Rumanía
Festival EnescuProfesionalidad y decisión
Maruxa Baliñas

Tras escuchar a la Orquesta Filarmónica 'George Enescu' en la inauguración de la presente edición del Festival Enescu, tenía ganas de asistir a este concierto de la Orquesta Nacional de la Radio de Rumanía que algunos aficionados me dijeron que está sonando mejor, aunque en principio sea de menor categoría y prestigio, y los músicos estén peor pagados. Actualmente la Radio Nacional de Rumanía mantiene cuatro agrupaciones musicales: la Orquesta Nacional de la Radio tiene su temporada los viernes y la Orquesta de Cámara de la Radio los miércoles (no todos), además tiene una agrupación folclórica y una bigband que actúan más o menos una vez al mes. La Sala de la Radio, con sus aproximadamente 900 localidades, tiene una buena sonoridad, no tan seca como la de la Sala Auditorium del Museo Nacional, ... y unas butacas forradas de un material sintético bastante desagradable. Como casi todas las salas de conciertos de Bucarest -excepto el Ateneo- necesita una remodelación pero manteniendo sus condiciones sonoras, que son mejores de lo habitual en este tipo de salas.
Los ajustados horarios de los conciertos del Festival Enescu me impidieron escuchar en la sala la primera obra del programa, el Concierto para clarinete ‘De simplici duplex II’ (2005) de Diana Rotaru (Bucarest, 1981), porque el concierto anterior -V Coloris Quintet- se prolongó 30 minutos más de lo previsto. Y fue una pena, porque la obra me apetecía mucho, tenía buenas referencias de Diana Rotaru y ya había escuchado alguna obra suya, menor, en otras ediciones del Festival Enescu ... o eso creo. Porque hay dos compositoras Rotaru, madre e hija, Doina (Bucarest, 1951) y Diana respectivamente, y creo que he estado mezclando las obras de las dos, que por otro lado no se parecen mucho, durante los últimos años.
Desde fuera, el Concierto de clarinete me pareció una obra luminosa, con toques italianos que recuerdan a Donatoni y Petrassi (y a Poulenc), más lúdica y menos obsesiva que Sciarrino, lo cual se agradece, y con un discurso musical fluido y atractivo. Utiliza numerosos recursos clarinetísticos -no especialmente innovadores pero adecuados- y parece muy al tanto de lo que se está haciendo en el área germánica y centroeuropea. Nada puedo opinar sobre el solista, que es además el dedicatario del Concierto ‘De simplici duplex II’, el rumano Emil Vișenescu, clarinete principal de la Filarmónica 'George Enescu' desde 1993, a quien no puedo juzgar por lo que oía desde fuera.
Llevaba años sin escuchar en concierto la Metamorfosis sinfónica sobre temas de Carl Maria von Weber (1943) de Hindemith, un compositor que se está tocando muy poco en los últimos años. Se trata de una obra que indica bien la medida de la calidad de una orquesta y la Orquesta Nacional de la Radio Rumana pasó el examen sin problema. No es una gran orquesta, pero sí tiene esa profesionalidad y decisión que permiten afrontar con éxito cualquier interpretación. Su director en esta ocasión, el norteamericano Francesco Lecce-Chong (San Francisco, 1988), quien ha desarrollado su carrera hasta ahora principalmente en EEUU, mostró la misma discreción. No destacó apenas durante la interpretación pero la Metamorfosis sinfónica tuvo pulso, coherencia y una nitidez tímbrica destacable.
La segunda parte del concierto estuvo dedicada a la Symphony No. 2 for Orchestra and Solo Piano, ‘The Age of Anxiety’ (1949 / versión revisada, 1965) de Leonard Bernstein, basada en el poema homónimo de W. H. Auden. Esta sinfonía 'programática' no es una obra muy habitual en los repertorios sinfónicos, acaso por la dificultad de seguir la narración si no se conoce bien el poema de Auden, que cuenta la historia de un grupo de jóvenes (tres hombres y una mujer) que se reúnen y discuten en un bar sobre sí mismos, la soledad, los problemas del mundo, etc.
David Fray (Tarbes, Francia, 1981), a quien le tocaba representar al propio Bernstein frente a los personajes y sentimientos del poema de Auden, me gustó a medias. Sin duda es un gran pianista, tiene buena técnica y defendió muy bien una partitura que no es nada fácil, pero en muchos momentos me pareció que tomaba una posición 'distante' respecto a la narración orquestal, poco emocional, como un espectador más que un miembro del conjunto.
La Orquesta de la Radio de Rumanía también respondió peor en esta obra que en Hindemith, hubo errores puntuales en algunos instrumentistas (trompas, sobre todo), Lecce-Chong favoreció o cuando menos permitió que la orquesta tapara al pianista en algunas de sus intervenciones, y no llegó a haber una coordinación eficaz entre piano y orquesta, cuestión delicada en esta obra que no es ni un concierto para piano y orquesta ni tampoco una obra orquestal con piano acompañante. Seguramente por eso los momentos más interesantes de la interpretación fueron aquellos en que el piano toca solo (precioso el comienzo de The Dirge) o casi solo, y aún más en la segunda parte de la sinfonía, cuando en The Masque Fray toca acompañado por la percusión (y algún instrumento más ocasionalmente). El Epilogue: Adagio; Andante; Con moto es todo un resumen de la sinfonía y aquí si que por fin piano y orquesta se encajaron bien y Lecce-Chong construyó un final grandioso, casi organístico por momentos y preparando muy bien el fortissimo final.
El balance final del concierto muy positivo, por programa y por interpretación, no excelente pero sí muy digna. Aunque hubo muchos aplausos, Fray no dió 'propina'.
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