Reportajes
Cambio climáticoXCVII El Glacier Express, ventanal hacia los Alpes Suizos y sus habitantes (I)
Juan Carlos Tellechea
Desde St. Moritz a Zermatt, el Glacier Express, del Ferrocarril Rético (RhB) recorre 300 kilómetros a través de los paisajes alpinos más espectaculares de Suiza en exactamente ocho horas y nueve minutos, ni uno más ni uno menos. El "tren rápido más lento del mundo", como lo llaman los propios suizos, sorprende al visitante por la colosal obra de ingeniería que le sirve de apoyo y facilita su puntual funcionamiento. La generación eléctrica es hidráulica.
Por supuesto, las condiciones del tiempo pueden cambiar súbitamente en estas elevadas regiones y afectar también el tránsito ferroviario normal. Pero este verano, el más caluroso desde que existen registros, se está prolongando en el otoño; el sol ilumina el paisaje y las condiciones meteorológicas son excelentes en estos momentos.
Se dice pronto, la línea atraviesa 291 puentes, algunos sobre profundos precipicios, y 91 túneles, varios de ellos helicoidales para ganar altura paulatinamente en las montañas, a lo largo de tres cantones de la Confederación Helvética: el de los Grisones (donde nace el Rin), el de Uri (escenario de la leyenda de Guillermo Tell y Walterli, su hijo), y el del Valais (la California de Suiza, por sus altas temperaturas promedio a flor de tierra y sus viñedos en terrazas sobre las laderas de las montañas).
La elegante ciudad de St. Moritz, donde comienza nuestro viaje, cuna de las vacaciones invernales alpinas a partir de 1856, es desde hace décadas sede de acontecimientos deportivos internacionales. Celebró los Juegos Olímpicos de invierno en 1928 y 1948; celebra asimismo Campeonatos del Mundo y, periódicamente, la Copa del Mundo de Esquí Alpino. Cada año, 13.000 esquiadores de fondo se dan cita en el Maratón de Esquí de Engadina (región oriental de los Grisones), uno de los mayores acontecimientos deportivos de la región.
Luces y sombras
Hablando de la extrema precisión de los relojes suizos, la Confederación Helvética, con una de las redes ferroviarias más densas del planeta, es un modelo mundial en cuanto a puntualidad. Ni qué decir tiene, lo importante que es para un viajero saber que puede partir y arribar a tiempo y con toda seguridad, utilizando sus trenes. Por supuesto, hay luces y sombras en este país, como en todas partes. Sin embargo, además del franco suizo, la confianza y la credibilidad son dos de sus monedas más fuertes.
Cada habitante de Suiza recorre anualmente unos 2300 kilómetros por vía férrea. La energía hidroeléctrica es la fuente más importante del país, cubre casi el 60% de la demanda nacional. El Ferrocarril Rético es movido al 100% por energía hidroeléctrica de los Grisones.
Lírico
El médico, naturalista, botánico y poeta Albrecht von Haller le cantaba así a los Alpes suizos en 1729 cuando éstos eran aún un paisaje desconocido y ciertamente muy poco turístico en la época:
(…) Wenn Titans erster Strahl der Gipfel Schnee vergüldet
Und sein verklärter Blick die Nebel unterdrückt,
So wird, was die Natur am prächtigsten gebildet,
Mit immer neuer Lust von einem Berg erblickt;
Durch den zerfahrnen Dunst von einer dünnen Wolke (...)
Traducción libre:
(…) Cuando el primer rayo de Titán en las cumbres dora la nieve
Y su mirada transfigurada subyuga las brumas,
Así lo que la naturaleza más magníficamente forma,
es contemplado con siempre nuevo deleite desde una montaña;
A través de la bruma de una nube delgada (...)
El paisaje
Mediodía en los Alpes (Día de viento), se titula un lienzo del famoso pintor del siglo XIX Giovanni Segantini, evoca una voz femenina a través de los auriculares de la audioguía del tren que se entrega a cada pasajero. Bajo un cielo azul, la mirada de una pastora se pierde en los montes Grisones. Sus ovejas pastan tranquilamente en la hierba verde y exuberante junto al camino. Al fondo, las cumbres blancas brillan bajo el sol. Con finas pinceladas, Segantini, un gran innovador de la pintura alpina, plasmaba así esta bucólica escena en una pradera de montaña (alp, la denominan los suizos), como las que abundan durante toda la travesía.
Hoy esta región forma parte del Parque Ela, la mayor reserva natural de Suiza. El altiplano de Alp Flix es una isla del tesoro de la naturaleza: gracias a páramos, lagos, arroyos y bosques. Crecen allí plantas raras. El parque también es sinónimo de productos naturales. Por ejemplo, los lugareños venden queso de montaña, carne y joyas elaborados con materias primas locales y producción sostenible bajo la marca Parc Ela.
Naturaleza
Cuando el Hombre no interviene, la naturaleza se recupera rápidamente por sí sola. Durante miles de años, los habitantes de los Alpes cazaban el íbice alpino. Se le atribuían poderes especialmente valiosos y curativos, y así quedó sellado su destino. A mediados del siglo XVII ya se consideraba extinguido en los Grisones. A principios del siglo XIX, solo vivían 100 íbices en el norte de Italia. Hoy, unos 40.000 animales viven de nuevo en toda la región alpina. Todos descienden de los apenas 100 que sobrevivieron. Esto es gracias a dos parques naturales de Suiza.
Hace 100 años, los animales se reintrodujeron con éxito en Suiza gracias al contrabando ilegal. Esta cabra salvaje vive entre las fronteras del bosque y el hielo. Trepa hasta altitudes de 3500 metros sobre el nivel del mar. Las cabras pesan unos 40 kilos, los machos más de 100. El cuerno típico del gamo mide hasta un metro de largo.
Otro habitante de las montañas es la marmota. Estos animales habitan a gran altitud, como en el Piz Beverin, que se ve a la izquierda del tren. Mientras las marmotas viven principalmente en sus madrigueras, los excursionistas disfrutan de una magnífica vista panorámica desde la cima, a casi 3000 metros. Varias rutas de senderismo conducen a esta popular montaña e impresionante mirador de la región.
Castillos
El solícito personal de a bordo prepara ahora con toda rapidez las mesas para que las comidas y bebidas del muy variado y exquisito menú, incluidos los finos vinos (menos conocidos fuera de fronteras) de los Grisones y del Valais, lleguen exactamente al mediodía a los pasajeros; de diversas nacionalidades e idiomas, por cierto, y sin grandes problemas de entendimiento.
Cuno, el último caballero rético que participó en las Cruzadas y señor del castillo de Hohen Rätien (Alta Retia), era temido como un tirano en estos valles. Sin embargo, llevaba una vida retirada en su fortaleza. Un día, sin embargo, cuando arrastró a su castillo a una hermosa doncella, estalló la ira del pueblo. Los campesinos liberaron a la muchacha en una dura lucha. Pero antes de que pudieran dominar al señor del castillo, éste dio un poderoso salto con su caballo sobre la meseta rocosa de 250 metros de altura y desapareció en el abismo del desfiladero de Viamala.
Así habría muerto el último alto rético. Los restos del castillo medieval de Hohen Rätien aún pueden verse desde el tren. Al igual que los numerosos castillos y palacios del Domleschg, como se denomina a esta región situada entre Sils y Rothenbrunnen. Desde muy pronto, el Domleschg tuvo una importante función como vía de tránsito y ruta comercial de norte a sur. El Domleschg se convirtió en una de las regiones más ricas en castillos de Suiza. Ninguna otra región de Europa tiene tantos castillos en un área tan pequeña como esta.
Aguas minerales y termas
Cerca de Thusis se encuentra la entrada al desfiladero de Viamala, de seis kilómetros de longitud y 600 metros de profundidad. Durante mucho tiempo, el desfiladero fue el obstáculo más difícil de la ruta norte-sur. Hoy, el estrecho y místico desfiladero se ha abierto a los turistas con un centro de visitantes, entre otros atractivos y servicios. Las llamadas "ollas de remolino", el puente que data de 1739 y el juego de colores en el agua, dejan una impresión indeleble en la mente de los viajeros.
Durante 25 años, el agua de lluvia y deshielo fluye por las grietas y hendiduras de las capas rocosas de 220 millones de años de antigüedad antes de volver a brotar de la montaña en un manantial, cristalino y enriquecido con valiosos minerales. Muchos manantiales surgen en el castillo de agua de Europa, como también se conoce a Suiza. Passuger, Valser, Rhäzünser o Calanda son los nombres de las conocidas aguas minerales de la región. Naturaleza pura. Calanda también utiliza el agua fresca de los manantiales de montaña para su fábrica de cerveza. Todas estas bebidas son servidas en el Glacier Express, por supuesto
Las fuerzas de la naturaleza y la belleza natural se combinan en las famosas fuentes termales de los Grisones. La Termas de Vals son uno de los lugares más famosos para tratamientos terapéuticos con aguas mineromedicinales de propiedades curativas. El célebre arquitecto Peter Zumthor creó un complejo edilicio en medio de un sensual paisaje con cuarcita local de Vals.
Los visitantes también pueden relajarse en los baños termales de Bad Ragaz, Scuol, Andeer o Alvaneu. Los baños termales y balnearios de los Grisones se alimentan de manantiales, algunos de ellos conocidos desde hace siglos.
Sin nieve
En estos momentos del viernes 6 de octubre de 2023 a las 13:10 horas (local), reinan buen tiempo y altas temperaturas relativas en todo el trayecto: verbigracia 19º centígrados a 1723 metros de altitud camino a Andermatt (cantón de Uri), al pie del puerto de Oberalp. Diez minutos más tarde el tren alcanzaba este puerto de montaña, a 2033 metros sobre el nivel del mar, el punto más alto de la línea férrea, donde la columna mercurial apenas bajaba a los 17º grados.
El Glacier Express ofrece al viajero desde hace 93 años un enorme ventanal, no solo para admirar el maravilloso paisaje desplegado ante sus ojos, sino también, sobre todo en los últimos años, para observar cómo afrontan los Alpes y sus habitantes el cambio climático. Desde hace casi una década, la nieve escasea en las pistas de esquí hasta enero, por lo que su falta se cubre con nieve artificial, con los consecuentes costos de energía y agua. Es imposible ocultarlo no observarlo o pasarlo por alto. Las suizas y los suizos se están acostumbrando muy rápidamente a estas alteraciones climáticas y tratan de adaptar su importante industria turística de la mejor forma posible.
La temporada estival se alarga cada vez más con los hermosos días otoñales; los suizos y también todos los demás admiradores del valle de Engadina se alegran de que, a cambio, la hostelería también mantenga abiertos sus establecimientos más tiempo, lo que solo ha ocurrido en los últimos años
(ndlr: por supuesto antes y después de la pandemia), afirma la redactora libre y correctora Birgit Eisenhut, del periódico local Engadiner Post.
Pero la temporada de esquí sigue empezando a finales de noviembre y dura hasta Semana Santa,
agrega esta esquiadora aficionada, que ha elegido a esta región como su nuevo hogar.
Inviernos escasos de nieve y veranos secos
A Suiza se la llama comúnmente el Wasserschloss Europas (el castillo con foso de agua de Europa). Los Alpes se ven cada vez más afectados por inundaciones y sequías. Pero se puede hacer algo al respecto, subraya la profesora Dra Manuela Brunner, hidróloga y climatóloga de la Universidad Politécnica de Zúrich en un nuevo análisis de la situación actual.
Es imperioso utilizar el agua con moderación y pensar más ampliamente en medidas de protección.
El país helvético es un proveedor fiable de agua dulce que fluye sin cesar de los manantiales alpinos incluso cuando escasea en otros lugares. Esta imagen ideal, que solía ser realidad, se está viendo ahora gravemente alterada por el cambio climático. Los fenómenos extremos, como inundaciones y sequías, son cada vez más frecuentes: el castillo de agua se encuentra en estado de estrés, debido a las drásticas perturbaciones del clima en el planeta.
En consecuencia, la sequía y las inundaciones han aumentado en la región alpina. Esto se debe a varias razones, señala la profesora Dra Manuela Brunner:
En un mundo más cálido, las precipitaciones caen de forma más irregular, la evaporación es mayor y hay mucha menos nieve. La nieve es relevante porque almacena agua y la libera con retraso cuando se derrite. Por tanto, la falta de nieve en invierno favorece la sequía en el verano siguiente, porque entonces falta el agua de deshielo.
Adiós a los espectros
Por cierto, no fueron los suizos quienes hicieron "presentables" las montañas en la alta sociedad, sino los ingleses, del mismo modo que los maestros de los Países Bajos habían introducido los Alpes como tema de arte en Suiza dos siglos antes. La historia de la transformación de pueblos agrícolas en exquisitos centros turísticos después de 1850 en los Alpes suizos es bien conocida.
Aunque en invierno los pobladores de estas cordilleras se calzaban las raquetas de nieve para hacer una de las muchas excursiones por los Alpes nevados, hasta 1800 creían ver fantasmas que habitaban sus remotos territorios.
Paso a paso, las visitas a las montañas de científicos como Albrecht von Haller quitaron el miedo a la gente, y por fin se convencieron de que ya no vivían allí ni dragones ni diablos ni otros monstruos, como se creía entonces.
Si bien hoy en día no hay pueblo de montaña libre de peligro de aludes de nieve o de piedras, como ocurriera recientemente en Brienz, en el distrito de Albula (hacia donde nos dirigimos ahora; en los Grisones), que por milagro se salvó de quedar sepultado bajo un millón y medio de metros cúbicos de rocas, esos imaginarios engendros definitivamente ya no viven allí; aunque el lobo haya reaparecido recientemente por estos lares.
Paulatina adaptación
Las autoridades helvéticas tomaron conocimiento formalmente del cambio climático hace unas cinco décadas, en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Humano, celebrada en Estocolmo (Suecia), en 1972. En ese entonces tenían solo estatus de observadores. Suiza se convirtió en el país número 190 de la ONU en 2002. Los gobiernos suizos adoptaron una postura política cautelosa a partir del decenio de 1980 e implementaron paulatinamente medidas efectivas a partir del decenio de 1990.
Fuera de los climátologos, investigadores polares y marinos, así como de los glaciólogos, nadie se imaginaba cabalmente en aquel entonces lo que sobrevendría, y con cuánta celeridad, sobre el planeta. Todavía hay quienes no creen en este catastrófico fenómeno, provocado por el aumento del CO2 en la atmósfera, el efecto de invernadero y el consecuente recalentamiento de la Tierra.
¿Sabe usted cuándo construyó Noé su arca exactamente? Pues... ¡poco antes del diluvio universal!
Comentaba, en tono de broma, uno de los pasajeros del Glacier Express esta tarde. Ergo, la estación veraniega se ha prolongado en Suiza y es posible realizar todavía deliciosas excursiones a pie o en bicicleta por estas montañas o escalarlas, según las posibilidades físicas y experiencias de cada viajero.
Disneylandia sobre glaciares
De hecho así ocurre por millares. Tras el golpazo que representó para el turismo la pandemia, St. Moritz registra en un buen año hasta 1,1 millones de pernoctaciones, que son proporcionadas por unos 250.000 huéspedes: unos 140.000 en verano y 110.000 en invierno. La estancia media de un cliente es de tres días en verano y cinco en invierno.
En el destino turístico de Zermatt – Matterhorn (cantón de la Valais), con 2,3 millones de pernoctaciones, se preparan para un futuro con muy poca nieve. A más de 3.000 metros de altura, los turistas ya pueden cruzar los Alpes todo el año en telecabina desde Suiza a Italia. Esto es, el nuevo teleférico inaugurado recientemente hace posible viajar desde Zermatt directamente a Milán y viceversa en pocas horas.
Los glaciares se derriten más rápidamente, desde la década de 2000, constatan científicos de la Universidad Politécnica de Zúrich (ETH) y del Instituto helvético de Investigación Forestal, de la Nieve y el Paisaje (WSL), que registran e investigan el cambio de volumen de manera cada vez con mayor precisión.
Los investigadores utilizaron material gráfico histórico y llegaron a la conclusión de que el volumen de los glaciares disminuyó a la mitad entre 1931 y 2016. No solo el derretimiento de los glaciares en el Ártico o en el Antártico influyen en los regímenes de lluvias y períodos de sequías sobre la Tierra. También tiene importantes efectos la desaparición de las masas de hielo en los Alpes, sobre todo en el Mediterráneo.
Los Alpes crecen
"Es difícil de creer, pero ha sido así durante millones de años", dice la voz femenina a través de los auriculares.
Los Alpes crecen un milímetro cada año. Esto se debe a dos razones: debido al deshielo de los glaciares y a la erosión, las montañas se alivian y se elevan - comparable a la descarga de un barco. La segunda causa del crecimiento de los Alpes es el continente africano. Éste se desplaza hacia el norte y empuja contra la placa continental europea. Esto hace que los Alpes se eleven, de forma similar a la nieve que se empuja con una pala. Antaño, los Alpes estaban cubiertos por un enorme glaciar. A través de la erosión, los glaciares y los ríos dieron y siguen dando forma a los valles. Por poderosas y estáticas que parezcan, las montañas cambian constantemente.
Sin duda, el cambio climático también puede tener efectos positivos a nivel local. Pero los períodos vegetativos más largos y calurosos consumen más agua, que escasea en muchos lugares a nivel mundial. En definitiva este alteración del clima, que ya afecta al Sur global empobrecido, amenaza también al Norte con una considerable pérdida de prosperidad.
Larga estación estival
Al momento de escribir este reportaje (lunes 9 de octubre) el Servicio de Meteorología de Suiza informaba que el sistema de altas presiones Tora se mantenía estable por el momento y que el aire sobre Suiza era más cálido que nunca en esta época del año. El pronóstico para los siguientes días en los Prealpes y Alpes de la Valais era de un tiempo excepcionalmente cálido con temperaturas récord entre 23 y 27 grados; a 2000 metros de hasta 17 grados. Se aguardaba ya un viento foehn con tiempo soleado a ratos, aunque también algunos chubascos y tormentas locales con temperaturas máximas de entre 19 y 23 grados. Así llegaría a su fin esta larga e inusitada estación estival de 2023.
Patrimonio de la Humanidad
Poco después de St. Moritz el tren atraviesa el túnel de Albula. Al otro lado, desciende hasta Thusis por la línea del Albula, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La línea está armónicamente incrustada en el paisaje y se la considera una obra maestra de la era pionera del ferrocarril.
Mil trescientos dieciséis hombres trabajaron durante casi cuatro años en el túnel del Albula, el más largo del Ferrocarril Rético. Dieciséis personas perdieron la vida durante este tiempo. El 29 de mayo de 1902 se logró el tan esperado avance en el Albula. La desviación lateral era de solo cinco centímetros. Fue una obra maestra de la construcción europea de ferrocarriles y túneles. El túnel, de casi seis kilómetros de longitud, se considera un logro pionero y es el segundo avance alpino más alto después del túnel de Furka, a una altitud de 1.800 metros sobre el nivel del mar.
El túnel conecta Engadina con el valle del Albula. Más de 110 años años después, en 2014, los ingenieros inauguraron una flamante era con la construcción del nuevo túnel de Albula. La construcción del siglo de los Ferrocarriles Réticos mide casi seis kilómetros y ha costado unos 345 millones de francos suizos. El antiguo túnel se convertirá en una estación de seguridad.
Águilas reales
Antes de entrar en el túnel, merece la pena observar al rey de los cielos: Alrededor de 350 parejas de águilas reales sobrevuelan de nuevo los Alpes suizos. Hace 120 años, el águila seguía siendo objeto de una intensa caza. Hoy hay unas 1300 parejas en toda la región alpina europea. Jóvenes y mayores dan vueltas, la nieve reluce, es muy divertido admirar sus sobrevuelos.
El tren salva el gran desnivel de 1.000 metros mediante varios túneles helicoidales. Hasta Bergün, el vértigo está muy cerca del pasajero. El "lugar más bello de Suiza", dicen con orgullo sus habitantes, es el lago de montaña Lai de Palpuogna. Sobre el puente ferroviario más famoso de Suiza, el viaducto de Landwasser -monumento a la arquitectura e ingeniería infraestructural alpina construido por el ingeniero Alexander Acatos entre 1901 y 1903- el Glacier Express viaja lentamente hacia Coira, la ciudad más antigua de Suiza y capital de los Grisones. Por aqui pasaron sucesivamente celtas, romanos, francos...Burbujean todavía en esta urbe las fuentes, en las que otrora abrevaba el ganado y trabajaban afanosamente (así como cotilleaban) las lavanderas.
Mitos modernos
Lejos han quedado los míticos tiempos que la maestra y escritora Johanna Spyri expusiera románticamente en su cuento infantil Heidi, escrito a partir de 1870 y publicado en 1880 (traducido entretanto a más de 50 idiomas y llevado al cine en varias producciones). ¡Qué circunstancias aquellas, cuando la pobreza obligaba a millares de suizos a emigrar...incluso a América (Estados Unidos, Brasil, Argentina, Uruguay...), y qué pronto se olvidan!
Heidi, la niña huérfana protagonista de la ficticia narración, vivía feliz y saludable en los Alpes, junto a su gruñón y cariñoso abuelo. Viendo hoy estos panoramas alpinos es dable pensar...¡cómo diablos iba a soportar Heidi vivir en Fráncfort! Con el humilde pastorcillo Peter, su compañero de correrías, la pequeña experimentaba múltiples aventuras, rodeada de la fauna y la flora que le eran familiares en la pradera de Maienfeld, no lejos de Coira, un poco más abajo del Rin, donde sigue estando su hogar, promovido ahora turísticamente.
El Rin
El tren panorámico más famoso del mundo supera un desnivel de 1.500 metros y pasa, entre otros puntos importantes, por el desfiladero del Rin (Ruinaulta, en retorrománico, entre Reichenau, en Tamins, e Ilanz), el río más navegado y utilizado en la Unión Europea, que atraviesa o toca seis países: Suiza, el principado de Liechtenstein, Austria, Alemania, Francia y Holanda. Blancas rocas y caprichosas formaciones montañosas deslumbran al viajero en este tramo.
Reichenau debe su nombre a la abadía benedictina existente desde la época carolingia, en el lago de Constanza, que fuera principal foco artístico y literario entre los siglos IX y XI, y sus vastos territorios adyacentes. Valiosas obras de la época del Minnesang fueron encontradas en la biblioteca de este monasterio.
Es aquí donde el Glacier Express atraviesa ahora la cuenca superior del Rin, el punto exacto donde el Rin anterior y el Rin posterior se unen para formar el Rin, a secas. El Rin anterior, nace más bien modestamente de un arroyo y varios meandros alimentados por glaciares en los Grisones, aguas arriba de Coira. Su importante curso discurre además por un embalse y un lago, el Tomasee, abundante en místicas leyendas.
Orquídeas silvestres
El desfiladero del Rin tiene 14 km de longitud. Su historia comienza con el mayor desprendimiento de rocas de los Alpes: hace 10.000 años, 10.000 millones de metros cúbicos de material rocoso se precipitaron a más de 1.000 metros de profundidad. Las masas de escombros se amontonaron aquí -entre Reichenau y Castrisch- a varios cientos de metros de altura por todo el valle. Esto provocó que el Rin anterior se represara formando el Tomasee. Con el paso de los milenios, el río ha excavado un nuevo cauce, formando el desfiladero del Rin. Hoy, este espectacular paisaje fluvial con paredes rocosas y torres de arenisca de hasta 350 metros de altura se conoce también como el Gran Cañón Suizo.
Para los amantes del rafting (descenso de ríos o balsismo) el desfiladero es un paraíso anfibio-terrenal. A lo largo del Rin discurren estrechas rutas de senderismo y ciclismo. El desfiladero está prohibido a los automovilistas. Por otro lado, alberga muchas especies de flora y fauna protegidas. Gracias a su entorno intacto, prosperan aquí 350 especies de mariposas. En la primavera, si los paseantes se toman cierto tiempo y miran con atención, pueden descubrir una insólita variedad de orquídeas silvestres que solo crecen en este lugar.
Una sirenita y hada buena
Los lugareños creen que el lago Toma es custodiado por un guardián especial, el hombrecillo de Pazola, y que en sus aguas habita además una nixe, la Mariuschla. Esta hada buena, que tiene también una importante tarea al pie del pico Badus, del grupo montañoso del San Gotardo, frontera entre los cantones de los Grisones y Uri, es la que se encarga de que haya siempre agua suficiente en el lago. Ella duerme durante el día, pero bien temprano por la mañana recoge las gotas de rocío de los prados y así llena el manantial. Mas Mariuschla, como toda mujer que se precie de serlo, es muy curiosa y valiente. Una vez quiso saber cómo era la otra orilla del lago Toma. Así fue que se dejó llevar por la corriente y vivió emocionantes aventuras hasta la desembocadura en el mar, a la altura de Rotterdam, en los Países Bajos.
Aprender romanche e investigar códices
Desde el Gran Cañón suizo del Rin no hay mucha distancia hasta Disentis/Mustér, donde termina la red ferroviaria rética. Desde aquí toma el tren la sociedad ferroviaria del Gotthard-Matterhorn-Bahn. Esta línea obtiene su electricidad de los Ferrocarriles Federales Suizos (SBB), que utiliza a su vez un 90% de energía hidroeléctrica. Así pues, el Glacier Express sigue funcionando con energía producida de forma sostenible hasta su destino final en Zermatt.
La abadía benedictina de Disentis, con cimientos precarolingios en sus iglesias de Santa María y San Martín, tiene también una larga historia y alberga una famosa escuela de gramática, la más antigua del cantón de los Grisones. Aquí se sigue enseñando el romanche o retorrománico. La histórica Biblioteca Románica de la Abadía de Disentis atesora códices (manuscritos) desde finales del siglo XVI, en latín y en retorrománico, muchos de los cuales han sido digitalizados, en áreas como la liturgia cristiana y hebraica, así como la música y la notación musical antigua.
Subida al puerto de Oberalp con cremallera
En este punto se despide el afable y atento personal de a bordo. Una nueva locomotora de cremallera ha sido enganchada, y ahora el tren se dirige cuesta arriba hacia el punto más alto del viaje en el Glacier Express, en el puerto de Oberalp, de 2.033 metros de altura. No es este el caso específico en la presente travesía, pero en invierno, según nos relatan los azafatos, la carretera del paso está cerrada y el tren serpentea a través de un paisaje montañoso único.
Debido al peligro de aludes, la ruta también debe ser clausurada de vez en cuando. Es entonces cuando a las cinco de la mañana comienza la jornada laboral para el equipo quitanieves, encargado de la limpieza de las vías. Un helicóptero de rescate en previsión de avalanchas ya está esperando en la cima del puerto listo para actuar. Desde esta aeronave se identifican los puntos peligrosos y se procede a su barrido.
Por la mañana, el puerto del Oberalp puede despejarse de nuevo y el tren llega a Andermatt, en el cantón de Uri, una pequeña ciudad a los pies del macizo del San Gotardo, que fuera en su día una importante guarnición de Suiza. En la segunda parte de este reportaje abundaremos aún más en aspectos relacionados con la travesía del Glaciar Express, el turismo, las leyendas populares y el cambio climático.
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