Reportajes
UcraniaXVI Alemania y su débil liderazgo militar en Europa
Juan Carlos Tellechea
Bajo el canciller Olaf Scholz, el gobierno de Alemania da muestras de indecisión en el apoyo a Ucrania con tanques Leopard para enfrentar la guerra de agresión perpetrada por Rusia desde hace casi un año. Sin embargo, y en contra de todas las opiniones vertidas, Berlín se está preparando a toda marcha para esta posibilidad. Su vacilación genera impaciencia entre los aliados de la OTAN. Pero tiene sus raíces en una cultura política de extrema cautela militar y en las preocupaciones actuales sobre los indicios de una posible escalada de la guerra en Europa.
El portavoz del gobierno Steffen Hebestreit ha negado informaciones, según las cuales Alemania habría insistido en que solo entregaría carros Leopard si Estados Unidos hacía lo propio con sus tanques Abrams. Hebestreit rechazaba así la idea de que Berlín vaya a la cola de los demás miembros de la Alianza Atlántica e insistía en que se estaba adoptando el enfoque correcto.
No son decisiones fáciles y deben sopesarse bien, decía el funcionario. Se trata además de que estas determinaciones sean sostenibles, de que todos puedan seguirlas y respaldarlas, ya que es parte de una actuación de liderazgo mantener unida una alianza.
Divergencias
Las opiniones en la materia están incluso divididas en el seno del propio gobierno semáforo alemán. Verdes y liberales, así como, por otra parte, los democristianos desde la oposición presionan a Scholz para que acelere este proceso de decisión y comience a formar soldados ucranianos en el manejo del Leopard. En Polonia esto ya se ha iniciado, como afirmaba el ministro ucraniano de Defensa Oleksii Reznikov en una entrevista de prensa la semana pasada.
Mas Alemania seguirá teniendo la ignominia de ser considerada el gran vacilante de Europa, en el que sus socios de la Alianza militar occidental solo pueden confiar de forma limitada. Es muy probable que cuando Berlín avance por fin políticamente en este tema los tanques Leopard lleguen al frente demasiado tarde y en número escaso como para decidir la guerra en el contexto de una ofensiva ucraniana de primavera.
Liderazgo débil
Algo parecido ocurre frente a la iniciativa europea Escudo Celeste (ESSI, European Sky Shield Initiative). Alemania ha reclamado el liderazgo de la defensa aérea europea. Pensar juntos en la defensa es bienvenido, pero difícil de poner en práctica. Importantes socios europeos, sobre todo Francia e Italia, no están dispuestos actualmente a seguir el ejemplo de Alemania, constatan en un estudio el Dr Sven Arnold y el ex oficial de Estado mayor Torben Arnold, investigadores invitados de la Fundación Ciencia y Política (SWP, Stiftung Wissenschaft und Politik), el mayor laboratorio de ideas de Europa y gabinete estratégico que asesora al gobierno y al parlamento federal de Alemania.
La falta de unidad política demuestra que la propuesta alemana no tiene suficientemente en cuenta los intereses europeos en materia de seguridad, no convence a los socios y deja muchos interrogantes abiertos en los planos estratégico, militar, industrial y económico. Para que la ESSI mejore notablemente la protección de Europa en el ámbito de la defensa aérea, Berlín debe aportar respuestas sobre el equilibrio estratégico, el desarrollo de la industria europea de defensa y soluciones militarmente sensatas. El crecimiento de las capacidades militares individuales no hará posible un Escudo Celeste Europeo, sostienen los expertos.
Propuesta
En su discurso de Praga del 29 de agosto de 2022, el canciller Scholz declaró que su país quiere invertir fuertemente en sus capacidades de defensa aérea. Considera que Alemania desempeña un papel destacado en este sentido. Todos los socios europeos están invitados a participar también, dijo. Seis semanas después, al margen de la reunión de la OTAN en Bruselas, la entonces ministra de Defensa Christine Lambrecht (sucedida el pasado 19 de enero por el ministro Boris Pistorius) concretó este liderazgo y firmó una declaración de intenciones con 14 socios titulada Iniciativa Escudo Celeste Europeo (ESSI).
El objetivo es proteger mejor a Europa contra las amenazas aéreas. Actualmente, todas las fuerzas armadas europeas tienen un déficit de capacidad para contrarrestar los misiles balísticos que vuelan en la capa interceptora superior y con un alcance de más de 1.000 km. El intento de Alemania de colmar esta laguna es digno de aplauso, pues solo juntos se podrá mejorar notablemente la protección de Europa. Aunque la idea no es nueva, ahora existe la voluntad de actuar debido al cambio en la percepción de amenaza que se tiene sobre Rusia. Por el momento, sin embargo, no todos los socios están interesados en cooperar.
Capacidades y diferencias
Antes de la invasión rusa de Ucrania, los esfuerzos por construir un mejor sistema de defensa antiaérea en Alemania apenas avanzaron. Fracasaron debido a años de medidas de austeridad y a la falta de voluntad para priorizar e invertir en este ámbito. La cooperación en materia de armamento para el desarrollo del Sistema de Defensa Antiaérea de Alcance Medio (MEADS) y del Sistema de Defensa Antiaérea Táctica (TLVS) basado en él se dio por terminada sin acuerdos de adquisición. La razón principal eran los costes desorbitados.
A pesar de los déficits mencionados, la Bundeswehr tiene una serie de capacidades que mostrar. Las Fuerzas Aéreas protegen el espacio aéreo alemán y, en cierta medida, el europeo las 24 horas del día, la Armada cuenta con tres fragatas de defensa antiaérea y actualmente se está trabajando intensamente en la protección contra drones de pequeño y mediano tamaño. En la defensa antiaérea, se distinguen varias capas de interceptación: la de corto alcance y la intermedia (hasta 6 km), así como la capa de interceptación media y superior (hasta 35 km y por encima de 35 km, respectivamente). Además, se puede diferenciar entre alcances inferiores y superiores a 100 km.
Para los alcances cercanos e intermedios, la Bundeswehr sigue confiando actualmente en el sistema Ozelot, que se supone garantiza la protección frente a sistemas aéreos no tripulados y helicópteros durante los desplazamientos de sus propias tropas. Pero Ozelot está anticuado y es demasiado escaso en número para poder proteger adecuadamente a las fuerzas alemanas en caso de guerra durante las operaciones terrestres. Su sucesor será el Sistema de Defensa Aérea Cercana (Mantis), actualmente en proceso de adquisición por parte de la Bundeswehr.
El sistema Mantis puede proteger instalaciones militares y civiles del fuego de cohetes, artillería y morteros. Pero su implantación lleva tiempo y es costosa. Como solo hay dos sistemas disponibles, unicamente se pueden proteger dos objetos al mismo tiempo. La protección móvil de las operaciones móviles no es posible.
Para grandes alcances, de hasta 100 km, se utiliza el sistema Patriot estadounidense, con un alcance de unos 70 km. Técnicamente es de última generación, pero la Bundeswehr solo dispone de doce de los antiguos 36 escuadrones, uno de los cuales se entregará a Ucrania. En 1990, las unidades de misiles antiaéreos contaban con 10.970 puestos de servicio; en la actualidad, solo hay unos 2.300, lo que significa que la contribución alemana a la defensa aérea común de Europa dentro de la OTAN se ha reducido considerablemente. Las capacidades alemanas solo podrían proteger un área aproximadamente del tamaño de la zona urbana de Berlín.
En la actualidad, Alemania dispone de sistemas en parte obsoletos y demasiado escasos para garantizar una protección suficiente. Además, es necesario colmar rápidamente el déficit de capacidades a altitudes especialmente elevadas. Para ello, Alemania tiene la intención de adquirir el sistema Arrow 3 fabricado en Israel. Presenta unos parámetros de rendimiento prometedores, es aparentemente fiable y, además, ya está listo para su despliegue.
Los ejércitos europeos utilizan actualmente varios sistemas de defensa antiaérea. El sistema IRIS-T SLM (Infra Red Imaging System-Tail/Surface Launched Medium Range), desarrollado y producido en Alemania, cubre distancias cortas y medias. Alemania ha entregado recientemente varios de ellos a Ucrania. Existen diferentes misiles guiados (LFK) para el IRIS-T, a saber, las variantes SLS para corto alcance y SLM para medio alcance. Para grandes distancias, se desarrollará la variante SLX.
Polonia ha encargado el sistema británico Common Anti-air Modular Missile (CAMM), en el que también estaría interesada Italia. CAMM tiene características comparables a IRIS-T SLS.
En lo que respecta a los grandes alcances superiores a 35 km, otros seis aliados europeos, además de Alemania, utilizan el sistema Patriot. En el marco de una cooperación armamentística europea, Francia e Italia desarrollaron el sistema SAMP/T (Sol-Air Moyenne Portée/Terrestre, es decir, sistema de misiles tierra-aire de medio alcance) con el misil Aster. SAMP/T tiene parámetros similares a Patriot y actualmente se está desarrollando en SAMP/T NG (Nueva Generación). Se equipará con tecnología más moderna: un nuevo misil Aster, un nuevo radar multifunción AESA (Active Electronically Scanned Array), un nuevo software para el módulo C2 (guía y control) y un nuevo lanzador mejorado para los misiles. Se espera que esté operativo a partir de 2025.
En el ámbito de la defensa contra misiles balísticos, es decir, de muy largo alcance, superior a 100 km, Estados Unidos opera el sistema Aegis Ashore en Rumanía y, a partir de 2023, en Polonia, como parte de la misión de Defensa contra Misiles Balísticos (DMO) de la OTAN. Los sistemas están dirigidos contra las nuevas amenazas de Oriente Próximo y Oriente Medio, especialmente Irán. Además del sistema Aegis, desarrollado originalmente para la US Navy, Estados Unidos despliega el sistema tierra-aire THAAD (Terminal High Altitude Area Defence). Sin embargo, este sistema no ha sido adquirido por ningún país europeo.
Desde 2019, algunos Estados miembros de la UE han estado desarrollando el proyecto Twister (Timely Warning and Interception with Space-based Theater Surveillance) bajo el liderazgo de Francia como parte de la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO). El objetivo es crear una defensa europea polivalente con vigilancia basada en el espacio, dirigida a las amenazas emergentes, incluidos los misiles hipersónicos, que deberá estar operativa en 2030.
Defensa aérea eficaz
La defensa aérea debe concebirse de forma holística. Técnicamente es muy exigente porque confluyen numerosos factores. Para minimizar los peligros, toda la cadena de acción, desde el reconocimiento de una amenaza con radar o satélites hasta la estructura C2, debe estar perfectamente vinculada a la unidad de combate. Todo el proceso debe ser eficaz y rápido, porque en la defensa antimisiles a veces solo pasan minutos entre el disparo y el alcance del objetivo. Un ejemplo son los misiles rusos Iskander estacionados en Kaliningrado. Solo tardarían unos minutos en llegar a Berlín.
La defensa aérea integrada significa que se tienen en cuenta todas las dimensiones militares, es decir, tierra, aire, mar, ciberespacio y espacio. Para ello se utilizan diversos sistemas: aviones de combate, sistemas no tripulados, sistemas terrestres, fragatas de defensa antiaérea, sistemas informáticos y satélites.
Todos estos sistemas están configurados de tal manera que crean capas y zonas que se superponen mutuamente. Se trata de dificultar al máximo que el enemigo supere las defensas. Para poder reaccionar inmediatamente ante una amenaza, las defensas aéreas deben estar preparadas las 24 horas del día para repeler aviones enemigos, drones o misiles de alcance y altitud variables.
Estas capacidades deben impedir que el enemigo ataque con éxito, es decir, no permitirle desbordar los sistemas de defensa, ni técnicamente ni por saturación, es decir, superioridad cuantitativa. De todos modos, no se puede conseguir una seguridad perfecta, porque ningún sistema del mundo puede garantizar una protección del cien por cien. Los fallos técnicos pueden producirse en toda la cadena de acción tanto como los errores humanos.
Aprovechar posibilidades del ESSI
Alemania lleva mucho tiempo esforzándose por colmar la brecha de capacidad de defensa antimisiles mediante la cooperación. Esto se formuló por primera vez en 2014 en el Concepto Marco de las Naciones (FNC). Su objetivo es fomentar la cooperación voluntaria entre naciones europeas, no solo miembros de la UE o la OTAN, para "desarrollar capacidades militares de forma conjunta y multinacional".
Para ello, las tres naciones marco, Alemania, Gran Bretaña e Italia, proporcionan todos los servicios de apoyo, como logística, instalaciones de mando y conceptos en diversos proyectos, de modo que las naciones más pequeñas puedan obtener capacidades militares a bajo coste. Llama la atención que, con la excepción de Gran Bretaña, todos los participantes en el ESSI ya participan en la FNC liderada por Alemania. Sin embargo, aún no se ha puesto en práctica, por lo que todavía hay que mejorar.
Esta necesidad debe ser satisfecha ahora por la iniciativa europea Sky Shield, que se encuentra en un momento crítico. Por un lado, Alemania podría implicar a otros socios europeos y presentar un concepto global para la defensa aérea europea, de modo que las capacidades se agrupen y desplieguen de la mejor manera posible.
Por otra parte, es concebible que el ESSI se convierta en una organización puramente de contratación. Esta opción, sin embargo, sería una señal del fracaso de Alemania como nación líder en la defensa aérea europea. En su lugar, Alemania debería desarrollar activamente su deseado papel de liderazgo. En concreto, se trataría de aumentar la interoperabilidad de los distintos sistemas mediante buenas soluciones informáticas y de software, coordinar con sensatez la creación de capacidades e impulsar e integrar eficazmente los desarrollos de sistemas previstos en el marco de la PESCO.
Pero si Alemania no desempeña este papel, el ESSI solo servirá para ahorrar dinero. Sería un pequeño paso adelante, pero no un gran avance en el sentido de una defensa aérea europea común. Ayudaría en cierta medida a disponer de más sistemas similares en Europa, pero se perdería el objetivo de la defensa aérea europea integrada (IELV), proclamado por la entonces ministra de Defensa. En cambio, los beneficios de una defensa aérea coordinada a todos los niveles serían inmensos. La interconexión de todos los sistemas de radar produciría un cuadro de situación extremadamente útil. Más información y más rápida también conduce a mejores decisiones.
Una Europa unida en el ámbito de la defensa antiaérea podría llevar a cabo investigaciones específicas y eficaces en materia de armamento y, de este modo, reforzar aún más en el futuro la independencia europea frente a los armamentos no europeos.
Desarrollos prometedores como Twister e IRIS-T SLM/ SLS/SLX son buenos ejemplos de soluciones europeas. Lo importante aquí es que los sistemas europeos tengan unas características de funcionamiento equivalentes o mejores y no se vean favorecidos únicamente por los grupos de presión y las preferencias políticas.
Además, la creación de un IELV enviaría una señal política. De este modo, Europa documentaría su voluntad de protegerse mejor.
Potencial de conflicto a cinco niveles
Una iniciativa como el ESSI genera retos a nivel político, estratégico, militar, industrial y económico. Sin embargo, dado que estos retos no parecen haber sido analizados en detalle, surgen dificultades o preguntas sin respuesta en los cinco niveles.
El nivel político
Importantes socios europeos no quieren participar en el ESSI, en parte por distintos motivos. De ello se deduce que el poder de atracción de Alemania no basta por sí solo para ser una nación líder en Europa. En un contexto en el que desde muchos frentes se acusa a Berlín de ir por libre, varios socios tienen importantes reservas sobre la idea de Alemania.
Francia e Italia critican la elección de los sistemas y la falta de consideración de las alternativas europeas, especialmente el SAMP/T. Ambos temen también que el ESSI amenace el proyecto PESCO Twister. Como coordinadora de este proyecto, Francia concede gran importancia a que sea un éxito.
Otros Estados prefieren la acción bilateral. Polonia, por ejemplo, desarrolla actualmente programas bilaterales de defensa antiaérea con Estados Unidos (de medio y largo alcance) y el Reino Unido (de corto alcance). Para la modernización o adquisición de sistemas Patriot, España y Grecia también parecen preferir un marco bilateral con Estados Unidos.
A Turquía le gustaría unirse al ESSI, pero se dice que no ha sido invitada, presumiblemente porque ha comprado sistemas rusos S-400. Aparentemente, esto ha hecho imposible una cooperación constructiva.
Alemania no ha logrado (todavía) disipar las preocupaciones de importantes socios respecto a su papel de liderazgo. Hasta ahora no se ha definido con suficiente claridad el marco político de la iniciativa. Sin embargo, esto es necesario para que todas las naciones europeas comprendan la intención y den forma cohesionada a la defensa aérea.
El ESSI tiene su sede fuera de la UE y la OTAN, pero su objetivo es proteger a todos los europeos y ser interoperable o compatible con los sistemas y procedimientos de la OTAN. Además, todos los sistemas se integrarán en la estructura de mando de la OTAN. Actualmente participan en el ESSI países con diferentes antecedentes políticos. Gran Bretaña y Noruega, por ejemplo, están en la OTAN, pero no en la UE. Finlandia es Estado miembro de la UE, pero aún no es miembro ratificado de la OTAN. Esto último también se aplica a Suecia, que declaró su intención de unirse a la iniciativa a principios de enero de 2023. Los justificados deseos de que se tengan en cuenta intereses específicos complican enormemente la labor de liderazgo para Alemania.
El nivel estratégico
Aunque se trata de una iniciativa multinacional ad hoc, Alemania pretende anclar el ESSI en la Defensa Integrada Antiaérea y Antimisiles (IAMD) de la OTAN. La IAMD es un componente importante de la estrategia de disuasión y defensa de la Alianza. El comunicado de la Cumbre de Bruselas de 2021 describía la IAMD como una misión "llevada a cabo con un enfoque de 360 grados" y adaptada para "contrarrestar todas las amenazas aéreas y de misiles procedentes de todas las direcciones estratégicas".
Las amenazas de Rusia están implícitamente incluidas. Sin embargo, hasta ahora son pocas las capacidades realmente dedicadas a esta tarea. La inclusión del sistema Arrow-3 no solo supondría un desarrollo de capacidades, sino también una ampliación de la gama de éstas, por lo que enviaría una señal clara. Moscú podría interpretarlo como otro intento de Occidente de reducir el potencial disuasorio ruso.
La BMD de la OTAN, ubicada dentro de la IAMD, se diseñó oficialmente para contrarrestar las amenazas procedentes de "fuera del área euroatlántica" (Irán). Sin embargo, para evitar una escalada, explícitamente "no está dirigida contra Rusia" y "no socavará la disuasión estratégica de Rusia".
Sin embargo, no cabe duda de que el ESSI está dirigido contra una amenaza de Rusia. Incluso si esto no viola el objetivo político de la IAMD, se plantea la cuestión de la coherencia y compatibilidad de la iniciativa con la BMD de la OTAN. El ESSI podría así contrarrestar los esfuerzos de la alianza por mantener el equilibrio estratégico. Esto podría favorecer una escalada. Parece que, por parte alemana, este efecto no se ha analizado ni previsto o simplemente se acepta.
El nivel militar
Solo transcurrieron seis semanas entre el discurso del canciller Scholz en Praga el 29 de agosto y la firma del Memorándum de Entendimiento el 13 de octubre. Este periodo fue demasiado corto para celebrar un debate en profundidad con los socios y aliados sobre el análisis de la amenaza y las posibles soluciones. Las necesidades operativas -es decir, la respuesta a la pregunta de qué armas ofensivas amenazan a Europa y qué armas defensivas pueden utilizarse mejor contra ellas- no pudieron definirse con precisión. Parece, por tanto, que hubo prisa por comprometerse con determinados sistemas porque estaban disponibles en el mercado, en lugar de guiarse por las necesidades operativas y otros factores relevantes.
Otro reto es la interoperabilidad del Arrow 3 con los sistemas de la OTAN y su posible conexión con la estructura de mando de la OTAN. El sistema debe ser aprobado por la Junta de Interoperabilidad de la OTAN, en la que está representado cada aliado. No es una conclusión inevitable. Turquía, por ejemplo, podría bloquear la aprobación señalando que la OTAN no estaba de acuerdo con la compra de sistemas rusos S-400 por parte de Ankara.
Si se aprueba Arrow 3, sería un reto adaptar el software a las necesidades de las fuerzas armadas europeas e integrar el sistema en las estructuras de defensa aérea existentes en Europa y la OTAN.
El nivel industrial
La elección de sistemas, algo que también contiene una importante dimensión política, plantea la cuestión de la soberanía europea. Patriot y Arrow 3, los dos sistemas más caros que se adquirirán conjuntamente, no proceden de Europa. El rechazo de las alternativas europeas es contrario al objetivo de reforzar la base industrial y tecnológica de la defensa europea.
Sin embargo, este objetivo se ha afirmado rotundamente tanto en la Brújula Estratégica de la UE como en documentos estratégicos alemanes, como el Libro Blanco de 2016. La elección de los sistemas es, pues, crucial y tendrá consecuencias a largo plazo para la base industrial y tecnológica de la defensa europea. Se trata de preservar o reducir puestos de trabajo y competencias, así como más o menos dependencias en áreas clave.
Las próximas adquisiciones y los desarrollos posteriores en el marco del ESSI también deben ser compatibles con los esfuerzos de la Comisión Europea y la Agencia Europea de Defensa. Éstos trabajan afanosamente en la introducción de dos instrumentos financieros: La Ley de Refuerzo de la Industria Europea de Defensa mediante la Adquisición Común (EDIRPA) pretende sentar las bases para financiar a corto plazo la adquisición conjunta de los equipos de defensa críticos más urgentes. El Programa Europeo de Inversiones en Defensa (PIDD) pretende servir a largo plazo "de eje para futuros proyectos conjuntos de desarrollo y adquisición de alto interés común".
Sin embargo, hay que tener cuidado de no poner en peligro el desarrollo de las futuras capacidades europeas. Las decisiones de compra a corto plazo tendrán consecuencias a largo plazo para el desarrollo interno, porque el dinero que se gasta en adquirir sistemas de armas no europeos falta para la investigación y el desarrollo europeos. Por tanto, hay que demostrar el valor añadido de los productos europeos. Solo se comprarán si son competitivos o mejores que los sistemas no europeos comparables.
El nivel económico
Para convencer a los demás miembros del ESSI de que opten por los sistemas, y no solo por Arrow 3, los aspectos financieros también deben desempeñar un papel central. En efecto, los sistemas disponibles en el mercado pueden adquirirse a un precio inferior si varias partes interesadas actúan conjuntamente como compradores. Sin embargo, se trata de sistemas muy caros, sobre todo para grandes distancias.
Un precio demasiado elevado para la adquisición de los sistemas y los misiles asociados puede tener un efecto desmotivador. Aunque todos los países europeos aumenten su gasto en defensa, muchos seguirán sin poder participar en la adquisición de sistemas de armamento complejos y caros. Una vez adquiridos, hay que tener en cuenta otros costes sustanciales de formación, mantenimiento y, posiblemente, modernización a largo plazo. La defensa aérea y antimisiles es mucho más costosa que las capacidades ofensivas. Todo ello debe reflejarse también con total transparencia en las cuentas generales.
Es tarea del gobierno federal encontrar un equilibrio adecuado entre los cinco niveles y, si es necesario, crear una jerarquía entre ellos.
Conclusión
Para que el ESSI sea un éxito, el Gobierno alemán debería presentar rápidamente un concepto aplicable para la defensa aérea europea y aclarar de forma creíble cómo pretende realizarlo políticamente, afirman los investigadores invitados de la Fundación Ciencia y Política, Dr Sven Arnold y el mayor retirado Torben Arnold en sus recomendaciones. En primer lugar, debiera realizarse un inventario crítico exhaustivo de las capacidades europeas. Es necesario un esfuerzo máximo para colmar el déficit de capacidades descrito anteriormente. Para integrar mejor los sistemas nuevos y antiguos, las soluciones informáticas inteligentes en consulta con la industria son un primer enfoque viable. También sería concebible que la Bundeswehr tuviera su propio laboratorio de desarrollo de software, que trabajaría en estrecha colaboración con ingenieros de la industria.
Como coordinador del ESSI, Alemania debe dar ejemplo en la financiación de la defensa aérea europea. Con unos 5.000 millones de euros del fondo especial, se ha dado un primer paso en esta dirección. Además, los fondos del presupuesto ordinario de defensa tendrán que fluir regularmente hacia la investigación y el desarrollo, la mejora técnica de los sistemas existentes y las nuevas adquisiciones. Estos últimos también incurrirán en elevados costes de funcionamiento, ejercicios y mantenimiento. Esto aún no se ha tenido en cuenta en la planificación financiera de la Bundeswehr. La Bundeswehr también tendría que crear más puestos para la defensa antiaérea, porque solo con personal bien formado se podrán llevar a cabo los ambiciosos planes de forma sostenible a largo plazo. También sería útil definir más claramente el marco político y estratégico de la iniciativa.
Para convencer a sus socios del valor añadido económico del ESSI, Alemania tendrá que añadir un modelo de costes completo a su concepto de defensa aérea europea. Aquí hay que incluir de forma realista la inflación, el aumento de los precios de los equipos de defensa en torno al 5% anual y otros factores.
Por último, debe demostrarse el rendimiento militar real de las nuevas capacidades y medidas. Podrían ponerse a prueba en el marco de un ejercicio anual de certificación de la OTAN. Lo más importante aquí es ser crítico con uno mismo, no aceptar las insuficiencias y los problemas de coordinación, y trabajar con toda ambición en la mejora de las propias capacidades.
La ecuación general que hay que resolver es la siguiente: el déficit de capacidades debe cerrarse lo antes posible sin debilitar o incluso poner en peligro los programas europeos de desarrollo; y el equilibrio entre las necesidades políticas, estratégicas, industriales, militares y económicas debe equilibrarse cuidadosamente.
Además, la participación de Francia e Italia es indispensable para el éxito de la iniciativa. La falta de acuerdo entre Berlín y París ha provocado una intensa irritación en Francia y ha contribuido al aplazamiento a corto plazo del Consejo de Ministros franco-alemán. Este es solo el último ejemplo de falta de implicación del socio respectivo.
El impulso del presidente Macron a la Comunidad Política Europea fue visto en Berlín como una actuación en solitario. París, por su parte, dirigió la misma acusación al Gobierno alemán por el ESSI y el freno de los precios del gas y la electricidad. Esta práctica debe corregirse lo antes posible para cumplir los compromisos asumidos en el Tratado de Aquisgrán de 2019 de "consultarse mutuamente con vistas a establecer posiciones comunes sobre todas las decisiones importantes que afecten a sus intereses comunes y actuar conjuntamente siempre que sea posible".
Más allá de estos desacuerdos franco-alemanes debidos a los procedimientos prepotentes de ambas partes, existen preocupaciones fundamentales en París y Roma que Alemania debería tener en cuenta. Debe encontrarse un compromiso que tenga en cuenta tanto los intereses fundamentales de Alemania, es decir, la rápida aplicación del ESSI, como los de Francia e Italia, a saber, la soberanía europea y la preservación del equilibrio estratégico.
El primer paso alemán hacia ese compromiso podría ser implicar más a la industria europea en la ESSI y reafirmar al más alto nivel político la ambición de llevar a buen puerto el proyecto Twister. El Consejo de Ministros franco-alemán del 22 de enero de 2023 debería haber podido brindar la ocasión de hacerlo.
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