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Max Reger

Max Reger – Prólogo sinfónico sobre una tragedia

Juan Carlos Tellechea
martes, 10 de enero de 2023
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Symphonischer Prolog zu einer Tragödie. Heinrich Walther (órgano). Max Reger. Fantasía y fuga en re menor op 135b. Prólogo sinfónico sobre una tragedia op 108 (Transcripción para órgano profesor Heinrich Walther). Fantasía y fuga sobre B-A-C-H op 46. Grabado en High Definition en mayo de 2012 en el órgano (Orgelbau Kuhn AG, Männedorf (Suiza) de la Jesuitenkirche Heidelberg (Iglesia de los Jesuitas de Heidelberg). Ingeniero de sonido Klaus Faika. Organum Musikproduktion, Öhringen. C + P 2014. OGM 141031.
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Cuando se escucha música de órgano de Max Reger, el oído del oyente queda, por decirlo de algún modo sutil, atrapado, impregnado, embebido. El compositor tenía una manera casi provocativa de deambular por las armonías, bailando el vals del cromatismo y arriesgándose a combinaciones de acordes inauditas, para llegar felizmente a un re mayor final.

Incluso hoy en día, los organistas pueden escuchar que han disfrutado tocando obras de Max Reger cuando acompañan canciones en los servicios religiosos de las iglesias. La vieja teoría de la armonía se inclina entonces adecuadamente.

Cuando alguien es realmente excelente en ello y puede pisar los campos de la armonía con confianza estilística, como el destacado organista Heinrich Walther, profesor del Conservatorio de música sacra de Heidelberg y del Conservatorio de Friburgo, es por supuesto algo genial y edificante.

Fuerte y contundente

Ahora, este CD Symphonischer Prolog zu einer Tragödie grabado por Walther en la iglesia de los Jesuitas de Heidelberg, próxima a su Conservatorio, nos recuerda que Max Reger nació hace 150 años y vivió de 1873 a 1916. Este Prólogo Sinfónico op 108 de Max Reger, transcrito para órgano por Walther y estrenado en Friburgo en enero de 2011, es fuerte y contundente. Por supuesto, no se lo puede comparar con Gustav Mahler o con Anton Bruckner, pero su música está justo en el medio, es clásica y moderna a la vez, lo que la hace apasionante.

En algunas partes es muy transparente y en otras hay una enorme maraña, mas escuchándola se siente una gran emoción. Por supuesto, requiere mucha concentración de parte del organista y ha sido una tarea muy agotadora transcribirla bien; tras tres intentos con algunos años de diferencia, los dos primeros acabaron en la papelera para siempre.

Esta es la versión actual, consecuencia de haberla retomado en marzo de 2010 y concluido en octubre de ese mismo año, escrita y ensayada al mismo tiempo. El resultado está a la vista y es sencillamente genial. Después de su estreno en Friburgo fue llevada por el mismo organista a la Filarmónica Estatal de Perm (cerca de los Urales).

Casi descomunal

Se parece más a un cuadro gigante y eso es exactamente lo que le interesaba constatar a Walther: si podría realizarlo con el órgano y, en el caso de ser así, cómo. Hay que reconocer además que este Prólogo sinfónico ocupa una posición especial en la obra orquestal de Reger, como obra de un solo movimiento y multitemática de proporciones casi descomunales. Es una obra maravillosa y nadie sabe por qué se interpreta tan poco.

Como intérprete de los clásicos Ludwig van Beethoven, Johannes Brahms o Johann Sebastian Bach, el pianista y organista Reger gozó de gran estima a lo largo de su vida; pero cuando se trataba de sus propias obras, a menudo experimentaba un rechazo a veces duro.

En Weiden, su ciudad natal del Alto Palatinado, por ejemplo, el párroco temía que Reger estropeara el órgano de su iglesia y exigió que fuera suspendido de las funciones de organista; en 1902 escribió airado sobre una intervención similar de un sacerdote en Múnich: 

Ahora me han dicho que ya no se me permite tocar, porque con mi actuación la gente vería demasiado perturbada su devoción; ¡ya nadie podría rezar! ¡Vaya fama!

Obras para órgano del más alto estilo

Las grandes composiciones para órgano de Reger son poco apropiadas para el agradable acompañamiento de oraciones piadosas; entre ellas se encuentran la Fantasía y fuga en re menor, op 135b, escrita en febrero de 1916 y grabada por Heinrich Walther en este CD. La pieza, de más de 20 minutos de duración, está dedicada a su colega "Richard Strauss con especial reverencia". Reger la anunció a la editorial Simrock como "una obra para órgano del mayor estilo, pero no demasiado larga".

Mas el editor no parecía compartir esta opinión, ya que para la versión que finalmente se publicó, Reger recortó cuatro páginas completas de la Fantasía y la Fuga, algo totalmente incomprensible en nuestros días. Testimonios de la época afirmaban que habían recibido una impresión abrumadora de la versión original, cosa que no ocurría con la abreviada. Quienquiera que compare las dos formas de la obra con mente abierta solo puede advertir con amargura el hecho de que, por la razón que fuere, hubo que hacer recortes arbitrarios o al menos insatisfactorios.

Es posible que el organista y "Thomaskantor" Karl Straube, amigo de Reger, haya sido también en parte responsable del incisivo arreglo. Al fin y al cabo, ambos se reunieron en Leipzig unas semanas antes de la repentina muerte del compositor en mayo de 1916; entre otras cosas, Reger y el consumado intérprete probablemente también hablaron de la Fantasía y fuga en re menor.

Hasta los límites

En ambas partes, Reger va hasta los límites de la tonalidad; y la doble fuga a gran escala está concebida como un crescendo dos veces gigantesco desde el pianissimo más delicado hasta el fortissimo atronador. Aquí el intérprete no solo debe hacer todo lo posible, sino también demostrar destreza con los dedos y los pies.

El tratamiento organístico en la obra para órgano de Reger siempre tiene componentes retrospectivos más o menos relacionados con la música de J. S. Bach (y sus predecesores), comenta el profesor Heinrich Walther.

Son los tipos de obras y sus denominaciones barrocas: "Preludio y fuga", "Toccata", "Canzone", "Passacaglia" (¡de las que hay cinco en total!), y son texturas que proceden de la historia de la música de órgano (sobre todo barroca). Los pasajes de la mayoría de las piezas así lo demuestran, y por supuesto la estructura "contrapuntística"; para Reger el contrapunto y la polifonía son a menudo medios para alcanzar un fin. Se trata de armonía expresiva, lírica o dramática, y su "polifonía" se adapta tradicionalmente al órgano.

B–A–C–H

La Fantasía y fuga B-A-C-H op 46, con la que Walther concluye este CD, fue compuesta en Weiden en febrero de 1900 y estrenada en el verano del mismo año por su amigo Karl Straube en la catedral Willibrordi de Wesel.

La monumental obra está dedicada al conservador profesor de órgano ''consejero real Dr Joseph von Rheinberger con especial veneración", quien enseñaba en Múnich en aquella época, pero de quien se dice que dijo a Reger 

No creo que los dedos humanos puedan tocar su obra y los oídos humanos puedan soportarla.

Probablemente no sea más que una anécdota bien inventada, pero demuestra lo novedoso y atrevido que era el lenguaje tonal de Reger, incluso para sus bienintencionados colegas y compañeros de armas. Las cuatro notas (en el sistema de notación anglosajón) B-A-C-H (si bemol – la – do - si), que Robert Schumann y Franz Liszt, entre otros, habían convertido anteriormente en la base de importantes composiciones para órgano, se convierten en un verdadero leitmotiv en la Fantasía de Reger; apenas hay un compás en el que no estén presentes en una variedad de transformaciones y transposiciones.

Libertades

Especialmente impresionantes son los bloques de acordes ascendentes a diez voces del comienzo, cuyo triple repaso regresa al final de la fuga, uniendo así ambas partes en una unidad. La norma "sempre quasi improvisazione" muestra que el intérprete puede y debe tomarse libertades con la elección del tempo, la agógica y los numerosos accelerandi y ritardandi.

Sin embargo, debe existir un gran arco de tensión sobre el conjunto para no poner en peligro la unidad musical, ¡una tarea nada fácil! Mientras que los dos primeros bloques de la Fantasía vuelven cada uno a pianissimo, dando al tema una dimensión mística, el tercero culmina en ejecuciones en extremo técnicamente exigentes para ambas manos.

Astucia

Solo en el penúltimo compás de la Fantasía, Reger hace brillar el tema en do mayor sobre la letra do, un truco sencillo pero ingenioso e increíblemente eficaz del astuto armonista.

Mientras que la Fantasía fue concebida muy libremente y domada formalmente solo con dificultad, la Fuga sorprende con una estructura clara y fácilmente comprensible: se trata de una doble fuga clásica con un primer tema tranquilo y un segundo tema conmovedor, una combinación posterior de ambos temas y una breve coda final que remite a los compases iniciales de la Fantasía.

La tranquilidad de la apertura en cuádruple pianissimo es aún más inquietante después de las erupciones de la Fantasía y muestra con qué cuidado y eficacia Reger diseñó esta obra singular, que después de su estreno rápidamente emprendió una marcha triunfal por todo el mundo y todavía hoy es su gran obra para órgano más frecuentemente interpretada.

Órgano Kuhn

La impresión general es la de un mundo sonoro muy interiorizado, nada demostrativo. El hecho es que uno no puede permanecer insensible a la belleza del sonido que emana de estas piezas. Las ilumina el magnífico órgano Kuhn (Männedorf / Suiza), que suena con extrema claridad en todos sus 57 registros desde su instalación en 2009, y que Heinrich Walther nos ofrece a través de su soberana técnica de interpretación.

Walther logra traducir aquí las más ligeras intenciones del compositor gracias a registros apropiados y una sólida técnica, a lo largo de las páginas ricas en descubrimientos organísticos. La toma de sonido (en "High Definition") en la iglesia de los Jesuitas de Heidelberg, de acústica catedralicia, ofrece una sensación de espacio y tiene un relieve real. Es una experiencia fascinante. La grabación es perfectamente "atmosférica". Todos los maravillosos colores del instrumento se captan de forma óptima. Es ésta una contribución muy acertada al actual año conmemorativo de Max Reger.

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