior no se caldeó significativamente por efecto de las llamas. Sin embargo, como consecuencia del impacto del calor en el techo de plomo de la catedral, los tubos y otras partes del órgano quedaron cubiertas por partículas de este elemento metálico que tuvieron que ser eliminadas de forma especialmente meticulosa.

Debido a los daños en la galería, la consola fue desmontada en agosto de 2020 y tres meses más tarde se comenzó a retirar la tubería y otras partes del órgano. Antes de que ocurriera el lamentable incendio en la hermosa catedral de Notre-Dame de París, todos los sábados a las 20 horas se ofrecía un recital a cargo de los organistas titulares (además de Olivier Latry, Vincent Dubois y Philippe Lefebvre) o de organistas invitados; una costumbre que ojalá pueda ser restablecida.

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