Alemania
Una impresionante Doncella de Orleans en Düsseldorf
Juan Carlos Tellechea

Elisabeth Stöppler, laureada en 2019 como la mejor directora de teatro musical de Alemania, puso en escena este sábado una extraordinaria producción de ''La doncella de Orleans'', de Piotr Chaikovski, bajo la batuta de Péter Halász, ovacionada hasta el éxtasis por el público, de pie, en la Ópera de Düsseldorf.
Es la primera vez que esta obra, estrenada en San Petersburgo en 1881 y raras veces interpretada, se representa en este templo lírico a orillas del Rin; algo difícil de creer.
Muchos espectadores rusos y ucranianos asistieron al estreno. De alguna forma esta obra sobre la joven campesina y heroína de Francia Juana de Arco en la fase final de la Guerra de los Cien Años, se percibe inevitablemente en estos convulsionados tiempos como una metáfora sobre la pérfida agresión de la de Vladimir , contra la del presidente Volodímir . Los sobresalientes sonidos de la orquesta Düsseldorfer Symphoniker desafían aquí a la conflagración bélica.
Ópera del momento
Si bien en Düsseldorf fue descartada rápidamente cualquier discusión sobre si era permisible o no tocar a Chaikovski en tiempos de la barbarie rusa, es doloroso comprobar ahora que este idioma es el del agresor. De ahí que sea importante escucharla, precisamente en esta pieza lírica que puede ser considerada como la del momento en el mundo operístico actual.
Musicalmente, esta velada ofrece tres horas de gran placer: la Düsseldorfer Symphoniker bajo la égida de Peter
Sin embargo: se trata de un pasado vivo y real: el de la guerra franco-inglesa, que Francia solo ganó por milagro en el siglo XV, debido a la repentina intervención de la misteriosa Juana de Arco, a quien se le había aparecido un ángel.
Leyenda
Sobrevolando el altar y con una espada en las manos, este ser de túnica blanca toma de paso juramento de armas a la niña Jeanne d'Arc, del pueblo de Domrémy, en los Vosgos, en el límite entre los ducados de Bar y de Lorena. Como si de una guerra santa se tratara.
En cualquier caso, se trata de un acontecimiento especial, ya que esta obra, estrenada en San Petersburgo en 1881, nunca antes se había representado en la Deutsche Oper am Rhein; algo difícil de creer.
Basado en el drama homónimo de Friedrich , el compositor ruso creó una mezcla de réquiem y gran ópera que tiene tanto que ofrecer en cuanto a coros conmovedores y arrolladores, arias y romanticismo sensual como algunos de los éxitos de taquilla de Verdi.
La brillante primicia es Maria Kataeva, encarnando a la heroína de la historia, un feliz hallazgo en esta ópera en la que confluyen la tragedia romántica de Friedrich Schiller y la bellísima música de Chaikovski. Con su voz, tira de todo, refulge con ardor juvenil, actúa como una dura luchadora y acaba como una tierna mujer que se quiebra ante la muerte de su amante.
Pareja estelar
La cantante realza su dramático y floreciente registro de mezzosoprano que utiliza con gran potencia, en arias y dúos, tanto con el barítono Richard Aleksandr Nesterenko, en el papel de Raimond (el amigo de la infancia de Juana), el descubrimiento de la tarde. cautiva con su cremoso tono fundido, sus ligeros y penetrante agudos, así como su inconfundible sonido típicamente ruso, en el mejor sentido del término.
Todo los personajes de esta ópera son demencialmente exigentes, asumen papeles de carácter schilleriano, lo que exige intérpretes de primera clase. La elección de una mezzosoprano para el papel principal es poco usual y demanda asimismo grandes condiciones.
Juana de Arco es una heroína difícil de manejar, belicista inaccesible, maniacamente entregada a sus visiones. Ha sido una gran suerte para la régie contar con Kataeva, galardonada también en 2019 (Operalia), y no solo porque su lengua materna es el ruso, sino porque con su fiereza física parece estar hecha a medida para el papel. La mezzo lleva en sí misma lo doloroso, la búsqueda y la inquietud de Juana, tal como la describiera Henri Wallon en su biografía de la canonizada figura.
El elenco
En general, todos los personajes de esta ópera tienen mucha carne y Elisabeth
La régie cuenta la historia de forma poco sentimental, clara y directa, como para principiantes, de modo que los distintos niveles de complejidad sean fáciles de entender. Se trata de una pieza densa, compacta y condensada en la que apenas es posible ver a través de Juana que es más antiheroína que heroína, y siempre conservando algo de misterio. La dramaturgia musical es emocionante e iluminadora y se advierte que atrapó por entero a la directora escénica, cautivada por la calidad increíble de esta obra espectral de Chaikovski.
Algo autobiográfico
La fascinación del compositor por la heroína tiene algo de autobiográfico, la trató con fuerza y se identificó con ella. Chaikovski era un niño muy sensible y precoz con una educación medio francesa, gracias a su institutriz Fanny Dürbach, e incluso a la edad de 14 años, le dedicaría un poema a Juana.
Más tarde Chaikovski, se convertiría en el hombre extraño e infeliz que fue, deprimido y desesperado, que no podía vivir plenamente su admitida homosexualidad. La doncella de Orleans tiene algo de testamento, el carácter de un réquiem, en el que el compositor parece darle un escenario a su propio dolor.
Orquesta
Bajo la égida de
La reducida escenografía de Annika
Imágenes
Las imágenes de grupo son las mejores. La mayoría de los actores aparecen con la mirada fija en Juana, su salvadora. La postura y los gestos recuerdan a veces a la pintura sacra expansiva del siglo XIX. Entre los bancos y el altar, Juana recibe la orden del mensajero del cielo, que la hace jurar sobre una espada. Una imagen de la determinación religiosamente cegada de ir a la guerra.
Esto, unido a la música a veces marcial -no solo en estos meses de guerra en Ucrania-, tiene un efecto alienante en algunos espectadores. El verano pasado, incluso llevó a Saint Galo (Suiza) a cancelar una producción al aire libre de esta ópera debido al conflicto y a posibles malentendidos.
Stöppler evita deliberadamente esto último: subraya la percepción de Juana de que la guerra solo puede ser un error para ella. Ensangrentada, herida en cuerpo y alma, exhala su último suspiro, no como una heroína de guerra, sino como una mujer purificada que, al final, antepone la felicidad privada a la satisfacción bélica.
Clímax
La ópera termina con un poderoso estruendo, potentes coros de ópera, mucha emoción, patetismo sacro e imágenes en pantalla ancha, al menos en esta conmovedora puesta de Elisabeth Stöppler.
A diferencia de lo que ocurre en el drama de Schiller, donde la doncella se vuelve cada vez más estática y centrada, en su versión lírica experimenta un desarrollo que se interrumpe claramente en la segunda parte. Chaikovski, quien entrelaza fuertemente la trama con la historia, le permite a Juana un aria de amor con Lionel, el soldado enemigo.
La joven generala, arma milagrosa del rey francés Carlos VII en la Guerra de los Cien Años, acababa de encontrar su felicidad en el campo de batalla y, sorprendentemente, no tardó en profesar su amor al soldado inglés, en una muy apasionada y prolongada escena de beso, al mejor estilo de las conmovedoras escenas de Hollywood.
Cuando lo matan de un tiro, ella va a la hoguera casi como si fuera una expiación. Mediante el truco de la confesión de amor la obra se convierte en una tragedia romántica y la muerte del inglés adquiere significado.
El coro de la Deutsche Oper am Rhein, muy bien preparado por Gerhard
Final
De repente Juan de Arco baja la espada. Al igual que la Isolda de Wagner, perdona a sus enemigos. Confundida y agotada, descubre sentimientos de afecto y amor. Pero la guerra, convertida desde hace tiempo en estado básico en estas tierras, pisotea de inmediato esos tiernos gérmenes hasta convertirlos en polvo.
A diferencia del clasicista Schiller, para quien es importante el juicio de la Iglesia contra la autoproclamada "guerrera santa", este aspecto no es abordado en absoluto por Chaikovski, quien se ocupa en cambio de la tragedia amorosa con desenlace fatal. Juana perece irremediablemente sobre el cuerpo de su amado, pese a los numerosos gritos de socorro de los fieles (coro), en la iglesia en llamas, el único lugar de los hechos en la producción.
Comentarios