Rumanía
Festival EnescuLigeti de partitura presente
Xoán M. Carreira

El veterano , fundado por Pierre en 1976, ha sido durante décadas un referente en la interpretación del repertorio de las vanguardias de la Guerra Fría, que Boulez y sus colaboradores utilizaron muy hábilmente para crear tradiciones interpretativas paradigmáticas de los grandes maestros de la vanguardia, entre ellos György Sándor (1923-2006). Así pues fue un acierto del Festival George Enescu 2023 contratar al Ensemble Intercontemporain un programa monográfico Ligeti en el año del centenario de su nacimiento en la localidad de Dicsőszentmárton, actualmente Târnăveni, en Rumania.
El gobierno rumano ha asumido -con motivo de este centenario- que György Ligeti nació en Transilvania y es un artista rumano, y la presente edición del Festival Enescu le está dedicando una atención preferente -hay diez onciertos donde se toca música suya- en la que destaca el programa 'Todo Ligeti' del Ensemble Intercontemporain y una producción propia, en concierto, de El gran macabro, que se ofrecerá el 17 de septiembre -lamento mucho no poder asistir- a cargo de la Orquesta Filarmónica y Coro George , la principal orquesta 'institucional' de Rumanía.
Cercano a cumplir los cincuenta años, el Ensemble Intercontemporain sigue siendo un instrumento excepcional por la calidad sobresaliente de sus componentes, y tras la retirada de Pierre Boulez el conjunto ha ganado complicidad entre ellos, si bien en este concierto he detectado cierta pérdida de la disciplina de trabajo, que solo es atribuíble a un deficiente trabajo en los ensayos. Esto coincide con la incorporación como titular de Pierre que debutaba como tal en este concierto del Festival Enescu.
Era la primera vez que escuchaba a Bleuse y esta primera impresión ha sido penosa: su gestualidad en el podio es arbitraria, confusa y desconcertante para los músicos, practicamente un compendio de los tics de los malos directores en este o en cualquier repertorio. Obviamente Bleuse pretende imitar la característica gestualidad de Boulez, pero sólo consigue reproducir fielmente las parodias de los malos directores de 'nueva música' que desde los años 1960 nos presentan muchos gags de humor musical. Lo que el público contempla es a un director que depende de la partitura en el atril y al que los músicos no atienden porque están muy ocupados intercambiándose miradas para no perderse.
No cabe hablar de interpretación en un concierto de ejecución tan deficiente. Más lamentable aún fue la evidente ausencia de criterio sobre cómo tocar una música tan compleja, deslumbrante y hermosa como la de Ligeti. Que Boulez fuese un mediocre intérprete de Ligeti no puede servir de excusa para lo que nos ofreció Bleuse: discurso vacío, fraseo inexistente, pulso metronómico, timbre homogéneo, incomprensión del discurso y retórica ligetianas, y una desoladora ausencia de empatía con una música que destila belleza, decoro y emoción.
La acústica del Ateneo es excepcional, para desdicha de Bleuse y para gloria de Sébastien , piano, Renaud , violoncello, y Jeanne-Marie , violín, espléndidos solistas de sus respectivos conciertos. Y muy especialmente para Conquer, quien con el valioso apoyo de la arpista, el fagotista y el contrabajista alcanzó un grado de excelencia emocional que el público supo reconocer ovacionándola puesto en pie.
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