España - Cataluña

Un programa como ‘los de entonces’

Jorge Binaghi
viernes, 3 de noviembre de 2023
Tara Erraught © 2023 by taraerraught.com Tara Erraught © 2023 by taraerraught.com
Barcelona, lunes, 16 de octubre de 2023. Espacio modernista Sant Pau. Recital de Tara Erraught, (mezzosoprano) y James Baillieu (piano). Lieder y mélodies de Brahms, Berlioz, Schubert, Fauré y canciones populares irlandesas
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Este recital, que se repetirá en breve en el Wigmore Hall de Londres, también para recordar el centenario del nacimiento de Victoria de los Ángeles, se centró en la presentación de un programa confeccionado de acuerdo con los criterios de la gran soprano (aunque algo más reducido: faltaban los italianos del inicio). Una parte alemana y otra francesa en las dos partes más una serie de canciones de su tierra (en este caso irlandesas tradicionales, de acuerdo con la nacionalidad de la artista).

La segunda fue superior a la primera quizá porque Erraught estaba más tranquila o porque las canciones no le permitieron hacer tanto uso de una hiperexpresividad especialmente marcada en las canciones más ‘ligeras’.

Y así comenzó su actuación con una ‘Vergebliches Ständchen’ de Brahms demasiado subrayada (además de que por lo general es mejor terminar la selección de lieder de Brahms con esta canción que no comenzar para luego ponernos serios).

Las siguientes, como el resto (salvo las irlandesas) formaron siempre parte del repertorio de Victoria, y así se sucedieron ‘Wie Melodien zieht es mir’, ‘Meine Liebe ist grün’, ‘Die Mainacht’, todas maravillosas, para terminar con aquella que casi invariablemente provocaba el bis, la ‘canción de cuna’. Erraught demostró buena técnica, conocimiento del estilo, un alemán que admite mejora en la articulación, y buena extensión aunque su zona más rica es el centro.

Luego siguieron los seis números de Les nuits d’été de Berlioz, que la catalana sólo interpretaba de forma completa con orquesta (salvo error -posible- de mi parte). De nuevo se advirtió que la primera y la última (‘Villanelle’ y ‘L’île inconnue’) eran muy ‘enfáticas’, mientras los números serios resultaban más en carácter. Especialmente logradas fueron ‘Absence’ y ‘Au cimitière’. Fueron muy estimables las versiones de ‘Le spectre de la rose’ y ‘Sur les lagunes’ aunque en esta última el grave sobre ‘linceul’ marcó una limitación. El francés resultó bueno, mejor que el alemán, aunque algunas ‘r’ admiten mejora.

En la segunda parte aparecieron, cómo no, Schubert y Fauré. Del primero nuevamente se comenzó por la pieza más larga y dramática que suele concluir un apartado, ‘Erlkönig’: fue muy bien traducido y ya en esta parte la hipergestualidad había desaparecido (claro que los textos no la permitían). Siguió después un especialmente sentido ‘Ave Maria’ y cerró el capítulo Schubert nada menos que un favorito como ‘An die Musik’, también muy bien resuelto.

En Fauré hubo un ligero percance y nos quedamos sin ‘Pleurs d’or’, pero las otras tres fueron excelentes, e in crescendo desde una muy buena ‘Les roses d’Ispahan’ a un ‘Clair de lune’ justo y equilibrado y una excelente ‘Chanson d’amour’ (tal vez a un tiempo demasiado vivaz).

Luego vinieron las canciones irlandesas, cuatro muy bien dispuestas y en las que en dos (‘I’ll walk with my love’ y sobre todo ‘She’s far from the land’) volvió a hacerse presente una marcada emoción. También estuvieron en su justo punto ‘Gartan mother’s lullaby’ y ‘The cloths of heaven’. Y tras los cálidos aplausos apareció una más, la célebre ‘O Danny boy’. Baillieu acompañó en todo momento con gran propiedad y sensibilidad.

Antes de la primera parte se habían exhibido como ‘nuevos artistas’ el tenor Marc García acompañado al piano por Esther Vilar. Allí hubo selecciones de La bella molinera y El viaje de invierno de Schubert seguidos de un atractivo ‘Bleuet’ de Poulenc sobre un magnífico texto de Apollinaire. Buenas intenciones, resultados flojos. El tenor demostró buen hacer pero escaso caudal, y la torrencial intervención de la pianista no mejoró las cosas. Tal vez el momento más interesante fue, precisamente, la mélodie de Poulenc. Así fue lástima que se suprimiera la anunciada ‘Cançó de grumet’ de Eduard Toldrà. 

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