Alemania
Malentendidos
J.G. Messerschmidt
Desde que comenzó el presente siglo ésta es la tercera puesta en escena de La flauta mágica en el Teatro Gärtnerplatz. El intendente de este teatro, Josepf Köpplinger, y su director musical, Rubén Dubrovsky, son también los máximos responsables artísticos de esta producción.
La primera tarea de dirección escénica de Josef Köpplinger en esta casa tuvo lugar en 2004, ocho años antes de convertirse en su intendente, y fue una excelente Condesa Maritza. Desde entonces y hasta la producción que reseñamos aquí sus trabajos han evolucionado de tal modo que no se reconocen rasgos característicos que revelen la firma de un mismo director de escena.
La acción de esta Flauta mágica parece situarse en un paisaje lunar, donde no faltan decrépitos templos egipcios en medio de campos de ruinas. La escenografía es ecléctica, sin unidad estética, abundan (hasta la saciedad) los vídeos y las proyecciones sobre una pantalla situada al fondo del escenario. Algunos paneles y unos cuantos elementos de tramoya, así como escenarios giratorios, etc. completan el panorama. Parece haber citas, muy poco convincentes, tomadas de la estupenda producción de August Everding con escenografía de Jürgen Rose que todavía sigue representándose en la Ópera de Baviera, a poca distancia de Gärtnerplatz. El vestuario es ambiguo, indeciso, estilísticamente indefinido y nada inspirado. En el programa de mano se anuncia una coreografía, atribuida a Ricarda Regina Ludigkeit, de la cual en la representación no descubrimos ningún vestigio, pero ya se sabe que el concepto de coreografía da para mucho...
'La flauta mágica' de Mozart. Dirección musical: Rubén Dubrovsky. Dirección escénica: Josef Köpplinger. Múnich, Teatro Gärtnerplatz, octubre de 2023. © 2023 by Markus Tordik.
Los personajes aparecen esbozados de manera sucinta, sin gran relieve psicológico. Los tenores mozartianos suelen ser figuras problemáticas desde el punto de vista dramatúrgico. El presente Tamino aparece en el primer acto como un pobre diablo vestido con sudadera y zapatillas, bastante despistado, y en el segundo acto evoluciona hasta convertirse simplemente en una figura anodina. A lo largo de toda la obra lo acompaña un mudo doble adolescente, alter ego que al parecer simboliza su paso iniciático de la inmadurez a la edad adulta o algo semejante. Un poco más de relieve tiene Pamina, mientras que la Reina de la Noche, superfluamente convencional, resulta algo crispada. Su vestido (que no parece de la mejor calidad) y su coronita (prácticamente una guirnalda de luces “led” para decoración navideña) tampoco ayudan demasiado. Monostatos, haciendo honor a los dictados de la corrección política, es un moro blanco y vagamente mefistofélico. Papageno, trazado con rasgos muy gruesos, tiene un cierto aire “pop”, por decirlo de algún modo, mientras que Sarastro es puramente convencional.
'La flauta mágica' de Mozart. Dirección musical: Rubén Dubrovsky. Dirección escénica: Josef Köpplinger. Múnich, Teatro Gärtnerplatz, octubre de 2023. © 2023 by Markus Tordik.
La acción es presentada de modo no siempre consecuente, seguramente confuso para quien vea por primera vez la obra y previamente no se haya informado a fondo sobre su argumento. Algunos diálogos hablados son pronunciados con tanta prisa que cuesta entenderlos. No hay ni fuerte tensión dramática ni un hilo conductor claro. En cambio, abundan los pasajes más o menos chistosos y sin grandes ambiciones, con los que se parece querer divertir al público: hace unos meses Josef Köpplinger declaraba que en la ópera hace falta más diversión. La flauta mágica se convierte así una comedia musical comercial y sin pretensiones: un malentendido escénico.
El director de orquesta Rubén Dubrovsky, por su parte, parece estar peleado con Mozart. Su fraseo es duro y caprichoso, y los acentos sobrecargados y efectistas. Las cuerdas y los vientos suenan ásperos y llenos de aristas, mientras que las maderas, salvo la flauta solista, quedan bastante relegadas. El volumen, a menudo estridente, y la premura de los tiempos ponen a los cantantes en más de un aprieto. A causa de esta precipitación no queda lugar para la reflexión, ni para la expresión de los afectos, ni para el lirismo, ni para una dicción musical diáfana, ni para finas diferenciaciones de carácter entre los distintos números. Ni siquiera para que se entienda el texto cantado... La melodía no puede respirar. La interpretación de Rubén Dubrovsky es como un viaje en un tren de alta velocidad: cuando queremos recrearnos en un detalle del paisaje ya es demasiado tarde, ya ha quedado atrás. De este modo no se puede profundizar ni en la belleza ni en el significado de la música. En resumen, una versión casi antimozartiana y un malentendido musical.
'La flauta mágica' de Mozart. Dirección musical: Rubén Dubrovsky. Dirección escénica: Josef Köpplinger. Múnich, Teatro Gärtnerplatz, octubre de 2023. © 2023 by Markus Tordik.
En estas condiciones, de los cantantes solistas no se puede exigir ningún milagro. El Tamino de Lucian Krasznec es otro malentendido. Aquí oímos más a Radamés que a Tamino, quizá porque, como ambos andan por Egipto, a lo mejor se ha colado el guerrero en lugar del príncipe... Alina Wunderlin es una Reina de la Noche temperamental, no muy elegante pero eficiente en la coloratura y contundentemente vengativa; con otra dirección orquestal es posible que pudiera ofrecer más y mejores matices. Sophie Mittelhuber se las ingenia para superar los obstáculos que erizan el camino y ofrece una Pamina muy digna y canónica. En la medida en que lo permite el director, despliega lirismo mozartiano, un elegante fraseo y en algunos pasajes luce un apreciable filato y una bien lograda mezzavoce. Como Papageno, Daniel Gutman muestra buenas cualidades estilísticas y técnicas, una voz de volumen generoso y una notable energía. Muy gratas son la Papagena de Julia Sturzlbaum y la Primera Dama de la siempre muy satisfactoria Cornelia Horak. Discreto y no siempre bien audible es el Monostatos de Juan Carlos Falcón.
La gran estrella de la velada, René Pape, hace un Sarastro como debe ser, irreprochable, noble, con voz bien focalizada y amplio fraseo, pero no brillante y sobre todo no demasiado generoso en armónicos. Musical y vocalmente lo mejor de la velada es sin ninguna duda el espléndido Orador de Alexander Grassauer. Los Jenízaros (Alexandros Tsilogianis y Levente Páll) también hacen un buen papel vocal. El coro, preparado por Pietro Numico, es uno de los pocos elementos verdaderamente brillantes de esta en conjunto fallida producción.
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