Alicante, sábado, 5 de octubre de 2002.
Sala de la Caja de Ahorros del Mediterráneo. YÜ: música de improvisación. Nikos Veliotis, violonchelo; Phil Durrant, violín/sintetizador; Anette Krebs, guitarra; Wade Matthews, clarinete bajo/flauta en sol; Valerie Metivier, danza. Aforo: 400 localidades. Asistencia. 20 % en la primera parte y 10 % en la segunda.
9,91E-05
Como redención, al principio de la segunda parte del espectáculo de YÜ, sonó un móvil con la Sinfonía nº 40 de Mozart. Fue no solamente el único momento musical interesante, sino el único momento de improvisación real que disfrutamos en la Sala de la Caja de Ahorros del Mediterráneo. Todo el espectáculo ofrecido por YÜ respondió a un calculado plan que anula la posibilidad de hablar de improvisación. Pero si este ardid fuese acompañado de una representación atractiva, sería menos criticable.Casi la mitad del poco público de la sala se fue en el intermedio, harto de ver a una eficiente y flexible 'bailarina' acompañada por un grupo de rascadores. 'Tomadura de pelo', clamaban algunos. 'Soporífero', decían otros y algunos incluso aconsejaban un 'sueñecito reparador' que permitiese aguantar la segunda parte, que duró cuarenta minutos, exactamente igual que la primera. Entre los más simpáticos comentarios, un crítico comentó que aquello parecía 40'33''.En fin, émula o no de la genial obra de John Cage 4'33'', estuvimos ante un ladrillo en el más puro estilo vanguardia rancia de los setenta. Buenos amigos me comentan de un ciclo de cine que hubo en Compostela a principios de esa década: en la pantalla, con la cámara fija sobre una columna, aparecía un gato que orinaba lentamente y se iba. La cámara permanecía fija sobre la columna. Avanzaban los segundos y nada nuevo sucedía. A la salida, todos se sentían tremendamente modernos y revolucionarios. Claro, eran los años setenta.Baricco versus VinayEl ya famoso libro de Alessandro Baricco El alma de Hegel y las vacas de Wisconsin ha sido respondido recientemente en un artículo publicado en Il saggiatore musicale por G. Vinay. En su respuesta, titulada Il latticello delle mucche del Wisconsin ovvero l'invenzione del modernismo musicale postmoderno, Vinay arremete contra los planteamientos abiertamente favorables al arte como espectáculo que defiende Baricco.Sin entrar a fondo en este asunto que me reservo para un artículo monográfico, hay algo en el libro de Baricco ciertamente indiscutible: la sensación de sordera intelectual del público. Éste, confundido por la propaganda, sale aterrado de las salas de concierto, sin atreverse a opinar, sin proferir un ¡ay! Los grandes directores lo hacen siempre bien, los espectáculos como el de YÜ son magníficos y no me atrevo a criticarlo. El público tiene miedo a ser considerado ignorante por la intelligentsia y por eso no opina, opina poco y desde luego, en bajito.Lo que vimos en Alicante no es que sea malo o bueno, es que está completamente pasado de fecha. Aburrió a todo el aforo, aunque unas señoras que estaban a mi izquierda se culpaban por no entenderlo. No había nada que entender. Había que disfrutar y lo único posible ante semejante cosa, era cerrar los ojos y dormirse.
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