Alemania

Entre ignorancia y soberbia

Esteban Hernández
viernes, 25 de noviembre de 2022
Andrews, Così fan tutte © 2022 by W. Hoesl Andrews, Così fan tutte © 2022 by W. Hoesl
Múnich, jueves, 10 de noviembre de 2022. Bayerische Staatsoper. Così fan tutte. Dramma giocoso en dos actos (1790). Música de Wolfgang Amadeus Mozart. Libreto de Lorenzo da Ponte. Dirección de escena: Benedict Andrews. Escenografía: Magda Willi. Vestuario: Victoria Behr. Louise Alder (Fiordiligi), Avery Amereau (Dorabella), Konstantin Krimmel (Guglielmo), Sebastian Kohlhepp (Ferrando), Sandrine Piau (Despina), Christian Gerhaher (Don Alfonso). Dirección musical: Vladimir Jurowski.
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Tengo en Múnich un conocido -amigo sería regalarle el sustantivo- al que Mozart no le gusta, tiene disgeusia focalizada. No estoy hablando de alguien sin instrucción. El sujeto en cuestión dedicó y dedica una buena parte de su fortuna, que sigue creciendo muy a su pesar, a recorrerse las plateas de los mejores teatros, en aras de saciar un hambre de conocimiento para el que, por sus aseveraciones, parece que su estómago no ha evolucionado lo suficiente.

Que a alguien no le guste Mozart -o en su defecto lo finja, que es aún más pernicioso para la salud- es un mal que no tiene cura, un cáncer que por muchos vuelos privados que te puedas costear a Houston no vas a poder nunca extirpar. Te comerá por dentro. En alguien con aparente criterio y los mencionados posibles solo pueden esconder (1) ignorancia o (2) una soberbia musical que, quienes vivimos de la música, encontramos en no pocos personajes que frecuentan nuestros teatros.

Unas veces le toca a Mozart, otras a Wagner o contemporáneos, las más a las músicas actuales que, según un extendido y preocupante parecer, deberían tener su particular juicio de Nuremberg, con la soga ya extendida, para evitar desvíos en la sentencia y nueva jurisprudencia. Dejemos a un lado que Wagner (y con anterioridad Beethoven) pensó en su día que con esta ópera Mozart poco menos que desperdició su genio, porque a nadie se le escapa que no juzgaba su música, y tiempos y circunstancias no son comparables a las hodiernas.

Después de varios lustros sin una nueva producción de Così fan tutte -la última es de Jürgen Rose, así que echen ustedes cuentas- mi conocido sacó sus virtudes (1 o 2) a paseo y cumplió su particular chantaje al arte, no acudió, intentándose distinguir así de los pobres mortales -adjetivo en sus múltiples acepciones- a los que Mozart nos pierde, aunque su música circule por caminos que transitamos como la vuelta a casa del supermercado de la esquina.

'Così fan tutte' de Mozart. Dirección musical: Vladimir Jurowski. Dirección escénica: Benedict Andrews. Múnich, Staatsoper, noviembre de 2022. © 2022 by W. Hoesl / Bayerische Staatsoper.'Così fan tutte' de Mozart. Dirección musical: Vladimir Jurowski. Dirección escénica: Benedict Andrews. Múnich, Staatsoper, noviembre de 2022. © 2022 by W. Hoesl / Bayerische Staatsoper.

La scuola degli Amanti, neón con el que se abre y cierra la producción y sobre el que no hace faltan explicaciones, es preludio y fin de las intenciones que el regidor australiano Benedict Andrews (en su debut escénico en la Staatsoper), con el deseo como hilo conductor, junto a un casi omnipresente colchón, sobre cuya suciedad retozan desde la misma obertura Don Alfonso y Despina, para abrir boca y entrar en el argumento. Enseguida palparemos como la moral de un viejo filósofo como Don Alfonso también se puede encontrar a precio de saldo, si se dan las circunstancias y se tienen a mano sirvienta y colchón. Al final de la obra Despina intentará prender fuego a al mullido y transitado leitmotiv, pero pese al combustible la pasión no prenderá.

El amor puede hacernos transitar por senderos tanto paradisiacos como obscenos, y eso también intenta plasmar Andrews, subrayando la función de “dramma giocoso” de Da Ponte, quizás con algunos elementos innecesarios, aunque conozco pocas puestas en escena sin excesos ni carencias. La escenografía de Magda Willi nos sitúa en un espacio constreñido la mayoría de las veces, a modo de decorados cinematográficos, en los que la inocencia y el juicio se ven zarandeados y transformados, al igual que lo hace el castillo de Barbie de la primera escena que terminará mutando en el segundo acto en un hinchable de aires fálicos y libidinosa puerta. 

'Così fan tutte' de Mozart. Dirección musical: Vladimir Jurowski. Dirección escénica: Benedict Andrews. Múnich, Staatsoper, noviembre de 2022. © 2022 by W. Hoesl / Bayerische Staatsoper.'Così fan tutte' de Mozart. Dirección musical: Vladimir Jurowski. Dirección escénica: Benedict Andrews. Múnich, Staatsoper, noviembre de 2022. © 2022 by W. Hoesl / Bayerische Staatsoper.

De una habitación con un gran ventanal, casi desnuda (después con grafitis obscenos, la provocación de turno), a un garaje con SUV BMW incluido -de los que contaminan-, pasando por un florido jardín de plástico -esperemos que al menos reciclado- y poco más ... todo se mueve en esas lindes, amén de una escena totalmente desnuda (la habitación de las hermanas) con la única presencia de unos pétalos de flores que caen ininterrumpidamente a la velocidad a la que la inocencia se desploma.

Todos, menos Sandrine Piau (Despina), están de estreno en esta producción. Incluso el veterano Gerharher debutaba con Don Alfonso, al igual que Jurowski lo hacía con Mozart en su teatro. Sus tempi fueron enérgicos, al menos en el primer acto, si bien su marcha resultó inusualmente acelerada. Jurowski en todo caso salió airoso, para mi gusto con más virtudes que las analíticas lecturas de Petrenko, apoyado por una orquesta -en foso alto- que técnicamente conocía los paños con los que se estaba vistiendo.

Krimmel (Guglielmo) fue un barítono de tono y modales seductores, Kohlhepp (Ferrando) mostró su particular brillo en los agudos, pero fueron Alder (Fiordiligi) y Amereau (Despina) quienes dotaron a la velada de calidad y la seducción -en ese orden-, y suscitaron las mayores ovaciones de un público entusiasta, aunque solo fuese por el hecho de que estaban en presencia de un compositor que escapa a toda cuestión de gustos.

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