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Nueva producción de 'El turco en Italia' en el Teatro Real de Madrid
Redacción

Entre el 31 de mayo y el 12 de junio se ofrecer diez funciones de
Fiorilla, avispada y coqueta protagonista de la ópera, adicta a la lectura de folletines, imagina una historia de amor trepidante y rebosante de erotismo, con un turco galán y seductor (Salim), que ‘desembarca’ en su vida y la mete en una serie de embrollos libidinosos con las parejas de ambos, en un continuo y jugoso juego de disfraces, bajo el cual laten los grandes dilemas del alma.
De esta desenfrenada comedia de enredo se aprovecha el altanero y miserable poeta Prosdocimo, que la transforma en la trama de su nueva obra, pero pierde el control sobre los personajes, manejados, en realidad, por Fiorilla, mujer libre, feminista y atrevida, singular en el repertorio lírico del siglo XIX, donde triunfan las figuras femeninas trágicas y víctimas de un destino hostil.
De hecho, Il turco en Italia, decimotercera partitura en el catálogo operístico de Gioachino Rossini (1762-1868) -y escrita antes de las grandes óperas que lo consagraron-, merece ser reivindicada por la calidad de su música y la modernidad de los temas que subyacen bajo la estructura formal del libreto de Felice Romani (1788-1865): un autor busca a sus personajes -de manera antagónica a la de Luigi Pirandello, un siglo después- los atrapa, manipula y se mezcla con ellos, pero la indómita protagonista le roba el devenir de la historia, utilizando su libertad y dejándose llevar por las pulsiones amorosas, en las que, como en
Laurent Pelly utiliza los códigos formales y estéticos de la telenovela como estructura narrativa de la ópera, en la que se suceden escenas burlescas, dramáticas, risibles o turbadoras como los fotogramas melodramáticos y convencionales de las revistas femeninas de los años 60, evocadas en la escenografía kitsch y vintage de Chantal Thomas y en los figurines concebidos también por Pelly.
En la partitura de Rossini, estrenada en La Scala en 1814, las escenas se suceden de manera trepidante, pasando de atmósferas apasionadas a sombrías, exaltadas a nostálgicas, dramáticas a burlescas. Todo fluye en una ópera en la que abundan las cavatinas y los números de conjunto -dúos, trío, cuarteto, quinteto-. La brillante y acerada orquestación atrapa a los personajes para llevarlos en su torrente musical, en el que destacan las bellas y virtuosas líneas de canto de los protagonistas, sobre todo en los momentos de intimismo e introspección.
Un doble reparto dará vida a los divertidos personajes de la ópera: las sopranos
se presentará por primera vez en el renovado Teatro Real, en una producción poética, burlesca y nostálgica, en la que la risa, el descaro y el patetismo de la comedia esconden los sentimientos y pasiones más profundos del alma.
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