España - Madrid

Embrujo español

Germán García Tomás
lunes, 10 de abril de 2023
Marianna Crebassa © 2023 by Laure Bernard Marianna Crebassa © 2023 by Laure Bernard
Madrid, lunes, 27 de marzo de 2023. Teatro de la Zarzuela. Marianne Crebassa (mezzosoprano), Joseph Middleton (piano). Obras de Claude Debussy, Jesús Guridi, Isaac Albéniz, Jules Massenet, Maurice Ravel, Manuel de Falla, Federico Mompou y Georges Bizet. Centro Nacional de Difusión Nacional. XXIX Ciclo de Lied.
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Debutaba la mezzosoprano francesa de raíces españolas Marianne Crebassa (Béziers, 1986) en el Ciclo de Lied del Teatro de la Zarzuela con un recital de canciones inhabitual pero muy bien hilado de hondo protagonismo español. La joven cantante, que posee raíces españolas -sus abuelos maternos son oriundos de la zona levantina, como apuntó Antonio Moral, director artístico del ciclo, al comienzo de la segunda parte-, propuso la presencia impresionista de Debussy y Ravel pasando por Massenet, junto a obras de Falla, Albéniz, Guridi y Mompou. 

Se evidenciaron los citados orígenes de la mezzo gala en su recreación del ramillete de piezas hispanas aquí convocado -que cuentan con muchos referentes, ya sean sopranos o mezzos-, pues Marianne Crebassa demostró un manejo indiscutible de la dicción y la fonética española. Lo hizo en cuatro de las Seis canciones castellanas de Guridi, a las que dotó de toda la nobleza y nostalgia que transpiran, textos de tradición popular traducidos en el mejor oficio del folclore estilizado y del nacionalismo español por el maestro vasco, sencillos pentagramas de entre los que destacan los saltos rítmicos de la encantadora “Cómo quieres que adivine”. 

En la segunda mitad, casi concluyendo el recital, llegaría el aria de Salud del primer acto de La vida breve de Falla “Vivan los que ríen”, donde se nos permitió asistir a las capacidades dramáticas de Crebasse y su habilidad para delinear los melismas de la cadencia andaluza. Es la suya una voz idónea para esta página, gracias a un poderoso centro vocal, oscuro y de graves contundentes. De todo ello dio muestras en esta señera página de nuestro repertorio lírico. 

En un plano más lúdico y ligero, la idealización de España por parte de los músicos franceses ha sido constante, y Crebassa se acercó a dos de ellos, Nuit d’Espagne del operista Massenet, en cuya estrófica estructura nos asombró la firmeza en la emisión del agudo, de gran proyección y amplitud, y Chanson espagnole de Ravel, la enésima pieza que despertó la fascinación del vasco-francés por nuestro país, una parte importante de sí mismo. Para completar una tríada de mélodies, llegaba una Séguidille de Falla, donde el autor gaditano derrama sal y pimienta por medio del idioma francés, otra estrófica página adornada de exclamaciones de corte gitano que Crebassa enmarcó con gracia y donosura en una memorable interpretación que despertó el entusiasmo del público.  

Al lado de todo ello quedaba el universo postimpresionista de Mompou y su Combat del somni, que nuestra mezzo supo revestir de la necesaria elocuencia e introspección, y hacer como que la voz recite con música los simbólicos versos de Josep Janés. Aquí Crebasse se abandona delicadamente y a media voz a la prosodia, y se adentra en la de su lengua autóctona para hacer aflorar toda su sutileza, magia, hechizo y ensoñación, en esas escalas modales de los poetas musicales del Impresionismo/Simbolismo.

Se dieron cita dos colecciones que renuevan la mélodie francesa en su mirada a la Grecia clásica, primero en ese microcosmos que anticipa el Pélleas et Mélisande de Debussy como son sus Tres canciones de Bilitis con que dio comienzo el concierto, y posteriormente en las Cinco melodías populares griegas de Ravel con que se cerró, -un retorno con gracejo a la música campesina y popular al margen del erotismo y sensualidad de los poemas de Pierre Louÿs elegidos por Debussy-.

Para ponerse al servicio y hacer brotar cada universo de sustrato mitológico o popular, Crebassa contó con un estupendo compañero de viaje, el pianista Joseph Middleton, también debutante en La Zarzuela. A solo, traduce con belleza en toda su cascada de colores arpegiados y giros cadenciales los Rumores de la Caleta (malagueña) de Albéniz y La soirée dans Grenade de Estampes del propio Debussy.

Eso que algunos llaman el embrujo español, que se repitió en el primer bis con otra canción del ciclo programado de Guridi, la briosa Llámale con el pañuelo, además del obsequio de otras seguidillas universales, las de la ópera Carmen de Bizet, que Marianne Crebassa, un nuevo descubrimiento para el público de Madrid, revistió de sensualidad acercándose al carácter y temperamento de otra gran cantante de nuestros días con la que a nuestro parecer comparte timbre vocal, la mezzosoprano María José Montiel. Soirée ciertamente para enmarcar.

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