Opinión

Javier Milei y el "barrido" del kirchnerismo

Juan Carlos Tellechea
viernes, 24 de noviembre de 2023
Javier Milei © 2023 by Dominio Público / Wikipedia Javier Milei © 2023 by Dominio Público / Wikipedia
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Con la elección del economista Javier Milei a la presidencia de la República Argentina el pasado domingo 19 de noviembre (en segunda vuelta y por casi 12 puntos porcentuales de ventaja), la ciudadanía de ese país no sabía exactamente a quién había depositado su confianza para los próximos cuatro años. Pero daba igual, era "la única alternativa que tenía ante mí para acabar con la dictadura de los Kirchner", afirmaba en estos días una ciudadana argentina, que pidió no ser identificada, en declaraciones confiadas exclusivamente a Mundoclasico.com

Vox populi: "Todas las escobas nuevas barren muy bien". Y de eso se trataba, de "barrer" del poder a la variante kirchnerista (desde 2003) del peronismo (desde 1946, con interrupciones), que ha llevado al país a la grave situación en la que se encuentra en estos momentos. 

"Estamos casi como Venezuela", agregaba furiosa la dama, una jubilada de 68 años, al comparar el nefasto estado en el que se hallan dos de los países con mayores riquezas naturales de América del Sur. La población argentina, en su "desesperación y bronca", no veía más salida que ésta para operar un gran cambio en la nación.

No cabe la menor duda de que con la elección de Javier Milei, el nuevo presidente, deslumbrado por las ideas antiestatales de Murray Rothbard, transformará a la Argentina, para bien o para mal, pero la cambiará. En un mundo anarcocapitalista, como el que Milei aspira, el Estado dejaría de existir y todos sus servicios, como la educación, la sanidad, la protección del medio ambiente y las infraestructuras de transporte, se prestarían mediante contratos voluntarios entre particulares.

Según Rothbard esto no solo conduciría a un mejor funcionamiento de la economía, sino que también sería moralmente correcto, ya que, según él, el Estado se financia con los impuestos que los ciudadanos pagan involuntariamente. A diferencia de los economistas clásicos, que creen que la competencia baja los precios y mejora la calidad, Rothbard sostenía que las empresas individuales que dominan los mercados pueden ofrecer bienes superiores, gracias a su capacidad de producir a gran escala.

Por lo pronto, el primer viaje de Javier Milei transcurre en estos precisos momentos en los Estados Unidos (Nueva York, por asuntos privados, y Washington, para mantener reuniones de trabajo); y el segundo periplo será a Israel, en fecha aún a anunciar.

Consultas

Habrá que esperar a los próximos meses para ver cómo evoluciona la situación y si se concretan o no todas las promesas formuladas durante la campaña electoral, afirma el politólogo Dr Günther Maihold, profesor de la Universidad Libre de Berlín y subdirector de la Fundación Ciencia y Política (SWP), gabinete estratégico que asesora al gobierno y al parlamento de Alemania.

Sin embargo, para ello necesitará de un consenso nacional. Con el apoyo directo o indirecto del 15% de los 257 diputados del Congreso argentino se verá forzado a negociar sus anunciadas y drásticas reformas por la vía democrática; esas conversaciones han comenzado ya en estos días previos a la asunción al mando del país el próximo 10 de diciembre. Algunos sindicatos argentinos no serían reacios a pactar con Milei e incluso compartirían puntos de vista sobre las vías para bajar la inflación, reducir la pobreza y la inseguridad en el país.

Renacimiento nacional

La promesa de Milei de “hacer a la Argentina grande otra vez” no es solo el último truco trumpista utilizado por un nacionalista de extrema derecha. Es también un llamamiento genuino a la palingenesia liberal, una visión del renacimiento nacional a través de un retorno al “liberalismo clásico de libre mercado” de Adam Smith, Friedrich Hayek y sus herederos, afirma el teórico político Dr William Callison, quien investiga la historia del pensamiento político y económico, la teoría democrática y la teoría crítica, mientras realiza actualmente un posgrado en la Universidad de Upsala (Suecia):

Cuando Milei utiliza esa frase, hacer a la Argentina grande otra vez, no solo está participando en la rehabilitación de la dictadura militar; también está pidiendo un retorno a los años dorados de la historia argentina – las primeras décadas del siglo XX, cuando se encontraba entre las naciones más ricas del mundo. 
Esta prosperidad fue supuestamente borrada por el intervencionismo estatal socialista de Juan Perón, que desde entonces ha sumido al país en la decadencia. Para recuperar esa grandeza, Milei aboga por una revolución libertaria que vuelva a hacer de la Argentina una potencia mundial en treinta y cinco años. Sin embargo, su programa anarco-autoritario no se parecería a las dictaduras del pasado. Sus rasgos más destructivos aún están por verse.

Milei es un convencido de que Murray Rothbard tiene razón y que todo lo que había estudiado sobre las estructuras de mercado en el último cuarto de siglo estaba equivocado. De ahí que adoptara las ideas antiestatales con el fervor de un converso religioso. Ha devorado libros de economistas antikeynesianos y especialmente de Friedrich Hayek, quien sostenía que dar el control económico al Estado y no al individuo conduce a la tiranía.

Reunión en Berlín

Callison participó el pasado 5 de septiembre con una ponencia titulada Javier Milei and the Libertarian-Authoritarian Movement (Javier Milei y el movimiento libertario autoritario) en un taller organizado por el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Libre de Berlín, denominado Peripheral Neoliberalism Transnational Networks, Think Tanks and Movements in Latin America (Neoliberalismo periférico, redes transnacionales, laboratorios de ideas y movimientos en América Latina).

Milei ha demostrado una habilidad política que nadie hubiera esperado de él. Casi desde el principio y sin un aparato partidario significativo detrás, ha logrado entrar en el palacio presidencial y derrotar al peronismo, la poderosa maquinaria de poder y clientelismo de la Argentina. La victoria de Milei se vio favorecida por la brutal crisis económica. Sin embargo, éste es precisamente el siguiente obstáculo, mucho más alto: Tiene que superar esta crisis, y pocos confían en que lo haga.

Alta inflación

La primera tarea del nuevo líder será controlar la altísima inflación, que en lo que va del año ha superado ya el 143%. Al final, los argentinos, frustrados por la inflación, la inseguridad y las promesas incumplidas del actual gobierno, optaron por una clara ruptura con el peronismo. Milei ganó en veintiuna de las veintitrés provincias más la ciudad de Buenos Aires.

Las luchas de su contrincante, el actual ministro de Economía, Sergio Massa, se reflejaron con bastante intensidad en el bastión del peronismo, la provincia de Buenos Aires, donde se concentró el 37% de los votantes: En este bastión tradicional de apoyo, Massa solo consiguió una ligera ventaja (1,5%) sobre Milei. En la electoralmente importante provincia de Córdoba, donde se concentra el mayor porcentaje de votantes que no habían elegido ni a Milei ni a Massa en la primera vuelta, Milei derrotó a Massa por más de 48 puntos porcentuales.

Moderación

Las propuestas de Milei de dolarizar al país, cerrar el banco central y recortar drásticamente el gasto pueden haber sido inicialmente demasiado cambio para los votantes. Pero con la notable incorporación del ex presidente Mauricio Macri como partidario (junto a la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich), tras la primera vuelta y una moderación de la retórica de Milei, el cambio representado por éste resultó más tranquilizador para el público argentino. 

En Argentina, al igual que ocurrió con la elección en agosto de Bernardo Arévalo en Guatemala (aunque con una posición ideológica diferente), los votantes frustrados que desean que la democracia ofrezca mejores resultados al pueblo se tranquilizaron al optar por una clara ruptura con el gobierno actual.

La reunión del lunes 20 de noviembre por la mañana de Milei con el presidente Alberto Fernández ha sido el primer paso del período de transición de tres semanas. Ya se han nombrado muchos ministros y pronto se anunciarán otros altos cargos. Pero la cuestión es: cuál será el Javier Milei que gobernará como presidente. En su discurso de victoria el domingo 19, Milei señalaba que "hoy empieza la reconstrucción de la Argentina".

A continuación, afirmaba que lo que une a los argentinos es más importante que lo que los separa y daba la bienvenida a todos para que formaran parte de su movimiento. Y en un guiño al cambio radical que desea, Milei señaló que "no hay espacio para medias tintas". A todas luces, el que gobernará será probablemente el Milei más comedido de las últimas semanas, aunque su presidencia reflejará en parte la retórica más extrema observada en partes de su campaña.

Mercosur

La importantísima relación entre Argentina y Brasil -socios en el Mercosur- se pondrá a prueba antes de la Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur que se celebrará del 5 al 7 de diciembre en Río de Janeiro. La cumbre se celebra días antes de la toma de posesión de Milei, el 10 de diciembre, y se considera una reunión crucial para decidir la futura dirección del Mercosur y su posible acuerdo con la Unión Europea. El presidente brasileño, Luiz Inácio "Lula" da Silva, felicitó al próximo gobierno de Argentina sin referirse a Milei por su nombre. Mientras, el expresidente brasileño Jair Bolsonaro no tardó en recurrir a X para exclamar que "la esperanza vuelve a brillar en Sudamérica."

China

Más allá de Brasil, se espera una relación díscola con el presidente colombiano Gustavo Petro, quien abiertamente hizo campaña por el oponente de Milei. Además, Milei ha dicho que no mantendrá relaciones políticas con gobiernos comunistas. Si sigue adelante, China verá reducirse significativamente sus lazos con Argentina, donde se ha convertido en el segundo socio comercial del país.

Argentina estará en ebullición durante este breve periodo de transición. Los festejos en las calles el domingo por la noche se convertirán rápidamente en preparativos para la transición. Todas las miradas se centrarán pronto en quién ocupará los puestos ministeriales, cómo se prepara Milei para gobernar y cómo trabajará con el Congreso argentino, en el que se espera que la coalición Unión por la Patria (UP) sea el principal bloque legislativo.

Gobierno que funcione

Frente a las limitaciones, Milei podría romper un estancamiento político de una década. La sorprendente victoria de Milei podría ser el tipo de sorpresa que finalmente saque a la Argentina de su miseria económica de décadas. Pero esto no es más que una ilusión un día después de las elecciones, y todo podría torcerse muy rápidamente. La cuestión inmediata es si el nuevo presidente será capaz de formar un gobierno que funcione y evitar que Argentina deje de pagar a sus prestamistas externos durante los primeros meses en el cargo.

Si, por el contrario, Milei llevara a la práctica las medidas económicas que propugnó durante la campaña electoral, quienes le votaron para fastidiar al establishment podrían cambiar rápidamente de bando cuando sus políticas afectaran a sus bolsillos. La dolarización y la austeridad fiscal serían altamente deflacionistas, lo que significaría que las tasas de desempleo y pobreza podrían dispararse, sumiendo a Argentina en una espiral desordenada y, posiblemente, provocando protestas masivas y disturbios civiles. La maquinaria de presión peronista está a la orden para salir a la calle.

Prudencia

Suponiendo que la nueva administración cuente al menos en parte con personal experimentado procedente de gobiernos anteriores o del sector privado, cabría imaginar una política más prudente, empezando por una orientación monetaria más restrictiva y una consolidación fiscal encaminada a controlar lentamente la inflación. Sin embargo, las reformas para desbloquear la inversión privada y aumentar la productividad requieren una mayoría en el Congreso, que Milei no tiene.

Pero dada la grave situación del país, su popularidad como advenedizo podría ofrecer una última oportunidad de romper un atasco político de una década en el que los dos partidos establecidos han dejado que el país sufra en lugar de apoyar las propuestas presentadas por el otro bando. Resulta difícil imaginar que un libertario que maneja una motosierra se convierta en el catalizador de un consenso económico mínimo, pero Milei se enfrentará a obstáculos en todas partes. Unir al país en torno a él puede ser el único camino posible.

Dolarización

La victoria de Milei supone un importante cambio geopolítico y macroeconómico para Argentina y el resto del hemisferio. Milei heredará una economía con dos grandes retos económicos: la hiperinflación y la volatilidad del tipo de cambio, ambos agravados por un contexto internacional y una percepción de la Argentina desfavorables para sus proyecciones de crecimiento económico. 

La campaña de Milei se centró en la promesa de la dolarización para estabilizar la crisis económica argentina, una práctica también empleada en Ecuador, El Salvador y Panamá. Sin embargo, los detalles del plan de Milei para lograr la dolarización siguen sin estar claros, sobre todo teniendo en cuenta las reservas negativas del banco central argentino. Se necesitarían al menos 40.000 millones de dólares para introducirla, suma que no tiene la autoridad monetaria argentina.

El éxito de un programa de dolarización depende de que se fomente el crecimiento económico y la competitividad, aspectos de los que Argentina carece actualmente. Optar por la dolarización significa ceder el control a Washington de la política monetaria para gestionar la economía, y tendrá un éxito limitado a menos que vaya acompañada de un crecimiento significativo. 

Esto puede lograrse mediante inversiones estratégicas en sectores clave, como la energía, el turismo y la agricultura, que son esenciales para transformar Argentina en una economía competitiva. 

Esto también debe ir acompañado de una clara separación entre el gobierno y su banco central, limitando la capacidad del banco central para financiar al sector público, abordando la cuestión de la excesiva impresión de pesos para financiar el gasto público y la consiguiente escasez de dólares debido a la volatilidad del tipo de cambio del país.

Dolores

Si bien una política macroeconómica integral puede beneficiar a la Argentina y al plan de dolarización de Milei, es importante reconocer y prepararse para posibles desafíos y dolores de crecimiento, similares a los experimentados por Ecuador en la década de 2000, cuando se adoptó allí la dolarización. 

La realidad actual de Ecuador es un ejemplo de algunos de sus principales retos: un gobierno que lidia con un déficit significativo, incapaz de conseguir financiación, una inversión extranjera limitada y un crecimiento estancado, lo que lleva a la escasez de recursos básicos para la población en general. 

El camino de la Argentina hacia la transformación económica exige una planificación estratégica y el compromiso de mitigar los posibles inconvenientes de la dolarización.

Las antiguas políticas económicas no funcionaban, pero aún no está claro si las nuevas lo harán. Algunas de las propuestas económicas de Milei son radicales y controvertidas. Es saludable recordar que a menudo existe una brecha entre lo que los políticos dicen en campaña y lo que están dispuestos y son capaces de hacer mientras ocupan sus cargos. 

Milei parece haber llegado a la conclusión correcta de que el gobierno argentino no puede seguir gastando por encima de sus posibilidades, y de que hacer negocios en el país hoy es prácticamente imposible dada la asfixiante combinación de distorsiones de precios, impuestos y regulaciones.

Mitigar riesgos

La capacidad de Milei para gobernar el país sigue siendo una de las principales preocupaciones de los inversores, y con razón, habida cuenta de un Congreso fragmentado y un partido peronista dispuesto a contraatacar con toda su maquinaria política desde la provincia de Buenos Aires. La decisiva victoria de Milei, junto con el hecho de que haya negociado un acuerdo político con varios miembros del partido de Macri, Juntos por el Cambio, mitiga en cierta medida los riesgos de gobernabilidad y prolonga modestamente el periodo inicial de luna de miel de su administración.

En una reciente entrevista, Milei afirmaba que si la gente rodea el palacio presidencial para protestar contra los cambios que planea introducir en la política social, "tendrán que arrastrarme muerto". También ha dicho que sometería algunas de sus propuestas a referéndum si el Congreso no las aprueba, socavando aún más las débiles instituciones del país. Milei debe su fama a los provocadores ataques que ha lanzado contra el statu quo. Pero está claro que él cambiará a la Argentina.

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