España - Madrid
'Halka' de Moniuszko: una música maravillosa
Jorge Binaghi

De la reposición en Viena que aquí mismo he comentado se ha derivado esta presentación en dos funciones en forma de concierto. Aleluya porque la tremenda puesta del An der Wien no sólo distraía sino que hacía complicado un argumento que más ingenuo y tópico no puede ser. Pese a ese inconveniente la música lo hace funcionar bien, se sigue con interés y admiración y a ratos despierta entusiasmo incluso con una barrera como la del idioma que se pudo solventar en parte con el titulado.
No suelo cambiar (y menos en tan poco tiempo) mis
opiniones (un gran error tal como va el mundo) así que voy a repetirme "Vaya
por delante […] la pequeña aclaración de que he tomado la fecha de ‘primera
absoluta’ del programa, que se refiere a la versión en cuatro actos, pero que
antes hubo una en forma de concierto en Vilnius (Vilna en castellano) en 1848 y
otra escénica en la misma ciudad en 1854, por lo que parece que le costó
llegar, pero también que su autor era tozudo. Y lo bien que hizo."
"Aunque el libreto es bastante débil y desperdicia
oportunidades de caracterización o profundización de personajes (sólo el
triángulo amoroso está más o menos desarrollado aunque es bastante
monofacético; el padre de la prometida, ésta misma, y el mayordomo quedan muy
desperdiciados) la música es una maravilla del principio de la obertura hasta
la escena final."
"En cambio, en el podio la presencia de Borowicz asegura
una lectura idiomática, bella, profunda, matizada, nunca invasiva pero siempre
presente (¡qué difícil parece -cada vez más- conjugar ambas cosas) y la
orquesta y el coro”, ya con la dirección de su nuevo y extraordinario
preparador, Basso, suenan estupendamente bien. En una ópera ‘rara’ ambos
cuerpos titulares del Real lo hicieron de forma excelente por lo que también
hay que felicitar a Borowicz que al final agradeció levantando la partitura en
muestra de su aprecio.
Vocalmente también los tres principales repetían papeles
con parecidos pero no idénticos resultados. Beczala vuelve a ser un triunfador
nato y se confirma como el cantante idóneo para la parte del amante no
correspondido: Reitero: “La voz sigue bellísima, algo más consistente en el
centro sin merma de sus espléndidos agudos y de sus piani (que aquí puede
lucir poco) y obtiene una ovación tras su primer aria, que es espléndida, pero
menos que la segunda, mucho más larga, difícil y menos espectacular”, pero que
aquí le vale un aplauso interminable. “Aunque cada una de sus intervenciones
haya sido digna del aplauso quisiera especialmente señalar su labor en el único
gran concertante de la pieza”.
Winters conoce ahora más a fondo la parte de la
protagonista y su rendimiento vocal es superior a su actuación en Viena. Sigo
pensando que no tiene una voz especialmente bella, pero canta muy bien y el
agudo es más seguro y menos metálico que en la anterior oportunidad. Quienes
conocen la lengua me aseguran que ha hecho un gran trabajo con la misma.
Koniecznyse sigue con su gran volumen, pero abre
demasiado el grave y en algunos momentos la entonación sufre. Pareció menos
implicado que en Viena, pero él siempre rinde más en las versiones escénicas
donde puede ocultar mejor algunas debilidades y la excesiva rudeza de su timbre
(que aquí está justificada).
De los otros se puede decir que los elementos del coro
que cantan pequeñas o no tan pequeñas partes lo hacen muy bien (lamentablemente
no figuran los nombres en el programa). Correcto el breve papel del gaitero de
Povedano, muy bien el Dziemba de Kumiega, mayordomo o secretario de Stolnik (un
sólido Kuzmin-Karavaev que sólo muestra limitaciones en el grave). Excelente, y
lástima que no tenga demasiado que cantar, la mezzo Syniakova en el papel de la
prometida oficial y de buena familia.
No había demasiado público (al parecer para el día 11,
que era el de la independencia de Polonia, había mucha más asistencia), pero el
que estuvo presente comprendió la importancia del estreno de esta ópera y
aplaudió con evidente satisfacción.
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