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Dos nuevos trabajos recuperan la figura de Hans Sitt

Redacción
miércoles, 15 de noviembre de 2023
Mauro Loguercio y Emanuela Piamonti © Da Capo al Fine Mauro Loguercio y Emanuela Piamonti © Da Capo al Fine
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En la actualidad, el nombre de Hans Sitt (Praga 1850 – Leipzig 1922) tan solo se escucha en el ámbito de la pedagogía de los instrumentos de cuerda, pero su música rara vez se programa o se graba. Sin embargo, fue una figura muy relevante para para la transmisión al siglo XX de la tradición germana de Schumann y Brahms

Violinista, violista, pedagogo, prolífico compositor con numerosas obras para orquesta y autor de numerosas transcripciones de obras sinfónicas, Sitt fue además presidente de la Sociedad Bach de Leipzig, miembro del mítico Cuarteto Brodsky durante 13 años y profesor, entre otros, de Pablo Sorozábal o Franco Alfano, que concluyó Turandot de Puccini.

Dos nuevos trabajos discográficos intentar cubrir este vacío, publicando sus obras para viola y piano y una de sus transcripciones más ambiciosas, la de la Novena de Beethoven, para violín y piano.

En Hans Sitt Viola and piano works, publicado por Eudora, la violista Alicia Calabuig y el pianista Jorge Blasco, graban obras para viola y piano que Sitt compuso principalmente entre 1891 y 1919, durante su etapa en Leipzig y que habían permanecido inéditas hasta este año.

Seguidor de la tradición brahmsiana, la música de Sitt era considerada anacrónica por los compositores vanguardistas de comienzos del siglo XX, relegando sus obras a la música de salón como las Albumblätter (1891) o la Gavotte (1919) o al ámbito pedagógico.

Alicia Calabuig, profesora de viola en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y miembro del Tetraktys Ensemble y el Cuarteto Bauhaus, y el premiado pianista Jorge Blasco, integrante de los grupos Mirtos Duo y Tetraktys Ensemble, con los que ha ofrecido conciertos por toda España, han incluido también en el álbum Tres Piezas (1901) o en el Romance (1910), escrito originalmente para violín y piano, que muestran las ricas armonías cromáticas creadas por Sitt así como las Fantasiestücke (1894) con una animada interacción camerística entre los dos instrumentos y que muestran el lado más apasionado de Sitt, recordando a algunos momentos tormentosos de la música de Schumann.


Hans Sitt, por puro amor a la música, realizó transcripciones de sinfonías de Mozart, Haydn, Schubert, Mendelssohn, Schumann y de las nueve sinfonías de Beethoven. Mientras la mayor parte de las transcripciones de obras sinfónicas que se hacían en la época eran para piano a cuatro manos, Sitt las realizó para violín y piano, no solo porque él era violnista y podía interpretarlas, sino porque, a través de un virtuosismo casi compositivo, supo encontrar con el violín un equilibrio adecuado entre los pesos sonoros.

Sin duda, la más ambiciosa de sus transcripciones fue la de la Novena de Beethoven. Transcribir para violín y piano la música de la robusta orquesta beethoveniana a la que se une en su famoso último movimiento un coro y cuatro voces solistas, parecía una misión imposible que, sin embargo, logró. La transcripción de Sitt de la Novena logra ser sumamente atractiva a la escucha y a la vez convertirse en una herramienta importante para aprender más sobre la obra maestra beethoveniana.


En el álbum IX x 2, publicado pro Brilliant Classics, el violinista Mauro Loguercio, calificado como “un solista de extrema claridad y profundidad de interpretación”, que ha ofrecido conciertos en salas como el Queen Elizabeth de Londres, la Philharmonie de Berlín, el Concertgebouw de Amsterdam o el Tonhalle in Zurich, y la pianista Emanuela Piemonti, que ha trabajado con compositores como De Pablo o Kurtag y cuenta con una amplia trayectoria en la música de cámara, asumen lo que ha sido un gran desafío para los dos intérpretes.

“Nunca, para ninguna otra obra para violín, he estudiado tanto como para esta Novena, asumiendo la responsabilidad que implicaba enfrentarse a una obra maestra con medios absolutamente desiguales respecto al original -explica Mauro Loguercio-. Nuestra búsqueda, nuestro esfuerzo, nuestra apuesta ciclópea ha sido intentar encontrar la verdad en la música, destilando los colores fantasmagóricos que puede tener una orquesta y llegando a la pureza de la línea”.

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