Recensiones bibliográficas
Atreverse con más democracia. Willy Brand, el sembrador
Juan Carlos Tellechea

El politólogo y periodista Gunter Hofmann ha escrito una nueva biografía, titulada Willy Brandt. Sozialist – Kanzler – Patriot (Willy Brandt. Socialista – Canciller – Patriota), publicada por la renombrada editorial C. H. Beck, de Múnich, acercándose al carismático e impresionante político socialdemócrata que fue Willy Brandt, sembrador e impulsor de la Ostpolitik, que le valió el Premio Nobel de la Paz de 1971.
El mismo Hofmann escribe en la introducción de su libro que la última biografía de Brandt fue publicada por su destacado colega Peter Merseburger (2002), una obra imponente y gigantesca, sobre todo acerca de los lejanos años del exilio. Cierto es que después aparecerían seis biografías más, pero la de Merseburger sigue siendo hasta ahora insuperable.
Hofmann tampoco intenta quebrar ese récord. Su libro es más bien una aproximación muy personal a
Sin rencor
El periodo de exilio, su cambio de nombre (Herbert Frahm, el apellido de su madre) y sus orígenes modestos proporcionaban a sus adversarios repetidamente débiles flancos de ataque. Franz Josef Strauß, difamándolo en 1961, le preguntó qué había hecho realmente "ahí fuera" durante la época nacionalsocialista.
La acusación de traición siempre resonaba, los entonces conocidos como viejos nazis estaban especialmente ansiosos por arremeter contra él. Brandt se sintió profundamente herido en varias ocasiones, pero siempre fue justo con sus agresores. No parecía guardarles rencor. Volaba sobre ellos como el águila que no repara en los insectos y roedores que deambulan sobre la tierra.
Sin embargo, no solo enfrentó vientos en contra en el debate político con los democristianos. No todos en el partido estaban de acuerdo con él. Sus mayores oponentes fueron Herbert Wehner y Helmut Schmidt, quienes lo atacaban personalmente y no perdían la oportunidad de descalificarlo como un líder débil que no tenía bajo control ni al partido ni al gabinete ministerial. Cuando Brandt tuvo que someterse a una operación en las cuerdas vocales, tras las elecciones de 1972, Wehner y Schmidt tuvieron que dirigir las conversaciones de coalición con los liberales (FDP). Ambos, sospechaba Willy Brandt, hicieron mucho para sí mismos en el proceso.
Al margen
Dicho sea esto al margen, quien escribe esta reseña tuvo la oportunidad en sus primeros años como periodista en Montevideo de tomar contacto inicial con Willy Brandt. El 22 y 23 de octubre de 1968 el entonces ministro de Asuntos Exteriores y vicecanciller del gobierno de gran coalición (democristiano-socialdemócrata, CDU / CSU - SPD) de Kurt Georg Kissinger) visitaba la capital de Uruguay, en un muy difícil momento de su historia, durante una gira por América del Sur, y ofrecía una inspiradora conferencia de prensa, tras sus conversaciones con el entonces gobierno del presidente Jorge Pacheco Areco, de triste recuerdo.
Años más tarde lo volvería a encontrar varias veces en Bonn cuando el ya ex canciller federal alemán era presidente de honor de su partido Socialdemócrata Alemán. En una de esas múltiples e inolvidables oportunidades lo entrevistaría en su austero despacho -con una calefacción encendida a muy alta temperatura, aunque era el comienzo del verano- en la sede del SPD, sobre el (hoy casi olvidado) Diálogo Norte-Sur y el informe de la Comisión Brandt entregado a las Naciones Unidas en 1980, cuyas proféticas conclusiones y recomendaciones, entre otras "asegurar la supervivencia y aunar intereses comunes de los países industrializados y en desarrollo", siguen siendo hasta ahora de una actualidad más acuciante que nunca.
Lula
En aquellos tiempos presenciaría asimismo la emotiva visita que le hiciera el entonces aguerrido líder sindicalista (obrero metalúrgico) y ahora presidente de Brasil, Luiz Inácio (Lula) da Silva, en la sede del partido. , el fenómeno, cuando ganó por primera vez las elecciones presidenciales en 2002, parecía haber hecho suya una famosa exhortación de Willy Brandt, llamando a sus conciudadanos, tras las convulsiones sociales de finales de la década de 1960, a "atreverse con más democracia" (1972). La Fundación Friedrich Ebert, próxima al SPD, estrecharía las relaciones con los sectores de izquierda brasileños y ayudaría a la formación de cuadros del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, fundado en 1980. Por primera vez en la historia de Brasil un jefe de Estado venía desde abajo hacia arriba y sus dos gobiernos se extenderían desde 2003 a 2011.
En 1989 se lo vería a Willy Brandt pronunciar su célebre declaración, tras la caída del Muro (el 9 de noviembre de 1989): (…) Jetzt wächst zusammen, was zusammengehört (...) (...Ahora vuelve a crecer conjuntamente lo que debe estar unido...). Y por último este corresponsal asistiría a la presentación de sus Memorias (traducidas al español por Ediciones Temas de Hoy, de Barcelona / Madrid) que hiciera él personalmente en 1990, en la sede de la Embajada de España en Bonn.
Últimos días
Un año más tarde le sería diagnosticado un tumor en el intestino, que le fue extirpado el 10 de octubre de 1991. En mayo de 1992 ingresó de nuevo en la Clínica Universitaria de Colonia y fue operado otra vez. Sin embargo, la intervención quirúrgica fue interrumpida a los 10 minutos, porque se había puesto de manifesto una metástasis diseminada. El 30 de mayo abandonó la clínica y, junto con su tercera esposa, se dirigió a su domicilio de Unkel, que no volvió a abandonar hasta su muerte el 8 de octubre de 1992 a la edad de 78 años.
Días antes, el 20 de septiembre, se produciría un desafortunado incidente: cuando Mijail Gorbachov quiso visitar a Brandt, sin previo aviso, y pronunció su nombre, , por el interfono de la casa, la esposa de Brandt pensó que se trataba de una broma de mal gusto y le negó la entrada al hogar. La salud de Willy Brandt se había deteriorado visiblemente a partir de agosto de 1992.
Günter Grass
Con el escritor Günter Grass y Herbert Wehner, el autor de esta biografía destaca a dos personalidades en capítulos separados. Uno representando un nuevo tipo de relación entre la cultura y la política, así como también un nuevo tipo de campaña electoral sin precedentes. El otro es probablemente el hombre más poderoso del SPD en la época de Brandt, que soportó la pesada carga de no haber podido llegar nunca a ser el primer hombre del partido y menos aún del Estado debido a su pasado comunista, que le acarreó numerosos conflictos.
Siempre objeto de hostilidad por su política hacia el Este de Europa, el entonces canciller alemán Willy Brandt, en su discurso de campaña electoral en el Festhalle de Fráncfort en noviembre de 1972 ante un auditorio de más de diez mil personas, acusaba a la oposición de "aberraciones malvadas" en aquella campaña electoral. La apasionante biografía muestra a un político en busca de una Alemania mejor y ofrece una convincente defensa de su Ostpolitik.
Inaccesible
Si bien Brandt aplicó una política de distensión en la Guerra Fría, siguió siendo una persona inaccesible para casi todos los que lo rodeaban. Gunter Hofmann, ex periodista del semanario Die Zeit y biógrafo también del ex presidente federal Richard von Weizsäcker, hurga en la arrmadura del político socialdemócrata, pero no consigue abrirla.
El 7 de diciembre de 1970 el canciller alemán Willy Brandt se arrodillaba ante el monumento a las víctimas del gueto de Varsovia en un simbólico gesto de pedir perdón por los horrores del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial. El acto es recordado por muchos en Europa. La genuflexión, en señal de admisión de culpa por aquellos crímenes de guerra y de lesa humanidad, fue seguida por la firma del Tratado de Varsovia entre Polonia y la República Federal de Alemania.
El 12 de agosto de 1970, Willy Brandt había firmado en Moscú el Tratado entre la República Federal de Alemania y la Unión Soviética, en el que ambas partes reconocían la inviolabilidad de las fronteras alemanas de posguerra, como primer documento significativo de la política de distensión. Su política hacia el Este durante la Guerra Fría apostó por el "cambio a través del acercamiento". En política interior, siguió el ritmo de las convulsiones sociales de finales de los sesenta, bajo el lema de "atreverse con más democracia".
Legado socialista
Nacido en 1913 Herbert Frahm, como se le conocía antes de adoptar su nombre de combate, Willy Brandt, durante la época nazi, se dedicó rápidamente a la política. Al igual que su abuelo (por parte materna) participaba en el Partido Socialista de los Trabajadores en su época escolar en Lübeck. La política se convertiría pronto en una especie de hogar sustituto para el joven (hijo natural de un maestro que enseñaba en aquel entonces en una Realschule de esa ciudad y a quien nunca llegó a conocer personalmente). Aparte de ello, el periodismo era lo único que le tentaba. Quería ser parlamentario o redactor jefe de un periódico.
Exiliado en Escandinavia de 1933 a 1945 (durante la era del régimen genocida de Adolf Hitler), el periodismo le proporcionó un medio de vida mientras seguía estando políticamente activo. En 1936, Brandt regresó al Berlín nacionalsocialista en nombre de su partido como observador en una misión secreta durante unos meses, y en 1937 vivió de cerca el fracaso de la izquierda durante la Guerra Civil española.
Fin del sueño juvenil
A partir de entonces, ya no quiso saber nada del antiguo sueño juvenil de un frente unido socialista-comunista. Además, los años escandinavos enseñaron a Brandt dos lecciones que marcaron su futuro estilo político. En primer lugar, que incluso las batallas más reñidas no tienen por qué cuestionar los valores básicos de la democracia. En segundo lugar, que es posible una interacción relajada y constructiva entre conservadores y socialistas. Tras la muerte del militar y dictador Francisco Franco en 1975, Brandt y su partido apoyarían a través de la Fundación Friedrich Ebert a los socialistas españoles (PSOE) en el fortalecimiento de su partido y en la formación de sus cuadros.
Hofmann retrata a Brandt como un político que se comportaba con justicia incluso con quienes le trataban injustamente. Brandt era respetuoso en el trato con sus oponentes políticos, incluso cuando éstos, como Konrad Adenauer, le tachaban de poco fiable políticamente por su pasado en el exilio.
Viejos nazis
Aunque el libro de Hofmann no aporta ninguna novedad a este respecto, tanto el alcance como el periodo de hostilidad al que se vio sometido Brandt resultan aterradores. Mientras que los antiguos nazis (probados fehacientemente) hacía tiempo que habían vuelto a ser considerados patriotas en la República Federal, los que habían luchado contra el nacionalsocialismo desde el exilio eran acusados públicamente de traición. Tuvieron que pasar años antes de que esta percepción cambiara radicalmente en Alemania.
De hecho, su forma de abordar el pasado alemán apenas difería de la de
Llegados a este punto, el lector tal vez hubiera deseado una intervención del biógrafo. ¿Era auténtica la a veces casi inconcebible longanimidad de Brandt hacia sus oponentes políticos y conciudadanos, o posiblemente una carga continua, asumida por miedo a poner en peligro el ascenso político?
Aunque Hofmann rasca una y otra vez el blindaje con el que Brandt se rodeó a lo largo de su vida, no consigue derribarla. El libro se habría beneficiado de una interpretación, sobre todo porque Brandt mostró a veces destellos de emoción, como la noche de las elecciones al Bundestag de 1969, cuando subrayó que su victoria representaba la derrota final de Hitler, o en su discurso al recibir el Premio Nobel de la Paz en 1971, en el que saludó a los "amigos de la Resistencia" de todo el mundo.
Distensión
Brandt encontró por fin su papel en los años sesenta, cuando supo captar el cambio social con la misma sensibilidad que lo impulsó políticamente. A diferencia de Adenauer, que prometía a la gente "ningún experimento", Brandt buscó el cambio, también en política exterior. Hofmann analiza en detalle la génesis de la política hacia el Este de la coalición socialdemócrata-liberal (SPD y FDP), que se basaba asimismo en el hecho de que la política de disuasión occidental practicada hasta entonces por la CDU/CSU había llegado a sus límites.
Dimisión
El 5 de mayo de 1974, durante una reunión ordinaria del SPD y de altos cargos sindicales en la Academia Kurt Schumacher (Bad Münstereifel), Brandt anunciaba su decisión de dimitir como canciller. En la tarde del 6 de mayo, hizo que el jefe de la cancillería, Horst Grabert, entregara una carta a tal efecto al presidente federal Gustav Heinemann, que se encontraba en esos momentos en Hamburgo.
La razón era el desenmascaramiento del espía de la RDA Günter Guillaume, que había sido uno de los más estrechos colaboradores de Brandt como responsable de asuntos del partido. Con su dimisión, Brandt asumió honorablemente la responsabilidad de la negligencia dentro del gobierno federal. Guillaume había permanecido muy cerca del canciller, aunque era sospechoso de espionaje desde hacía más de un año. Brandt había subestimado el carácter explosivo del asunto, creyendo que el mero origen en la República Democrática Alemana de Guillaume era el motivo de la sospecha de espionaje.
El actor Matthias Brandt, hijo del segundo matrimonio de Willy Brandt, interpretaría el papel de Guillaume en la película A la sombra del poder (2003) de la televisión alemana, sobre los últimos días del canciller socialdemócrata antes de dimitir. Matthias Brandt evocaba años antes que cuando tenía 12 años y pasando unas vacaciones en Noruega en 1973 con sus padres y con los Guillaume, había notado a altas horas de la noche que éste y su mujer trabajaban en su alcoba, confeccionando misteriosos textos en su máquina de escribir.
Putin
Tras el ataque ruso a Vladimir Putin ha creado una nueva realidad. Está obligando a Occidente, y a Alemania en particular, a redefinir fundamentalmente su política hacia Rusia, que es diametralmente opuesta a la política de Brandt.
En fin, que quien busque una biografía completa de Willy Brandt con información fidedigna, seguirá estando mejor servido por la obra de Peter Merseburger. El que ya tenga una imagen de Brandt y esté interesado en aspectos y reflexiones adicionales sobre su personalidad y su vida, leerá con provecho el libro de Gunter Hofmann.
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