Alemania

Gardiner en su 80º cumpleaños

Juan Carlos Tellechea
martes, 31 de enero de 2023
Sir Stephen Hough © 2023 by Sim Canetty-Clarke Sir Stephen Hough © 2023 by Sim Canetty-Clarke
Essen, viernes, 27 de enero de 2023. Gran sala auditorio Alfried Krupp de la Philharmonie Essen. Johannes Brahms, Concierto nº 2 en si bemol mayor para piano y orquesta op 83, Sinfonía nº 4 en mi menor op 98. Sir Stephen Hough, piano. Royal Concertgebeouw Orchestra. Director, Sir John Eliot Gardiner. 100% del aforo. Ciclo 'In Residence Royal Concertgebouw Orchestra'.
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Sir John Eliot Gardiner está celebrando su 80º cumpleaños con la Concertgebouw Orchestra y un ciclo de Johannes Brahms, aclamado esta tarde por el público que colmaba la gran sala auditorio Alfried Krupp de la Philharmonie Essen

Al comienzo del concierto el destacado solista, Sir Stephen Hough, quien debuta en este escenario de extraordinaria acústica, ofreció un enfoque fresco, sin coquetería ni desafíos, del Concierto nº 2 en si bemol mayor para piano y orquesta op 83. 

La orquesta brindaba un sonido transparente y despejado en perfecta simbiosis estilística con la claridad del piano. Sir John Eliot Gardiner, con su célebre arte de dirigir, cincelaba con júbilo cada engranaje de la conmovedora orquestación, dándole forma con sus manos. 

El marco de esta interpretación fue elegante y perfectamente asumido. Las grandes frases de teclado y los crescendi sinfónicos se salvaron sin buscar ningún efecto virtuosístico, como ocurre asimismo con la cadencia que no pretende exhibir predominio. Este ''pequeño concierto para piano con un bonito scherzo'', como decía el mismo Brahms, se ha convertido entretanto en uno de los conciertos para piano más populares del mundo.

El scherzo bonito

Su bella estructura en cuatro movimientos ofrece a Sir Stephen Hough mucho en lo que lucirse, numerosos retos interpretativos, musicales, pianísticos, técnicos, físicos y hasta, si se quiere, psicológicos. Los dos primeros movimientos (Allegro non troppo y Allegro appassionato) son sinfónicos y los demás (Andante y Allegretto grazioso) música de cámara.

De hecho, también en este caso cualquier virtuosismo en el sentido primario del término queda rápidamente superado en favor de una lectura de espontaneidad asombrosa. La entrada del solista en el Allegro non troppo inicial, con una expresiva cadencia, es el preludio de una interpretación marcada por un toque perlado al que contribuye en gran medida el sonido del Steinway D. Hay aquí una búsqueda de expresividad soberana y un maravilloso sincretismo con la orquesta no menos impactante, pero de una naturalidad redescubierta.

El famoso "scherzo bonito" (Allegro appassionato) es una pieza tumultuosa y caprichosa, que parece como si hubiera sido inspirada en Frédéric Chopin. Sir Stephen Hough adorna sus dos temas, uno fogoso y el otro melódico y lento, con una interpretación ligera, especialmente en el registro pianissimo. En el trío, inspirado en una vigorosa danza folclórica, el solista interviene con delicadeza y ensoñación; música de cámara pura.

Magia

El Andante encuentra aquí su verdadera naturaleza de Lied. La introducción del violonchelo solista, bien encaminada, y no ralentizada, preludia una entrada del piano, tan mágica como tenue, hasta la sección abierta. Es este otro momento de pura magia musical que hace tan singular a esta ejecución bajo la égida de Sir John Eliot Gardiner. El mecanismo de amplificación de las variaciones está en funcionamiento, y aquí de nuevo con pianissimi hechizantes, como el pasaje en el que el solista dialoga con los clarinetes sobre un pedal orquestal meloso.

El Allegretto grazioso final está tratado en la misma vena camerística. Su tema estribillo rítmicamente suelto, cercano a la danza, da una impresión de ligereza, como si fuera translúcido; y también de sosiego redescubierto. No es que la fuerza esté ausente, sino que ha sido domada. Las pocas ralentizaciones no son caprichos del intérprete, sino el deseo de encontrar una conclusión acorde con el resto de esta lectura. La breve cadencia se eleva bruscamente hasta la coda y su alegre ritornello, concluyendo una interpretación excepcional con un final glorioso.

Ajetreo

Esta es la visión de un maestro del teclado que recibió el espaldarazo de la reina Isabel II el año pasado y que en la presente temporada será Artist in Residence de la Orquesta Sinfónica do Estado de São Paulo (Brasil), para ofrecer todos los conciertos para piano de Serguei Rachmaninov. Algo similar hará también Sir Stephen Hough este año en Australia, en el curso de una ajetreada gira con más de 90 conciertos (con las sinfónicas de Detroit, Cincinnati, Washington, Taiwán, la BBC y la Philharmonia Orchestra, entre otras), en cinco continentes.

La aportación de la Concertgebouw Orchestra es esencial y decisiva en este planteamiento. Sus músicos nunca producen una sensación de efecto de masa, sino siempre un clima de claridad, incluso en los tutti más expuestos. La brillantez y flexibilidad de los instrumentos, contribuyen al aura de estas lecturas. Sobre todo en las cuerdas, llevadas a veces a sus límites expresivos. Las secciones de viento madera son garantía de excelencia, sin olvidar el sonido verdaderamente mágico de los violonchelistas en el tercer movimiento.

Majestuosidad

Con su Cuarta sinfonía op. 98, Johannes Brahms completaba el ciclo de sus obras para orquesta. Ni cuarenta y una como Wolfgang Amadé Mozart, ni nueve como Ludwig van Beethoven, sino solo cuatro. Esta sinfonía en mi menor suena elegíaca, meditativa y melancólica; otoñal. La gravedad es evidente desde el complejísimo primer movimiento (Allegro non troppo), cuyos temas principales se entrelazan con ideas secundarias en una obra particularmente lograda, una unidad en la diversidad.

El Andante moderato es melancólico, con su melodía de cuerdas tocadas en pizzicato, la pequeña armonía añade ternura y misterio. El estilo de Sir John Eliot Gardiner es más bien comedido, casi camerístico, favoreciendo el canto, y la coda. El Allegro giocoso – Poco meno presto que sigue es verdaderamente un falso scherzo, tomado con orgullo y fuerza por el director, que no busca destacar fondos fantásticos, prefiriendo dejar que se exprese un primer grado de turbulenta alegría.

 El Allegro energico e passionato – Più Allegro final, en el que se percibe la forma de una chacona tomada de Johann Sebastian Bach, se salva perfectamente donde Brahms anima la conclusión de su sinfonía, y de su ciclo sinfónico, mediante un arte compositivo muy elaborado a lo largo de episodios contrastantes en forma de variaciones.

El ambiente es serio, majestuoso, pero no sombrío, y los vientos ocupan un lugar destacado. Sir John Eliot Gardiner muestra una hermosa vitalidad, marcada por la flexibilidad; la batuta en su mano derecha y la mano izquierda dando forma constantemente a la música, sujetando con mucho fervor a los instrumentistas de la Concertgebouw,  in Residence durante la presente temporada en la Philharmonie de Essen.

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