Discos
¿Transcritas por ser populares, o al revés?
Maruxa Baliñas

A veces se acumulan los discos y algunos quedan arrumbados y sin oír. Luego te pones a buscar algo, te entra la fiebre de ordenar y de repente la mesa está llena de discos nuevos ... que en realidad no son nuevos. Este ha sido el caso de Stokowski. Bach transcriptions 2, un disco que Naxos sacó al mercado en 2009.
Los intérpretes son la Bournemouth Symphony Orchestra dirigida por José Serebrier (Montevideo, 1938), un maravilloso director en el que nunca piensas al principio cuando haces recuento de los grandes directores de orquesta, pero que luego al fijarte más te preguntas por qué no lo has incluido.
En mi caso creo que los motivos por lo que son principalmente dos: nunca lo he escuchado en directo (no se prodiga en España, a pesar de vivir entre Londres y Nueva York) y no tiene el apoyo de una gran agencia o discográfica que haga la propaganda adecuada hasta convencerte de que es el 'número uno'.
Sospecho que en este desinterés de los mass media influye el que Serebrier es uruguayo aunque su formación y carrera sean norteamericanas y eso en una época en la que ser 'latino' era un punto en contra para un director de orquesta (menos que ser mujer, sin duda, pero Uruguay no 'puntuaba' como Austria, Rusia, o Alemania). Afortunadamente eso ha cambiado y es uno de los cambios que me alegro de haber vivido, porque la música clásica ha mejorado mucho desde que los hispanoamericanos se han convertido en un valor a tener en cuenta (por de pronto, vuelve a haber directores de orquesta animados y que dan espectáculo).
Y espectáculo es una de las cosas que ofrecía Leopold Stokowski (Londres, 1882; Nether Wallop, Gran Bretaña, 1977), quien en su afán por llevar la música clásica de concierto a todos los públicos tuvo algunas ideas geniales, creo que la mejor, la película Fantasía (1940) para Disney, (con secuela Fantasía 2000 en 1999), que sigue funcionando ahora como hace setenta y cuatro años y ha familiarizado a millones de personas con la música clásica. De Fantasía precisamente proviene uno de los fragmentos incluidos en este disco: la Tocata y fuga en re menor BWV 565.
La 'pelea' entre directores que se atienen a la partitura y los que son partidarios de adaptarse al público e incluso 'mejorar' al compositor data de los primeros tiempos de la profesionalización de los directores de orquesta. Y a Stokowski hay que situarlo en la línea de Hans Richter (1843-1916), más que en la Hans von Bülow (1830-1894), ya que -sin llegar a las libertades que se tomaba Richter- Stokowski consideraba que el sonido y la expresividad eran lo más importante en una interpretación, dejando aparte la anécdota de que en un momento relativamente temprano de su carrera abandonara el uso de la batuta para tener más libertad dirigiendo. Por cierto que Serebrier tampoco usa batuta desde hace casi cincuenta años cuando -o así lo explica wikipedia- se hirió con ella mientras dirigía (me ha quedado la intriga de 'qué' estaba dirigiendo con tanto ímpetu).
Las adaptaciones orquestales de obras de cámara o escritas para orquestas más pequeñas y ligeras que las que él solía dirigir fueron sólo un elemento más del estilo de Stokowski, y entre ellas las de Bach, un compositor que sin haber desaparecido del repertorio como sí pasó con otros compositores del siglo XVIII se tocó poco en el siglo XIX y fue en la Belle Époque y en las primeras décadas del XX cuando se popularizó definitivamente.
Y eso es lo primero que hay que tener en cuenta al escuchar este disco. Lo que se oye no es un Bach 'auténtico' sino música de la Belle Époque y del periodo de entreguerras, lo cual es tan 'auténtico' o cuando menos digno de atención como el Bach del siglo XVIII. No voy a exponer mi teoría sobre el porqué de esta recuperación actual de las tradiciones musicales, que se enmarca en un fenómeno cultural más amplio desarrollado especialmente tras la caída del Muro de Berlín y la incorporación masiva de creadores e intérpretes no-occidentales a la música occidental de concierto.
El disco Stokowski: Bach Transcriptions, Vol. 2 recoge once transcripciones de obras de J. S. Bach junto a otras seis que van de Palestrina y Byrd a Haydn y Boccherini como límites temporales. Todas ellas son obras muy populares, aunque cabe preguntarse si su popularidad se debe a sus cualidades intrínsecas o precisamente al hecho de que Stokowski -y otros intérpretes de la época- las tocaran en salas de conciertos, radios, cine, etc. haciéndolas llegar a un público amplísimo que las asumió como 'obras maestras' puesto que como tales se le presentaban.
El caso más prototípico en este disco es el 'Andante cantabile' del Quinteto op 3 nº 5 de Joseph Haydn, precioso pero seguramente destinado a convertirse en una más de las maravillosas melodías haydinianas ocultas en su abundantísimo catálogo, que gracias a esta versión se ha convertido en una de esas obras del repertorio que conocen incluso los que creen que no les gusta la música clásica (y sin duda mucho más interesante que Para Elisa).
Por cierto, y para lectores despistados, este 'Andante' de Haydn también se popularizó como "Serenata de Haydn", al igual que el Trumpet Prelude de Jeremiah Clarke (1674-1707) es esa pieza que tiempo ha se llamaba "Trumpet Voluntary de Purcell"
La relación de Serebrier con Stokowski fue intensa en los últimos años de la vida de este. Entre otras cosas, Stokowski es el director que estrenó la Primera sinfonía de Serebrier en 1956, cuando el entonces compositor, aunque ya tuviera cierta experiencia dirigiendo, tenía sólo 17 años. No es este el lugar para hablar de Serebrier como compositor, pero esa fue su primera dedicación musical antes de pasarse a la dirección de orquesta -sobre todo a partir de 1965 cuando fue asistente de Stokowski y luego de George Szell- y poco a poco dejar de lado la composición, por lo que su catálogo compositivo es irregular, con amplios períodos sin estrenos.
Tras muchas escuchas del disco, y centrándome ya en la interpretación de Serebrier, me quedo con las obras menos 'populares', como el 'Arioso' del Concierto para clave BWV 1056 o Ich ruf' zu dir, Herr Jesu Christ BWV 639, una obra tan típica de los años 1920, tan neoclásica, con unos adornos y unas dinámicas tan elaboradas que casi es difícil relacionarla con Bach, algo similar a lo que pasa con el Adoramus te de Giovanni da Palestrina. Sin desagradarme, Ein Feste Burg resulta -en mi opinión- demasiado exagerada en sus contrastes dinámicos, lo que sin duda le añade grandeza ... pero le resta autenticidad o sinceridad.
Debo decir finalmente que no respondo de mi criterio en lo que se refiere a Jesu, Joy of Man's Desiring, una obra que desde mi infancia me resulta hipnótica y considero casi independiente de Jesus bleibet meine Freude, sea en esta versión de Stokowski o en la de piano de Myra Hess (1926 y 1934). Algo parecido a lo que pasa con el coral Wachet auf del BWV 645, otra obra donde original y transcripción tienen una carrera idependiente pero igualmente respetable.
Comentarios