España - Castilla y León

La diferencia es Chan

Samuel González Casado
jueves, 28 de diciembre de 2023
Elim Chan © 2019 by Rahi Rezvani Elim Chan © 2019 by Rahi Rezvani
Valladolid, viernes, 22 de diciembre de 2023. Centro Cultural Miguel Delibes. Sala Sinfónica Jesús López Cobos. Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Alexei Volodin (piano). Elim Chan, directora. Clyne: This Midnight Hour. Liszt: Concierto para piano n.º 1 en mi bemol mayor. Stravinski: el pájaro de fuego (1910). Ocupación: 90 %
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El concierto prenavideño de la OSCyL, concretamente el programa n.º 6, elevó mucho el nivel respecto a los que yo he podido escuchar esta temporada. La principal causante, claro está, fue Elim Chan, que ya había transmitido grandes sensaciones en su anterior visita y en esta confirmó que es capaz de controlar la orquesta de una manera muy productiva.

De hecho, todas las familias sonaron realmente disciplinadas en El pájaro de fuego, obra complicada en cuanto a lograr una claridad que evite que determinados pasajes se conviertan en un caos. El impulso rítmico y el rigor en los tempi son esenciales en Chan, que está muy atenta a cualquier desliz en este sentido y lo rectifica inmediatamente. Este buen hacer es la base para lo demás, ya que prácticamente todo es audible y el trabajo con texturas, timbres y dinámicas se percibe en todo su esplendor.

Además, hay una entrega muy especial por parte de la directora que evidentemente se transmite a la orquesta y deja ver que trabajar con ella es una ocasión especial. En este sentido destaca la delicadeza de los números iniciales del ballet y la paulatina tensión que adquiere según se desarrolla la trama, percibida incluso en las partes más cantábiles y descargada en sus dos culminaciones: la danza infernal, la más contundente y a la vez más inteligente que he escuchado en directo gracias a una estupenda alternancia tensión-distensión, y el apoteósico final, impecablemente planificado y nada efectista, que hizo enloquecer al público. La presencia de jóvenes músicos gracias a un proyecto educativo completó la enorme plantilla sin especiales consecuencias, aunque el público aplaudió especialmente cuando la directora les hizo saludar.

La primera parte había volado a niveles similares gracias a la segunda obra de Anna Clyne que se escucha esta temporada. This Midnight Hour está dentro de su producción más interpretada y, aunque carece de la increíble capacidad para sugerir subtextos de Glasslands, es atractiva por rendir varios homenajes y original gracias al enfoque que hace de los textos de los que parte, uno de Juan Ramón Jiménez y otro de Charles Baudelaire: Wagner, el vals y la música tradicional se dan la mano de forma sorprendente pero bien trabada en una sucesión de potentes (más que dramáticas) imágenes. La cuerda grave, protagonista de gran parte de la obra, sonó entregada, y la transparencia, de nuevo, fue irreprochable.

Por su parte, Alexei Volodin, en sustitución de la anunciada Polina Leschenko (es el año de las sustituciones), se lució en una versión muy personal del Concierto para piano n.º 1 de Liszt: el pianista petersburgués esencialmente contrastó una reflexividad más extrovertida que íntima con su asombrosa técnica. El resultado fue una versión que quizá no haya sido del agrado de todo el mundo, pero que realmente aportó bastante aire fresco, máxime cuando, una vez más, la orquesta se desempeñó con una calidad, y equilibrio respecto al solista, que solo directores de la maestría de Chan son capaces de provocar.

Las notas al programa, bien documentadas e interesantes, hubieran estado por encima del nivel habitual si no fuera por la dejadez editorial de siempre, ayuna de responsabilidad pública (en la página 8 contabilicé tres errores ortográficos en seis palabras consecutivas). Por lo demás, un concierto fantástico que, al igual que ha ocurrido con el fichaje de Clyne como compositora en residencia, denota buen criterio a la hora de escoger la asociación con Chan, que aún dirigirá un concierto más esta temporada. 

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