Alemania

Klavier-Festival Ruhr

Beethoven für Alle. El concierto cancelado por Barenboim

Juan Carlos Tellechea
jueves, 18 de mayo de 2023
Schaghajegh Nosrati © 2023 by Klavier-Festival Ruhr Schaghajegh Nosrati © 2023 by Klavier-Festival Ruhr
Essen, viernes, 12 de mayo de 2023. Gran sala auditorio Alfried Krupp de la Philharmonie Essen. Fabian Müller, Julia Hamos y Schaghajegh Nosrati. Ludwig van Beethoven, Sonata para piano nº 30 en mi mayor op 109, Sonata para piano nº 31 en la bemol mayor op 110, Sonata para piano nº 32 en do menor op 111. Los tres solistas sustituyen a Daniel Barenboim, quien canceló por enfermedad su presentación. Organizador Klavier-Festival Ruhr. 60% del aforo.
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Este concierto del Klavier-Festival Ruhr, con entradas agotadas desde hacía semanas, iba a estar a cargo del célebre pianista Daniel Barenboim. Lamentablemente, Barenboim tuvo que cancelar por enfermedad su presentación, pocos días antes, y fue suplantado por el solista Fabian Müller y las solistas Julia Hamos y Schaghajegh Nosrati; tres jóvenes pianistas a los que él mismo influyó en sus clases magistrales de la Academia Barenboim-Said de Berlín

Lastimosamente, mucho público desistió de asistir al recital al conocer la noticia de la cancelación, devolvió sus billetes, y se perdió así una extraordinaria presentación de las tres últimas Sonatas para piano de Ludwig van Beethoven, verdadero monumento de la literatura pianística universal, en homenaje al maestro Daniel Barenboim. El concierto fue titulado  ''Beethoven für Alle'' (Beethoven para todos) por los organizadores del festival.

Fabian Müller interpretó la nº 30 en mi mayor op 109, la estadounidense Julia Hamos debutó con la nº 31 en la bemol mayor op 110 y  Schaghajegh Nosrati, nacida en Bochum y de padres iraníes, tocó la nº 32 en do menor op 111. 

Los tres se involucraron con gran pasión en las respectivas obras y emocionaron a los espectadores que se pusieron espontáneamente de pie en la gran sala auditorio Alfried Krupp de la Philharmonie Essen para aclamarlos durante largos y largos minutos.

El primer movimiento Vivace de la Sonata nº 30, alterna dos tiempos. Al vigor del comienzo le sigue rápidamente una sección de Adagio espressivo como segundo tema, que Fabian Müller toma de forma cantarina y transparente. Una energía casi rabiosa anima el Prestissimo, dotado de una fluidez extrema. 

El último movimiento, que por sí solo es tan largo como los otros dos, marcado Andante molto cantabile ed espressivo, declina un tema que fluye como un aria en seis variaciones. Müller se acerca lo más posible a la otra indicación "con sentimiento profundo y muy interior". 

De las variaciones, la breve tercera (Allegro vivace) se distingue por su agudeza; la quinta (Allegro, ma non troppo) por una marcada divergencia respecto al tema. La sexta y última variación (Tempo I del tema – Cantabile) vuelve al tema con una vibración de trino en una especie de apoteosis ascendente, para concluir en serenidad.

Las variaciones describen una especie de itinerario casi cósmico en el que el tema es tratado de diversas maneras, primero con calma, luego activado en arpegios que recorren el teclado, rápidamente bajo los dedos del pianista, cada vez más enérgicos, llegando repentinamente a detenerse, para luego embarcarse en un camino de trinos que parecen suspender el tiempo, un proceso de refinamiento de rara fuerza expresiva. La luminosidad aporta aquí una idea de eternidad celestial hasta el final, que se hunde en el silencio.

Concebidas casi simultáneamente, o al menos durante un breve periodo, las tres sonatas finales de Beethoven forman un todo. Hay una relación orgánica entre ellas y muchos puntos en común, marca del último periodo creativo del maestro: una libertad formal de escritura a menudo cercana a la improvisación, el abandono de los patrones habituales en la disposición de los movimientos y los modos de desarrollo, la oposición dialéctica de los tempos, el uso de la forma fugal así como del procedimiento de variación, y finalmente indicaciones de movimientos que hacen referencia al canto, como el Arioso de la op 110, a cargo de Julia Hamos.

Se llega a pensar que cada una de ellas solo puede comprenderse plenamente en relación con las otras dos. Estas interpretaciones de Fabian Müller, Julia Hamos y Schaghajegh Nosrati lo demuestran, sacadas de las profundidades de la fuerza creadora de tres artistas impulsados por la pasión de esta música, donde la quintaesencia se encuentra con la del pensamiento del compositor: confesiones que llevan a los intérpretes a entregarse. 

El estilo fascinante de estos tres pianistas está ahí: limpidez del toque, agudeza del dibujo, de los trinos en particular, virtuosismo en el primer sentido, escarbando en los huecos dinámicos, incluso imponiendo las notas graves, un estilo sobre todo que apela a la modernidad de estas obras tan poco acordes ellas mismas con los esquemas establecidos.

La Sonata nº 31 en la bemol mayor parece, en su apertura, perseguir la última idea de la anterior: el Moderato cantabile molto espressivo ofrece una efusión lírica similar. La libertad de la forma es igualmente evidente, sugiriendo una fantasía en sus grandes progresiones. El Allegro molto, lo toma Julia Hamos muy bruscamente en el ataque. 

El segundo tema es agudo con su nerviosismo y la repetición es aún más animada antes de un final más tranquilo. Finalmente el Adagio ma non troppo y la Fuga. Allegro ma non troppo – L'istesso tempo die Arioso: Perdendo le forze, dolente – l'inversione della Fuga,  tiene aquí una grandeza trascendente, especialmente en la sección del recitativo ''Arioso dolente'', una especie de canción plañidera. 

La fuga la interpreta Hamos al principio con serenidad, luego de forma más marcada en sus acordes orgullosamente afirmados, que se hacen cada vez más fuertes. La complejidad inherente a este pasaje sigue siendo extremadamente clara. El uso de fuertes contrastes es una constante en la música de Beethoven.

Con la Sonata nº 32 en do menor, op 111, ejecutada por Schaghajegh Nosrati, el lenguaje alcanza la fase de avance visionario. Solo dos movimientos. Desde sus acordes majestuosos, el primero opone un Maestoso atravesado por armonías disonantes a un Allegro con brio ed appassionato que la pianista lleva al límite en una carrera sin aliento y el tono imperioso de un huracán sonoro. 

El respiro final parece ser una salvación. A este drama implacable le sigue el meditativo segundo movimiento, Arietta. Adagio molto semplice e cantabile, concebido por Nosrati con una sencillez serena, muy ligada, animada por una imperceptible aceleración del tempo antes de entrar en las variaciones y una intensificación de la dinámica. Esta calma es necesaria. La pianista nunca se vuelve grandilocuente. Evita el patetismo, se mantiene siempre noble. 

En su última sonata, op. 111, Beethoven experimentó con la forma y concluyó así su inmensa obra pianística. La fascinación por las innovaciones de Beethoven se mantuvo intacta incluso después de su muerte. Los más grandes pianistas del siglo XIX siempre tuvieron piezas de Beethoven en su repertorio. Esta tradición interpretativa se extendió hasta el siglo XX. Los solistas de nuestros días mantienen también el pulso técnico de la época, siguen utilizando como guía las estrellas fijas en términos de interpretación heredadas de aquellas generaciones, pero descubriendo constantemente nuevas riquezas en cada detalle.

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