España - Galicia
Las dos caras de una violinista
Alfredo López-Vivié Palencia

Iba a comenzar diciendo aquello de “tradicional visita anual de la Orquesta Sinfónica de Galicia a Santiago de Compostela”, cuando me he dado cuenta de que se está perdiendo la tradición: la pasada temporada la OSG no vino, y entre las últimas no ha sido la única en que esa ausencia se ha hecho notar. Por supuesto que Coruña está cerca y los aficionados podemos ir a escucharla allí con cierta facilidad, pero siempre es una alegría disfrutar de ella en este auditorio santiagués, cuya acústica es infinitamente mejor que la de su residencia. El público es consciente de ello y no desaprovechó la ocasión registrando una buena entrada, ayudado además por un programa facilón.
Como no soy cinéfilo, no conocía el nombre del compositor polaco Wojciech
A quien sí conocía es al también polaco Michal Orawa (1974), invitado frecuente de la Sinfónica de Galicia y de quien tengo buena opinión. Que ratifiqué al comprobar cómo supo graduar la progresión en la intensidad de la obra, y cómo obtuvo de la orquesta un sonido limpísimo. Al público le encantó, los instrumentistas del mencionado segundo atril por una vez merecieron un saludo en solitario, y para mis adentros confirmé por enésima vez que en la música paisajística (al parecer, está inspirada en la naturaleza de los Montes Tatras, en la cordillera de los Cárpatos) cualquier imagen resulta superflua.
Asimismo era nuevo para mí el nombre de la violinista coreana Soyoung Concierto en Mi menor (1984). En este caso los sentimientos fueron encontrados. Su interpretación del célebre de Mendelssohn me dejó frío: por una parte, la velocidad que imprimió Yoon a toda la obra me pareció contraproducente porque no dejó tiempo ni lugar para la expresividad (ni siquiera en la cima de la pieza, que está en el centro del Andante, en cuya ayuda no pudo acudir una orquesta arrastrada por la solista); por otra parte, me quito el sombrero ante una mano izquierda infalible pero me pregunto por qué cada vez que su arco cambia de cuerda suena como si subiese o bajase un peldaño. Nesterowicz se atuvo al criterio de Yoon y en consecuencia su acompañamiento, igualmente impecable, no pudo lucir los grandes momentos que este concierto reserva a la orquesta.
Yoon no se hizo de rogar para corresponder los aplausos del público. Agarró su Guadagnini y hete aquí que se despachó con una pieza que me dejó boquiabierto. Ignoro su autor aunque aquello se parecía a Astor
Una segunda parte que pasó sin pena ni gloria. A todo el mundo –a mí el primero- le gusta escuchar los fragmentos más famosos de Carmen, pero ocho de ellos seguidos resultan un tanto cargantes (no digamos si, como esta noche, se le añaden tres fragmentos más de L’Arlésienne con su jaranera “Farándula” sólo para llenar tiempo y rematar la faena ruidosamente). Eso sí, es de justicia reconocer que Nesterowicz y la Sinfónica de Galicia dieron una interpretación brillante de todos ellos sin caer en exageraciones ni vulgaridades. Mención de honor para los primeros atriles de la madera –y para el trompeta principal-, que resolvieron sus respectivas y complicadas partes con virtuosismo del bueno.
Una sugerencia o ruego para terminar. En la siguiente visita de la OSG, ¿podrían traer de nuevo a Soyoung Yoon para tocar la Fantasía sobre Carmen de Sarasate –una obra breve del gusto de todos y que creo que a la coreana le encantaría- y reservar para la segunda parte algo de más enjundia?
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