Alemania
Daniil Trifonov y Serguei Babayan, unidos por la pasión
Juan Carlos Tellechea

Es esta otra impresionante velada del Klavier-Festival Ruhr 2023 dedicada al 150º aniversario del nacimiento (y 80º del fallecimiento) de Serguei Rachmaninov, así como ''para evocar cuánto le debemos a la cultura rusa'' (que no a la barbarie de un sanguinario Vladimir Putin y su siniestra camarilla en el poder). El intendente (director general) del Klavier-Festival Ruhr, Franz Xaver Ohnesorg, así lo destacaba en la presentación de este concierto, protagonizado por dos grandes figuras del pianismo internacional, Daniil Trifonov y Serguei Babayan, alumno y maestro, respectivamente, en el Cleveland Institue of Music, donde sus biografías se cruzaron, tras salir ambos de Rusia en diferentes momentos de la historia.
Es un sueño para un profesor, él es un auténtico diamante. Tener un alumno así es una oportunidad única en la vida,
dice (en el programa de mano) sobre su antiguo alumno, hoy mundialmente celebrado. Babayan desarrolló un profundo amor por el mundo sonoro de y se lo transmitió a .
Un día me dijo: ahora estoy lo suficientemente maduro mentalmente para esta música, así que no me pondría demasiado sentimental,
recuerda Babayan. Es cierto que pertenecen a dos diferentes generaciones, que tienen temperamentos diversos, pero en definitiva los une una pasión.
Inspiración
Daniil Trifonov es actualmente uno de los principales intérpretes de Rachmaninov, y la antigua relación profesor-alumno se ha convertido en una estrecha e inspiradora amistad artística. Su lectura conjunta de las obras para dos pianos de Rachmaninov, incluidas las fantásticas Danzas Sinfónicas, y el 'Adagio' de la Segunda Sinfonía (transcripción de Trifonov) en el bis, proporciona al Klavier-Festival Ruhr un encuentro pianístico en la cumbre.
El mundo sonoro de Rachmaninov es de una emotividad encantadora. Babayan ha desarrollado un amor particularmente ferviente por las obras de este creador y aprecia especialmente la variedad de estados de ánimo y de colores de la música.
Cuando Rachmaninov compuso sus dos Suites para dos pianos, tenía tras de sí el grave fracaso de la interpretación de su Primera Sinfonía en 1897. La Primera Suite para dos pianos, op 5, que abre este recital, se compone de cuatro partes con títulos muy románticos: Barcarolle, Noche...Amor, Lágrimas y termina con Pascua, una pieza en la que no se puede evitar la percepción de un eco lejano de la escena de la coronación en Boris Godunov de Modest Mussorgsky.
Cambian asientos
Trifonov y Babayan cambian posiciones ante sus respectivos pianos para interpretar la Segunda Suite, op 17, compuesta entre 1900 y 1901, que evoca a veces las impresiones de un viaje a Italia de Rachmaninov, pero que es a la vez típica del frenesí rítmico y de la inspiración melódica del compositor.
En la segunda parte del concierto, y volviendo a ocupar las banquetas sobre las que se sentaran al principio, los dos pianistas ejecutaron las Danzas sinfónicas op 45, que pudieron haber sido concebidas originalmente para un ballet del gran coreógrafo Michel Fokine, o también pudieron haber sido el primer borrador de una sinfonía, como atestigua su estructura en tres movimientos Non Allegro, Andante con moto, Lento assai-Allegro vivace – Lento assai (como prima) – L'istesso tempo, ma agitato.
Carga emocional
Estas Danzas Sinfónicas, op 45, oscilan constantemente entre la gravedad y la ostentación. Rachmaninov las compuso cuando ya había terminado su tercera y última Sinfonía. Los ritmos de marcha contrastan constantemente con episodios muy líricos, portadores de una gran carga emocional, y es sorprendente que Rachmaninov, tal vez obsesionado por los presentimientos sobre su salud (un melanoma especialmente agresivo lo llevaría a la muerte en 1943), introdujera en la última parte de la obra el lúgubre y terrible tema del Dies irae.
Esta versión para dos pianos precede a la versión orquestal, que tiene la particularidad de introducir el saxofón en su orquestación, siguiendo el ejemplo de Maurice Ravel, que también utilizó ese instrumento de viento en su orquestación de los Cuadros de una exposición de Mussorgsky. La energía de Daniil Trifonov y Serguei Babayan es realmente imponente, sobrecogedora: implacables en sus ritmos de marcha, también son capaces de revelar el lirismo violento y agitado que recorre constantemente estas tres obras.
En el bis, ambos solo pudieron apaciguar a medias las incontenibles ovaciones del público, unánimemente de pie, en la gran sala auditorio Alfried Krupp de la Philharmonie Essen (de acústica excepcional), con el romántico y enternecedor 'Adagio' de la aclamada Segunda Sinfonía de Rachmaninov, uno de los ensayos más radiantes del canon sinfónico occidental, en la transcripción para dos pianos de Daniil Trifonov.
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