Discos

Un deleite auditivo

Juan Carlos Tellechea
miércoles, 17 de mayo de 2023
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CD Deutsche Grammophon, Barber, Bruch, Esther Yoo (violín), Royal Philharmonic Orchestra, Vasily Petrnko (director). Max Bruch, Concierto para violín y orquesta nº 1 en sol menor op 26. Samuel Barber, Concierto para violín y orquesta op 14. Henri Vieuxtemps, ''Yankee Doodle'' (Souvenir d'Amérique) op 17. Esther Yoo (violín), Royal Philharmonic Orchestra. Vasily Petrenko (director). Grabado en noviembre de 2021 en el Henry Wood Hall, de Londres, y en el Watford Colosseum, Hertfordshire (Inglaterra). Ingeniero de sonido Jonathan Stokes. Deutsche Grammophon 2023.
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La violinista Esther Yoo, aclamada calurosamente por su formidable interpretación del Concierto para violín y orquesta nº 1 de Max Bruch, con la Royal Philharmonic Orchestra, dirigida por Vasily Petrenko, el pasado 19 de abril en el Auditorio Nacional de Música de Madrid, ha lanzado un CD (sello Deutsche Grammophon) con esta obra y con el Concierto para violín op 14 de Samuel Barber, así como con las chispeantes variaciones de Yankee Doodle op 17 de Henri Vieuxtemps.

Es esta la primera grabación de Yoo con Petrenko y la RPO. Marcó el comienzo de la gira conjunta de este año por Estados Unidos y Europa. Los conciertos de Bruch y Barber tienen en común que fueron escritos cuando los dos compositores eran veinteañeros, combinando su energía juvenil con la madurez compositiva. La solista se siente muy próxima a ellos. Las dos obras tienen además un diseño melódico distintivo que evita las tendencias hacia las orientaciones compositivas modernas.

En el concierto de Bruch, la grabación sigue este camino melódico, presentando la obra en una articulación libre de actitud, virtuosa o llamativa. La música fluye con un diseño elocuente y crea sencillamente un deleite auditivo. Ofrece además un enfoque claramente diferente al de muchos registros anteriores de la conocida obra. La Royal Philharmonic Orchestra y Vasily Petrenko acompañan y apoyan el camino interpretativo de Esther Yoo con la sutileza adecuada, tendiéndole una fina alfombra de seda.

De los tres conciertos para violín de Bruch, el primero es sin duda su pieza más famosa, a excepción de su célebre Fantasía escocesa en cuatro movimientos para violín y orquesta, terminada en 1880. Aunque la sombra del Concierto para violín nº 2 en mi menor op 64 de Felix Mendelssohn Bartholdy planea aún sobre el op 26 de Bruch, éste hace gala de un bello lirismo al tiempo que exige un compromiso total por parte de la solista.

El concierto de Bruch fue estrenado en su versión definitiva el 7 de enero de 1868 por un gran amigo de Johannes Brahms, Joseph Joachim, bajo la dirección de Carl Martin Reinthaler. El compositor consideraba este Concierto en sol menor como una de sus mejores obras.

Esther Yoo establece su propio tono en el ''Adagio appassionato'' op 57, escrito expresamente por Max Bruch para Joachim, y muestra con la misma naturalidad el carácter gravitatorio del concepto sinfónico de la pieza. El tono de su Stradivarius "Príncipe Obolensky" (1704) es notablemente diáfano, su afinación impecable, y la ejecución de una sensibilidad estremecedora.

El Concierto para violín de Samuel Barber tiene un carácter diferente. Fue encargado en 1939 por el industrial de Filadelfia Samuel Simeon Fels, que había amasado una fortuna con un jabón de uso doméstico, lo que permitió al filántropo crear en 1935 un fondo que sigue activo hoy en día y que apoya a artistas necesitados, así como proyectos sociopolíticos y educativos.

La obra estaba destinada a Isaak "Iso" Briselli (1912 - 2005), un joven violinista de Odessa que había empezado como niño prodigio en Rusia y había llegado a Estados Unidos a través de Alemania. El encargo pretendía dar a ambos graduados del Curtis Institute of Music, al solista (dos años mayor que el compositor) y a Barber, la oportunidad de darse a conocer. Barber recibió la mitad de los 1.000 dólares como adelanto, escribió los dos primeros movimientos en Suiza y se los presentó a Briselli a su regreso, después de que Estados Unidos entrara en la Segunda Guerra Mundial (1939 - 1945) y llamara a todos los estadounidenses a regresar a casa desde Europa.

Briselli estaba encantado y esperaba con impaciencia el final, pero su maestro Albert Meiff criticó la partitura de Barber por carecer de virtuosismo y sospechó que Briselli podría perjudicar su carrera. Además, al violinista no le gustaba la música del tercer movimiento final en forma de un exigente perpetuum mobile.

Pero Barber no quiso cambiar nada. Renunció a los 500 dólares que le faltaban y llamó a la obra su concerto del sapone (concierto del jabón), que se estrenó oficialmente el 7 de febrero de 1941 con la Orquesta de Filadelfia bajo la dirección de Eugene Ormandy y el solista Albert Spalding y, a pesar de las objeciones de Briselli y Meiff, se convirtió rápidamente en uno de los conciertos para violín más populares del siglo XX. Grandes violinistas como Isaac Stern, Itzhak Perlman o, más recientemente, los de nueva generación, como Esther Yoo, lo han grabado en vinilo y CD.

Con el primer movimiento (Allegro) en forma de sonata y el segundo (Andante) rapsódico, el concierto muestra rasgos de diseño clásico para fuegos artificiales violinísticos hasta el efectivo Presto in moto perpetuo final. Esther Yoo utiliza hábilmente este aspecto de forma muy madura; no se le escapa el riesgo de caer en exageraciones vanas y, por supuesto, no incurre en ellas.

El Allegro se abre con el violín solista sobre un delicado acompañamiento con un espléndido tema lírico y arrebatador contrastado por un característico motivo sincopado en el clarinete. A partir de este momento se desarrolla todo el movimiento, que florece repetidamente en cantos exaltados como himnos y se desvanece suavemente. El Andante que le sigue introduce un expresivo solo de oboe, al que responde el violín solista, antes de que el agitado Presto pase como un torbellino.

La orquesta se percibe aquí más claramente en sus propios y necesarios valores expresivos. Se producen momentos de clara tensión colectiva que anhelan y entregan positivamente un arrebato. Tal vez hubiera sido imaginable una estructura más afiligranada, mas el conjunto se escucha muy bien.

En el Yankee Doodle / Souvenir d'Amerique, de Henri Vieuxtemps, predomina la vistosidad escénica de la interpretación en la que Esther Yoo vuelve a entregar su carácter propio con un torrente de travieso humor que deja al oyente con una amplia sonrisa de satisfacción. ¡Excelente cierre!

La grabación, en el Henry Wood Hall de Londres y en el Watford Colosseum de Hertfordshire, en noviembre de 2021 (ingeniero de sonido Jonathan Stokes / Classic Sound), ofrece una amplia imagen en un vasto espacio con el bello instrumento solista en primer plano.

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