Artes visuales y exposiciones
Hijos de AbrahamOtro país; los judíos en la RDA
Juan Carlos Tellechea

Al final de la ahora extinta República Democrática Alemana quedaban allí unos 400 judíos. La única carnicería kosher de Berlín Oriental atendía a las ocho comunidades judías distribuidas por toda Alemania Oriental. El sello que garantizaba que sus productos eran elaborados según los preceptos del judaísmo, hace referencia al propietario del negocio, Károly Timár, quien en el decenio de 1980 viajaba regularmente desde Hungría para abastecer de carne kosher a los judíos de la RDA.
Treinta y tres años después del fin de la Alemania del Este, el Museo Judío de Berlín realiza desde el 8 de septiembre al 14 de enero de 2024 una singular exposición titulada Ein anderes Land. Jüdisch in der DDR (Otro país. Judío en la RDA), con unos 220 objetos y documentos sobre la vida, no exenta de complicaciones, de los judíos bajo el régimen comunista de partido único SED, estrictamente antisionista, de la Alemania Oriental.
La muestra, realizada en el marco del 1700º aniversario de la presencia judía en Alemania que se viene celebrando desde 2021, trata de un capítulo de la historia judía y alemana que rara vez se presenta. En un recorrido por los 800 metros cuadrados de la exposición, rápidamente queda claro que no existía un único punto de vista judío en Alemania Oriental.
La presión política de este Estado obrero y campesino se desató en dramas familiares. Antaño, había judíos que también querían construir el socialismo, un aspecto muy poco tratado hasta hoy. El tema del antisemitismo y del antisionismo en la RDA no se aborda en esta muestra comisariada por Tamar Lewinsky, Martina Lüdicke y Theresia Ziehe, quienes se pusieron en contacto con testigos contemporáneos para que cedieran en préstamo objetos a fin de reunir la colección básica exhibida ahora al público.
Las conservadoras ofrecen una visión selectiva de la vida de los judíos en la RDA. Mas no hay una clasificación histórica que marque el significado de los objetos. Los organizadores de la exhibición explican que esos objetos deben hablar por sí mismos. Hay una maleta marrón en medio del recinto de la exposición. Encima hay tres nombres de ciudades escritos en color claro: Londres, Bruselas, Berlín. Es la maleta con la que Josef y Lizzi Zimmering volvieron a casa desde su exilio en Gran Bretaña. La nieta Esther Zimmering relata: "Como emigrantes comunistas, mis abuelos estaban convencidos de que la RDA era el Estado alemán en el que el antisemitismo no tenía cabida''. ¡Y cómo se equivocaban!
No fue un movimiento de masas lo que surgió. La gran mayoría de los judíos alemanes supervivientes prefirieron vivir fuera de Alemania después de la Shoah. Un pequeño número permaneció en la República Federal, reforzado posteriormente por europeos del Este (Rusia principalmente) y emigrantes de Israel. Una parte aún más pequeña y minúscula eligió la RDA. En su mayoría comunistas, querían construir allí una Alemania mejor. Muchos de ellos no tenían mucho que ver con la religión judía.
Los puntos de vista diferían debido al origen de las personas. Los que habían escapado de un campo de exterminio podían tener una visión diferente a la de alguien que había sobrevivido en el exilio en Moscú. Alguien que pretendía construir el socialismo veía el país con otros ojos que alguien de origen religioso. Y alguien que había salido del exilio en 1948, por ejemplo, pensaba de forma diferente a alguien que presenció la expatriación del cantautor y poeta Wolf Biermann cuando era joven, en 1976.
Espía yanqui, agente occidental, quizá incluso sionista
Así que Josef Zimmering se convirtió en diplomático de la RDA, su mujer estaba igualmente convencida del nuevo Estado. Pero los años posteriores a 1949 no fueron solo los de la reconstrucción, sino también los del odio. Triunfó el estalinismo, y con él un antisemitismo de Estado que hacía sospechosos a todos y a todo. ¿Contactos con Israel? Un agente occidental, ¡quizás incluso un sionista! ¿Recibía paquetes de ayuda de EEUU? Sin duda, era un espía estadounidense.
En la exposición hay unos esquís colgados en una pared. En su día pertenecieron al ciudadano Werner Kussy, que había sobrevivido a varios campos de concentración y ahora participaba activamente en la comunidad judía de Dresde. El equipo deportivo era su tapadera en 1953. Supuestamente estaba de vacaciones de invierno en Turingia, pero en realidad huyó a Berlín Occidental. Temía, con toda razón, una segunda persecución.
En una de las fotos presentadas se ve a una chica con falda corta y blusa blanca delante de un grupo de hombres mayores, uno de ellos con un pañuelo palestino en la cabeza, hablando ante un micrófono. En una segunda imagen el hombre del pañuelo en la cabeza y gafas de sol oscuras se acerca a la chica y le sujeta la cabeza con sus manos en ademán de darle un beso. En la leyenda al margen se lee: "Yasser Arafat llegó a besar a Marion Brasch", pero ese momento no se ve en la instantánea.
Disidentes
En 1974, Arafat, cuyas relaciones con el régimen estrictamente antisionista del SED aún no se habían enfriado, estaba de visita en Berlín Este. Marion Brasch, a la sazón de 13 años, era una orgullosa Joven Pionera, hija de un emigrante judío-alemán y retornado de la RDA. Éste perdió su puesto en el Comité Central del partido por las protestas de su hijo Thomas Brasch contra la represión soviética de la Primavera de Praga en 1968. La foto, explica Marion Brasch a los comisarios de la exposición, es una de sus imágenes favoritas de la infancia.
Cathy Gelbin recuerda cómo ella ejercía una mala influencia en la clase de Historia y cómo la tachaban de enemiga del Estado, a pesar de que no se consideraba crítica de la RDA. Muy pronto se dio cuenta de que no sería feliz en Alemania Oriental. A los 21 años le permitieron abandonar el país.
El título de Judío en la RDA, dice ingeniosamente que no todos los judíos se identificaban como tales o practicaban su judaísmo, si es que esto era posible en Alemania del Este. El rabino Martin Riesenburger, a quien las autoridades de Berlín Este habían nombrado oficialmente rabino estatal de las comunidades judías de la RDA tras la construcción del Muro de Berlín en 1961, murió en 1965. A partir de entonces, se trajeron a Alemania Oriental a rabinos de fuera del país para las solemnes celebraciones religiosas judías.
Secciones
La exposición consta de ocho secciones. La segunda y la penúltima sala forman un paréntesis que proporciona antecedentes aproximados y, por tanto, orientación: "Zwischenzeiten" (Período intermedio) comienza con el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945. Los aproximadamente 3.500 judíos de la zona de ocupación soviética regresaron de los campos de concentración, tras la Shoah, otros habían sobrevivido en la clandestinidad o eran emigrantes.
Muchos de esos retornados eran comunistas que querían construir un nuevo Estado decididamente antifascista y que prometiera un futuro mejor. Para la mayoría de ellos, el ideal político era primordial; sus orígenes judíos carecían de significado.
Además de los judíos afines al Estado y los judíos religiosos -no siempre era posible ser ambas cosas a la vez, porque los candidatos a miembros del partido estatal SED debían abandonar las comunidades judías a principios de los años cincuenta y hasta la muerte de Iosif Stalin en marzo de 1953-, también había, por supuesto, judíos laicos y judíos críticos hacía el Estado, como Wolf Biermann y Thomas Brasch.
Lagunas
La sala "Cuestiones de Estado" trata de cómo se comportaba la RDA con los judíos del país. Los años significativos fueron los de 1953, 1961, 1967, 1976 y 1988. En 1953, la ola de antisemitismo desencadenó un movimiento de huida hacia Occidente. En 1967, durante la Guerra de los Seis Días en Oriente Próximo, el Estado de la RDA pidió a los judíos que se posicionaran públicamente contra Israel. Sin embargo, la mayoría se negó a hacerlo.
En 1988 se produjo un giro de 180 grados. Las arcas del Estado estaban vacías. El gobierno de Berlín Oriental buscó sin éxito un acercamiento a Estados Unidos. Lo hizo a través de la comunidad judía. Recibió apoyo público en la medida en que la ruina abandonada de la Nueva Sinagoga en la berlinesa Oranienburger Straße iba a ser restaurada para servir de monumento conmemorativo.
En la sala "Cine y Televisión", se proyectan extractos de 23 películas que hacen visibles los temas judíos. La mirada al lado judío del mundo del cine de la RDA es una cierta contrapartida a la actual exposición en el Museo Judío de Fráncfort del Meno, "Ausgeblendet/Eingeblendet", que recorre la historia del cine judío en la República Federal y puede visitarse hasta el 14 de enero de 2024.
La exposición berlinesa hace honor a su pretensión de ser polifacética. Pero el visitante no obtiene una imagen detallada de cómo era realmente la vida de los judíos en la RDA. Por ejemplo, no se entera de que algunos de ellos recibían un trato preferente en la adjudicación de viviendas o no tenían que esperar tanto para comprar un coche nuevo, siempre y cuando fueran reconocidos oficialmente como perseguidos por el régimen nazi.
El tema del antisemitismo queda fuera de la muestra, aparte de los acontecimientos en torno a 1953. Los organizadores de la exposición se muestran cautelosos por tratarse de un tema controvertido. La RDA se caracterizó por muchas ambivalencias. Para entenderla, es importante conocer los contextos, pero la exposición, por desgracia, no ofrece esto al visitante.
Judío en la RDA parece fragmentaria y se queda en la superficie. Con los conocimientos actuales, habría sido posible hacer más. Pero al menos la exposición introduce al espectador interesado en el tema, crea conciencia sobre él y es de esperar que sirva de incentivo para seguir ocupándose de la historia de los judíos en Alemania Oriental, por ejemplo a través del extenso programa cultural de acompañamiento y de los podcasts producidos en el marco de la muestra.
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