España - Cantabria
Mutter se divierte en compañía
José Amador Morales
El regreso de Anne-Sophie Mutter al Festival Internacional de Santander, tras su último recital de 2021, ha tenido lugar en compañía de los Mutter’s Virtuosi, un proyecto académico por el cual sus becados tienen la oportunidad de ser introducidos en la vida profesional como músicos mediante conciertos, giras, grabaciones, etc, y en este caso de la mano de una personalidad tan apabullante como la violinista alemana que les da nombre. Y es que Mutter, tras una carrera portentosa plagada de logros -¡hasta cuatro premios Grammy!- y encuentros en el ámbito de la música clásica, rozando en algunas ocasiones la delgada línea del mito y la leyenda como su “descubrimiento” a finales de los setenta por Herbert von Karajan, es una garantía de éxito incuestionable como volvió a demostrar en esta nueva cita santanderina.
En su actual gira, los Mutter’s Virtuosi se presentan en
forma de conjunto de cuerdas compuesto por, además del experimentado
clavecinista Knut Johannessen que los acompaña desde la fundación del conjunto
hace doce años, becarios actuales y anteriores de la Fundación Anne-Sophie
Mutter y otros jóvenes músicos, dirigidos por la propia Mutter que acaba de
cumplir los sesenta años al comienzo de este verano. Y ahora, en las postrimerías
del mismo, ofreció como único bis el movimiento final del célebre Concierto
en sol menor, RV.315 de Vivaldi con el que un Palacio de Festivales de
Cantabria, prácticamente completo aplaudió arrebatado, la clásica ovación entregada
que suele escucharse en los festivales.
Su actuación había empezado con una obra menos conocida de
Vivaldi, el Concierto para tres violines, orquesta de cuerda y bajo
continuo en Fa Mayor, en el que Mutter brilló por encima de sus
compañeros (Samuel Nebyu y Timothy Chooi) pero donde, en cualquier caso, los
temas saltaban de un solista a otro, turnándose para competir con giros técnicos
de gran virtuosismo; todos ellos fueron acompañados de forma entusiasta por la
cuerda restante en los movimientos extremos, añadiendo un plus de brillante
energía rítmica. Seguidamente, con el Concierto para violín nº1 en la menor de
Bach, apreciamos con mayor nitidez las bondades del instrumento de Mutter, el Lord
Dunn-Raven Stradivari: la gradación de colores, matices y expresividad, así
como las dimensiones dinámicas que logra extraer de este son inusualmente amplias
y nos llevan desde una firme potencia hasta sutiles y etéreos pianissimi.
Resultó muy interesante la inclusión en el programa de la
contemporánea y un tanto ecléctica Nonet, que André Previn dedicara en
2015 a una Anne-Sophie Mutter con la que contrajo matrimonio. En ella nuestra
protagonista ofreció su caleidoscópico sonido y su pasmoso legato, tratando de
dar suficiente margen a sus jóvenes colegas con quienes formaba sendos
cuartetos enfrentados y unidos por el contrabajo, no sólo en sentido físico
sino también en el musical. Todos se divirtieron no poco con el Concierto de
Brandeburgo nº3 de Bach con su pegadizo y rítmico tema inicial, que se
pasaban juguetones entre solistas y tutti.
La última pieza oficial del concierto consistió en el Concierto para violín en La Mayor de Joseph Bologne. El llamado “Chevalier de Saint-George” (1745-1799) era hijo de un esclavo senegalés y llegó a ser propietario de una plantación en Francia, siendo reconocido en el ambiente de las altas clase sociales parisinas como espadachín, bailarín, jinete, virtuoso del violín y compositor. Estas dos últimas facetas fueron desarrolladas por nuestro “Chevalier” en este concierto, claramente situado en el ámbito de un estilo galante en el que la retórica barroca daba paso a melodías más entretenidas y gráciles. Con ellas Mutter y sus chicos dieron rienda suelta a su gran virtuosismo -como en los pasajes de brillantes bariolage-, sí, pero también a interesantes incursiones expresivas.
Comentarios