Artes visuales y exposiciones
Tras las huellas de Henry Clarke en la Alhambra
Juan Carlos Tellechea
En la larga y casi legendaria trayectoria de la influyente revista internacional Vogue, el hoy histórico reportaje del fotógrafo Henry Clarke en la Alhambra de Granada en 1968, para la edición estadounidense de esa publicación, fue apenas un episodio en su carrera, pero con una impronta que ha llegado mucho más lejos que la de presentar meramente a los grandes diseñadores españoles de la elegante alta costura de aquellos pretéritos tiempos.
El Patronato de este imponente monumento nacional, declarado en 1984 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, realiza desde el 2 de marzo hasta el 4 de junio próximo en la Capilla del Palacio de Carlos V una impresionante exposición titulada Henry Clarke y la moda de España bajo el influjo de la Alhambra.
La muestra reune cerca de 250 piezas, entre ellas vestidos, más de 50 fotos de Clarke (no solo las de la referida edición, sino de reportajes en otros países), así como objetos y obras de arte de pintores españoles relacionados con la Alhambra. Un destacado fotógrafo de nuestro tiempo, Jon Cazenave, se ha encargado a su vez de perpetuar en imágenes las prendas, clásicos modernos, piezas magistrales de aquellos modistos: Cristóbal Balenciaga, Mariano Fortuny, Asunción Bastida, Elio Berhanyer, Manuel Pertegaz, Pedro Rovira y Carmen Mir, Pedro Rodríguez, Flora Villarreal.
La dictadura de Franco
Las décadas de 1950 y 1960 fueron un período de máximo esplendor para la moda española, gobernada por el sistema de la alta costura. Fue un momento en el que los creadores de moda en España, emplazados principalmente en Barcelona, alcanzaron una gran madurez creativa y prosperidad comercial, llevándolos a tener una gran presencia en los mercados internacionales.
Esta etapa de esplendor se vio interrumpida, sin embargo, por conflictos con el régimen franquista, que, lejos de considerar el potencial económico y cultural del sector -tal como hicieran los gobiernos democráticos de Francia o Italia con sus creadores- lo usaría simplemente como un elemento de propaganda política y lo ahogaría con múltiples cargas tributarias. Esta situación, agravada por un cambio de sistema en la moda que daría paso al prêt-à-porter, llevaría a la alta costura española a su muerte definitiva a finales del decenio de 1970.
Cristóbal escapó a tiempo de aquel nefasto período. Durante la Guerra Civil española (1936 – 1939), Balenciaga se vio forzado a cerrar sus tiendas en San Sebastián, Madrid y Barcelona y se mudó a París, donde se impuso con su inagotable y exquisita creatividad durante más de tres décadas, a salvo de la estrechez de miras de la dictadura de Francisco Franco. Como decía al público una guía durante el recorrido de la exposición:
Mientras los modistos hacían lo que podían, Balenciaga hacía lo que quería con las refinadas telas que tenía en sus manos.
La muestra y la Alhambra
La exposición fue inaugurada el 2 de marzo por el consejero de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, Arturo Bernal, y la directora general del Patronato de la Alhambra y Generalife, Rocío Díaz. El comisario de la muestra es el renombrado experto Eloy Martínez de la Pera, gestor de arte y cultura de diversos proyectos realizados en España.
Construida sobre ruinas romanas y una pequeña fortaleza del 889 en una meseta que domina Granada, la Alhambra, rodeada de un paisaje de rara belleza, fue edificada entre 1238 y 1358, bajo los reinados de Muhammad ibn Nasr, fundador de la dinastía de los nazaríes, y sus sucesores. La espléndida decoración del interior se atribuye a Yusuf I (fallecido en 1354).
Tras la expulsión de los moriscos en 1492 por la reina Isabel de Castilla, gran parte del interior se borró y el mobiliario se arruinó o se retiró. Dicho sea de paso, las murallas y torres miran hacia el legendario barrio del Albaicín que la pasada Semana Santa fue escenario, como ocurre anualmente, de devotas procesiones religiosas.
El nieto de la soberana, el emperador Carlos V, que gobernó España como Carlos I, reconstruyó partes en estilo renacentista, pero destruyó parte de la Alhambra para construir un palacio italianizante diseñado por Pedro Machuca en 1526. En 1812, algunas de las torres fueron voladas por una fuerza francesa al mando de Horace Sébastiani de la Porta durante la Guerra de la Independencia Española, y el resto de los edificio escaparon por poco al mismo destino.
Un sueño
El majestuoso complejo, de una sensualidad acorde con los escenarios de Las mil y una noches, sufrió nuevos daños en 1821 a causa de un terremoto. En 1828, el arquitecto José Contreras emprendió un amplio programa de reparación y reconstrucción de la Alhambra, que fue financiado por Fernando VII en 1830. Entre otras obras, reedificó la Alcaicería. Sus tareas certificaron entre 1841 y 1844 el nacimiento del estilo neonazarí o alhambresco.
Tras la muerte de Contreras en 1847, su hijo Rafael continuó su trabajo durante casi cuatro décadas, capitalizaría sus logros y adquiriría celebridad internacional. A la muerte de Rafael en 1890, le sucedió su hijo Mariano Contreras Granja (fallecido en 1912).
Otra notable renovación se produjo en el decenio de 1930, dirigida por el arquitecto y arqueólogo Leopoldo Torres Balbás, quien con su labor, rigurosa y sensible, acabó con la tradición de restauraciones fantasiosas y destructivas de las décadas anteriores.
Gracias a su minuciosa labor, no exenta de críticas en su época, fueron restaurados el Mexuar, el Patio de los Leones y el de la Alberca, se creó la nueva entrada a la Casa Real, se reestructuró el Partal con jardines heredados de las tradiciones andalusí y clásica, así como inició un programa de recuperación del Palacio imperial de Carlos V con destino a ser convertido en un museo.
En fin, que como ocurre con las basílicas y catedrales románicas y góticas, las labores de restauración y conservación del complejo de la Alhambra no se interrumpen nunca y continúan hasta nuestros días.
Jugando con la moda
La moda está indisolublemente ligada a la época en que se crea. Expresa una determinada actitud de sus portadores, pero a la inversa también define su percepción social. Tras la Primera Guerra Mundial, el aspecto exterior de la sociedad urbana también había cambiado considerablemente. La "nueva mujer" encontró en la moda un aliado influyente: Su esbelta silueta, entrenada gracias al deporte, correspondía al espíritu de la época, al igual que el vestido corto de corte recto y el peinado de moda à la Garçonne.
Contribuyó al triunfo transcontinental del "vestidito negro" de Coco Chanel y provocó a su entorno masculino con un chic andrógino. Los tejidos fluidos y los cortes desenfadados y ceñidos al cuerpo crearon un look natural que también influyó en la moda masculina.
Además de los diseñadores de moda profesionales, fueron artistas como Sonia Delaunay, Natalia Goncharova y Raoul Dufy quienes pusieron la síntesis de arte y vida al servicio de la emancipación femenina y masculina con sus creaciones. Al mismo tiempo, sus diseños reflejaban las diferentes concepciones artísticas e ideológicas: además de prototipos para una producción en serie, se produjeron asimismo modelos individuales.
La fotografía
La fotografía de moda es una rama de la fotografía en la que la moda de la ropa se representa principalmente con fines publicitarios y de venta. Sin embargo, en el caso de la fotografía de alta costura, los fotógrafos del género parecen un Quién es Quién de la fotografía de los siglos XX y XXI. En los últimos años, la fotografía de moda ha conseguido formar parte del canon de las artes, exponiéndose en numerosos museos y galerías como un género fotográfico por derecho propio.
Pese a que ni las enciclopedias ni los cronistas le dedican muchas líneas a su vida y obra, hay un antes y un después de (Los Ángeles 1917 – Le Cannet, norte de Cannes, 1996), cuyas fotografías de moda y retratos de la alta sociedad y la realeza adornaron las páginas de durante más de 25 años.
Clarke fue uno de los fotógrafos pioneros que salieron de los confines del estudio para explorar lugares lejanos bañados por el sol. Entre esos lugares se encontraban el sur de España, la India, México, Sicilia, Irán, Jordania y Siria, todos ellos accesibles cuando los viajes comerciales en avión empezaban a ponerse de moda. Clarke fue una gran inspiración para una generación de fotógrafos y, a finales de los sesenta, la fotografía de moda había convertido el mundo entero en su estudio.
La época
La exhibición en la Alhambra, es una cápsula del tiempo por la que se puede pasear y comprender lo que estimuló la imaginación de los fotógrafos a lo largo del siglo XX. Cuenta también parte de la historia de cómo la fotografía de moda se emancipó y liberó, tanto en términos visuales como geográficos. Durante mucho tiempo la fotografía de moda fue algo que se practicaba en el espacio privado del estudio de un fotógrafo, simplemente porque las prendas de la época -vestidos robustos y sombreros de ala ancha- no permitían mucho movimiento. Pero el estudio era también un espacio en el que cada elemento de una fotografía podía mantenerse bajo control, desde la iluminación del proyector hasta los delicados pliegues de un vestido de gasa. Utilizar un estudio significaba que un fotógrafo podía montar escenas meticulosamente pensadas.
En 1968, esos vestidos rígidos y las posturas incómodas darían paso a túnicas, pies descalzos y modelos bronceadas por el sol de Andalucía. Este sorprendente contraste reflejaba cómo el restringido cuerpo femenino ganaba cada vez más libertad con el paso del tiempo. Pero la evolución de la fotografía de moda no solo dice algo sobre la posición de la mujer, sino que también está relacionada con los viajes.
Experimentación
Como muestra el periodo en el que Henry Clarke estuvo activo, el crecimiento del turismo había forjado un vínculo entre la moda y los viajes, abriendo nuevos destinos para la experimentación. Mientras las playas atraían a las modelos en bikini, el antiguo arte nazarí con sus complejísimos ornamentos, así como el amplio repertorio de sucesos históricos y fantásticos asociado, puede explicar el prestigio de la Alhambra como escenario para este histórico reportaje.
La mayoría de los adornos, están hechos con moldes y repetidos sin gran esfuerzo cuantas veces lo exige la simetría. Dos arcos que se hundieron con el paso del tiempo en una de las salas fueron rehechos por obreros de Granada, es justo subrayarlo, con una perfección que no deja nada que desear. La arquitectura nazarí presenta valores arquitectónicos tales como la ligereza de los arcos o el juego de la luz tamizada, y valores espaciales como la diversidad de patios y salas conectados con inusitada fluidez e integrados sin solemnidad con los jardines y el paisaje.
Los indicadores de la fotografía de moda son, por un lado, el aspecto temporal y, por otro, el aspecto de la moda. La moda implica el aspecto temporal, porque tiene la característica de ser transitoria. La única constante de la moda es su cambio permanente. Si bien no hay acuerdo sobre cuándo se creó la primera fotografía de moda, lo que es seguro es que ésta sufrió una transformación a lo largo del siglo XX y sigue evolucionando en la actualidad.
Socio-psicología
La fotografía de moda pretende visualizar la moda actual, pero también las sensibilidades socio-psicológicas. Persigue intenciones tanto comerciales como artísticas y se centra en los procesos de percepción. Desde el pictorialismo a los préstamos de la Antigüedad clásica, la elegancia y el glamour de los años de preguerra, las influencias surrealistas, los terribles años de la guerra, la edificante y optimista posguerra, la espontaneidad exigente de la década de 1960, los movimientos de los salvajes años 70, los 80, en los que la supermodelo fue elevada a la categoría de estatus, la heroína y el porno chic de los 90 hasta el presente digital de abundancia de imágenes con la ayuda de redes sociales y blogs como Instagram, Tumblr y Facebook, la fotografía de moda ofrece testimonios pictóricos del tiempo por etapas.
En todas estas décadas, los artistas crearon y siguen creando grandes fotografías de moda que aún hoy están ancladas en la memoria colectiva. Poco a poco, algo nuevo e innovador se fue añadiendo al muy diverso género de la fotografía; entre otras cosas, las innovaciones técnicas y el desarrollo de las cámaras lo hicieron posible.
Como dijera Horst P. Horst, el fotógrafo de Marlene Dietrich y Jean Cocteau, uno de los grandes predecesores de Henry Clarke y para quien éste trabajó en los estudios de Vogue, los fotógrafos no se limitaban a captar imágenes con sus cámaras, sino que documentaban el tiempo. Así pues, las fotografías de moda no son meras imágenes de la realidad, sino documentos del tiempo que tienen una validez duradera.
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